viernes, 29 de julio de 2016

EL LIBRO DE KELLS


Manuscrito ilustrado con motivos ornamentales, realizado por monjes Celtas y con 1,200 años de antigüedad es considerado como uno de los manuscritos de arte religioso mas importantes de la Edad Media. Este manuscrito se encuentra en exposición permanentemente en la biblioteca del Trinity Collegue en Dublín.



El Libro de Kells ( Leabhar Cheanannais en irlandés) está considerado como el supremo representante del arte irlandés y uno de los libros más valiosos de la historia del arte por su técnica, imaginación y fuerza plástica. Se trata de un  manuscrito ilustrado con diseños ornamentales creado en el año 800 aproximadamente por monjes irlandeses de la Abadía de Kells, (condado de Meath, Irlanda) de donde toma su nombre. Actualmente, el libro de Kells lo podéis encontrar en la Old Library deTrinity College, en Dublín, la universidad más antigua de Irlanda.

Irlanda tuvo durante la Edad de los Metales una civilización relativamente brillante, tras la que no sufrió la más leve romanización. Así logro conservar intacto su estilo céltico originado durante la época de La Tène. Esta isla posee una tierra hostil, con un clima difícil. Los monjes se resguardaban en monasterios situados en las partes altas y cercanas al mar para así estar atentos a los vikingos, que llegaban en busca de saqueo a estas tierras. A finales del Imperio Romano, Irlanda fue cristianizada por San Patricio, quien difundió un estilo de vida oriental de carácter eremítico y ascético, con ritos religiosos propios, que incluyen rituales germánicos como la escritura rúnica.


El arte es portable (orfebrería, joyería) y se inspira en lo que ven: naturaleza, vegetación, animales. Las imágenes no intentan mostrarlo tal y como son en realidad, si no en hacer visible lo invisible: un concepto espiritual, una creencia. Se trata de crear imágenes simbólicas que transmiten ideas y misticismo. Es una óptica de las cosas por un camino conceptual, no visual. Algunas de las piezas más importantes son el báculo de Clonmacnoise, el cáliz de Ardaghy el relicario para guardar la campana de San Patricio.

La mayoría de libros de la Edad Media eran religiosos, y con un valor similar al de las reliquias: no se trataba de meros objetos, se les consideraba con una especie de poder mágico. Eran colocados en facistoles (grandes atriles) en altares y se reverenciaban. En ellos se unificaba el significado y el significante: no solo contenían el evangelio, si no que “eran” el evangelio. Obviamente, su valor económico era incalculable.
Para la elaboración de estos libros se utilizaban pigmentos de piedras semipreciosas. El azul provenía del lapislázuli. Las únicas minas conocidas en la antigüedad de esta piedra estaban localizadas en Afganistán, por lo que conseguirlo tenía un coste elevado, pues recorría un largo camino. La tinta roja provenía del minio de plomo, y es de este pigmento de donde nace el término “miniatura” para designar estas ilustraciones.
La miniatura insular se caracteriza por el antinaturalismo y anticlasicismo, la bidimensionalidad y fusión de imagen y texto, la estilización geométrica y decorativismo, la ausencia de volumen plástico, el uso de tintas planas, frontalidad y color no referencial y el acercamiento a la abstracción mediante el ornamento.
La inicial decorada consiste en la fusión de texto e imagen, líneas fluidas y estiradas de forma caprichosa según las leyes exigentes de la ornamentación, crean una letra. El libro de Kells es el mayor representante de este estilo caligráfico y ornamental. En ella vemos una estilización geométrica, antinaturalismo, decorativismo, frontalidad y color no referencial.

El Libro de Kells debe su nombre a la abadía de Kells, situada en Kells en el condado de Meath, en Irlanda. La abadía, donde se conservó el manuscrito por un largo periodo de la Edad Media, fue fundada a principios del siglo IX, en la época de las invasiones vikingas. Los monjes procedían del monasterio de Iona, una isla de las Hébridas situada frente a la costa oeste de Escocia. Iona albergaba una de las comunidades monásticas más importantes de la región desde que san Columba, el gran evangelizador de Escocia, la hubiera designado su principal centro de irradiación en el siglo VI. Cuando la isla de Iona se tornó demasiado peligrosa debido a la multiplicación de las incursiones vikingas, la mayoría de los monjes partieron hacia Kells, que se convirtió así en el nuevo centro de las comunidades fundadas por Columba.
La determinación exacta del lugar y de la fecha de realización del manuscrito se ha prestado a multitud de debates. Según la tradición, el libro habría sido redactado en la época de san Columba, quizá incluso por él mismo. Sin embargo, estudios paleográficos han demostrado la falsedad de esta hipótesis, puesto que el estilo caligráfico usado en el Libro de Kells se desarrolló con posterioridad a la muerte de Columba.
Se cuenta con al menos cinco teorías diferentes acerca del origen geográfico del manuscrito. En primer lugar, el libro podría haber sido escrito en Iona y trasladado urgentemente a Kells, lo que explicaría que nunca hubiera sido terminado. Por el contrario, su redacción podría haberse iniciado en Iona antes de ser continuada en Kells, donde habría sido interrumpida por alguna razón desconocida. Otros investigadores aventuran que el manuscrito bien podría haber sido totalmente escrito en el scriptorium de Kells. Una cuarta hipótesis sitúa la creación original de la obra en el norte de Inglaterra, posiblemente en Lindisfarne, antes de su traslado a Iona y luego a Kells. El Libro de Kells, finalmente, podría haber sido la realización de un monasterio indeterminado en Escocia. Aunque esta cuestión probablemente no llegue a resolverse nunca de manera satisfactoria, la segunda teoría basada en el doble origen de Kells e Iona es generalmente la más aceptada. Por otra parte, más allá de determinar la hipótesis correcta, está firmemente establecido que el Libro de Kells fue realizado por monjes pertenecientes a una de las comunidades de san Columba, que mantenía estrechas relaciones, si no más, con la Abadía de Iona.
Fuera cual fuera el lugar en que fue redactado, los historiadores están totalmente seguros de la presencia del Libro de Kells en la abadía del mismo nombre como mínimo a partir del siglo XII, o incluso a principios del XI. Un pasaje de los Anales de Ulster, sobre el año 1006, informa en efecto que «el gran Evangelio de Columcille , principal reliquia del mundo occidental, fue sustraído subrepticiamente en plena noche de una sacristía de la gran iglesia de piedra de Cenannas debido a su precioso estuche». El manuscrito fue encontrado meses más tarde «bajo un montón de tierra», aligerado de su cobertura decorada con oro y piedras preciosas. Si se asume, como generalmente se hace, que el manuscrito en cuestión es el Libro de Kells, se trata entonces de la primera fecha en la que se puede ubicar con certeza la obra en Kells.
El arranque violento de la cobertura explicaría, además, la pérdida de algunas hojas del principio y el final de la obra.
En el siglo XII, se copiaron ciertos documentos referentes a tierras propiedad de la abadía de Kells sobre algunas hojas en blanco del Libro de Kells, lo que proporciona una nueva confirmación de la presencia de la obra en este establecimiento monástico. Debido a la escasez de papel en la Edad Media, la copia de documentos en obras tan importantes como el Libro de Kells era una práctica habitual.
Un escritor del siglo XII, Giraldus Cambrensis (Gerardo de Gales), describe en un célebre pasaje de su Topographia Hibernica un gran libro evangélico que habría admirado en Kildare, cerca de Kells, y que se supone sería el Libro de Kells. La descripción, en todo caso, parece concordar:
«Este libro contiene la armonía de los cuatro evangelistas buscada por Jerónimo, con diferentes ilustraciones casi en cada página que se distinguen por variados colores. Aquí podéis ver el rostro de majestad, divinamente dibujado, aquí los símbolos místicos de los evangelistas, cada uno con sus alas, a veces seis, a veces cuatro, a veces dos; aquí el águila, allí el toro, allá el hombre y acullá el león, y otras formas casi infinitas. Observadlas superficialmente con una mirada ordinaria, y pensaréis que no son más que esbozos, y no un trabajo cuidadoso. La más refinada habilidad está toda ella alrededor vuestro, pero podríais no percibirla. Mirad con más atención y penetraréis en el corazón mismo del arte. Discerniréis complejidades tan delicadas y sutiles, tan llenas de nudos y de vínculos, con colores tan frescos y vivaces, que podríais deducir que todo esto es obra de un ángel, y no de un hombre.»
Dado que Gerardo informa haber visto este libro en Kildare, podría ser que se tratara de otra obra igual en calidad pero hoy perdida. Más probablemente, Gerardo podría simplemente haber confundido Kells y Kildare.
La abadía de Kells fue disuelta tras las reformas eclesiásticas del siglo XII. La iglesia de la abadía fue transformada entonces en iglesia parroquial, aunque conservó el Libro de Kells.
El Libro de Kells permaneció en Kells hasta 1654. Ese año, la caballería de Oliver Cromwell estableció una guarnición en la iglesia local, y el gobernador de la villa envió el manuscrito a Dublín para mayor seguridad. El libro fue presentado a los universitarios del Trinity College en 1661 por un tal Henry Jones, quien se convertiría en obispo de Meath bajo el reinado de Carlos II. Salvo contadas ocasiones como exposiciones temporales, el Libro de Kells nunca más ha abandonado el Trinity College. Desde el siglo XIX es objeto de una exposición permanente y abierta al público en la Vieja Biblioteca (Old Library) de la universidad.
En el siglo XVI, los números de capítulo de los Evangelios, establecidos oficialmente en el siglo XIII por el Arzobispo de CanterburyStephen Langton, fueron añadidos en los márgenes de las páginas en números romanos. En 1621, las hojas fueron numeradas por el obispo de Meath, James Ussher. En 1849, la reina Victoria y el príncipe Albertofueron invitados a firmar el libro: en realidad firmaron sobre una hoja añadida posteriormente, y que se creía auténtica. Esta hoja fue retirada cuando se reencuadernó el libro en1953.
El manuscrito se ha reencuadernado varias veces a lo largo de los siglos. En una de estas ocasiones, en el siglo XVIII, las páginas fueron mutiladas , comportando la pérdida de una pequeña parte de las ilustraciones. En 1895 se realizó una nueva encuadernación, pero se deterioró muy rápidamente. Sobre el final de los años 1920, se conservaban separadas del manuscrito varias hojas sueltas. Finalmente, en 1953, la obra fue reencuadernada en cuatro volúmenes por Roger Powell, quien se ocupó asimismo de alisar con delicadeza algunas páginas que se habían deformado.
En el año 2000, el volumen que contiene el Evangelio según Marcos fue enviado a Canberra, en Australia, para una exposición dedicada a los manuscritos iluminados. Era la cuarta vez que el Libro de Kells viajaba al extranjero para ser expuesto. Desgraciadamente, durante el viaje, el volumen sufrió «desperfectos menores» en su pigmentación. Se supone que las vibraciones producidas por los motores del avión podrían haber sido la causa.
En su estado actual, el Libro de Kells ofrece, después de algunos escritos introductorios, el texto integral de los Evangelios según Mateo, según Marcos y según Lucas. El Evangelio según Juan está reproducido hasta el versículo 17:13. El resto de este Evangelio, así como una parte de escritos preliminares, son imposibles de encontrar; probablemente se perdieron a causa del robo del manuscrito en el siglo IX. Lo que queda de los escritos preliminares consta de dos fragmentos de listas de nombres hebreos contenidos en los Evangelios, los Breves causae y los Argumenta de los cuatro Evangelios y, finalmente, las tablas canónicas de Eusebio de Cesarea. Es bastante probable, como en el caso de los Evangelios de Lindisfarne o del Libro de Durrow, que una parte de los textos perdidos incluyera la carta de San Jerónimo al papa Dámaso I, llamada Novum opus, en la que Jerónimo justificaba la traducción de la Biblia al latín. Puede suponerse también, aunque con mucha más cautela, que los textos contenían la carta de Eusebio llamada Plures fuisse, donde el teólogo enseña el uso correcto de las tablas canónicas.
El Libro de Kells tenía un fin sacramental y no educativo. Un evangeliario tan grande y lujoso debía dejarse en el altar mayor de la iglesia, y usarse solamente para leer pasajes de los Evangelios en la misa. Aunque es probable que el sacerdote oficiante no leyera realmente el manuscrito, sino que recitara de memoria. A este respecto, es interesante remarcar que el robo de la obra en el siglo XI, según los Anales de Ulster, haya tenido lugar en la sacristía, donde se guardaban las copas y otros accesorios litúrgicos, y no en la biblioteca de la abadía. La elaboración del libro parece haber integrado esta dimensión, haciendo del manuscrito un objeto muy bello pero muy poco práctico. Por otra parte, el texto contiene numerosos errores no corregidos, y otros indicios dan testimonio del ligero compromiso con la exactitud del contenido: líneas demasiado grandes a menudo se continúan en los espacios libres por encima o por debajo, y los números de capítulo necesarios para poder usar las tablas canónicas no se insertaron. En general, no se hizo nada que hubiera podido perturbar la belleza formal de las páginas: lo estético se ha priorizado por encima de la utilidad.
http://shamanrites.com/wp-content/uploads/2015/07/Book-of-Kells.jpg
http://www.manosydedos.com/librodekells.html
http://shamanrites.com/el-libro-de-kells-obra-maestra-de-la-miniatura-insular/
http://sobreirlanda.com/2008/11/19/el-libro-de-kells-tesoro-nacional-de-irlanda/
https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_Kells#/media/File:Trinity_college_library.jpg
http://arte.laguia2000.com/pintura/libro-de-kells
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martes, 26 de julio de 2016

EL FARO DE EDDYSTONE...EL CENTINELA DE CORNUALLES




Es el faro más famoso de los hasta ahora construidos por su accidentada historia y por ser modelo de construcción para el resto de los edificados en mar abierto, se asienta en una zona azotada por tormentas sobre un peligroso arrecife, el cual constituye un obstáculo para el tráfico marítimo. La estructura actual corresponde al cuarto faro que se edifica en el mismo lugar.
Smeaton ha pasado a la posteridad por haber levantado el faro de Eddystone, magna obra de ingeniería civil en la que introdujo dos grandes innovaciones personales: el material empleado (concreto o cal hidráulica) y la forma de colocar los bloques de granito.
Durante siglos, los faros levantados en dicho emplazamiento eran derribados por la fuerza de las tormentas, ya que se trataba de un sitio muy expuesto a los rigores del mar. Smeaton, para vencer esta dificultad, procedió a una minuciosa selección de los materiales que, a modo de mortero o argamasa, habrían de servirle para unir entre sí los distintos bloque de granito que pensaba emplear en la construcción del edificio.
Entre esos materiales seleccionados por el ingeniero de Austhorpe figuraba, en primer lugar, unas cales de excelente calidad, procedentes de Alberthaw (en Glamorgan, Brydostone), un lugar cercano a Plymouth, así como de Portland. Smeaton formó con estas cales, amasadas con agua, unos conglomerados con forma de esfera de unos cinco centímetros de diámetro, y los fue introduciendo en agua para proceder luego a observar su procedimiento cualitativo de endurecimiento. Halló, así, que las esferas que adquirían mayor dureza eran las fabricadas con calizas más impuras, mientras que las de color más claro (o sea, las formadas con cales de mayor pureza), eran menos resistentes al agua.
Sus experimentos le sirvieron también para descubrir el residuo arcilloso que dejaba la caliza calcinada al ser atacada por ácido nítrico. Pensó, entonces, que la capacidad de resistencia al efecto de desgaste ocasionado por el agua venía determinada cualitativamente por la mayor o menor presencia de dicho residuo arcilloso, y que esta arcilla debía reaccionar de alguna forma con la cal hidráulica obtenida a elevada temperatura (es decir, por medio de la calcinación) para dar algún compuestos (aún no determinado), que pudiera ser el responsable de su resistencia en el agua. Se adelantó, así, a la fabricación de los modernos morteros hidráulicos. El material cimentador creado por Smeaton era, pues, una mezcla de cal, arcilla, puzolana, arena y escoria de yeso que mejoraba notablemente la mezcla empleada hasta entonces en la construcción habitual, conocida como "cemento romano". Pero, además, la clave de la solidez del faro de Eddystone estriba en el sistema de colocación de su cantería que utilizó Smeaton, basado en un original bloqueo recíproco de las piedras que convierte la suma de cada una de ellas en un todo extremadamente sólido.
El primer faro realizado en Eddystone  en las Islas Británicas, es una estructura octogonal de madera realizada en el año 1696-98 por Henry Winstanley. En su  primer invierno ya sufrió desperfectos y acabo sustituyéndose por uno de planta dodecagonal.


En 1709 John Rudyard realiza un faro de madera con forma cónica realizado con un núcleo  de ladrillo y hormigón. Este faro dura hasta el año 1755 en el que sufre un incendio.




En 1756 John Smeaton realiza un faro de granito para sustituir a los anteriores realizados con madera y que habían sufrido distintos problemas. El planteamiento de Smeaton es conseguir un faro rígido que pueda hacer frente a los empujes del oleaje. Smeaton quiere realizar un faro en donde todas las piezas de granito trabajen conjuntamente y para ello consigue que se unan entre si de forma solidaria a través de colas de milano. Smeaton había sido un pionero en usar cales hidraúlicas que se endurecen bajo el agua, encontró que la calcinación de piedra caliza que contiene arcilla produjo una especie de cal que se endurecía bajo el agua; Smeaton utiliza cal hidráulica para construir el faro de Eddystone en Cornwall. Consiguió un  hormigón que fragua bajo el agua y que además no es soluble en ambiente marino y funciona sumergido: se adelantó a Vicat el descubridor de la mezcla del cemento moderno.
El faro Tenía una altura de 18 metros y su base un diámetro de 8 metros en la zona baja y de cinco metros en su parte alta. El faro contenía tres espacios habitables situados por encima de la línea de oleaje.

Las piedras se tallaban para poder ser unidas mediante colas de milano, esta disposición y ensamble obligó a la realización de muchas piezas distintas para poder ir cambiando el diámetro del faro al ir elevándose en altura.


La estructura actual es el cuarto faro construido en este lugar. El primero y segundo fueron destruidos. El tercero realizado por Smeaton, es el más conocido debido a su influencia en el diseño de los faros y por su importancia en el desarrollo de hormigón para la construcción y en especial por el hormigón que fragua bajo el agua y además no es soluble en ambiente marino y funciona sumergido. El faro de Smeaton resistía pero la roca sobre la que se apoyaba se erosionaba por la acción de las olas y se decidió su sustitución por una cuarta estructura .



Se construyó en el arrecife Eddystone a unos 40 metros al sur-este del lugar en el que se había realizado el de Smeaton. Se construyó en tres años y medio y fue diseñado y construido por James Douglas en 1882, Ingeniero en Jefe de la Trinity House.
Es el mayor de los faros que se construyó en este lugar y tiene 51 metros de altura y un alcance visual de 45 kilómetros. El faro tiene el doble de altura y es cuatro veces más masivo. Douglas realizó el faro en piedra y partió de los avances que Smeaton había ralizado para su estructura. Douglass usó piedras más grandes y de mejor calidad y encajaban con las piedras que le rodeaban, con lo que exigió una construcción con muchisima exactitud.

Durante los últimos 60 a 70 años una serie de cambios se han introducido a la torre. La energía eléctrica se introdujo en 1959 y se construyó un helipuerto sobre el faro en 1980 para permitir que el acceso del personal de mantenimiento.En 1982 se convirtió en el faro totalmente automático y es controlado desde la estación de señales de Penlee Point, cerca de Cawsand, Cornwall.


domingo, 24 de julio de 2016

COLETO...CUERA...JERKIN

Existen términos que por designar a prendas muy similares que coinciden en su uso en una misma época, suelen ser confusos para su exacta definición. Tal es el caso del COLETO y la CUERA, identificado en inglés como JERKIN. Mientras algunos señalan que con COLETO y CUERA se designa la misma prenda, otros destacan su diferencia. Por ello, veamos sus versiones...
1550. Antonio Moro. Maximiliano II (detalle).
1550. Antonio Moro. Maximiliano II (detalle). Cuera con mangas cortas y doble faldón.
1567. Sánchez Coello. Archiduque Ernesto de Austria
1567. Sánchez Coello. Archiduque Ernesto de Austria
Según la Real Academia de la Lengua Española: “COLETO, del it. colletto. 1. m. Vestidura hecha de piel, por lo común de ante, con mangas o sin ellas, que cubría el cuerpo, ciñéndolo hasta la cinturaCUERA, de cuero. 1. f. Especie de chaqueta de piel, que se usaba antiguamente sobre el jubón”.
En todas las fuentes se coincide en definir: COLETO y CUERA, como términos con los que se designó a una prenda de uso masculino llevada como parte de la moda entre los años 1530 a 1600. Especie de justillo sin mangas, ajustado y corto que no pasaba de la cintura. Su origen es militar, pasando posteriormente a la indumentaria civil, tal como lo señala la especialista del traje español, Carmen Bernis:
En los treinta primeros años del siglo XVI, aproximadamente, el coleto era una especie de chaleco sin mangas, muy escotado, que apenas pasaba de la cintura, y que se vestía encima del jubón” (Bernis Madrazo, ‘Indumentaria española en tiempos de Carlos V’, 1962, 84-85).
La diferencia que se señala entre ambos términos es más relativa al origen del vocablo que al de la prenda en sí. Mientras que COLETO, proviene del italiano, CUERA, procede del español, designando a una prenda militar. No obstante, algunos señalan que la CUERA poseía los faldones más largos que el COLETO y podía tener mangas cortas.
Coleto original
Coleto original
Ambas prendas eran originalmente confeccionadas en cuero, ante u otras pieles muy curtidas y endurecidas, debido a su función protectora. Posteriormente, al adaptarse al uso civil, se elaboraban en tejidos ricos como terciopelo de seda, damasco, sedas brocadas, pero también en grueso paño o cuero, cuando era usado para cazar o actividades en el exterior.
1568. Sir HenryLee por Mor van Dashorst
1568. Sir HenryLee por Mor van Dashorst
En muchas ocasiones el COLETO y la CUERA se rellenaron al frente no solamente como medida de protección en su cuando así lo requerían (caza, torneos, etc.), sino para mantener el efecto de rigidez del torso, tan deseado dentro del ideal de silueta masculina en el siglo XVI.
Siempre se llevó sobre el jubón y aunque su estructura era siempre la de una prenda ajustada y corta, podía variar en: tipo de material utilizado, poseer o no mangas, largo y forma de las fadillas o faldones, presencia o no de acuchillados, tipo de cierre y su decoración…
Como se observa en las imágenes, en todos los casos el cuello cierra muy arriba, con un pie de cuello muy ancho, sobre el cual se asomaba. Generalmente, la lechuguilla.
1570. Cornelius Ketel. Retrato de Martin Frobisher
1570. Cornelius Ketel. Retrato de Martin Frobisher
Jerkin original de 1620. Los Angeles County Museum of Art
Jerkin original de 1620.
Los Angeles County Museum of Art
Por su parte, el vocablo JERKIN, aparece referenciado por vez primera en Inglaterra en la primera década del siglo XVI y no se conoce el origen. En el caso de Inglaterra, el término mantuvo su uso hasta el siglo XX, designando a una prenda similar (menos rígida y con faldones más largos) que se introdujo como parte de la indumentaria de los soldados durante la Primera Guerra Mundial: conocida como “British jerkin”.
Actualmente como JERKIN se identifica a cualquier prenda tipo chaqueta sin mangas, generalmente de cuero, ante o similar, tal como se define en ‘Advanced Learner’s Dictionary’ tanto de Cambridge como de Oxford: “a jacket with no sleeves or collar” (chaqueta sin mangas ni cuello).
https://vestuarioescenico.wordpress.com/2015/10/24/nomenclatura-del-traje-y-la-moda-coleto-cuera-jerkin/

viernes, 22 de julio de 2016

ARQUETA DE SAN GENADIO

Una de las cuatro piezas fundamentales de la orfebrería prerrománica. Fue donada por Alfonso III al obispo de Astorga, San Genadio. Desconocemos la fecha exacta de esta donación así como la de su elaboración. Aunque, teniendo en cuenta el año de la muerte de Alfonso III y que en la base de la arqueta aparece representada la Cruz de la Victoria, podríamos datarla hacia el año 909, antes de que el monarca fuese depuesto por su mujer e hijos.
El que aparezca esta cruz representada indica una estrecha relación entre ambas piezas además de, por su forma, con la Caja de las Ágatas, otra de las joyas prerrománicas. Aunque, como señala Cid Priego, también es apreciable una cierta influencia oriental puesto que la iconografía y figuras utilizadas en su decoración recuerdan en gran medida a las miniaturas de los códices mozárabes.



Los lados verticales se decoraron con arcos de medio punto distribuidos en dos pisos. En el inferior, en cada uno de los arcos, se representa un ángel en actitud orante. En el piso superior aparece un árbol, símbolo de la Creación, bajo cada arquillo. Por lo que se refiere a la tapa, en los dos lados largos figuraban los cuatro Evangelistas. De los dos, hoy sólo se conserva uno (puesto que el otro se perdió y fue sustituido por una pieza barroca en el siglo XVIII) en el que aparecen un hombre con cabeza de toro, bajo el cual se escribió LVCAS, enfrentado a un águila, con la palabra IOHAN. Por otra parte, en cada uno de los lados cortos de la tapa de la arqueta se representa un ángel, uno con el letrero de ANGELVS y otro con el de GABRIHEL.
En la placa que remata la pirámide truncada se dispuso en la zona central el Cordero Místico, sujetando una cruz, sobre el que aparecen las letras AGNVS y, debajo del animal, DEI. Al lado izquierdo de esta plaquita encontramos las letras ADEFONSVS REX y, a la derecha, SCEMENA REGINA. Ambos nombres de los monarcas van precedidos por una pequeña cruz.
Hoy día se conserva en el Museo de la Catedral de Astorga (León).


El alma de la arqueta es de madera, y está recubierta por cinco placas de plata repujada y sobredorada. La arqueta tiene forma de prisma rectangular, y se abre por la mitad. En los laterales exteriores de la arqueta aparecen dos niveles, divididos por la apertura que separa la tapa de la caja, en los que se encuentran sendas arquerías de medio punto rebajado, semejantes a los que aparecen en la iglesia de San Miguel de Lillo, y las roscas, apoyos y enjutas están decoradas con vidrios tabicados de colores verde, rojo o azul, de distintas formas y tamaños. En la arquería superior, que corresponde a la tapa del arca, aparecen representados árboles estilizados en el interior de los arcos, que cobijan a aquellos. En el nivel inferior de la arquería, que corresponde a la caja de la arqueta, aparecen catorce ángeles con las alas plegadas, dispuestos de frente o de perfil, con el brazo derecho o el izquierdo alzado, y todos ellos en actitud de oración y de alabanza.



La base de la arqueta es de forma rectangular, y han desaparecido los cuatro casquetes de plata, colocados en sus esquinas, sobre los que se elevaba. En la base de la arqueta se encuentra repujada, aunque sin haber sido dorada, la imagen de la Cruz de la Victoria, que como ya comenté anteriormente fue donada por Alfonso III el Magno y por su esposa a la Catedral de San Salvador de Oviedo en el año 908. De los brazos laterales de la Cruz de la Victoria cuelgan los símbolos de Alfa y omega, dando con ello al conjunto de la arqueta un sentido religioso y político. En la cumbre, y rodeado de restos de crestería almenada cordobesa, aparece representado el Cordero místico del Apocalipsis, sosteniendo una cruz, con la inscripción AGNUS, colocada sobre el lomo del Cordero, y DEI, colocada entre sus patas. A ambos lados del Cordero, y rindiéndole homenaje, aparecen grabados los nombres de los monarcas que donaron la arqueta, ADEFONSUS REX y SCEMENA REGINA, es decir, Alfonso III el Magno y su esposa, la reina Jimena de Asturias.


En el remate frontal de la tapa aparecen representadas dos figuras. En el lado izquierdo se encuentra grabado el nombre LVCAS, y junto a él aparece colocado el toro, símbolo del evangelista San Lucas, y va sobre dos ruedas helicoidales con radios curvos. En el lado derecho aparece grabada la inscripción IOHAN, y junto a ella aparece un águila con las alas extendidas, símbolo de San Juan Evangelista. En los otros lados del remate de la tapa aparecerían representados en el pasado los otros dos evangelistas, San Marcos y San Mateo, aunque, según refieren algunos autores, sus símbolos ya habrían desaparecido en el siglo XVIII, cuando fue colocada la inscripción «s. Mrs. Diodoro y Deodato», en señal de que en esos momentos la arqueta de San Genadio guardaba en su interior diferentes reliquias de ambos mártires. También en el siglo XVIII fue colocada una cerradura en uno de los laterales de la arqueta, que permitía su cierre.
En uno de los lados menores de la tapa aparece la figura del arcángel San Gabriel, acompañada por la inscripción GABRIHEL, y en el otro lado aparece un ángel, acompañado por la inscripción ANGELVS.

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