Hitler y los puntos del Partido Obrero Aleman
El Nazismo:
El nacionalsocialismo (o nazismo) tenía muchos puntos en común con el fascismo. No obstante, sus raíces eran típicamente alemanas: el autoritarismo y la expansión militar propios de la herencia prusiana; la tradición romántica alemana que se oponía al racionalismo, el liberalismo y la democracia; diversas doctrinas racistas según las cuales los pueblos nórdicos —los llamados arios puros— no sólo eran físicamente superiores a otras razas, sino que también lo eran su cultura y moral; así como determinadas doctrinas filosóficas, especialmente las de Friedrich Nietzsche, que idealizaban al Estado o exaltaban el culto a los individuos superiores, a los que se eximía de acatar las limitaciones convencionales.
El nacionalsocialismo (o nazismo) tenía muchos puntos en común con el fascismo. No obstante, sus raíces eran típicamente alemanas: el autoritarismo y la expansión militar propios de la herencia prusiana; la tradición romántica alemana que se oponía al racionalismo, el liberalismo y la democracia; diversas doctrinas racistas según las cuales los pueblos nórdicos —los llamados arios puros— no sólo eran físicamente superiores a otras razas, sino que también lo eran su cultura y moral; así como determinadas doctrinas filosóficas, especialmente las de Friedrich Nietzsche, que idealizaban al Estado o exaltaban el culto a los individuos superiores, a los que se eximía de acatar las limitaciones convencionales.
Entre los teóricos y planificadores del nacionalsocialismo se encontraba el general Karl Ernst Haushofer, que ejerció una gran influencia en la política exterior de Alemania. Alfred Rosenberg, editor y líder del partido nazi, formuló las teorías raciales basándose en la obra del escritor angloalemán Houston Stewart Chamberlain. El financiero Hjalmar Schacht se encargó de elaborar y poner en práctica gran parte de la política económica y bancaria, y Albert Speer, arquitecto y uno de los principales dirigentes del partido, desempeñó una labor fundamental supervisando la situación económica en el periodo inmediatamente anterior a la II Guerra Mundial.
Las repercusiones
de la I Guerra Mundial
El origen
inmediato del nacionalsocialismo debe buscarse en las consecuencias de la
derrota alemana en la I Guerra Mundial (1914-1918). De acuerdo con los términos
del Tratado de Versalles (foto arriba) del año 1919, Alemania era la única responsable del
conflicto, por lo que fue despojada de su imperio colonial y de importantes
territorios en el continente, como Alsacia y Lorena, y obligada a pagar onerosas
reparaciones de guerra.
La vida política y económica alemana se vio gravemente
afectada a causa de las condiciones de este acuerdo. La elevada inflación, que
alcanzó un punto crítico en 1923, casi terminó con la clase media alemana, y
muchos de sus miembros, empobrecidos y sin esperanzas, se comenzaron a sentir
atraídos por los grupos políticos radicales que surgieron en la posguerra.
Pocos
años después de que se hubiera alcanzado un cierto grado de progreso y
estabilidad económica, la crisis económica mundial que comenzó en 1929 sumió a
Alemania en una depresión que parecía irremediable. La República de Weimar,
régimen instaurado en Alemania tras la disolución del II Reich (II Imperio
Alemán) al finalizar la guerra, se vio sometida a crecientes ataques tanto de la
derecha como de la izquierda durante estos años y no fue capaz de solucionar
eficazmente la desesperada situación del país. Hacia 1933, la mayoría de los
votantes alemanes apoyaron a alguno de los dos principales partidos
totalitarios, el Partido Comunista Alemán (KPD) y el NSDAP.
El Partido
Nacionalsocialista
El
NSDAP tuvo su
origen en el Partido Obrero Alemán, fundado en Munich en 1919. Cuando Adolf
Hitler se unió a él en ese mismo año, la agrupación contaba con unos 25
militantes, de los cuales sólo seis participaban en debates y conferencias.
Hitler se convirtió en el líder de la formación poco después de afiliarse a
ella.
Durante el primer mitin del Partido Obrero Alemán, celebrado en Munich el
24 de febrero de 1920, Hitler leyó el programa del partido, elaborado en parte
por él; constaba de 25 puntos en los que se combinaban desmesuradas demandas
nacionalistas y doctrinas racistas y antisemitas; en el punto vigésimo quinto se
establecía lo siguiente como condición indispensable para el cumplimiento de los
objetivos previstos: “Frente a la sociedad moderna, un coloso con pies de barro,
estableceremos un sistema centralizado sin precedentes, en el que todos los
poderes quedarán en manos del Estado. Redactaremos una constitución jerárquica,
que regirá de forma mecánica todos los movimientos de los individuos”.
Hitler, el líder supremo
Poco después del
mitin de febrero de 1920, el Partido Obrero Alemán pasó a denominarse Partido
Nacionalsocialista Alemán del Trabajo. Esta nueva organización se fue
desarrollando poco a poco, especialmente en Baviera. Sus miembros estaban
convencidos del valor de la violencia como medio para alcanzar sus fines, por lo
que no tardaron en crear las Sturm Abteilung (‘sección de asalto’) o SA, una
fuerza que se encargó de proteger las reuniones del partido, provocar disturbios
en los mítines de los demócratas liberales, socialistas, comunistas y
sindicalistas, y perseguir a los judíos, sobre todo a los comerciantes. Estas
actividades fueron realizadas con la colaboración de algunos de los oficiales
del Ejército, particularmente Ernst Röhm.
Hitler fue
elegido presidente con poderes ilimitados del partido en 1921. Ese mismo año, el
movimiento adoptó como emblema una bandera con fondo rojo en cuyo centro había
un círculo blanco con una cruz esvástica negra. En diciembre de 1920, Hitler
había fundado el periódico Völkischer Beobachter, que pasó a ser el diario
oficial de la organización. A medida que fue aumentando la influencia del KPD,
fundado en 1919, el objetivo principal de la propaganda nacionalsocialista fue
la denuncia del bolchevismo, al que consideraban una conspiración internacional
de financieros judíos. Asimismo, proclamaron su desprecio por la democracia e
hicieron campaña en favor de un régimen dictatorial.
El putsch de
Munich
El 8 de noviembre
de 1923, Hitler, con 600 soldados de asalto, se dirigió a una cervecería de
Munich en la que Gustav von Kahr, gobernador de Baviera que en octubre se había
proclamado comisario general con poderes dictatoriales, estaba pronunciando un
discurso. Apresó a Von Kahr y sus colaboradores y, alentado por el general Erich
Ludendorff, declaró la formación de un nuevo gobierno nacional en nombre de Von
Kahr. Éste, tras simular aceptar el cargo de regente de Baviera que Hitler le
otorgó, fue liberado poco después y tomó medidas contra Hitler y Ludendorff.
El
líder nazi y sus compañeros consiguieron huir el 9 de noviembre después de un
pequeño altercado con la policía de Munich, de manera que el llamado putsch de
Munich (o de la cervecería) fracasó. Hitler y Ludendorff fueron arrestados
posteriormente. Este último fue absuelto, pero Hitler resultó condenado a cinco
años de prisión y el partido fue ilegalizado. Durante su encarcelamiento, Hitler
dictó Mein Kampf (Mi lucha) a Rudolf Hess. Esta obra, que más tarde
desarrollaría su autor, era una declaración de la doctrina nacionalsocialista,
que contenía además técnicas de propaganda y planes para la conquista de
Alemania y, más tarde, de Europa. Mein Kampf se convirtió en el fundamento
ideológico del nacionalsocialismo algunos años después.
Hitler fue puesto
en libertad antes de un año. El partido nazi se hallaba prácticamente disuelto,
debido en gran medida a que la mejora de las condiciones políticas del país
había generado una atmósfera más propicia para las organizaciones políticas
moderadas.
Durante los años siguientes, Hitler consiguió reorganizar el partido
con la ayuda de un reducido número de colaboradores leales. Se autoproclamó
Führer (‘jefe’) del partido en 1926 y organizó un cuerpo armado de unidades
defensivas, las Schutz-Staffel o SS, para vigilar y controlar al partido y a su
rama paramilitar, las SA. Cuando comenzó la crisis económica mundial de 1929,
Alemania dejó de recibir el flujo de capital extranjero, disminuyó el volumen
del comercio exterior del país, el ritmo de crecimiento de la industria alemana
se ralentizó, aumentó enormemente el desempleo y bajaron los precios de los
productos agrícolas.
A medida que se agravaba la depresión, la situación se
mostraba cada vez más propicia para una rebelión. Fritz Thyssen, presidente de
un grupo empresarial del sector del acero, y otros capitalistas entregaron
grandes cantidades de dinero al NSDAP. No obstante, numerosos empresarios
alemanes manifestaron su firme rechazo a este movimiento.
Algunas Características Básicas del Partido NAZI
a) Racismo antisemita. Sólo podía ser
considerado ciudadano alemán el que llevara sangre alemana, característica que
se negaba que poseyeran los judíos.
b) Nacionalismo expansivo. Frente a la
prohibición de los tratados de paz, se reivindicaba la unión de todos los
alemanes en una “Gran Alemania”, es decir. el Anschluss con Austria,
además de la posibilidad de anexionar zonas de mayoría demográfica germana en
otras naciones, y se afirmaba el derecho a poseer suelo suficiente para un gran
pueblo.
c) Control de la prensa y de la creación
literaria y artística, con el argumento de que se “lucha contra la mentira
política”. Corolario de este punto fue el monopolio de la información y de la
“verdad” por el Partido.
d) Abolición de los beneficios de las grandes empresas.
Nos encontramos aquí con el conflictivo punto 11, reivindicado por Feder y la
izquierda del Partido, y olvidado cuando los magnates de la industria lo
financiaron.
El Partido
Nacionalsocialista en el Reichstag
El NSDAP ganó
apoyo rápidamente y reclutó en sus filas a miles de funcionarios públicos
despedidos, comerciantes y pequeños empresarios arruinados, agricultores
empobrecidos, trabajadores decepcionados con los partidos de izquierdas y a
multitud de jóvenes frustrados y resentidos que habían crecido en los años de la
posguerra y no tenían ninguna esperanza de llegar a alcanzar cierta estabilidad
económica.
En las elecciones al Reichstag (Parlamento alemán) de 1930 los nazis
obtuvieron casi 6,5 millones de votos (más del 18% de los votos totales
emitidos), lo que suponía un gran ascenso en comparación con los 800.000 votos
(aproximadamente un 2,5%) obtenidos en 1928. Los 107 escaños alcanzados en estas
elecciones les convirtieron en el segundo partido del Reichstag, después del
Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que ganó 143 escaños. El KPD, con 4,6
millones de votos, también logró un considerable avance con la obtención de 77
escaños.
El partido nazi
rentabilizó al máximo el agravamiento de la depresión económica (conocida
internacionalmente como la Gran Depresión) entre 1929 y 1932. Los esfuerzos
desesperados del canciller Heinrich Brüning por salvar la república democrática
mediante decretos de emergencia no consiguieron frenar el creciente desempleo.
Por el contrario, la ineficacia de su administración socavó la escasa fe de la
población alemana en la democracia parlamentaria. Así pues, Hitler obtuvo un
elevado número de votos en las elecciones presidenciales de 1932, aunque la
victoria final fue para Paul von Hindenburg.
En las elecciones
al Reichstag celebradas en julio de 1932, el NSDAP recibió 13,7 millones de
votos y consiguió 230 escaños de un total de 670. Se había convertido en el
partido más fuerte, aunque no contaban aún con mayoría, y el presidente
Hindenburg ofreció a los nacionalsocialistas ingresar en un gobierno de
coalición. Hitler rechazó esta propuesta y reclamó gobernar en solitario. Se
disolvió el Reichstag y el NSDAP obtuvo únicamente 11,7 millones de votos (196
escaños) en las elecciones que se convocaron en noviembre para elegir una nueva
asamblea.
El SPD y el KPD obtuvieron en total más de 13 millones de votos, lo
que les reportó 221 escaños; sin embargo, puesto que estos grupos eran rivales,
los nazis, a pesar de su retroceso electoral, continuaron siendo la fuerza
mayoritaria en el Reichstag. Hitler volvió a negarse a participar en un gobierno
de coalición y la asamblea legislativa alemana se disolvió por segunda vez.
Hindenburg finalmente nombró a Hitler canciller el 30 de enero de 1933,
aconsejado por Franz von Papen. A partir de este momento se inició la creación
del Estado nacionalsocialista.
A finales de
febrero, cuando estaba a punto de concluir la campaña de las nuevas elecciones
al Reichstag, el edificio que albergaba al parlamento fue destruido por un
incendio y se sospechó que este acto había sido provocado. Los nazis culparon a
los comunistas y utilizaron este incidente como un pretexto para reprimir a los
miembros del KPD con una brutal violencia; la misma suerte corrió posteriormente
el SPD. Ningún partido ofreció una resistencia organizada. Finalmente, todas las
demás agrupaciones políticas fueron ilegalizadas, se consideró un delito la
formación de nuevos partidos, y los nacionalsocialistas pasaron a ser la única
organización política legal.
Por la Ley de Poderes Especiales del 23 de marzo de
1933, todas las facultades legislativas del Reichstag fueron transferidas al
gabinete. Este decreto otorgó a Hitler poderes dictatoriales por un periodo de
cuatro años y representó el final de la República de Weimar. El 1 diciembre de
1933 se aprobó una ley por la cual el partido nazi quedaba indisolublemente
ligado al Estado.
|
|||
De Personalidad
compleja, a la vez mediocre y carismática, Adolf Hitler marcó para
siempre la historia del mundo, al encarnar, mediante el culto al
Führer, la dictadura nazi, que rebasó los límites de la
monstruosidad y la barbarie en el siglo XX. Clave de la ideología y
el régimen, Adolf Hitler, fundador y caudillo del
nacionalsocialismo. A pesar de su personalidad enigmática, pocas
dudas subsisten sobre el personaje; sin embargo, la cuestión
historiográfica no reside en perfilar su retrato real, sino en
discernir la imagen que de él se forjaron su Partido y el pueblo
alemán en un proceso de deificación.
|
http://www.portalplanetasedna.com.ar/nazismo.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario