sábado, 24 de agosto de 2019

LOS LIBROS DE CINTURA MEDIEVALES



Hemos de recordar que en esta época, no eran muchos los que sabían leer o los que tenían a su acceso gran cantidad de libros. Pocos privilegiados contaban con estas “gracias” que hoy, para nosotros, son tan comunes, de ahí que los libros de cintura fueran usados casi en su exclusividad por clérigos y en especial, por mujeres de alto rango dentro de la sociedad. No obstante hay que aclarar un importante aspecto, no se buscaba únicamente el llevarlos de un sitio a otro de forma más cómoda, lo que se buscaba también era “evitar robos”.


Los libros-faja quedaban bien disimulados en la cintura a modo de bolsa discreta. Ahora bien, en el caso de las damas, muchas solían llevarlos de modo elegante como rasgo no solo de su “alfabetización”, sino también de su posición social.  En el libro publicado en el 2005 por Margit Smith y Jim Bloxam, titulado “The Medieval Girdle Book”, nos hablan de esta curiosa moda, y de cómo este detalle aparecía reflejado en muchos retratos de la época, ahí donde las nobles damas deseaban aparecer con su “libro de cintura” para demostrar que además de ricas y con buena posición, se enorgullecían de su cultura. ¡Y eran muy elegantes!



Los libros faja tuvieron bastante éxito entre los siglos XIII y XV, pero a partir de entonces y gracias a las imprentas, los libros podían editarse más de una vez, y la encuadernación era también mucho más cómoda. Los libros de cintura eran fáciles de llevar, pero no de leer, al cabo del tiempo y de haber pasado mucho las páginas acaban desencajados y se desprendían de esas telas que los sujetaban. Bajo ellos, solía efectuarse el llamado “nudo turco” que ofrecía cierta elegancia al lucirlo en los ropajes, pero no era especialmente eficaz a la hora de manipular el manuscrito o el volumen en sí.


Si bien durante un tiempo se intentó mejorar la técnica añadiendo bisagras o cierres metálicos, o incluso pequeñas y delicadas decoraciones que distinguieran el apellido familiar de sus portadores, el uso de los libros “portátiles” quedó reducido para determinados ámbitos como el de la medicina, ahí donde los profesionales podían consultar en un momento dado cualquier referencia.

Libro de cintura con nudo turco en la solapa
de pie y metido en el cinturón, St. Annen
Musseum, Lübeck 

Los "libros de cintura" tienen varios nombres: libro-fajalibro del peregrinogirdle bookfirdle pouchespouch napkinpocket bookslibro-cintolibro dos peregrinosBeutelbuchGuertelHakenbandPosenbindBogpungebag tie... Algunas de estas acepciones se refieren a la que conocemos como "libro de cintura", pero otras tienen una carácter más general, lo cual lleva a múltiples confusiones aún hoy en día.
Se trata de un invento medieval para transportar los libros, caracterizado porque el material que recubre el libro se deja suelto al menos en uno de sus laterales para que pueda atarse. Esta zona de material que queda colgando (que llamaremos "solapas abiertas") se deja al pie del libro para que, cuando se lea, no caiga sobre él y pueda molestar; sin embargo, algunas veces nos vamos a encontrar con que existe otra zona de material suelto más pequeño a cabeza, que ya no tendrá la función de sujetar el libro.
Libro de cintura llevado en la mano, Detalle de
Teufel führen Hermogenes gefesselt zum Hl. Jakobus maior
(1495-1505), Simon von Taisten

Se podían llevar atados al cinturón (y de ahí vienen algunos de sus nombres) y también en la mano (la mayoría de las representaciones aparecen de esta segunda forma). Casi todos estos libros eran de pequeño tamaño y se podían llevar de esta manera, pero algunos ejemplares de mayor envergadura parece más bien que fueron diseñados para llevar de otra forma, quizá colgando del caballo o dejándolos colgados en algún lugar alto. Por su parte, Bearman (1996) toma como encuadernaciones de cintura sólo aquellas de pequeño tamaño que fueron pensadas para llevar colgadas del cinturón por la solapa del pie del libro.

                                                  Interior de las tapas de madera del
                                                      ejemplar de Yale, Beinecke MS 84

Existían dos formas diferentes de realizar estas encuadernaciones (Isabell Winter detalla qué ejemplares de cada biblioteca están encuadernados de una u otra forma): con una sola capa de material cubriente (the single cover girdle book), comúnmente de piel, que se pegaba directamente a las tapas, dejando uno de los laterales suelto (el que iba al pie del libro), que era donde se ataba. A veces, como ya he dicho, el material quedaba suelto tanto a cabeza como a pie, siendo el trozo más largo este último.



Otra variante de doble material cubriente (the double cover girdle book) consistía en que el libro llevaba dos capas superpuestas en su exterior: un primer material sujeto a las tapas de madera, y otro segundo pegado a éste, ya suelto a cabeza y pie. La forma de sujetar esta segunda capa era o mediante pegamento (por lo que quedaría unida en todo momento al libro) o realizando unas solapas en su interior donde se meterían las tapas del libro encuadernado (sirviendo, entonces, como una funda de quita y pon).

                                                        Cómo se hace un nudo turco

En cuanto a los nudos,el más común era el nudo turco (llamado así por su semejanza con la forma de realizarse un turbante turco). Este nudo se ponía en el sobrante del pie del libro, y es el que iba metido a través del cinturón. Además, en algunos ejemplares conservados en bibliotecas tenemos enganches metálicos, que Szirmai llamó "Hakenband".
Los materiales lo más común es que los libros se hicieran en piel (oveja, cabra, ciervo, cerdo, ternera...), a veces gamuza. Y si el libro iba a tener la doble cobertura, la piel usada para la primera capa era muy fina.
Ejemplar de Nürnberg 
(inv. Hs 17231)

Ejemplar de Stockholm, Royal Library

No hay unanimidad entre los investigadores sobre cuántos ejemplares se conservan y dónde se encuentran. Tampoco detallan casi nunca de qué ejemplares están hablando, así  que es complicado saber si estas variaciones se deben a que conocen algún libro en manos privadas, o si tienen conceptos distintos sobre lo que es una encuadernación de cintura. Se habla de que se conservan unos 24 ejemplares (la gran mayoría, o se destruyeron a lo largo del tiempo, o perdieron su cubierta original). La relación más precisa, de 24 ejemplares ubicados (más alguna foto de algún ejemplar desconocido) la realiza Isabell Winter en el 2012, con imágenes y datos precisos de las encuadernaciones conservadas en bibliotecas , pero Bearman (1996) añade un par más.



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