Teólogo y reformador religioso, propulsor de la Reforma protestante en el seno de la Iglesia cristiana; nacido el 10 de noviembre de 1483, en Eisleben, Sajonia (Alemania), y muerto el 18 de febrero de 1546, en la misma localidad.
Lutero fue el principal promotor de la reforma religiosa que dividió a la cristiandad en numerosas iglesias y sectas. Figura crucial en la Edad Moderna, todo el conjunto de sus teorías y doctrinas (luteranismo) se extendió más allá de la religión, ya que abarcó a la política, la economía, la educación, la filosofía y demás ámbitos culturales.
Después de estudiar en la escuela de Mansfeld, a los catorce años de edad partió para Magdeburgo, donde pasó un año con los Hermanos de la Vida Común, que le hicieron descubrir la Biblia. De Magdeburgo se trasladó a Eisenach, donde adquirió una sólida formación musical hasta que, en 1501, con dieciocho años, ingresó en la Universidad de Erfurt con el objetivo de estudiar Derecho y convertirse en jurista, tal como deseaba su autoritario padre. A los veinte años ya era bachiller, y a los veintidós maestro en artes, con un espléndido porvenir por delante. Pero, tras una aparente jovialidad y entrega a las estudios, Lutero comenzó a inquietarse por encontrar respuesta a una de las preguntas que le venía rondando la cabeza desde hacía bastante tiempo: el sentido de la vida y de la existencia
.
En un impulso sincero
de religiosidad, Lutero abandonó los estudios ante la consternación de
propios y extraños para ingresar como novicio en el monasterio agustino
de Erfurt. Esta repentina determinación, con ira incluida por parte de
su padre, obedeció a dos causas principales: la muerte de un compañero
fulminado por un rayo en su presencia mientras realizaban un viaje, y,
la más importante, por su inquietud existencial que él mismo resumiría
con la patética pregunta de "¿cómo puedo obtener un Dios
misericordioso?".
Tras un año de noviciado en Erfurt en el que se comportó como un excelente monje, ya que cumplía con rigor todas las reglas impuestas por la orden e incluso exageraba en su siempre deseo por buscar la perfección, en el otoño de 1506 pronunció sus votos de obediencia y, al año siguiente, fue ordenado sacerdote. El 2 de mayo de 1507, Lutero dio su primera misa, en la que tuvo deseos, según sus propias palabras, de huir del lugar y abandonar el sacerdocio por resultarle demasiado pesada la majestad de Dios que sentía sobre su cuerpo hasta el punto de paralizarle por completo. Pero, a pesar de ese primer traspiés, los superiores de la orden siguieron confiando en un monje tan aplicado y sobre todo cargado de tanta espiritualidad y hambre de Dios.
Tras un año de noviciado en Erfurt en el que se comportó como un excelente monje, ya que cumplía con rigor todas las reglas impuestas por la orden e incluso exageraba en su siempre deseo por buscar la perfección, en el otoño de 1506 pronunció sus votos de obediencia y, al año siguiente, fue ordenado sacerdote. El 2 de mayo de 1507, Lutero dio su primera misa, en la que tuvo deseos, según sus propias palabras, de huir del lugar y abandonar el sacerdocio por resultarle demasiado pesada la majestad de Dios que sentía sobre su cuerpo hasta el punto de paralizarle por completo. Pero, a pesar de ese primer traspiés, los superiores de la orden siguieron confiando en un monje tan aplicado y sobre todo cargado de tanta espiritualidad y hambre de Dios.
Con el objeto de estudiar Teología y ocupar una cátedra
en una de las muchas universidades alemanas regidas por los agustinos,
en 1508 su amigo y consejero espiritual Johan von Stanpitz, a la sazón
vicario general de los agustinos, le mandó a la Universidad de
Wittenberg para estudiar un curso sobre la ética aristotélica; al año
siguiente se licenció en Teología y obtuvo el título de Baccalaureus
Biblicus, que le facultaba a practicar la exégesis bíblica públicamente.
Fue en esta época cuando Lutero entró en contacto con los escritos de
San Pablo, en cuyo estudio se enfrascó con pasión para entresacar de él
las primeras conclusiones que acabarían con su dramática disidencia con
la ortodoxia religiosa impuesta desde Roma: la justificación en la
gracia de Dios, generosamente otorgada por el Creador con independencia
de las obras, por las que se obtiene la salvación y el hecho de que sólo
la fe y no los méritos pueden salvar al hombre.
En 1510, Lutero realizó un viaje a Roma en compañía de otro agustino para presentar al general de su orden ciertas quejas sobre la estricta observancia de la regla monástica. El resultado y las impresiones del viaje no pudieron ser más nefastas para el alma inquieta y rebelde de Lutero. La consecuencia inmediata fue la de crear en él una definitiva aversión hacia la capital del cristianismo, al ambiente de corrupción y relajación del clero romano, a la decadencia en la que había caído todo el Vaticano, con prelados y papas más pendientes de los aspectos materiales que espirituales y al exceso de boato y riqueza que ostentaba el Papado. De regreso a Alemania, Lutero volvió a ser enviado a la Universidad de Wittenberg para doctorarse en Teología, en 1512, tras de lo cual asumió la cátedra de Teología bíblica que conservaría hasta su muerte. Nombrado también, muy a pesar suyo, subprior del convento de Wittenberg, Lutero comenzó a impartir clases en la universidad en las que interpretaba y estudiaba las Sagradas Escrituras, con especial interés la obra paulina, época en la que acabó por conformar y pulir la que sería su piedra angular teológica, la justificación por la fe, según la cual el cristiano se podía salvar, no por sus propios esfuerzos o méritos, sino por el don de la gracia de Dios, aceptada tan sólo por la fe en Cristo el Salvador. Así mismo, Lutero también llegó a otra conclusión igual de importante y trascendental para el futuro de su reforma: la sumisión total a las Sagradas Escrituras, y su rechazo a cualquier otra interpretación proveniente del exterior, ya que ésta podía no ser fiable per se, mientras que los Evangelios habían sido inspirados directamente por Dios. De ahí a sospechar de la autoridad del papa como jefe supremo de la Iglesia y como persona infalible fue todo uno para Lutero
En 1510, Lutero realizó un viaje a Roma en compañía de otro agustino para presentar al general de su orden ciertas quejas sobre la estricta observancia de la regla monástica. El resultado y las impresiones del viaje no pudieron ser más nefastas para el alma inquieta y rebelde de Lutero. La consecuencia inmediata fue la de crear en él una definitiva aversión hacia la capital del cristianismo, al ambiente de corrupción y relajación del clero romano, a la decadencia en la que había caído todo el Vaticano, con prelados y papas más pendientes de los aspectos materiales que espirituales y al exceso de boato y riqueza que ostentaba el Papado. De regreso a Alemania, Lutero volvió a ser enviado a la Universidad de Wittenberg para doctorarse en Teología, en 1512, tras de lo cual asumió la cátedra de Teología bíblica que conservaría hasta su muerte. Nombrado también, muy a pesar suyo, subprior del convento de Wittenberg, Lutero comenzó a impartir clases en la universidad en las que interpretaba y estudiaba las Sagradas Escrituras, con especial interés la obra paulina, época en la que acabó por conformar y pulir la que sería su piedra angular teológica, la justificación por la fe, según la cual el cristiano se podía salvar, no por sus propios esfuerzos o méritos, sino por el don de la gracia de Dios, aceptada tan sólo por la fe en Cristo el Salvador. Así mismo, Lutero también llegó a otra conclusión igual de importante y trascendental para el futuro de su reforma: la sumisión total a las Sagradas Escrituras, y su rechazo a cualquier otra interpretación proveniente del exterior, ya que ésta podía no ser fiable per se, mientras que los Evangelios habían sido inspirados directamente por Dios. De ahí a sospechar de la autoridad del papa como jefe supremo de la Iglesia y como persona infalible fue todo uno para Lutero
Las 95 tesis de Wittenberg: el inicio de la Reforma protestante
Pero, a pesar de estar embargado por la absoluta certeza de su
espíritu reformista y no tener duda alguna sobre los gravísimos errores
doctrinales y teológicos en los que había caído la Iglesia de Roma,
Lutero dejó pasar varios años hasta que, por fin, vio llegado el momento
oportuno para hacerse oír por todos los cristianos. En 1517, Lutero fue
designado para sustituir temporalmente al párroco de la Iglesia más
importante de Wittenberg, lo que le dio oportunidad para asistir atónito
a la campaña autorizada por Roma a petición del arzobispo de Maguncia,
Alberto de Brandeburgo (endeudado con el banquero Jacob Fugger),
consistente en la venta por toda Alemania, llevada a cabo por el
dominico Juan Tetzel,
de una serie de indulgencias con el objetivo de conseguir la salvación y
cuyo producto estaba destinado a sufragar los gastos de la construcción
de la basílica de San Pedro de Roma.
Escandalizado por lo que consideraba un envenenamiento y timo espiritual de la gente sencilla, Lutero intentó poner sobre aviso a las autoridades eclesiásticas alemanas, pero, al encontrarse con el más absoluto de los silencios a todos los niveles, Lutero decidió actuar por su cuenta totalmente sólo. Lutero se inspiró en una famosa frase de San Agustín que decía "lo que la ley pide, lo consigue la fe", y redactó sus célebres 95 tesis contra la venta de indulgencias que clavó con determinación en el sitio más visible de la ciudad, en la puerta del pórtico de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517. Las incendiarias tesis, repletas de diatribas y ataques directos a la Iglesia de Roma y al papa, fueron primero redactadas en Latín, para, al poco tiempo, ser traducidas al alemán y reproducidas por la imprenta al mismo tiempo que se difundieron con una extraordinaria rapidez gracias a la labor de los estudiantes.
Escandalizado por lo que consideraba un envenenamiento y timo espiritual de la gente sencilla, Lutero intentó poner sobre aviso a las autoridades eclesiásticas alemanas, pero, al encontrarse con el más absoluto de los silencios a todos los niveles, Lutero decidió actuar por su cuenta totalmente sólo. Lutero se inspiró en una famosa frase de San Agustín que decía "lo que la ley pide, lo consigue la fe", y redactó sus célebres 95 tesis contra la venta de indulgencias que clavó con determinación en el sitio más visible de la ciudad, en la puerta del pórtico de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517. Las incendiarias tesis, repletas de diatribas y ataques directos a la Iglesia de Roma y al papa, fueron primero redactadas en Latín, para, al poco tiempo, ser traducidas al alemán y reproducidas por la imprenta al mismo tiempo que se difundieron con una extraordinaria rapidez gracias a la labor de los estudiantes.
La
resonancia del acontecimiento fue enorme a pesar de que Lutero desde el
púlpito y las aulas intentó en vano suavizar la situación que había
creado apelando a una doctrina tradicional aceptada en la Iglesia, por
la cual se aceptaba la nulidad de las indulgencias para salvar almas ya
que dicha prerrogativa sólo le competía a Dios. Los dominicos,
encargados de la Inquisición, denunciaron a Lutero ante Roma, por lo que
éste fue conminado, al año siguiente, a presentarse en la ciudad eterna
para responder de los cargos que se habían formulado en su contra.
Lutero hizo gala de una gran astucia política y logró involucrar al
poder político en la disputa pidiendo al príncipe Federico el Sabio,
elector de Sajonia, que intercediera ante el papa para conseguir que el
juicio en su contra se celebrase en suelo alemán, tal como así sucedió.
En el mes de octubre de 1518, Lutero acudió a la ciudad de Augsburgo
para discutir su postura con el legado pontificio Tomasso de Vio
(Cayetano), quien tenía en su poder una breve del pontífice León X por
la que Lutero debía retractarse públicamente de sus graves errores o, en
caso contrario, ser llevado a Roma arrestado. Bajo la protección
política del príncipe Federico, Lutero prolongó su discusión con el
legado papal cuatro días sin que ninguna parte cediera en sus
respectivas posturas. Es más, Lutero endureció su postura afirmando que
la infabilidad de las Sagradas Escrituras estaban por encima de la del
propio pontífice, al que se la negó reiteradamente. Aunque el
rompimiento definitivo aún no se produjo, Lutero adoptó a partir de ese
momento una actitud de intransigencia que no se reducía al mero rechazo
de las indulgencias, sino que implicaba algo mucho más grave: el directo
desacato a la autoridad papal
.
La ruptura definitiva
Tras marchar indemne de Augsburgo, Lutero mandó difundir un llamamiento bajo el título Del papa mal informado al papa mejor informado,
en el que apelaba a un concilio presidido por el papa para expresar sus
ideas reformistas. Desde su seguro retiro de Wittenberg, Lutero logró
reunir una especie de concilio menor en la ciudad de Leipzig, celebrado
entre los días 27 de junio hasta el 16 de julio de 1519, en el que
Lutero afirmó que aunque el deseado concilio no le diera la razón, no se
retractaría ya que estaba sometido a la única autoridad legítima, la de
las Sagradas Escrituras. La respuesta de León X no se hizo esperar. El 15 de junio de 1520, el papa mandó a Lutero la bula Exsurge Domine
por la que le conminaba por última vez a retractarse bajo la pena de
excomunión. Lutero, tras un intento baldío por dirigirse al pontífice
para que éste celebrase el ansiado concilio, el 10 de diciembre del
mismo año quemó solemnemente la bula junto con un ejemplar del Corpus Iuris Canonici en presencia de estudiantes y ciudadanos de Wittenberg.
Asi mismo Lutero contestó al papa con el libelo La bula del Anticristo.
Con semejante acto, Lutero expresó simbólicamente su ruptura total con
la Iglesia de Roma.
El 3 de enero de 1521, León X redactó la bula Decet Romanum Pontificem,
por la que Lutero era excomulgado definitivamente. Conforme al Derecho
Eclesiástico, la excomunión eclesiástica debía ser ejecutada por el
brazo secular, tarea que recayó sobre el recién elegido emperador,
Carlos V de Alemania y I de España. El emperador aprovechó la reunión de
cortes en la ciudad de Worms, en abril de 1521, para citar a Lutero en
la misma, donde se le intimidó para que se retractara, pero el díscolo
monje agustino siguió empecinado en su heterodoxia, y se enfrentó a
todos los dignatarios imperiales y eclesiásticos reunidos allí en su
contra, totalmente convencido de que le esperaba la misma suerte que a Jan Hus.
Carlos V, presionado por la situación política tan inestable de
Alemania y por la fama y predicamento que había adquirido ya el monje
herético, tan sólo se limitó a prohibir la práctica de la nueva fe y a
declarar proscritos a Lutero y sus seguidores, ya por aquel entonces
denominados protestantes.Los esfuerzos que se hicieron a
continuación para hacer cambiar de opinión a Lutero resultaron inútiles.
El 26 de mayo, Carlos V firmó el Edicto de Worms en el que ratificó la
sanción de destierro para Lutero y ordenó la quema de todos sus
escritos.
Precisamente, el año anterior a la condena, Lutero sacó a
la luz, en alemán y ayudado por la poderosa maquinaria de propaganda
que resultó ser la imprenta, sus tres obras fundamentales: Sobre la libertad del cristiano,
sin duda alguna su obra mejor elaborada y escrita, en la que esbozó
claramente el pilar sobre el que se sustentaba la nueva religión, la
salvación por la fe en Cristo; A la nobleza cristiana de la nación alemana,
en la que hizo un llamamiento a la nobleza para que asumiera su papel
de protector del pueblo y se uniera a la causa luterana, además de
instituir los tres principios evangélicos básicos del protestantismo
(sacerdocio universal, inteligibilidad de las Sagradas Escrituras y
responsabilidad de todos los fieles en el gobierno de la Iglesia), y,
por último, Preludio a la cautividad de Babilonia, obra destinada
a los teólogos, en la que analizó con rigor el proceso de perversión al
que habían llegado los sacramentos, de los que, según él, sólo debían
subsistir dos, el bautismo y la cena (desechando la transubstanciación).
Con estas tres obras, Lutero dispuso su línea de batalla a la par que
esbozó los primeros cimientos de una futura Iglesia evangélica.
El triunfo del protestantismo
Federico el Sabio, en aras de proteger la persona de Lutero,
fingió su secuestro y lo escondió clandestinamente en el castillo de
Wartburg, en Turingia, donde el exmonje encontró la paz y el ambiente de
retiro ideal para abandonarse de lleno a una frenética actividad
literaria. Lutero escribió numerosas cartas, continuó con varios salmos,
redactó glosas eclesiásticas, escribió una obra dedicada a la
confesión, otra sobre los votos monásticos y un buen número más. Pero,
en el escaso año que permaneció en Wartburg (desde mayo de1521 hasta
marzo de año 1522), Lutero llevó a cabo su producción literaria más
importante y trascendental para la implantación definitiva de la nueva
fe: partió del texto griego publicado en 1516 por Erasmo de Rotterdam, tradujo al alemán el Nuevo Testamento, que se llamaría la Biblia de septiembre,
por haber aparecido en ese mes, y de esa forma puso a disposición del
pueblo alemán el texto sagrado por excelencia. La obra sería un éxito
tal que en el mes de diciembre se hubo de imprimir muchos más
ejemplares.
Los desórdenes surgidos en Wittenberg por sus seguidores más radicales, que habían comenzado a tomar medidas drásticas en cuestiones litúrgicas, como la supresión de la celebración de la misa, obligaron a Lutero a dejar su apacible retiro de Wartburg y regresar a Wittenberg, donde volvió a tomar las riendas con prudencia y moderación pero sin perder la calma y con determinación. Lutero se puso al mando en la organización de las nuevas comunidades evangélicas que iban surgiendo por doquier en toda Alemania.
Desde Wittenberg, Lutero abrió otro frente de lucha contra los movimientos de liberación social y nacional de la pequeña nobleza y especialmente de los campesinos. Los primeros no dejaban de presionar para que éste constituyera una Iglesia nacional alemana, mientras que los segundos, alentados por la libre interpretación de las Sagradas Escrituras defendida por Lutero, buscaban su apoyo para aliviar las condiciones de miseria y sojuzgamiento en el que vivían, por lo que radicalizaban sus posturas hasta convertirlas en una cuestión política que arrastró al propio Lutero
Los desórdenes surgidos en Wittenberg por sus seguidores más radicales, que habían comenzado a tomar medidas drásticas en cuestiones litúrgicas, como la supresión de la celebración de la misa, obligaron a Lutero a dejar su apacible retiro de Wartburg y regresar a Wittenberg, donde volvió a tomar las riendas con prudencia y moderación pero sin perder la calma y con determinación. Lutero se puso al mando en la organización de las nuevas comunidades evangélicas que iban surgiendo por doquier en toda Alemania.
Desde Wittenberg, Lutero abrió otro frente de lucha contra los movimientos de liberación social y nacional de la pequeña nobleza y especialmente de los campesinos. Los primeros no dejaban de presionar para que éste constituyera una Iglesia nacional alemana, mientras que los segundos, alentados por la libre interpretación de las Sagradas Escrituras defendida por Lutero, buscaban su apoyo para aliviar las condiciones de miseria y sojuzgamiento en el que vivían, por lo que radicalizaban sus posturas hasta convertirlas en una cuestión política que arrastró al propio Lutero
.
Las Guerras Campesinas (1524-1526), lideradas por un antiguo pastor luterano, Thomas Münzer (fundador de la secta de los anabaptistas),
fueron el colofón de la situación de crispación que había introducido
en Alemania la Reforma emprendida por Lutero. Durante todo el transcurso
de la sangrienta guerra de los campesinos contra sus señores, Lutero
fracasó en sus intentos por apaciguar los ánimos con su pluma, por lo
que, aunque en el fondo apoyaba un gran número de sus reivindicaciones,
cuando éstos recurrieron a la violencia contra toda la población en
conjunto, no dudó un momento en apelar a los nobles para que
restituyeran el orden establecido con las armas, lo que dio cobertura a
una represión sangrienta de campesinos como jamás se había visto en
Alemania. El conflicto, que derivó en una auténtica matanza
indiscriminada, restó popularidad a Lutero entre las masas más
desfavorecidas, pero por lo menos salvó a la Reforma de una más que
segura desintegración.
En pleno conflicto campesino, en 1525, Lutero contrajo matrimonio con una exmonja cisterciense de clausura, Katharina von Bora, veinte años más joven que él, con la que tuvo seis hijos. Tras la boda, el príncipe de Sajonia le regaló el antiguo convento de los agustinos en Wittenberg, donde junto con su mujer abrió una pensión para estudiantes y siguió incansable con su producción literaria con vistas a apuntalar la Reforma en todas las partes posibles y a defenderla de todos los ataques provenientes tanto desde la Iglesia de Roma como desde dentro del propio movimiento reformador, como se demostró con la aparición de los anabaptistas y de otros reformadores que intentaban separarse de las doctrinas luteranas (Zwingle, Calvino y Knox).
En esta época saldrían a la luz las obras siguientes: Opinión sobre las órdenes monásticas, vibrante exhortación dirigida a los religiosos para que rompieran el voto de castidad, cosa que hicieron casi todos los religiosos con alegría; Dichos de sobremesa, obra fruto de las charlas que mantenía a diario con los estudiantes de su pensión sobre aspectos religiosos tras la comida o la cena; De la voluntad esclava, libro surgido como réplica a la obra que publicó Erasmo de Rotterdam en 1525 con el título Sobre el libre albedrío, donde refutaba algunas consideraciones importantes del luteranismo y que supondría la ruptura definitiva de Lutero con el Humanismo cristiano defendido por el filósofo y religioso holandés; El deber de las autoridades civiles de enfrentarse a los anabaptistas mediante castigos temporales, que contribuyó a entregarlos al brazo secular; y, Pequeño y Gran Catecismo, en los que Lutero puso en orden todo el sistema teológico y doctrinal de la Reforma de una manera clara y sencilla para que fuera entendida a la perfección por todos; para ello utilizó la fórmula de preguntas y respuestas.
En pleno conflicto campesino, en 1525, Lutero contrajo matrimonio con una exmonja cisterciense de clausura, Katharina von Bora, veinte años más joven que él, con la que tuvo seis hijos. Tras la boda, el príncipe de Sajonia le regaló el antiguo convento de los agustinos en Wittenberg, donde junto con su mujer abrió una pensión para estudiantes y siguió incansable con su producción literaria con vistas a apuntalar la Reforma en todas las partes posibles y a defenderla de todos los ataques provenientes tanto desde la Iglesia de Roma como desde dentro del propio movimiento reformador, como se demostró con la aparición de los anabaptistas y de otros reformadores que intentaban separarse de las doctrinas luteranas (Zwingle, Calvino y Knox).
En esta época saldrían a la luz las obras siguientes: Opinión sobre las órdenes monásticas, vibrante exhortación dirigida a los religiosos para que rompieran el voto de castidad, cosa que hicieron casi todos los religiosos con alegría; Dichos de sobremesa, obra fruto de las charlas que mantenía a diario con los estudiantes de su pensión sobre aspectos religiosos tras la comida o la cena; De la voluntad esclava, libro surgido como réplica a la obra que publicó Erasmo de Rotterdam en 1525 con el título Sobre el libre albedrío, donde refutaba algunas consideraciones importantes del luteranismo y que supondría la ruptura definitiva de Lutero con el Humanismo cristiano defendido por el filósofo y religioso holandés; El deber de las autoridades civiles de enfrentarse a los anabaptistas mediante castigos temporales, que contribuyó a entregarlos al brazo secular; y, Pequeño y Gran Catecismo, en los que Lutero puso en orden todo el sistema teológico y doctrinal de la Reforma de una manera clara y sencilla para que fuera entendida a la perfección por todos; para ello utilizó la fórmula de preguntas y respuestas.
Lutero consolida su obra
Como ya se ha indicado anteriormente, el mayor empeño de Lutero
fue la organización de las comunidades evangélicas. Constantemente
realizaba visitas de inspección, en las que predicaba, enseñaba y
explicaba las Sagradas Escrituras. Hacia 1529, la influencia de la
Reforma se había extendido por el norte y el este de Europa, cuyo
prestigio contribuyó a convertir a Wittenberg en un centro intelectual
de primer orden. La defensa tan encendida que hizo de la independencia
de los gobernantes y príncipes respecto del poder eclesiástico, le valió
el apoyo incondicional de muchos príncipes, hasta el punto de que a
partir de esos momentos la Reforma pasó a ser más un asunto de los
príncipes que de los eclesiásticos, justo una de las cosas que se había
propuesta Lutero desde un primer momento.
Al prohibírsele la asistencia a la Dieta de Augsburgo, celebrada en 1530, por estar excomulgado e imposibilitado para hablar con el emperador, Lutero delegó la defensa reformista en la persona de su colaborador más querido y preparado, el humanista Philipp Melanchthon, quien presentó a los asistentes la Confesión de Augsburgo, texto redactado bajo la vigilancia de Lutero, en el que expresaba la profesión de fe protestante y veintiocho puntos de definitiva discrepancia con el catolicismo. Dos años más tarde, el emperador Carlos V, acuciado por la lucha que venía sosteniendo con los turcos en el Mediterráneo, no tuvo más remedio que transigir con el luteranismo firmando la Paz de Nuremberg, por la que establecía la libertad para ejercer libre y públicamente el nuevo culto en territorio alemán.
Cuando en 1536, el papa Paulo III se decidió a convocar, tardíamente, el concilio de Trento, Lutero, ensoberbecido y encumbrado, decidió prescindir de él alegando el irreversible alejamiento de ambas posturas y que, en definitiva, no serviría para nada. Para reforzar aún más una postura tan disidente e intransigente, Lutero publicó los Artículos de Esmalkalda, en los que expuso todas las divergencias que habían causado la separación de ambas iglesias, y puso especial énfasis en la celebración de la misa (abominable y superflua para él) y en el papel del papa como único responsable del estado calamitoso en el que había caído la Iglesia cristiana.
http://www.enciclonet.com/articulo/lutero-martin/
Al prohibírsele la asistencia a la Dieta de Augsburgo, celebrada en 1530, por estar excomulgado e imposibilitado para hablar con el emperador, Lutero delegó la defensa reformista en la persona de su colaborador más querido y preparado, el humanista Philipp Melanchthon, quien presentó a los asistentes la Confesión de Augsburgo, texto redactado bajo la vigilancia de Lutero, en el que expresaba la profesión de fe protestante y veintiocho puntos de definitiva discrepancia con el catolicismo. Dos años más tarde, el emperador Carlos V, acuciado por la lucha que venía sosteniendo con los turcos en el Mediterráneo, no tuvo más remedio que transigir con el luteranismo firmando la Paz de Nuremberg, por la que establecía la libertad para ejercer libre y públicamente el nuevo culto en territorio alemán.
Cuando en 1536, el papa Paulo III se decidió a convocar, tardíamente, el concilio de Trento, Lutero, ensoberbecido y encumbrado, decidió prescindir de él alegando el irreversible alejamiento de ambas posturas y que, en definitiva, no serviría para nada. Para reforzar aún más una postura tan disidente e intransigente, Lutero publicó los Artículos de Esmalkalda, en los que expuso todas las divergencias que habían causado la separación de ambas iglesias, y puso especial énfasis en la celebración de la misa (abominable y superflua para él) y en el papel del papa como único responsable del estado calamitoso en el que había caído la Iglesia cristiana.
http://www.enciclonet.com/articulo/lutero-martin/
Aqui te agrego algunas citas de Lutero, para que amplies tu visión de él y su pensamiento:
ResponderEliminar"Sé un pecador, y peca fuertemente, pero deja tu confianza aún más fuerte en Cristo, y regocíjate en Él, quien ha triunfado sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, debido a que este no es el lugar en donde la justicia reside.[..]Ningún pecado puede separarnos de Él, incluso si cometemos asesinato o adulterio miles de veces cada día" Fuente bibliográfica: "Que tus pecados sean graves, del proyecto de Wittenberg". Traducido por E. F., de la obra del Dr. Martin Lutero, "Saemmtliche Schriften", Carta no. 99, 1 agosto de 1521.
"Aquellas piadosas almas que hacen el bien para ganar el reino de los cielos, no solo nunca tendrán éxito, sino que deben incluso ser reconocidos entre los impíos. Y es más importante que se cuiden de las buenas obras que del pecado.Fuente bibliográfica: Wittemberg, VI, 160, citado por O'Hare en "Los hechos acerca de Lutero". Libros TAN, 1987, p 122
"Los campesinos desean un trato severo. Como las mulas que no se mueven a menos que se les azote continuamente con la vara, de la misma manera el poder civil manejará al pueblo común, fustigándolo, sofocándolo, ahorcándolo, QUEMÁNDOLO, decapitándolo y TORTURÁNDOLO, así podrán aprender a temer al poder". Fuente bibliográfica: El. ed. 15, 276, citado por O'Hare, en "Los hechos acerca de Lutero", TAN Books, 1987, p. 235.
"Los judíos son demonios menores condenados al infierno".Fuente bibliográfica: "Trabajos de Lutero", Pelikan, Vol. XX, pp. 2230.
"Quema sus sinagogas. Prohíbanles todo lo que he mencionado antes. Fórcenlos a trabajar y trátenlos con toda clase de severidades, como Moisés lo hizo en el desierto y mató a tres mil... Si eso no sirve, debemos echarles como a perros rabiosos, de manera que no seamos partícipes de su abominable blasfemia y de sus vicios, y con el fin de que no merezcamos la ira de Dios y su maldición, junto con ellos. Yo he hecho mi parte. Observen todos como se hace. Estoy justificado"Fuente bibliográfica: "Acerca de los judíos y sus mentiras", citado por O'Hare, en "Los hechos acerca de Lutero", TAN Books, 1987, p. 290.]
Aqui te agrego algunas citas de Lutero, para que amplies tu visión de él y su pensamiento:
ResponderEliminar"Sé un pecador, y peca fuertemente, pero deja tu confianza aún más fuerte en Cristo, y regocíjate en Él, quien ha triunfado sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, debido a que este no es el lugar en donde la justicia reside.[..]Ningún pecado puede separarnos de Él, incluso si cometemos asesinato o adulterio miles de veces cada día" Fuente bibliográfica: "Que tus pecados sean graves, del proyecto de Wittenberg". Traducido por E. F., de la obra del Dr. Martin Lutero, "Saemmtliche Schriften", Carta no. 99, 1 agosto de 1521.
"Aquellas piadosas almas que hacen el bien para ganar el reino de los cielos, no solo nunca tendrán éxito, sino que deben incluso ser reconocidos entre los impíos. Y es más importante que se cuiden de las buenas obras que del pecado.Fuente bibliográfica: Wittemberg, VI, 160, citado por O'Hare en "Los hechos acerca de Lutero". Libros TAN, 1987, p 122
"Los campesinos desean un trato severo. Como las mulas que no se mueven a menos que se les azote continuamente con la vara, de la misma manera el poder civil manejará al pueblo común, fustigándolo, sofocándolo, ahorcándolo, QUEMÁNDOLO, decapitándolo y TORTURÁNDOLO, así podrán aprender a temer al poder". Fuente bibliográfica: El. ed. 15, 276, citado por O'Hare, en "Los hechos acerca de Lutero", TAN Books, 1987, p. 235.
"Los judíos son demonios menores condenados al infierno".Fuente bibliográfica: "Trabajos de Lutero", Pelikan, Vol. XX, pp. 2230.
"Quema sus sinagogas. Prohíbanles todo lo que he mencionado antes. Fórcenlos a trabajar y trátenlos con toda clase de severidades, como Moisés lo hizo en el desierto y mató a tres mil... Si eso no sirve, debemos echarles como a perros rabiosos, de manera que no seamos partícipes de su abominable blasfemia y de sus vicios, y con el fin de que no merezcamos la ira de Dios y su maldición, junto con ellos. Yo he hecho mi parte. Observen todos como se hace. Estoy justificado"Fuente bibliográfica: "Acerca de los judíos y sus mentiras", citado por O'Hare, en "Los hechos acerca de Lutero", TAN Books, 1987, p. 290.]