1528
El martes 12 de abril, después de muchas vicisitudes, llega a la Florida la expedición de Pánfilo de Narváez, y en la que Álvar Núñez Cabeza de Vaca tiene el cargo de tesorero y alguacil mayor. (Allí debido a los huracanes se quedaron sin barcos; sufriendo el acoso de los indios y perdiendo muchos caballos ahogados en los pantanos en su marcha por el interior.
Se
comieron los caballos que les quedaban y fueron hacia la costa, donde
fundieron los estribos de los caballos, las espuelas y los trozos
metálicos de las ballestas para hacer herramientas. Con ellas talaron
árboles e hicieron cinco barcazas para navegar por la costa. Tras más
ataques de los indios [el propio Cabeza de Vaca fue herido en la cara] y
tormentas, llegaron a la desembocadura del río del Espíritu Santo [el
actual Mississippi]. Entonces las corrientes y vientos separaron las
embarcaciones, pereciendo la mayor parte de los hombres. La embarcación
de Cabeza de Vaca terminó en la isla Malhado [isla de la Mala Suerte,
hoy Galveston, Galveston County, Texas].
Sólo quedaron 15 hombres que fueron repartidos como siervos de algunas familias de indios
quienes extendieron la fama de curandero de Cabeza de Vaca cunado éste
salvó la vida a uno de ellos extrayéndole una punta de flecha. Cuatro españoles salieron hacia Pánuco [municipio de Pánuco, Veracruz] para
buscar ayuda pero no llegaron. Cabeza de Vaca acabó sólo, viviendo
entre diferentes pueblos indios, ejerciendo de curandero gracias a los
conocimientos médicos europeos.
También hizo de mercader, llevándo conchas marinas y caracolas a los pueblos del interior, cambiándolas por cueros y almagra [pigmento para pintar de color ocre] para sus pinturas.
Cabeza de Vaca se encontró con unos antiguos compañeros de expedición, Andrés Dorantes de Carranza, Alonso del Castillo Maldonado y Estebanico [nacido en Sevilla pero hijo de exclavos negros] y juntos fueron en una nueva travesía, remontando el Río Bravo. Cuando Cabeza de Vaca extrajo con éxito otra punta de flecha a un indio, la fama de curandero entre las tribus no le abandonó. Se ganaron la voluntad de los nativos e hicieron varias exploraciones en busca de una ruta para regresar a la Nueva España, por lo que hoy es el suroeste de los Estados Unidos y el
norte de México. Tras deambular durante largo tiempo por la extensa
zona de lo que hoy es la frontera entre los dos países, llegaron a la
zona del Río Bravo donde, siguiendo el curso del río, encontraron tribus dedicadas a la caza del bisonte con las que convivieron y a los que llamaron "de las vacas" [por ser cazadores de bisontes], y que años después, Francisco Vázquez de Coronado, llamaría querechos o vaqueros [apaches].
Finalmente
a orillas del río Petatlán [hoy río Sinaloa], en el pueblo de Bamoa
[municipio de Guasave, Sinaloa], los supervivientes Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo Maldonado, Andrés Dorantes de Carranza y Estebanico, entablaron contacto con un equipo de exploradores españoles en el año 1536, a pocas leguas de Culiacán [municipio de Culiacán Rosales, Sinaloa], asentamiento español. Habían vagado por espacio de ocho años y tres meses. Cabeza de Vaca informó al virrey Antonio de Mendoza que había oído hablar a los indios de la existencia de pueblos que vivían en casas altas, aunque él no las había visto).
1539
*
Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España, envía a los
franciscanos Marcos de Niza, fray Honorato y fray Antonio de Santa
María, acompañados de Estebanico [el mismo que había llegado con Cabeza de Vaca] y de un grupo de indios cristianos de México para comprobar la veracidad del informe de Cabeza de Vaca. (Pronto
surgieron desavenecias entre los frailes y Estebanico, interesado en
llenar su bolsa de piedras turquesas, abundantes en la zona, y de poseer
cuantas mujeres indias encontraba, formó una especie de harén errante.
Para asombrar a los indios, iba ataviado con plumas y cascabeles,
mostrando sus conocimientos de curandero aprendidos de Cabeza de Vaca.
Cuando escuchó que existía una ciudad llamada Cíbola, se adelantó junto a
otros indios que les acompañaban para lograr la gloria de su
descubrimiento.
Estebanico se alejó tanto de los frailes que cuando llegaron a Chichilticalli [probablemente en el actual Eagle Pass, Graham County, Arizona] él
ya estaba a unos 390 km. Llegó a Háwikuh donde los zuñis le preguntaron
durante tres días por el motivo de su viaje, contestando que era
embajador de un gran señor. Al pedir turquesas y mujeres, los zuñis
creyeron que era un espía de algún pueblo enemigo y lo mataron junto a
algunos de los indios que le acompañaban, aunque dejaron en libertad a
la mayoría. [Probablemente también los zuñis se asustaron por el color de su piel y por dos galgos castellanos que iban con él]. Los
indios supervivientes dieron media vuelta encontrándose con los frailes
a quienes contaron lo ocurrido. Éstos se asustaron y emprendieron el
camino de regreso.
Marcos de Niza, lógicamente, no
localizó Cíbola pero regresó con noticias [se desconoce el motivo] de
que había ciudades más grandes y más suntuosas que Tenochtitlán [capital
azteca], edificios de piedra de hasta 10 plantas de altura, templos con
fachadas cubiertas por turquesas y, por supuesto, oro en grandes
cantidades. Los informes del fraile coincidían perfectamente con lo que
Mendoza quería oír, por lo que se puso a organizar una expedición por
todo lo alto. Dio la jefatura de la expedición a Francisco Vázquez de
Coronado. La placa recuerda al primer europeo que recorrió lo que,
posteriormente, será llamado Arizona).
1540
El 26 de febrero, Francisco Vázquez de Coronado, acompañado de fray Marcos de Niza, inicia una expedición
por territorios que hoy pertenecen a los Estados Unidos y a México con
unos 340 españoles y alrededor de 1.000 indios aliados, principalmente
aztecas. (Llevaban caballos, mulas, ganado vacuno, ovejas y quizás cerdos.
El
paisaje se volvía cada día más desolado. Hombres y animales padecían
sed, adquiriendo la marcha tintes dramáticos. Los indios que se encontraban al paso se mostraban amistosos,
pero no ofrecían comida a los extranjeros, y tampoco dieron muestras de
tener noticia de las grandes ciudades ni del oro. Pasado el valle del
río Sonora [desemboca en el Golfo de California], Marcos de Niza había
prometido una tierra rica cuando en realidad estaban a punto de
internarse en el desierto de Arizona. Los hombres estaban exasperados y
sólo gracias a la autoridad de Coronado pudo salvarse el fraile de ser
linchado.
El 8 de julio, la columna alcanzó por fin la región habitada por los indios zuñi,
aunque el pueblo Hawikuh, con sus casas con terrazas, a las que se
accedía mediante escaleras, distaba mucho de lo que esperaban encontrar
los españoles. Tras tres meses de penalidades no había ninguna
legendaria ciudad de oro ante sus desencantados ojos, tan
sólo una miserable aldea de chabolas de adobe. Los indios se mostraron
hostiles y los atacaron. Tras una breve pero sangrienta batalla, Cíbola
fue conquistada y Coronado, herido por una flecha en el pie, entró en la ciudad. Quedaba claro que Marcos de Niza había mentido: la tierra de la que tanto habló no se encontró por ninguna parte, ni tampoco las ciudades y el oro. En cambio, los españoles pudieron al menos aplacar el hambre saqueando el pueblo.
En agosto, Coronado mandó grupos de exploración para recabar información. Envió al oeste a su segundo, García López de Cárdenas, a la zona de los indios hopi, encontrando el Cañón del Colorado [noroeste de Arizona]. El capitán Hernández de Alvarado fue
hacia el este con un indio con mostacho al que apodaron "Bigotes",
quien lleva a los españoles a lo largo del Río Grande, encontrando
varias tribus. Alvarado
quiso seguir explorando más pero "Bigotes" le dijo que estaba cansado y
que les proporcionaría un guía. Este nuevo guía usaba un gorro raro,
propio de la tribu pawnee, que a los españoles les recordaba a un sombrero árabe por lo que le apodaron "el turco". Encontraron un poblado llamado Tiguex, cerca de la actual ciudad de Santa Fe [Santa Fe County, New Mexico], a orillas del Río Grande, desde el cual Alvarado mandó
una misiva a Coronado para instalar allí el campamento y que se
reuniese con ellos en ese lugar, cosa que hizo. Los españoles,
necesitando ropa y suministros, las cogieron de los indios, a los que
ofrecieron dinero a cambio, pero éstos se negaron provocando un
levantamiento, empezando a matar los caballos de los españoles. Durante
el invierno entre 1540 y 1541 hubo varios enfrentamientos llamados por algunos la "Guerra de Tiguex". La expedición fue atacada varias veces por los nativos, pero las fuerzas de Vázquez de Coronado las repelieron con éxito.
"El turco" habló de Quivira, un rico país al noroeste. Coronado decidió ir en su busca, llevando al "turco" como guía. Atravesó el Llano Estacado [este de New Mexico y noroeste de Texas] y llegó a las praderas del "Medio Oeste" prosiguiendo
su marcha hacia el norte. Sin embargo, Coronado descubrió que el
"turco" lo estaba engañando o, al menos, así lo creyó y lo hizo
ejecutar. Otros guías lo condujeron hacia Quivira encontrando un pequeño
pueblo cerca del actual Lindsborg [McPherson County, Kansas]. Los indios de Quivira, después conocidos como wichita, no disponían de ninguna riqueza; su poblado era de cabañas con techos de paja y no tenían oro).
1542
Ese año, Francisco Vázquez de Coronado regresa a Nueva España, por la misma ruta que había utilizado en la ida, con sólo 100 de sus hombres. (A su regreso escribió, el 20 de octubre, una carta al rey en la que describe la inmensa llanura del Llano Estacado [este de New Mexico y noroeste de Texas] y su encuentro con los indios querechos o vaqueros [así eran conocidos hasta que Juan de Oñate les llamase apaches] enemigos de los quivira [o wichita]. Son los apaches que más tarde serían conocidos como jicarillas, faraones, lipanes y llaneros.
Coronado en la carta decía así: "... topé una ranchería de indios que andan con estas vacas [bisontes], que les llaman querechos [apaches],
los cuales no siembran, y comen la carne cruda y beben la sangre de las
vacas que matan; éstos adoban los cueros de las vacas de que en esta
tierra se viste toda la gente della; tienen pabellones de cueros de
vacas, adobados y ensebados, muy bien hechos, donde se meten, y andan
tras las vacas mudándose con ellos; tienen perros que cargan en que
llevan sus tiendas y palos y menudencias; es la gente más bien dispuesta que yo he visto en Indias; éstos no me supieron dar razón de la tierra a donde me llevaban los guías, y por donde me quisieron guiar caminé
otros cinco días, hasta llegar a unos llanos, tan sin seña, como si
estoviéramos engolfados en la mar; donde desatinaron, porque en todos
ellos no hay una piedra, ni cuesta, ni árbol, ni mata, ni cosa que lo parezca; hay muchas y muy hermosas dehesas de buenas yerbas, y estando perdidos en estos llanos, ciertos hombres de caballos que salieron a caza de vacas toparon unos indios que también andaban a caza, los cuales son enemigos de los que topé en la ranchería pasada, y otra nación
de gente que se llaman los teyas, todos labrados los cuerpos y rostros,
gente asimismo crecida, de muy buena disposición...".
Aunque no existía "Eldorado", Coronado estableció las bases de la futura colonización española en el Sudoeste).
1566
Ese año, el explorador Francisco de Ibarra llega hasta la ciudad india de Paquimé, llamada por los españoles Casas Grandes (municipio de Casas Grandes, Chihuahua), habitada por los indios suma. (Después se encuentra con un grupo de 300 querechos [apaches],
incluídos mujeres y niños, por lo que se trataría de una expedición
comercial, los cuales le hablan de extensos rebaños de bisontes, cuatro
días al norte).
1581
El 5 de junio, sale de Santa Bárbara (municipio de Santa Bárbara, Chihuahua) una pequeña expedición de exploración y evangelización por el norte de la Nueva España, dirigida por el explorador Francisco Sánchez, apodado "El Chamuscado" por su llameante barba roja, y por fray Agustín Rodríguez. (La
expedición incluía a nueve soldados españoles, tres clérigos [el citado
fray Augustín Rodríguez, fray Francisco López y fray Juan de Santa
María] y 19 indios, entre ellos dos mujeres. Los soldados estaban bien
armados y montados; la expedición llevaba 90 caballos y 600 ovejas,
cabras, vacas y cerdos. La expedición estaba autorizada para explorar el
país en busca de minerales valiosos. Fueron
los primeros españoles que viajaron al territorio de los indios Pueblo
desde la gran expedición de Francisco Vázquez de Coronado, 40 años
antes, internándose en la región del actual estado de New Mexico.
Después
de toparse con diferentes poblados indios, siguieron el curso del Río
Grande, llegando a la primera aldea de los indios Pueblo, al sur de lo que hoy es Socorro [Socorro County, New Mexico] Nuevo México).
Continuaron remontando el Río Grande pasando por otros poblados grandes
y prósperos de los indios Pueblo. Al norte de lo que hoy es
Albuquerque, dejaron el Río Grande y viajaron hacia el este, hasta el pueblo de Pecos [Pecos Pueblo, San Miguel County, New Mexico].
Tenía entre 400 a 500 casas, de cuatro a cinco pisos, con una población
numerosa. Los españoles describieron a los indios pueblo como "apuestos
y de piel clara y algunas
mujeres tenían el pelo claro" [los soldados de Coronado pudieron haber
dejado descendencia]. Cultivaban maíz, fríjoles y calabaza, y tenían
pavos.
El
10 de septiembre, uno de los tres frailes, fray Juan de Santa María,
decidió regresar a México. De mala gana, "El Chamuscado" accedió a su
deseo y lo dejó partir.
Después se dirigieron al este, ya en las "grandes llanuras" en busca de bisontes. En el río Pecos [cerca de la actual Santa Rosa, Guadalupe County, New Mexico] se encontraron con una ranchería de indios querechos [apaches].
Unos 400 guerreros armados con arcos y flechas salieron a su encuentro,
pero fray Rodríguez les calmó. El español los describió como "personas
desnudas", incivilizadas, y se interesó especialmente por los perros que
tiraban de todas sus pertenencias. Los querechos les dijeron que había
manadas de bisontes a dos días al este y eran "tan numerosas como la
hierba de los campos". Los españoles encontraron a los bisontes, en muchos rebaños de 200 a 300 ejemplares y mataron a alrededor de 40 e hicieron con ellos carne seca.
Volvieron
al oeste, hacia el Río Grande, llegando hasta los pueblos de Ácoma
[Acoma Pueblo, Cibola County, New Mexico] y Zuni [Zuni Pueblo, Mckinley County, New Mexico], no pudiendo pasar de allí por las nieves invernales.
En
total, "El Chamuscado" y fray Agustín Rodríguez visitaron 61
asentamientos de los indios Pueblo a lo largo del Río Grande y sus
afluentes, y se enteraron de otros pueblos, incluyendo los hopi que no
pudieron visitar.
"El
Chamuscado" se enteró por algunos indios de que a fray Juan de Santa
María le habían matado otros indios sólo dos o tres días después de
dejar la expedición. A pesar de eso, los otros dos frailes decidieron
quedarse en la región. Los soldados los dejaron, con la mayor parte de
sus suministros y varios sirvientes indios, en un pueblo de los tiwa
[cerca de la actual Bernalillo, Bernalillo County, New Mexico] y
partieron para volver a Santa Bárbara. Durante el viaje de regreso, "El
Chamuscado", con casi 70 años de edad, murió. Los ocho soldados
restantes llegaron a Santa Bárbara el 15 de abril de 1582.
Los
dos frailes y sus sirvientes indios que quedaron atrás fueron muertos
por los nativos, aunque dos indios consiguieron escapar y regresaron a
México para contar la historia. La expedición de "El
Chamuscado" y fray Agustín Rodríguez fue modesta, pero reavivó el
interés de los españoles en la región de Nuevo México, lo que llevó
finalmente a que Juan de Oñate fundara una colonia allí algunos años más
tarde).
1582
El 10 de noviembre, sale del Valle de San Bartolomé (hoy Valle de Ignacio Allende, municipio de Allende, Chihuahua), una expedición al mando de Antonio de Espejo con 14 soldados, un sacerdote, 30 indios, y 115 caballos. (Espejo
estaba en Santa Bárbara [municipio de Santa Bárbara, Chihuahua] cuando
los soldados de la expedición de "El Camuscado" regresaban del
territorio del norte de lo que hoy es New Mexico, con la noticia de que
dos de los frailes se habían quedado en las tierras de los indios
Pueblo.
En su camino hacia el norte se topó con los indios conchos, jumanos, suma y mansos. En febrero de 1583, Espejo llegó al territorio de los piros, el más meridional de los poblados de los indios Pueblo. Más
tarde llega al pueblo de Zia [Zia Pueblo, Sandoval County, New Mexico]
donde confirma la muerte de los dos frailes de la expedición de "El
Chamuscado" y al pueblo de Ácoma [Acoma Pueblo, Cibola County, New Mexico].
En junio llegó al valle del río Pecos, en cuyas orillas [cerca de la actual Santa Rosa, Guadalupe County, New Mexico] encontró una ranchería de 400 querechos [apaches] que le informaron de inmensos rebaños de bisontes, dos días al este y que cambiaban sal, caza y pieles de ciervo por mantas de algodón.
Después fue hacia el oeste llegando al territorio zuñi [Catron County, New Mexico y Apache County, Arizona] y hopi [Navajo y Coconino Counties, Arizona]. El
sacerdote, varios soldados, y los siervos indios decidieron regresar a
México. Espejo y ocho soldados se quedaron para buscar plata y otros
metales preciosos, dirigiéndose de nuevo al este. El pequeño
destacamento tuvo una escaramuza con los indios de Ácoma debido, al
parecer, a dos mujeres prisioneras de los españoles que escaparon,
hiriendo a un soldado. Los indios y los españoles intercambiaron fuego
de arcabuces, piedras y flechas. Después de retirarse, los soldados
regresaron al valle del río Grande, donde mataron a 16 indios en un
pueblo que se burlaban de ellos y les negaban alimentos.
Después de seguir hacia el este, viraron al sur llegando al río Conchos,
regresando al Valle de San Bartolomé el 20 de septiembre de 1583, tras
10 meses de ausencia, enterándose de que el sacerdote y sus compañeros
también habían regresado sanos y salvos).
1584
* Ese año, el historiador y explorador Baltasar de Obregón termina su "Historia de los descubrimientos antiguos y modernos de la Nueva España" donde describe a los querechos o vaqueros (apaches) que Francisco Vázquez de Coronado encontró en su expedición del año 1540: "...Son estos llanos muy faltos de agua, ventosos e frigidísimos, aunque los que confinan con cordilleras de sierras son menos fríos y participan de agua y mejores pastos y temples
en los cuales asisten, cunden y habitan indios querechos, vaqueros
rústicos, viles y villanos, los cuales imitan a los gitanos en tener su
asiento y asistencia en un lugar porque andan de ordinario de unas a
otras partes; llevan consigo toda su hacienda, cargada en recuas de
perros de el tamaño de alanos de Castilla sirven con
enjalmas de cuero de las vacas, cargan en ellos sus pabellones de cuero
que casi imitan a los caseros de por acá; llevan las varas, estacas y
aderezos de ellos, asimismo el menaje de sus casas y menester y la carne
y cosas que comen, en cantidad de casi cuatro arrobas. Tienen muchos y
no ladran como los de Castilla no hacen más de amenazar y regañar los
dientes y gruñen y échanles bozales para que no coman de la carne que
cargan;
caminan cargados tres y cuatro leguas cada perro; el mantenimineto de
estos vaqueros es de la carne de este ganado y la mayor parte de ellos
la comen cruda y tostada al sol y fuego. Comen y se sustentan de caza de
venados, liebres, conejos y otros géneros de caza y sabandijas
silvestres. Su ordinaria y continua habitación es en las paradas y
habitaciones de las vacas que es en las lagunas, ojos de aguas saladas y
ríos y arroyos de las vacas en las cuales cuando se secan queda cuajada
cantidad de sal. Esta agua salobre y la lluvia menuda las engorda de
manera que su carne es de la manera y gordura de la de los puercos. Los
gitanos andan desnudos y ellas traen faldellines de cuero de vacas y de
venados y ellos traen algunos cueros ceñidos a la cintura con que tapan
sus lugares secretos".
* Baltasar de Obregón escribe sobre la expedición de Francisco de Ibarra de 1566 en la que partició: "... Llegaron a el real otro día, trescientos Querechos (apaches)
con sus mujeres y hijos, los cuales fueron llamados y traídos del indio
que vistió el general, los cuales son dispuestos, nobles de condición,
amorosos e valientes y gallardos y ellas y sus hijos hermosos. Entraron
cantando e balilando, alrededor del real, mostraron gran contento y
alegría de vernos, hacían notables visajes hacia el cielo, que son
ceremonias que usan en su idolatría con el sol. Dijeron que fuésemos
bien venidos a sus tierras, que otros de nuestra naturaleza y semejanza
habían pasado por sus tierras muchos años había, los cuales fueron medio
y parte a que sus enemigos les volvieron a los que les toman cautivos, e
mandaron a las nubes que les lloviese en sus tierras, curaron y
resucitaron dolientes y muertos. Dijeron y creyeron que éramos hijos del
sol a quien ellos tenían, temían y respetaban e adoraban por su Dios y
afirmaban que habíamos bajado del cielo. Eran muy continuos e importunos
a que les tocásemos y santiguásemos, que es ceremonia que usó
Alvar Núñez Cabeza de Vaca, por misericordia de Dios nuestro Señor, que
para librarlos de las peregrinaciones e trabajos que padecieron permitió
tantos y tan singulares beneficios y casos de orden natural. Estos
milagros e otros contaron éstos, sin errar ni discrepar de lo que afirma
la historia referida.
Recibió el general estos indios con
mucho regalo e buen tratamiento, rescate e cosillas de hierro, lo cual
estiman en mucho y informóse de éstos qué había y sabían de aquellas
provincias. Los cuales respondieron y dieron noticias por señas que
estaba por allá Cíbola tres días de camino, e las Vacas cuatro
jornadas hacia el norte.
Creímos ser cierto estar el ganado tan cerca, porque hallamos aquí cuero de ganado que moría, huesos y fresca...".
* Baltasar de Obregón describe también la expedición de Francisco Sánchez y fray Agustín Rodríguez de 1581: "... Acordaron los descubridores ir a ver y visitar a los naturales llamados Querechos (apaches),
gente vaquera, y que andan como los gitanos en España que andan y
asisten en las habitaciones de las vacas (bisontes). A cuya noticia y
relación, dada de los naturales, salieron en veinte y ocho días del mes
de septiembre de mil e quinientos y ochenta y un años del río de
Guadalquivir (Río Grande) para dar cuenta del modo y estilo de vivir
de los dichos gitanos y de las vacas y sus habitaciones y cantidad,
provecho y hechura...
... De
aquí (del río de Santo Domingo, hoy llamado Pecos) fueron caminando
cuatro leguas río abajo, en el remate de las cuales divisaron un humo y
fueron a él y descubrieron una gran ranchería de indios vaqueros [apaches]
de más de quinientos ranchos y pabellones de cueros adobados, de las
vacas, casi como los castellanos. Alborotáronse los indios vaqueros de
manera que en breve tiempo les salieron de guerra cuatrocientos
gandules, gallardos, animosos, y prevenidos de sus arcos y flechas y
estando ya cerca a vista dellos, acordaron preguntar como preguntaron a
los descubridores que dónde iban y qué pretendían en sus tierras, todo
por señas porque no llevaron lengua ni guía. La respuesta fué por señas:
que iban a vellos y a hacerles buena amistad.
Pusiéronse
los descubridores a punto de guerra, previniéronse del daño que les
pudieran hacer los indios, retiraron su real hasta ver su determinación y
a ver si les podían traer de paz; de manera que no mostraron flaqueza; y
si no se dieran de paz tuvieron propósito de sujetarlos por fuerza de
armas. Y desde
fuera les hicieron señales de la cruz con las manos en señal de paz y
amistad. Apeóse fray Agustín Rodríguez a requerirlos de paz con una cruz
en las manos, con los cuales apercibimientos fué Dios nuestro Señor
servido de que les puso temor de ver a los descubridores y voluntad de
darse de paz; imitaron a los descubridores en hacer la misma insignia de
cruces con las manos. Recibiólos el caudillo y fray Agustín dándoles a
besar una cruz que traía al cuello; dióles a entender por señas cómo
iban en nombre de un Señor que asiste en lo alto de los cielos, cuyos
mensajeros eran él y los descubridores, los cuales habían ido a verlos y
hacerles buena amistad. A todo lo cual dieron crédito y se regocijaron
de manera que los recibieron con mucho amor, respeto y presente de lo
que tenían y comen...
...
Esta gente que asiste entre las vacas es desnuda, sólo traen algunos
vestidos de gamuzas de cueros de venado y de las vacas y caperuzas de lo
mismo, son dispuestos, gallardos, bélicos y valientes y temidos de las
demás parcialidades a ellos comarcanos. Son como gitanos que andan
mudándose de una parte a otra siguiendo su mantenimiento natural que es
de carne cruda de las vacas y a sus cosechas de tuna y dátil. Sírvense y
aprovéchanse de pabellones de cueros de las vacas adobados; tienen sus
aderezos de varas y estacas de otates y madera, tienen recuas de perros
con que cargan los pabellones y ajuar de sus ranchos, homenaje y cosas
de comer; cargan dos y tres arrobas de peso, traenlos aderezados con sus
enjalmas de cuero, con sus pretales ataharres y cinchas y jáquimas con
cuellos los gobiernan; caminan cargados dos y tres leguas cada día; son
perros osarrudos y no crecidos, son lanudos.
Desta primera ranchería de indios vaqueros [apaches]
fueron marchando los descubridores por unos llanos adelante; dejaron a
un lado el río de Santo Domingo (río Pecos). En esta jornada no tuvieron
agua en cuatro leguas que marcharon, ni hallaron vacas. Entendieron
iban perdidos y acordó el caudillo volver a la ranchería, en la cual,
antes de llegar a ella, se armaron y previnieron a punto de guerra...".
1590
El 27 de julio, el explorador Gaspar Castaño de Sosa, lidera una expedición sin el permiso del virrey, Luis de Velasco, con el fin de establecer una colonia en Nuevo México, siendo posteriormente detenido.
(Castaño de Sosa fue colono, administrador colonial y conocido tratante
de esclavos. La expedición partió de Almadén [hoy Monclova, Coahuila] con
más de 160 personas, incluídas varias familias de colonos con algunos
indios como siervos. Cruza el Río Bravo [Río Grande] a principios de
octubre. Se
dirigieron al norte, siguiendo el río Pecos, llegando el 31 de
diciembre al pueblo de Pecos [Pecos Pueblo, hoy en ruinas, San Miguel
County, New Mexico], donde los indios les recibieron con flechas y
piedras. Después de dos días consiguieron vencerles, pudiendo entrar en
el pueblo.
Partieron
de allí llegando, el 7 de enero de 1591, a un valle donde hoy está la
ciudad de Santa Fe [Santa Fe County, New Mexico] donde tuvieron que
cruzar un río cuya superficie estaba congelada, teniendo que romperla
para poder dar agua a sus caballos. Al norte de este río, encontró indios vaqueros [apaches] al este de New México y al oeste de Texas, cuando viró hacia el sur.
En
una fecha posterior al 29 de marzo de 1591, Castaño de Sosa fue
alcanzado y detenido por el capitán Juan Morlete que, con sus 40
soldados, había sido enviado tras él por el virrey, regresando todos a
Ciudad de México).
1595
En verano, Francisco Leyva de Bonilla sale de San Ildefonso (Santa Fe County, New Mexico), pasa por Cicuyé (hoy Pecos, San Miguel County, New Mexico), alcanza el río de las Ánimas Perdidas en el Purgatorio (hoy Purgatoire, Bent County, Colorado), recorre Kansas, donde halla grandes manadas de bisontes y rancherías de querechos ([apaches]. El
portugués Leyva de Bonilla fue muerto acuchillado por su lugarteniente,
el español Antonio Gutiérrez de Humaña, huyendo seis indios. Murieron
todos menos uno, un indio náhuatl llamado Jusepe Gutiérrez, que
permaneció prisionero de los apaches durante un año.
Teniendo noticias de que había españoles al este [la vanguardia en Nuevo
México de Juan de Oñate] se escapó encontrándose con las tropas
españolas, ofreciéndose como guía e intérprete. El resto de los
expedicionarios previsiblemente fallecieron a manos de los indios de las
praderas. La columna de Juan de Oñate encontró bandas de apaches de las llanuras, o vaqueros [Vázquez de Coronado les había denominado originalmente "pueblo de las vacas"] recorriendo las vastas praderas en busca de bisontes, llevando sus escasas pertenencias por medio de perros. Demostraron ser suficientemente sociables, incluso un poco tímidos, excepto uno de ellos que intentó asustar a los españoles apareciendo en medio de ellos vestido con un traje rojo con cola y una máscara de la que sobresalía un largo hocico y orejas caídas. Los soldados, agradecidos por la representación, fingieron terror, cuando el indio hizo gestos amenazantes. Luego se quitó la máscara y rompió a carcajadas. Otro día conocieron a un jefe apache de extraordinaria complexión. "Tenía ... una piel más blanca y los ojos más azules que un flamenco", declaró el cronista, e "iba acompañado por un escuadrón de arqueros". Este indio, sin duda un albino, proporcionó un guía para conducirlos a donde estaban los búfalos.
Siguieron adelante,
conociendo pequeñas bandas de apaches sonrientes cuyas mujeres y niños
les honraban con regalos sencillos. Una tarde, vieron en el horizonte
las finas rayas de la lluvia que avanzaba para empapar a los españoles
en lo que describieron como "un tremendo chaparrón, como a menudo cae en
estas llanuras").
1598
* Se inicia por primera vez "El Camino Real de Tierra Adentro", también conocido como "Camino de Santa Fe" o "Camino de la Plata". (Fue el más importante de los Caminos Reales y unía la ciudad de México y Santa Fe [Santa Fe County, New Mexico]. Era una ruta comercial de 2.560 km que se hacía cada tres años con carretas tiradas por bueyes en las que iban frailes, familias y soldados de escolta transportando plantas, semillas, muebles, enseres, papel, tinta y numerosas cabezas de ganado... todo lo que necesitaban los nuevos colonos para instalarse en aquellos peligrosos territorios fronterizos. El viaje duraba seis meses atravesando regiones habitadas por indios).
* Grupos de apaches participan en la defensa de poblados indios contra los españoles como el de los queres de Ácoma (Acoma Pueblo, Cibola County, New Mexico).
1600
Los apaches y navajos empiezan a asaltar los asentamientos españoles de Nuevo México. (Los apaches jicarillas vivían en el noreste; los apaches mescaleros en el sureste y los apaches del Gila [chiricahuas] en el sur y en el oeste; mientras los navajos recorrían las montañas y mesetas del noroeste del territorio recién explorado por los españoles).
http://apacheria.webnode.es/la-apacheria-siglo-xvi/
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