sábado, 25 de julio de 2015

LA FECUNDACIÓN "IN VITRO"....NACIMIENTO DEL PRIMER "BEBÉ PROBETA"




 El ámbito de la Tecnología está comprendido entre la Ciencia y la Técnica propiamente dichas, por tanto el término "tecnológico" equivale a "científico-técnico". El proceso tecnológico da respuesta a las necesidades humanas; para ello, recurre a los conocimientos científicos acumulados con el fin de aplicar los procedimientos técnicos necesarios que conduzcan a las soluciones óptimas.
La Tecnología abarca, pues, tanto el proceso de creación como los resultados. Dependiendo de los campos de conocimiento, existen múltiples ramas o tecnologías: mecánica, materiales, del calor y frío, eléctrica, electrónica, química, bioquímica, nuclear, telecomunicaciones, de la información. 

La definicion"Bebé Probeta" es un término popular que se aplica a los niños nacidos tras la fertilización in vitro utilizando un óvulo procedente de la madre. Tras la fertilización, el cigoto se coloca en el útero materno para que se desarrolle con normalidad. 

 

Fecundación in vitro

La fecundación in vitro (FIV o IVF por sus siglas en inglés) es una técnica por la cual la fecundación de los ovocitos por los espermatozoides se realiza fuera del cuerpo de la madre. La FIV es el principal tratamiento para la esterilidad cuando otros métodos de reproducción asistida no han tenido éxito. El proceso implica el control hormonal del proceso ovulatorio, extrayendo los ovocitos de los ovarios maternos, para permitir que sean fecundados por los espermatozoides en un medio líquido. El ovocito fecundado (el cigoto) se transfiere entonces al útero de la hembra con la intención de iniciar un embarazo. 


Primer Bebé Probeta

Desde el nacimiento de la primera bebé probeta en Inglaterra en 1978, experimentos similares a través de técnicas cada vez más avanzadas en todo el mundo resultaron en otros 29 mil niños concebidos de manera artificial, como parte una "industria" que comienza a ser cada vez más cuestionada por sus protagonistas.
Cuando Louise Brown nació el 25 de julio de 1978 en Oldham, al norte de Inglaterra, con un peso de dos kilos y 61 gramos, ella fue el primer bebé probeta del mundo, el resultado de un procedimiento ahora común llamado fertilización in vitro.
Louise Brown es la primera bebé probeta del mundo y nació como resultado de los experimentos del profesor Robert Edwards y el doctor Patrick Steptoe, los pioneros británicos en la técnica de unir un espermatozoide y un óvulo para obtener un cigoto en el laboratorio e implantarlo en un útero femenino. La técnica, algunos años después, dejaría de emplearse sólo para "ayudar a parejas estériles" para convertirse en un lucrativo negocio cada vez más perfeccionado científicamente.
El anuncio del nacimiento de Louise Brown generó en 1978 toda clase de reacciones, desde las que vaticinaban una nueva era de niños diseñados a la carta y gestados en úteros artificiales como en Un mundo feliz, de Aldous Huxley hasta las que advertían sobre el advenimiento de una generación de “freaks”. Pero las parejas con problemas de infertilidad una de cada siete en todo el mundo muy pronto se volcaron a la reproducción asistida. Y los resultados, aunque no siempre exitosos, les dieron la razón. Las chances de embarazo mediante técnicas de fertilidad son hoy iguales y a veces superiores a las probabilidades de embarazo por el natural método de la cópula, cuya eficacia se ubica entre el 25 y el 30% por cada ciclo menstrual. 


Avances

Mientras en la concepción natural varios cientos de millones de espermatozoides tratan de ingresar a un óvulo y finalmente sólo uno el más apto puede fecundarlo, técnicas como la microinyección de esperma dan a los especialistas la facultad de seleccionar qué espermatozoide determinará los rasgos del bebé.
El desarrollo de esta técnica, que desde 1992 permite la fecundación en un microscopio a través de la inyección directa de un espermatozoide a un óvulo, ha hecho que hoy sea muy fácil obtener embriones con características específicas aunque muchas vidas se pierdan en el camino. Si bien al comienzo los óvulos fecundados eran colocados rápidamente en el útero femenino, la criotecnología ha desarrollado métodos para mantener vivos los embriones congelándolos hasta que alguna pareja decida continuar con su ciclo de vida. Sin embargo, no todo es tan simple, pues muchas veces los embriones no son reclamados por sus "dueños" y éstos deben ser "desechados", es decir muertos.

La reproducción ya no es lo que era

Con Louise Brown, la reproducción humana dejó de ser exclusivamente cuestión de sexo en la cama y deseo de trascendencia. Quizás lo más revolucionario que inauguraron Edwards y Steptoe fue la inclusión de muchos en un proyecto amoroso antes reservado solamente a dos. Hoy no hace falta una relación sexual para concebir.
El imperativo social de tener descendencia y el poderoso deseo individual vuelcan a las parejas a buscar un niño “biológico” a toda costa, aunque a veces no porte el ADN de la madre o del padre, ya que muchos procedimientos se realizan con óvulos donados o espermatozoides de bancos de semen. Pero todo esfuerzo vale la pena, según dicen todas las parejas que sonríen con sus vástagos en brazos.
La fertilización in vitro abrió múltiples puertas. Ya no se trata únicamente de ayudar a las mujeres que, como la madre de Louise Brown, tienen problemas en sus Trompas de Falopio. También se trata de ayudar a las mujeres que deciden tener hijos después de haber logrado una carrera laboral y profesional, cuando su reloj biológico se niega a producir óvulos aptos o cuando pasaron la menopausia. En este sentido, las técnicas de reproducción asistida igualaron la capacidad fértil de hombres y mujeres.
La demanda de reproducción asistida sigue creciendo junto con el número de clínicas dedicadas a este campo. Se estima que unos tres millones de niños nacieron en los últimos 30 años con ayuda de las técnicas de fertilidad asistida.
Además de los bebés de probeta ya nacidos, existen millares de embriones que aguardan, congelados, su destino: ser transferidos al útero de su madre en un futuro; ser donados a parejas que no logran embriones ni con toda la ayuda de la ciencia; ser destinados a la investigación de problemas de infertilidad o utilizados para obtener células madre (stem cells) en el pujante campo de la medicina regenerativa. 



Científicos de la Universidad de Stanford (EE UU) han utilizado un microscopio que toma imágenes de forma secuencial para seguir el desarrollo embrionario, una técnica que podría mejorar las posibilidades de embarazo tras una fecundación in vitro, según publica esta semana la revista Nature. Gracias a este sistema, las clínicas de reproducción asistida podrán mejorar los métodos de selección de los embriones que implantan a mujeres que deciden someterse a una fecundación in vitro para quedarse embarazadas.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/832379/0/fecundacion/vitro/avances/#xtor=AD-15&xts=467263

Nuevas técnicas de fecundación in vitro

Una mujer británica se ha convertido en la primera del mundo en concebir mediante una nueva técnica de Fecundación “In Vitro” (FIV) que podría más que duplicar el índice de éxito de embarazos.

La mujer, de 41 años de edad, recibió el tratamiento tras dos abortos espontáneos y 13 intentos fallidos de FIV.

La técnica permite a los médicos examinar los óvulos frescos en busca de cromosomas anormales, una de las principales causas del aborto espontáneo. Muchos embriones a los que les faltan cromosomas o con cromosomas dañados acaban dando lugar a un aborto espontáneo, pero otros salen adelante produciendo afecciones como el síndrome de Down.

La mujer, tratada por médicos del Care Fertility Group de Nottingham, debería dar a luz en los próximos dos meses.

Las clínicas de fertilidad han pedido durante mucho tiempo un modo para examinar los óvulos o embriones en busca de anormalidades cromosómicas importantes. Un óvulo sano porta 46 cromosomas –23 pares–, pero antes de que se pueda fertilizar debe deshacerse de 23, empaquetándolos en una estructura denominada cuerpo (o corpúsculo) polar. La nueva técnica examina los cromosomas de esta estructura.

Los médicos de la clínica reunieron nueve óvulos de la mujer tras estimular sus ovarios con fármacos hormonales estándar. Utilizando la nueva técnica de exploración, observaron que solo dos tenían los cromosomas intactos y, por tanto, se podrían implantar y conducir a un embarazo fructífero. Se implantaron ambos embriones en la mujer y uno condujo a un embarazo.
"Uno de los principales motivos por los que falla la FIV es la abnormalidad cromosómica", señaló Simon Fishel, director del Care Fertility Group. "El análisis completo de los cromosomas ofrece una gran esperanza para muchas parejas que tienen pocas esperanzas de concebir, las que han tenido muchos intentos fallidos y las que quieren maximizar sus posibilidades en cada intento. Ahora tenemos la mejor herramienta para lograrlo".
La técnica, denominada hibridización genómica comparativa del cuerpo polar, es la primera que permite examinar todos los cromosomas de un óvulo para ver si alguno falta o está duplicado.
El proceso utiliza un láser para realizar una pequeña incisión en la membrana externa del óvulo, desde la que los médicos pueden extraer el cuerpo polar con los 23 cromosomas expulsados antes de la fertilización. A continuación, los médicos utilizan un proceso de exploración informatizado para examinar si están todos los cromosomas.
"Este método de exploración tiene el potencial de mejorar los índices de natalidad, y de minimizar la frecuencia de aborto espontáneo y los defectos de nacimiento causados por las irregularidades cromosómicas", señaló Fishel.


Científicos de la Universidad de Stanford (EE UU) han utilizado un microscopio que toma imágenes de forma secuencial para seguir el desarrollo embrionario, una técnica que podría mejorar las posibilidades de embarazo tras una fecundación in vitro, según publica esta semana la revista Nature. Gracias a este sistema, las clínicas de reproducción asistida podrán mejorar los métodos de selección de los embriones que implantan a mujeres que deciden someterse a una fecundación in vitro para quedarse embarazadas. Las clínicas de reproducción asistida podrán mejorar los métodos de selección de los embrionesLos científicos filmaron embriones durante los días posteriores a que se produjera la fecundación en busca de instantáneas que permitieran deducir cuáles de los cigotos con dos días se desarrollarían hasta ser un blastocito, etapa embrionaria que tiene lugar 5 ó 6 días después de la fecundación y antes de que se produzca la implantación en el endometrio. Los investigadores observaron que había ciertas características que se repetían en aquellos embriones que acababan llegando a la etapa conocida como blastocito. En primer lugar, los embriones pasaban por una fase de citocinesis, cuando se produce la división del citoplasma, de una duración de entre 0 y 33 minutos. Otra de las conclusiones a las que llegaron es que las células individuales de un mismo embrión contienen diferentes tipos de expresiones genéticas, con algunas células que conservan transcripciones heredadas por vía materna a través de los óvulos, mientras que otras células tienen expresiones genéticas adquiridas durante el desarrollo embrionario. Si este método no intrusivo de seguimiento del desarrollo embrionario se llegara a utilizar en los tratamientos de fecundación in vitro, se multiplicarían las posibilidades de que se produjera un embarazo tras la implantación del cigoto.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/832379/0/fecundacion/vitro/avances/#xtor=AD-15&xts=467263
Científicos de la Universidad de Stanford (EE UU) han utilizado un microscopio que toma imágenes de forma secuencial para seguir el desarrollo embrionario, una técnica que podría mejorar las posibilidades de embarazo tras una fecundación in vitro, según publica esta semana la revista Nature. Gracias a este sistema, las clínicas de reproducción asistida podrán mejorar los métodos de selección de los embriones que implantan a mujeres que deciden someterse a una fecundación in vitro para quedarse embarazadas.

 
 Fuentes
  • Revista Bohemia, noviembre del 2010.
  • Artículo Fecundación in vitro.
  • Artículo Bebés Probeta. Disponible en: "www.embarazada.com".
  • http://www.ecured.cu/index.php/Beb%C3%A9_probeta 
  • http://avances-tecnologicos.euroresidentes.com/2009/01/nuevas-tecnicas-de-fecundacion-in-vitro.html

ROSALIND FRANKLIN.....LA CARA B DEL ACIDO DESOXIRRIBONUCLEICO




La biofísica inglesa Rosalind Franklin, autora de la Fotografía 51 en la que obtenía una imagen del ADN mediante técnicas de rayos X, será recordada por la comunidad científica como figura clave para la ciencia del siglo XX. Gracias a esta conocida imagen, las investigaciones de Watson, Crick y Wilkins culminaron  en 1962 con el premio Nobel por el descubrimiento del ADN. Precisamente, Wilkins reconocería la labor de Rosalind Franklin a sus investigaciones justo 4 años después de la muerte de la científica inglesa.
Probablemente, Rosalind Franklin habría logrado llegar a las mismas conclusiones tan sólo unos meses mas tarde pero ella nunca supo que una filtración de su trabajo había contribuido a desvelar el secreto de la vida.
Rosalind Franklin murió en 1958 a los 37 años de un cáncer de ovario que pudo ser consecuencia de su trabajo con los rayos X. Cuatro años más tarde, en 1962, Watson, Crick y Wilkins se repartieron el Premio Nobel que para muchos mereció Rosalind Franklin. Sin embargo el premio de la Academia sueca nunca se entrega a título póstumo ni puede compartirse entre más de tres personas.


Rosalind Franklin, además, destacó en otro tipo de investigaciones relacionadas con las microestructuras del carbón y el grafito. Fueron también relevantes sus trabajos sobre la estructura de los virus.
Tal fue la contribución a la ciencia de Rosalind Franklin que son varias las instituciones y premios a los que da nombre, como la universidad Rosalind Franklin University o los premios Royal Society Rosalind Franklin Award and Lecture, que premian la labor de la mujer en la ciencia.
Pero la figura de de Rosalind Franklin no solo ha sido relevante en el mundo de la ciencia. Para la comunidad feminista la labor realizada por la investigadora, abriendo camino a la presencia de la mujer en la comunidad científica, la enmarcan como una de las figuras más relevantes. Su presencia en la universidad de Cambridge ya sufrió la oposición de su familia, pero Rosalind Franklin, de fuerte carácter y personalidad -como reconocen algunos de sus colegas-, no solo consiguió formarse, sino que se convirtió en una gran investigadora a pesar del desprecio sufrido por parte de algunos de sus colegas.
Una mujer obviada
Rosalind Franklin fue una de esas mujeres obviadas por dedicarse a la ciencia y a la investigación. Destinadas al olvido por instituciones y compañeros a pesar de que sus descubrimiento cambien el rumbo de las cosas y el sentido de la vida. Nació en Londres el 25 de julio de 1920, la segunda de cinco hijos en una familia judía. Sus padres, Ellis y Muriel, participaban en organizaciones benéficas y servicios a la comunidad. Rosalind Franklin siempre había demostrado una aptitud temprana para las matemáticas y la ciencia y un don para los idiomas. Después de escuchar a Einstein en una de sus conferencias decide graduarse en Químicas por la Universidad de Cambridge. Al principio su padre desaprueba la idea, pero lo cierto es que él mismo había estudiado ciencias e incluso aprendido alemán con el fin de intentar convertirse en científico además de defender siempre la educación como valor primordial. Los años de Universidad de Rosalind Franklin estuvieron marcados por la Segunda Guerra Mundial, lo que provocó que muchos de sus profesores fuesen detenidos o dejasen su trabajo. Durante aquella época escribió una carta en la que comentaba: «Prácticamente la totalidad de los miembros del laboratorio han desaparecido. Bioquímica se ejecutará casi en su totalidad por los alemanes, y no puede sobrevivir». En este mismo laboratorio había estudiado Newton y allí se constituyó el Laboratorio Cavendish, nombre del físico que unificó las fuerzas eléctricas y el magnetismo.


Cuando acabó sus estudios pasó tres años muy productivos en París en el Laboratoire de Services Chimiques de L?Etat, donde aprende y desarrolla técnicas tan innovadoras como relevantes para su futuro, entre las que destacan las de difracción de rayos X, también llamada «cristalografía de rayos X». En 1951, Rosalind Franklin vuelve a Inglaterra como investigadora asociada en el laboratorio de Juan Randall en Cambridge.
Para Rosalind era la gran oportunidad de aplicar sus conocimientos a la biología y el laboratorio de Randall se encontraba en el mejor nivel de desarrollo. Fue allí donde su trayectoria se cruzó con la Maurice Wilkins.
Wilkins había sido el primero en reconocer los ácidos nucleicos y no estaba dispuesto a que Rosalind Franklin fuese su competencia. En ese momento se conocía la forma deshidratada de la molécula, la que no sugería una forma helicoidal. Franklin se concentró primero en interpretar los patrones de difracción utilizando las laboriosas fórmulas de Patterson y consiguió sus objetivos: Rosalind Franklin pulverizó los argumentos de todos sus colegas. La cantidad de agua en el modelo no correspondía al de los estudios de difracción. En 1952 consigue con el difractómetro de rayos X, fotografiar la cara B del ADN hidratado, la famosa Foto 51, la columna vertebral del ADN.
A espaldas de Rosalind, Wilkins le enseña a Watson las fotos decisivas que ésta ha obtenido del ADN y cuyos resultados aún no ha publicado.
La vida de Rosalind Franklin fue tan corta como protagonista. Siendo mujer, científica y judía, tuvo que soportar el desprecio de otros científicos, ver como su trabajo fue discriminado. Su misógino jefe fue capaz tacharla de «conflictiva» y «poco femenina» pero no dudó un momento en robarle su trabajo sobre el cual orientó y logró armar un informe con la información genética y los resultados de Rosalind.




 La ley de Bragg dice que cada cristal atravesado por el haz de rayos X deja una especie de huella de identidad o retrato que solo un experto puede interpretar y que éstas revelan cómo es la estructura de la molécula de un cristal y la colocación de sus átomos.
Estos datos constituyen toda una revelación para Rosalind, que empieza así a familiarizarse con el mundo de la materia extremadamente pequeña y en tres dimensiones.
El sino de la joven, que cuenta entonces 21 años, continúa siéndole favorable y consigue trabajar a las órdenes de otro futuro premio Nobel, el fisicoquímico pionero en fotoquímica Ronald Norrish, famoso empero por su trato desabrido para con los becarios. Poco importa todo ello a  Rosalind, ya que no solo disfruta con su trabajo sino que además goza por vez primera de su independencia, viviendo en un piso de alquiler en el que puede recibir a sus amigos, guisar y disfrutar a voluntad de su tiempo libre.
El mes de agosto del año siguiente acepta un trabajo para estudiar el carbón en la British Coal Utilisation Research Association (BCURA), dirigida por Donald H. Bangham. El carbón vegetal era, en plena guerra, un combustible de gran protagonismo y trascendencia, ya que se empleaba como filtro de las máscaras de gas. Tras investigar sus diferentes tipologías, Rosalind presenta cinco publicaciones, consigue doctorarse y contribuye a la fabricación de una máscara de gas más eficaz.
Había nacido una científica.
 Los contactos de una de sus amigas le facilitan conseguir un puesto como fisicoquímica junto a Marcel Mathieu, que gestiona un centro de investigación en París. La sintonía con el científico es instantánea y se mantendrá de por vida. A su lado, Rosalind aprende y desarrolla técnicas tan innovadoras como relevantes para su futuro, entre las que destacan las de difracción de rayos X, llamada también ‘cristalografía de rayos X’. Una técnica tan compleja como poco conocida, que pretende aplicar el método de la cristalografía a materias no cristalinas. Su ojo científico se aguza y le permite perfeccionar dichos procesos y publicar varios estudios sobresalientes.



En 1950 sus avances en dicha disciplina llegan a oídos de John Randall director del laboratorio del King’s College de Londres, quien le insta a sumarse a su unidad de investigación en la que sólo trabajarían ella y el que sería su mano derecha, Raymond Gosling. Éste había sido hasta entonces ayudante de un joven físico neozelandés,Maurice Wilkins, que había trabajado en el ADN, aunque las imágenes que había obtenido hasta entonces eran harto confusas.
Rosalind se entusiasma con el proyecto y aunque su vida en París la subyuga (había escrito a sus padres diciendo que Francia le gustaba tanto o más que Inglaterra y los ingleses), decide volver a Inglaterra. La joven cuenta entonces ya con 30 años, una edad respetable para una época en la que las mujeres se hallaban irremisiblemente educadas para el matrimonio, y que en caso de ser trabajadoras no dudaban en abandonar su puesto una vez contraído el enlace. Pero Rosalind tiene las cosas claras. Años más tarde, sus amigas contarán que jamás encontró al hombre adecuado que le compensase lo suficiente para dejar la investigación y…la libertad.
La científica arriba a Londres en enero del año siguiente y monta su laboratorio solventado las carencias que su antecesor, Maurice Wilkins, no había sido capaz de cubrir. El regreso de éste, que se encontraba de vacaciones, no es precisamente placentero. El científico, incapaz de asimilar las mejoras que la recién llegada ha aportado a 'su laboratorio' y el hecho de que Gosling se haya convertido en su ayudante, sumados a su natural machismo, le predisponen contra la recién llegada.
Pero en mayo de 1952 la científica consigue, con el difractómetro de rayos X, fotografiar la cara B del ADN hidratado, la famosa Foto 51, columna vertebral del ADN.


Hasta la fecha, dos investigadores de la Universidad de Cambridge, James Watson y Francis Crick, habían abordado el problema de la estructura del ADN basándose en los datos obtenidos por otros científicos y especulando sobre ellos habían construido un modelo en tres dimensiones, un modelo que no respondía a la realidad y que tras ser analizado por Rosalind es rechazado. Pero los dos científicos perseveran y como ha quedado demostrado en repetidas ocasiones desafortunadamente, la historia de la ciencia una vez más es injusta con las mujeres. El desabrido Wilkins, a espaldas de Rosalind, le enseña a Watson las fotos decisivas que ésta ha obtenido del ADN y cuyos resultados aún no ha publicado.
Poco después, el 25 de abril del siguiente año, la prestigiosa revista Nature publica tres artículos de los grandes hallazgos de la biología bajo el único título de Estructura molecular de los ácidos nucleicos. El primero, firmado por Crick y Watson, es la estrella de la revelación del descubrimiento científico, la estructura del ADN; el segundo es un artículo de Wilkins y el tercero, el de Rosalind. Incómoda con la situación, Rosalind decide entonces abandonar todo lo relacionado con el tema.
El espíritu luchador de esta «heroína olvidada» llamada Rosalind Franklin, le permitió seguir investigando y gracias a ello lideró varios trabajos pioneros relacionados con el virus del mosaico de trabaco y el virus de la polio.


 http://www.lavozdegalicia.es/noticia/informacion/2013/07/24/rosalind-franklin-autora-fotografia-identifico-estructura-adn/00031374
 http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20130416/54369468900/rosalind-franklin-adn-cientifica-descubridora-biofisica-cristalogra

sábado, 18 de julio de 2015

LA HISPANIA ROMANA....HISTORIA DE ESPAÑA-PARTE I



La Hispania Romana arranca de la pugna romano cartaginesa. Cartago fue la primera potencia que utilizó los recursos de la Península con el fin de consolidar un imperio económico. Previamente, ya había sometido y obligado a fusionarse aceptando su superioridad a los belicosos pueblos libios, fundando una oligarquía plutocrática a la manera de las repúblicas comerciales italianas de finales de la Edad Media. En la ciudad de Cartago se había establecido un ejército fuerte, partidario de defender su imperio económico por la fuerza de las armas, apoyada en la superioridad de su flota. Dominada la costa libia a mediados del siglo VI a.C., Cartago consolidó progresivamente su imperio económico con la fundación de una serie de bases comerciales y militares en toda la cuenca del Mediterráneo occidental. Venidas a menos las antiguas metrópolis fenicias, sólo pudo hacerle alguna sombra el pueblo griego de los focenses, establecido en las costas de Galia e Hispania y en algunas islas. Una coalición etrusco cartaginesa derrotó a los de Focea en la batalla de Alalia, tras la cual Cartago se estableció en Córcega y parte de Sicilia, manteniendo un forcejeo bélico continuo en la isla de Cerdeña, hecho que favoreció la creación de un poderoso grupo militar: Malco, general derrotado en Cerdeña, se impuso en Cartago con los restos de su ejército. Su sucesor, Magón, fue el primero de una serie de caudillos que dominaron la república durante muchos años.


Ruinas de Carthago Nova (Cartagena, Murcia).
Mientras tanto, en la Península Itálica, una ciudad del Lacio, Roma, comenzaba a imponerse con fuerza en la zona, aunque aún se hallaba lejos de representar un poder digno de enfrentarse al poderío de Cartago. El enfrentamiento entre ambas potencias se atisbaba ya en el tratado que firmaron en 508 a.C., y que incluía una cláusula referente a Hispania: en ella, Cartago prohibía a Roma y a sus aliados focenses de Marsella navegar por aguas hispanas.
Justino, tomando sus noticias de Trogo Pompeyo, informó que con ocasión de la ruina de Tiro los pueblos ibéricos atacaron a Cádiz. Los fenicios gaditanos buscaron el auxilio de Cartago, que estableció permanentemente destacamentos de tropas en la ciudad; tras ello, los cartagineses se establecieron en Ibiza para servir de enlace entre África e Hispania. Los cartagineses obtuvieron de estos primeros contactos con la Península la colaboración de mercenarios, sobrios, aguerridos y extraordinariamente resistentes: su armamento -casco con cimera, sable o falcata, caetra o pequeño escudo circular- era extremadamente eficaz, por lo que algunas de sus armas fueron incorporadas por los ejércitos de la época. Conservamos noticias de la participación de mercenarios hispanos en la batalla de Himera, combatiendo al servicio de Amílcar; más tarde, en la lucha entre las ciudades sicilianas de Selinunte y Segesta, a la que los cartagineses apoyaban en contra de la primera, los mercenarios ibéricos tuvieron una actuación destacada, mencionando las fuentes a los honderos, acaso baleares. Los mercenarios hispanos combatieron asimismo de manera destacada en otras varias batallas: en Himera, en el sitio de Agrigento, en Gela... Aunque combatían generalmente al mando de los cartagineses, no se hallaban al servicio de un solo partido y ofrecían sus servicios al mejor postor, dependiendo de un variado conjunto de circunstancias.
Amenazada seriamente Cartago por el poderío militar de Roma a mediados del siglo IV a.C., la Península es tierra de gran importancia estratégica para las potencias contendientes. En un nuevo tratado firmado entre ambas en el año 348 a. C., se determinó el cabo de Palos como límite a la expansión a las colonias griegas protegidas por los romanos, reservándose aún la potencia cartaginesa el monopolio comercial de las tierras ricas en metales y en hombres, principalmente Andalucía y el interior.
La antaño poderosa Cartago se vio paulatinamente abocada a defender las últimas posibilidades de conservar un imperio comercial, por lo que puso sus esperanzas en las tierras hispanas, frente al impetuoso avance de Roma. Ésta, poseedora de un ejército fuerte y disciplinado y con una escuadra muy manejable y efectiva, aceptó el reto de Cartago de combatir en Sicilia; tras una serie de batallas y escaramuzas se produjo la victoria romana frente a su adversaria, quien perdió a un tiempo Sicilia y la supremacía marítima que había mantenido -aunque ya al final casi nominalmente- a lo largo de siglos. Al mediar el siglo III, una serie de circunstancias pusieron a Cartago en la necesidad de defender los restos de su imperio: el poderío de Roma era ya avasallador. Una serie de revueltas habían ido mostrando la hostilidad de los iberos hacia las colonias aliadas de los púnicos en la costa, expulsando progresivamente a los cartagineses de ellas. Amílcar Barca, jefe del partido militar, hizo recuento de sus efectivos: conservaba la escuadra y la metrópolis de Gádir. Tras someter una sublevación de los mercenarios en África, emprendió la reconquista del imperio cartaginés, al parecer en contra de la opinión del gobierno de Cartago, sin duda atemorizado por la casi segura intervención de Roma (véase Guerras Púnicas)

Cabeza fenicia, siglo IV a.C. Cádiz.
La política de los Bárcidas -Amílcar Barca y su hijo Aníbal- mostró una preocupación por apoyarse sistemáticamente en la Península Ibérica, con el fin de tratar de contrarrestar el creciente poder de Roma. Amílcar fundó Acra Leuké en las proximidades de la actual Alicante, con la intención de contar con una base permanente en la Península a través de la cual comunicarse con su imperio. Esta creación suscitó los recelos de los romanos, que habían observado las victorias del general cartaginés con inquietud, y enviaron una embajada que obtuvo de Cartago una respuesta satisfactoria. En el año 229 Amílcar puso sitio a la ciudad de Helike -Elche- con una parte de su ejército, mientras retiró el grueso del mismo a sus cuarteles de invierno en Acra Leuké. La hostilidad de los pueblos ibéricos hacia los cartagineses no había cesado: uno de sus reyezuelos, tras concertar con el general un pacto y romperlo inesperadamente, combatió a su ejército con un ataque repentino, derrotándolo y dando muerte a Amílcar que, al parecer, murió ahogado en un río.

La llegada de Aníbal. Tapiz, catedral de Zamora.
Sucedió a Amílcar su yerno Asdrúbal, que vengó la derrota cartaginesa y reanudó los lazos con los iberos, haciendo que le reconociesen como jefe. Con los ingresos de los pueblos sometidos consiguió mantener la autonomía y prosperidad de Cartago, asegurándose el mando de sus ejércitos. Su talento político consistió en respetar el tratado impuesto por Roma en lo referente a la prohibición de extenderse por la costa más allá de la latitud indicada, pero aprovechando para extenderse libremente por las tierras del interior. Fundó la ciudad de Cartagena en un lugar tan acertado que, en el futuro, habría de ser la principal base española en el Mediterráneo.
En el 226 Roma, presionada por la amenaza de los galos, envió una nueva embajada al bando cartaginés, ofreciéndoles ampliar su zona de influencia siempre que respetaran la línea del Ebro, lo que permitía salvaguardar las colonias griegas. El año 221 a.C. el general cartaginés falleció asesinado, sucediéndole su pariente Aníbal, un genio militar considerado con justicia como uno de los más grandes guerreros de la Edad Antigua. Su estrategia, continuadora de la de su antecesor, procuró no sólo reforzar la presencia cartaginesa entre los pueblos iberos para consolidar sus posiciones costeras, sino dominar efectivamente a los pueblos del interior, de tal modo que la totalidad del territorio sometido le garantizase la base estable sobre la que edificar una superioridad política y económica sobre Roma. Los pueblos celtas de la Meseta, que hasta entonces no habían visto amenazada su independencia, se aprestaron para la defensa, aunque en los combates habidos contra los cartagineses la caballería y los elefantes garantizaban a los púnicos la supremacía bélica. Asdrúbal ascendió así hasta la cuenca del Duero, tomando importantes ciudades vacceas como Salamanca y Arbucala, y a su regreso deshizo en el Tajo una confederación de pueblos de la Meseta agrupada en su contra. Estas coaliciones de pueblos ibéricos ante el peligro eran relativamente comunes, como se vería años después en el caso de Numancia.
El papel de la Península en estos años fue, fundamentalmente, servir de escenario para una lucha entre dos poderosos rivales, limitándose los pueblos ibéricos a definir su actitud a la vista de las circunstancias. Esto se hizo patente en el caso de Sagunto, cuyo sitio cobró en estos momentos extraordinaria dimensión histórica, dando lugar al definitivo enfrentamiento entre Cartago y Roma y a una de las gestas hispanas más acendradas en defensa del propio suelo y de la propia independencia. Situada en un fuerte promontorio sobre la costa, dentro del territorio adjudicado a Cartago en el último de sus tratados con Roma, en su interior había dos facciones, partidarias de apoyar a uno de los bandos. Roma se había encargado de alentar en su interior a sus partidarios, que se deshicieron de la facción procartaginesa. Poco después, algunos pueblos ibéricos, como los turboletas, atacaron Sagunto, acaso instigados por Aníbal. Éste recabó y obtuvo del Consejo de Cartago plenos poderes para presentar la batalla definitiva a los romanos, disputándoles la supremacía en la Península: en la primavera del 219 puso sitio a Sagunto, que se prolongó durante ocho meses, tras lo cual la ciudad fue tomada, consiguiendo el cartaginés abundante botín y muchos prisioneros. La importancia del sitio consistió en que fue la chispa para el definitivo enfrentamiento entre Cartago y Roma: a partir de ese momento, Aníbal se puso en marcha hacia Roma con su poderoso ejército, integrado en su mayor parte por fuerzas hispanas como aliadas o mercenarias. Con él tuvo lugar el paso de los Pirineos y de los Alpes, así como las cuatro grandes victorias sobre el ejército más poderoso de la época, el romano.

Teatro romano en Sagunto (Valencia).

Llegada de los romanos a la Península


La llegada de los romanos a Hispania significó, sin duda, el hecho más trascendente de nuestra historia antigua. Producido como consecuencia de una acción militar, no fue en modo alguno casual, ya que los romanos calculaban cuidadosamente cada uno de sus pasos hacia el dominio del mundo conocido. La inmediata acción de conquista que desencadenaría conllevó la más decisiva serie de cambios ocurrida en la Península hasta la Edad Moderna: nuestras ciudades, nuestro pensamiento, nuestra lengua y nuestras leyes son en gran medida romanas. Roma había adquirido a fines del siglo III una de las constituciones más sólidas del mundo antiguo: era una república aristocrática, regida por un Senado que representaba a las oligarquías patricias y en cuyo gobierno las clases populares estaban representadas de modo más aparente que real. A menudo, los historiadores se preguntan por las causas de la caída de su Imperio, pero pocas veces las causas de su ascenso: en efecto, muchas ciudades de la época tenían unas semejantes bases de partida, pero sólo Roma logró consolidar en torno a sí el convencimiento y el poder para convertir una mediana ciudad del Lacio en un Imperio de proyección universal. Su secreto estriba en que su trabajoso ascenso hacia la construcción de ese Imperio vino acompañado de un espíritu de patriotismo mantenido por una aristocracia que transmitía de padres a hijos la experiencia del gobierno. Una ciudad estado que se había convertido en cabeza de una confederación de pueblos del Lacio a lo largo de los siglos IV al II antes de Cristo terminó por constituirse en la urbe más poderosa de Italia. Las guerras contra Cartago y las alternativas derrotas y victorias forjaron el poder militar de sus ejércitos, consolidando sus virtudes cívicas y castrenses.

Colonia romana de Ampurias. Gerona.
Una de esas familias que gobernaba con amplitud de miras y firmeza política los designios de la ciudad, los Escipiones, concibió la hábil estratagema de atacar en Hispania a Aníbal, tratando de cortar su retaguardia y privarle así de su principal base de aprovisionamiento y apoyo político. Con este fin fue enviado Cneo, hermano de Publio Cornelio Escipión, que desembarcó en Ampurias en el 218 antes de Cristo con un pequeño pero disciplinado ejército cuyo primer objetivo era descender por la costa hacia el sur, manteniendo una primera batalla importante en los alrededores de Cesse, la actual Tarragona. La ciudad fue ocupada y se convirtió en la base de las operaciones romanas en la guerra.

                                                  
Detalle de las murallas romanas de Tarragona.
La suerte de ésta se estaba decidiendo en Italia, donde Aníbal avanzaba imparable hacia Roma tras vencer a los romanos en la batalla de Tesino y en la de Trebia. Estas derrotas no arredraron a los romanos, que parecen haber tenido presente en todo momento la amplitud de la contienda; pese a sentirse amenazados en su misma capital, el Senado decidió enviar un nuevo ejército a Hispania para reforzar el ya existente: Publio Cornelio marchó a su frente en el 216 a.C. Es claro que para entonces ya los romanos sabían que la guerra sería lo suficientemente larga, que Aníbal sólo contaba con posibilidades de ganarla si atacaba Roma con el crecido número de tropas necesaria para tomarla y que éstas sólo podían llegarle de Hispania: de ahí el denuedo de los romanos por impedir la llegada de refuerzos al ejército cartaginés por vía terrestre y el carácter sacrificado del reducido ejército de los Escipiones, que hubo de desenvolverse en un medio en gran medida hostil. Aprovechando una revuelta de los pueblos celtíberos contra los cartagineses, los Escipiones cruzaron el Ebro hacia el Sur, rompiendo a su vez, como previamente había hecho Aníbal, los términos del tratado.
Aprovechando que en las poblaciones ibéricas había un sentimiento adverso a Cartago, el ejército romano llegó a Castrum Album, acaso Alicante, y penetró en la rica zona minera de Cástulo, en los alrededores de Cazorla, donde pasaron el invierno. En la primavera del 212 Asdrúbal retornó a Hispania con refuerzos de tropas nómadas; una coalición con la tribu ibérica de los ilergetes le permitió hacer frente al ejército de los Escipiones, que habían dividido sus fuerzas: Publio fue derrotado y muerto en Cástulo y Cneo sufrió idéntico destino cerca de Lorca.
Mientras tanto, las victoriosas campañas de Aníbal en Italia parecían tocar a su fin: tras una serie de sucesivas victorias, se enfrentaba a una resistencia tenaz por parte de los romanos, hasta que, convencido de la escasa rentabilidad de sus victorias, se atrincheró en Regio, esperando un momento propicio para sus tropas. En el verano del 211 los romanos habían logrado reunir un ejército lo suficientemente poderoso como para poder recuperar las posiciones perdidas en la Península Ibérica. Al mando de Cayo Claudio Nerón, fue enviado a Hispania para tratar de restablecer el orden anterior a la derrota de los Escipiones; inesperadamente, en el año 210 el pueblo romano concedió plenos poderes militares -el imperium proconsulare- al joven patricio Publio Cornelio Escipión, hijo del derrotado en Cástulo, para dirigir el ejército de Hispania. Este joven de veinticuatro años, auxiliado por Marco Julio Silano, desembarcó en Ampurias y descendió luego hacia Tarraco, en el mejor momento para emprender una acción de contraataque. Asdrúbal recibió en estos momentos la orden de trasladarse a Italia en auxilio de Aníbal.
Las exacciones y levas de tropas que el ejército cartaginés se había visto forzado a hacer en Hispania habían provocado el descontento de gran parte de los iberos, descontento que supo aprovechar hábilmente Escipión. Asdrúbal Barca reunió en la Bética el ejército con el que auxiliar a Aníbal en Italia, éste fue atacado por Escipión, quien dio la batalla en las estribaciones de Sierra Morena, donde su padre había caído derrotado. Escipión venció al ejército cartaginés aunque sin lograr destruirlo; los cartagineses emprendieron una rápida huida hacia la Meseta y desde allí marcharon a los Pirineos, cruzándolos por su lado occidental. Entretanto, una serie de campañas afortunadas fueron dando la primacía en el Sur a los romanos, que ya empezaban a familiarizarse con las tierras y pueblos de Hispania, comenzando a conocer la tenaz resistencia de que eran capaces sus hombres.
En los años siguientes, el mundo asistió a la definitiva derrota de Cartago: Asdrúbal fue derrotado y muerto en la batalla de Metauro en el 207, mientras que Aníbal cayó en la batalla de Zama, en África. Las victorias sobre Cartago no habían sido el final sino el principio de un panorama de conquistas que, a continuación, los romanos iban a emprender por toda la Península, dando lugar a los más radicales cambios por los que habrían de atravesar estas tierras a lo largo de su historia y convirtiéndolas en una parte vital de su imperio.

Roma se afianza en Hispania

Eclipsado momentáneamente el peligro púnico, Roma hubo de plantearse cómo evitar que sucesos como los que habían llegado a poner en peligro su propia seguridad en los últimos años volvieran a producirse. En este momento, la tentación de dominar por las armas al belicoso conjunto de pueblos peninsulares debió ser grande: por una parte, se obtendrían ricos recursos materiales y humanos, al tiempo que se detraerían a su potencial enemigo; por otra, se abría un período de guerra de duración indefinida que se adivinaba largo, pero cuyos sacrificios y consecuencias sólo podían en ese momento vagamente intuirse.
Sólo la inexorable voluntad de dominio de Roma hizo que tal esfuerzo pudiera llevarse a cabo, y sólo la constante decisión de afirmarse como único poder del mundo conocido pudo vencer la tenacísima resistencia de los pueblos ibéricos a perder su independencia. Se abría así un período de dos siglos de luchas a lo largo de los cuales ambos contendientes mostraron lo mejor y lo peor de sí; y a su término, Hispania quedaba constituida como la primera y mayor fuente de recursos de Roma, convertida al tiempo en una parte esencial de su imperio.
En su empeño por dominar a los pueblos hispanos, Roma no empleó unas tácticas diferentes a las de Cartago; en el fondo, sus estrategias no podían ser muy distintas: una política "de palo y zanahoria" de privilegios y exenciones, mediante pactos a las ciudades que se aviniesen a aceptar su poder, guerra, destrucción y deportaciones masivas como esclavos a quienes se opusiesen a un enemigo al que reconocían como mucho más poderoso. No obstante, ocurría que el costo de las acciones bélicas era cada vez mayor y el peso del yugo de Roma, que algunos habían aceptado de grado, cada vez era más pesado. Todo ello amenazaba con convertir los pactos de alianza firmados en un estado de práctica esclavitud respecto al poder invasor.
Los primeros conflictos surgieron probablemente por las exacciones de dinero para pagar a las tropas, que coincidió con un motín de soldados romanos en Cartago Nova. Polibio alaba la virtud de Escipión y condena la mala fe púnica, que quiso aprovechar la oportunidad para debilitar a sus rivales apoyando un levantamiento de los pueblos ibéricos, antaño aliados de Roma, contra Cartago. La revuelta estaba acaudillada por Indíbil y Mandonio, personajes a quienes la historiografía romántica convirtió en adalides de la defensa de los valores patrios. La revuelta que capitanearon se extendió entre los pueblos ilergetes situados entre las actuales regiones valenciana y catalana, prolongándose durante varios años.
Escipión había dejado la Península hacia el año 205 y sus sucesores hubieron de reprimir sublevaciones constantes que, como un reguero de pólvora, se extendían por los territorios sometidos. Indíbil murió en combate y Mandonio, capturado, fue condenado a muerte. En estos momentos -del 206 al 197 a.C.- ocurrieron dos hechos significativos de la voluntad política romana de permanencia en la Península: la fundación de Itálica y la división de Hispania en dos provincias. Hasta entonces, los romanos habían dominado el territorio ocupando ciudades griegas, púnicas o ibéricas, mientras que ahora se creaba un núcleo urbano para familias latinas, asentando a los jubilados de las legiones y convirtiéndolos en propietarios agrícolas.
La división de Hispania en dos provincias encuadraba al territorio dentro de la administración romana y respondía a intereses de carácter militar y económico: la provincia Citerior englobaba al litoral mediterráneo, escenario de las recientes guerras contra Cartago; la Ulterior abarcaba las anchas tierras inhóspitas del interior y sus tribus hostiles, las mal explotadas costas del océano.


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viernes, 10 de julio de 2015

JUAN CALVINO.....EL CALVINISMO


Término general que designa los movimientos religiosos protestantes que en su doctrina y en su ordenamiento eclesiástico tienen como punto de referencia la doctrina del reformador Juan Calvino (Jean Cauvin, 1509-1564), cuyas formulaciones se encuentran en las "profesiones de fe" oficiales, y en los textos de referencia de la "ortodoxia" para las nuevas iglesias, que van desde el Catecismo de Ginebra (redactado por Calvino en 1542), hasta las decisiones del sínodo de Dordrecht (1618-19).

Rasgos fundamentales del calvinismo

Los aportes del calvinismo a la Reforma no se dieron tanto en el campo de los nuevos conceptos y teorías, cuanto en la organización y sistematización de la teología, en la organización de las comunidades basada en firmes directrices y claras metodologías, en un proselitismo más incisivo y en una moral más austera. Por otro lado, en la historia del calvinismo, mucho más que en la del luteranismo, se entremezclan las vivencias religiosas, políticas y sociales, dándose una profunda incidencia del dato religioso en el socio-político, y a la inversa.
Desde un principio, Calvino instauró fórmulas claras de exposición y confesión de la doctrina, en su Catecismo Ginebrino y en la lnstitutio Religionis Christianae. Luego siguieron otras formulaciones doctrinales en los diversos países por los que el calvinismo se extendió, las principales de las cuales fueron: la Confessio Gallicana, adoptada por los calvinistas franceses en el sínodo de París (1559), y los 40 artículos entregados al rey como credo oficial de la "Iglesia Reformada de Francia"; la Confessio Belgica, para los seguidores de Calvino en los Países Bajos (1561); la Confessio Helvetica posterior, redactada por Bellinger en 1566, y enviada a la ciudad de Heidelberg como confesión oficial de toda Suiza; la Westminster Confession, aprobada por el Sínodo de Westminster (1643) en el que se dirimió el conflicto entre presbiterianos (véase presbiterianismo) y el sistema episcopal anglicano; dicha Confessio fue reconocida en 1644 por el Parlamento, como credo de la confesión escocesa, y en 1660, como "confesión pública de la iglesia en Inglaterra". Pero, cuando en 1662 fue restablecido el anglicanismo, aquella confesión fue derogada para Inglaterra, aunque siguió siendo la base de la fe para muchos grupos inconformistas, y, junto con los Catecismos de Westminster, constituyó la base doctrinal de casi todas las comunidades presbiterianas del mundo.
En términos generales, se puede afirmar que la teología calvinista logró imponerse ampliamente en el mundo protestante . Sin embargo, los escritos confesionales de las llamadas "Iglesias Reformadas" guardan entre sí menos uniformidad que las iglesias luteranas. No existe una única "confesión calvinista", y no todas las iglesias llamadas "reformadas" parten de Calvino. Además, también existen comunidades no "reformadas", sobre las que el pensamiento calvinista ha influido fuertemente, como por ejemplo, los baptistas



Principales aspectos doctrinales

La Sola Escritura

Compartiendo el punto de partida de la Reforma, el calvinismo sostiene que la Escritura es la única norma de fe, rechazando la Tradición y el Magisterio eclesiástico. Como criterio de interpretación bíblica, el lector de la Sagrada Escritura no debe llevarse de su capricho, sino dejar que se la interprete el Espíritu Santo. Hay que destacar también la especial atención que el calvinismo presta al Antiguo Testamento y a la Alianza, junto con los Salmos, que juegan importante papel en sus servicios religiosos.

Predestinación y reprobación

Pilar básico del sistema teológico y filosófico del calvinismo es la absoluta soberanía de Dios, en función de la exclusiva "gloria de Dios" (la "soli Deo gloria"), en razón de la cual todo fue creado. En ella se basa también la teoría de la doble predestinación, según la cual "los hombres no son creados en igualdad de condiciones, sino que unos nacen predestinados a la vida eterna, y otros a la eterna condenación". Y también en este dualismo se revela la gloria de Dios, puesto que en los condenados se exalta su justicia, y en los elegidos, su misericordia. Esto es un misterio impenetrable. Pero el no hablar de ello, sería, según Calvino, "empequeñecer la gloria de Dios". Por predestinación hay que entender "el ordenamiento eterno de Dios", en virtud del cual él decidió por benevolencia de su voluntad, y sin tener en cuenta para nada la obras del hombre, destinar a unos a la vida y a otros a la muerte. En ese supuesto, no cabe hablar de nuestra colaboración a la gracia con buenas obras, sino que nuestras eventuales buenas obras, no son otra cosa que fruto de la llamada, símbolo de que estamos predestinados a la salvación. Las acciones buenas son fruto de la fe, pero no causa de nuestra salvación. Dentro del pacto de vida que Dios ha establecido con los hombres, en Jesucristo, la aceptación de la predicación de Cristo y la comunión con él en la fe y en la Cena, son el signo de que estamos salvados.
 

Justificación y santificación

A diferencia de Lutero, que defendía solo una justificación externa, imputada, en el calvinismo a la fe se le atribuye una doble gracia: por una parte, la justificación, o perdón de los pecados, por la cual somos reconciliados con Dios, el cual deja de ser nuestro juez; por otra, la santificación, obrada por Espíritu Santo, que es fruto de la justificación. Por medio del Espíritu Santo, Cristo opera en nosotros la respuesta de la fe. La justificación se realiza toda de una sola vez, mientras que la santificación se da a lo largo de un lento proceso. De todas formas, en el calvinismo hay una mayor insistencia en el comportamiento moral que en el luteranismo. Ello se comprende cuando se piensa en la organización de la comunidad, pero resulta bastante complicado cuando se entronca con el tema de la predestinación.

La Iglesia

Calvino dio más importancia que Lutero a la iglesia como sociedad visible y a la unidad de la misma. La iglesia no nace de la reunión de los fieles, sino que es fundada por Dios. Se distinguen dos iglesias: la invisible y la visible. La iglesia invisible acoge a todos los elegidos, desde el principio del mundo, es invisible a los ojos humanos, y es conocida solamente por Dios. Los hombres lo único que pueden hacer es creer en ella, pero nadie tiene verdadera fe en la iglesia fuera de la comunión con los demás creyentes y sin la participación en la Cena. La iglesia visible surge del empeño de los elegidos para testimoniar la doctrina pura y para cumplir los mandamientos de Dios. En la iglesia visible se distinguen dos niveles: la iglesia universal (ecclesia universalis), extendida por todo el mundo, y la iglesia local (singulae ecclesiae). Esta última es la que acapara mayor atención en el calvinismo; al interior de ella es donde debe guardarse la unidad respecto a a la doctrina y a los sacramentos. La iglesia calvinista, negando el sacramento del orden, rechaza también toda estructura jerárquica, contando en cambio para la organización y formación de las comunidades de cuatro ministerios: pastores, maestros, diáconos y ancianos o presbíteros. A través de ella se concreta la soberanía de Dios en la humanidad, se hace realidad el reino de Dios entre los hombres. Precisamente por esta cualidad, la iglesia está por encima de la sociedad civil, de forma que el estado está obligado a contribuir a la extensión del reino de Dios y de la iglesia, según las orientaciones de ésta (teocracia).
La conciencia de predestinación ha dado a los calvinistas un excepcional espíritu emprendedor y de lucha, que les empujó a tomar parte activa en la acción política y militar de los siglos XVI y XVII, y un gran compromiso con la sociedad civil y con el trabajo. Éste se convierte para los calvinistas en un deber sagrado, seguros como están de que el buen éxito en los negocios es prueba de la bendición de Dios y signo de predestinación, de acuerdo con la doctrina del Antiguo Testamento. La ética calvinista fue la base ideal para el fermento del capitalismo moderno, centrada en el trabajo, la producción y la acumulación de riquezas.
 
 

Los Sacramentos

Dos son los sacramentos admitidos por el calvinismo: el Bautismo y la Cena. El bautismo es el signo de la alianza de Dios con nosotros, y al igual que ocurría con la circuncisión entre los judíos, hay que administrarlo también a los niños. En lo que respecta a la Cena, Calvino mantenía una posición intermedia entre Zuinglio y Lutero, defendiendo una presencia de Cristo virtual y no sustancial. Ante la falta de acuerdo entre los predicadores de Berna, Calvino escribió, en 1537, la Confessio fidei de Eucharistia, que también recibió la aprobación de los reformadores de Estrasburgo. En ella se expone la doctrina fundamental sobre la eucaristía: Cristo nos hace participar de su carne y de su sangre en los signos del pan y del vino. No se admite la presencia sustancial de Cristo, pero sí que el Espíritu Santo nos alimenta por medio de los signos de la carne y sangre de Cristo, y por medio de ellos mantiene la unión de la comunidad. Desde la primera edición de la Institutio (1536), hasta el Consensus Tigurinus con Bullinger (1549) o la Institutio de 1559, se dio en Calvino una evolución en su doctrina sobre la Cena, inclinándose cada vez más a minimizar el nexo entre los signos de pan y vino y la comunión con la carne y la sangre de Cristo. El pan y el vino son sólo el signo de nuestra comunión con Cristo. No quiso, sin embargo, renunciar a la expresión "comer la carne de Cristo", dándole la significación de que Cristo alimenta nuestras almas en la fe, por medio de su Espíritu; e Consensus Tigurinus salvó la unidad del protestantismo reformado o calvinista, pero al mismo tiempo selló la ruptura definitiva con el luteranismo.
 
 

Expansión del calvinismo

El calvinismo se presentó por primera vez y con toda autoridad en la edición definitiva de la obra Christianae Religionis Institutio, editada por el propio Calvino entre 1559 y 1560. Desde Ginebra, origen y centro de difusión del calvinismo, la doctrina se extendió rápidamente por toda Europa, asumiendo formas diversas según los distintos países en que se implantaba. Entre la numerosas discusiones teológicas, destacó la que se centraba en trono a la interpretación de la doctrina de la predestinación y su relación con la libertad del hombre. Se daban dos tendencias: una, más humanista, liderada por Arminius, explicaba la predestinación apelando a la presciencia de Dios, el cual predestinaba a la salvación o a la condenación a los hombres, previendo su futura conducta (véase arminianismo); la otra sostenía estrictamente la doctrina de Calvino y estaba representada por F. Gomar (1565-1641). La cuestión fue zanjada en el sínodo de Dordrecht (1618-19), en el que fue condenada la doctrina de Arminius, para imponer el rígido predestinacionismo, concretizado en el acróstico, tulip (tulipán), que se interpreta así: total depravación del hombre; universal elección divina; limitada expiación de Cristo; irresistible gracia; perseverancia final de los elegidos.
En la difusión del calvinismo tuvo mucho que ver su concepción de iglesia como reino de Dios en la tierra. Todo príncipe que se enfrentara a la comunidad reformada (expresión del Reino de Dios), perdía automáticamente la legitimidad de su poder. Y esto lo corroboraba con argumentos tomados del Antiguo Testamento. En esto también se diferenciaba de la enseñanza de Lutero. Por eso los calvinistas se sirvieron del poder civil, y donde éste se negaba a aceptar la nueva fe, no dudaron en ponerse del lado de las fuerzas de oposición al régimen establecido. No estaba ausente este espíritu calvinista, en las guerras que se dieron en Francia, Holanda, Inglaterra y Escocia contra sus soberanos. Dentro de Francia, los partidarios de Calvino se reunieron en el Sínodo Nacional Reformado de mayo de 1559, proclamando en él la Confessio Gallicana. El avance del movimiento reformado en las esferas de la alta nobleza, incentivó la lucha de ésta por sus derechos frente a la monarquía, estableciéndose crueles guerras de religión (Guerra de los Hugonotes), hasta que el rey Enrique IV, garantizó la libertad civil y religiosa al nuevo movimiento, en el Edicto de Nantes (13 abril de 1598).
En los Países Bajos, el calvinismo se convirtió en credo de la revolución nacional contra el poder español, siendo su más importante portavoz Guido de Bray (1522-1567). También en Escocia la evolución del calvinismo se caracterizó por una gran confusión entre fuerzas políticas y religiosas, siendo el nuevo movimiento dirigido por el fanático defensor del calvinismo John Knox (muerto en 1572). En Polonia el calvinismo se extendió especialmente entre la nobleza, promovido por Francisco Lismanihi (m. 1566) y Jan Laski (1499-1560). En este país y en Hungría, la adhesión a la Reforma conservó las dos corrientes: la luterana (entre la población de habla alemana) y la calvinista. Alemania vio surgir las primeras comunidades calvinistas en el Bajo Rin, formadas por emigrantes que huían del poder español en los Países Bajos, los cuales se dieron su propio ordenamiento en la Convención de Wesel (1868). En algunos lugares la introducción del calvinismo fue obra del poder político, como en el Palatinado, donde el príncipe Federico III dio el encargo a los calvinistas de preparar el Catecismo Heidelberguense (1563) y de formular un ordenamiento eclesiástico. En Alemania, muchos discípulos de Melanchthon optaron por dejar el luteranismo, y adherir al calvinismo como una segunda Reforma.
En la actualidad el calvinismo cuenta con unos 40 millones de fieles, es miembro del Consejo Ecuménico de las Iglesias y se muestra bastante abierto a movimientos ecuménicos.

Bibliografía


  • ALGERMISSEN, K. Iglesia Católica y Confesiones cristianas.
  • ARANGUREN, J. L. L. Catolicismo y protestantismo como formas de existencia
  • NEUSS, W. "La reforma calvinista", en Historia de la Iglesia IV. Madrid,
  • WAAG, E. E. "La espiritualidad calvinista", en JIMÉNEZ DUQUE, B. Historia de la espiritualidad. Barcelona,
  • WEBER, M. La ética protestante y el espíritu del capitalismo.
  •  http://www.enciclonet.com/articulo/calvinismo/#