lunes, 28 de marzo de 2016

CRESO DE LIDIA...EL REY QUE NADABA EN ORO


Último rey de Lidia perteneciente a la dinastía de los Mermnadas. Nació en el 591 y murió en el 546 a.C. Hijo de Aliato, tras una breve lucha con su hermano accedió al trono en el 561 a.C., un año después de la muerte de su padre.
Llevó a cabo una serie de conquistas, sometió a los jonios, conquistó Efeso y la costa de Asia Menor hasta la frontera del río Halys. Estas conquistas le proporcionaron un inmenso botín que le convirtió en el rey más rico de su época, por lo que su nombre se convirtió en sinónimo de riqueza en los relatos griegos. Cuenta la leyenda que el sabio Solón permaneció algún tiempo en su corte. Es famoso el debate entre el rey y Solón sobre quién era la persona más feliz del mundo, a lo que el sabio respondió: nadie es feliz mientras vive. Creso recordaría esas palabras en el momento de su muerte, según nos informa la leyenda, pero este dato es muy controvertido, pues la fecha que se da como más probable para la muerte del sabio se sitúa en torno al 560 a.C., fecha ésta del inicio del reinado de Creso.
Realizó una importante reforma económica y administrativa, convirtiendo a la capital de su reino, la ciudad de Sardes, en el mayor centro económico y comercial de la época.
Se alió con Esparta, Egipto y Babilonia contra Ciro II de Persia, después de que los medas fueran conquistados por los persas, conquista que provocó la inquietud en la vecina Lidia. Invadió la provincia persa de Capadocia, pero Ciro levantó un gran ejército con el cual llegó a sitiar y conquistar la ciudad de Sardes, en la que capturó a Creso; anexionó al Imperio Aqueménida el reino de Lidia. A partir de este momento la historia de Creso se confunde, no queda claro si fue asesinado por los persas, si se suicidó o se convirtió en consejero de Ciro y su sucesor Cambises II. Según la leyenda, el dios Apolo le salvó de la hoguera en la que los persas iban a ejecutarlo, por lo que los aqueménidas al ver la intervención divina rindieron honores a Creso y le hicieron consejero real.
Gracias a su proverbial riqueza, ensalzada por todos los autores de la Antigüedad, Creso hizo de Lidia el reino más poderoso de Oriente Próximo, hasta su conquista por Ciro de Persia en 546 a.C.
Rico como Creso» es un dicho que todavía hoy se usa en inglés, en referencia a la proverbial riqueza de quien fue el último rey de Lidia, en el siglo VI a.C. Su leyenda, de origen griego, es semejante a la que circulaba en torno al rey frigio Midas, quien había convertido el Pactolo, que pasaba por Sardes, en un río de oro al tocar sus aguas. Creso y Midas, que reinaron en distintas regiones de la actual Turquía, eran casos ejemplares de cómo la riqueza no aseguraba al ser humano una vida feliz. Pero Creso no era un rico avaro, como Midas, sino un monarca generoso. Heródoto narra que antes de la batalla final contra Ciro de Persia, cuando éste invadió su reino, Creso «inmoló tres mil cabezas de todas las especies de ganado aptas para sacrificios y, además, levantó una enorme pira compuesta de lechos repujados en oro y plata, copas de oro, vestidos depúrpura y túnicas, y le prendió fuego con la esperanza de que estas valiosas ofrendas le otorgasen el favor del dios; asimismo, ordenó a todos los lidios que cada cual sin excepción sacrificara lo que pudiera».


A continuación, Creso ordenó reunir un gran tesoro para enviarlo como ofrenda al templo del dios Apolo en Delfos. Según la detallada descripción que hace Heródoto, incluía 117 lingotes de oro, cuatro de ellos de oro puro, con un peso de 65 kilos; la estatua de un león de 260 kilos de oro puro, montada sobre un pedestal de lingotes de oro blanco de 6.000 kilos; cuatro vasijas de plata, dos aguamaniles de oro y plata, jofainas redondas de plata, una efigie de oro de tres codos de altura, collares, ceñidores y dos enormes cráteras, una de oro de 221 kilos y otra de plata con una capacidad de 11.000 litros, que los sacerdotes delfios utilizarían a partir de entonces en las fiestas primaverales de las Teofonías de Apolo para mezclar el agua y el vino. Por último, Creso obsequió a cada ciudadano de Delfos con dos estáteros de oro, la primera moneda de oro.

Las fastuosas ofrendas de Creso al santuario de Delfos fueron tan sólo un aspecto de las intensas relaciones que mantuvo el rey lidio con el mundo griego. Su padre había llevado la frontera del reino al río Halys, sometiendo a Frigia a cierto vasallaje (probablemente consentido, como protección frente a las incursiones de cimerios y medos), y se había expandido por la costa egea, sometiendo Caria, región de la que procedía la madre de Creso y que éste gobernó siendo un joven príncipe. Cuando ascendió al trono, con 35 años, Creso prosiguió la política de sometimiento de las ciudades griegas; de ahí que el gran historiador griego Heródoto dijera de él que «fue el primero, que yo sepa, en iniciar actos injustos contra los griegos». Esta agresión sería la causa del castigo divino que se cernió sobre Creso, cuyo instrumento fue Ciro, el fundador del Imperio persa. Según Heródoto, Creso cometió el error de invadir Persia, pero Jenofonte opina que el rey lidio fue más bien el líder de una coalición de pueblos unidos para hacer frente a la expansión persa. En cualquier caso, la batalla del río Halys precipitó el fin del reino de Lidia y de su dinastía.




Para salvar la contradicción existente entre el hecho de que un monarca devoto de Apolo fuera derrotado por un rey aún más bárbaro, Heródoto forjó la historia del viaje de Solón de Atenas, uno de los Siete Sabios de Grecia, a Sardes, para entrevistarse con Creso; un encuentro imposible en la realidad histórica puesto que Solón murió en torno a 560 a.C., cuando Creso comenzaba su reinado. El monarca lidio, después de mostrarle sus tesoros, preguntó al sabio si había conocido a un hombre más feliz que él, y Solón mencionó a simples particulares que, habiendo vivido con riqueza suficiente para cubrir sus necesidades, murieron de forma honorable sirviendo a su patria bien en la guerra, bien en la religión. Ante la reacción molesta de Creso, Solón le explicó que no puede juzgarse a un hombre como feliz hasta el final de sus días. En efecto, poco después de la partida de Solón el rey de Lidia sufrió la pérdida de su hijo y heredero Atys, atacado por un jabalí salvaje durante una cacería. Cuando hacia el año 546 a.C. el victorioso rey persa lo condenó a morir en la hoguera, Creso recordó a Solón. Al oír la historia del sabio griego, Ciro decidió perdonar a Creso, lo incorporó a su corte e incluso siguió sus consejos en su guerra contra babilonios y masagetas.




El historiador Jenofonte también sitúa a Creso junto a Ciro, quien le daba lecciones sobre la importancia de ser rico en amigos leales en lugar de atesorar metales. Otro historiador, Ctesias, añade que Ciro otorgó a Creso el gobierno de la gran ciudad de Barene, cerca de Ecbatana, con cinco mil caballeros y diez mil soldados de infantería (versión ratificada por Justino, que habla de la ciudad de Beroe). Sin embargo el poeta Baquílides, quizá la fuente más cercana en el tiempo a los hechos, explicó en un poema que Creso se salvó de la hoguera gracias a una lluvia enviada por mediación del dios Apolo y se exilió junto con sus hijas en el país de los hiperbóreos, una región situada en el norte de Europa. Una crónica babilónica, la Crónica de Nabónido, sostiene en cambio que Ciro mató al rey de Lidia, pero la interpretación es dudosa.

Las múltiples historias que circularon en torno a la riqueza de Creso no son, en todo caso, simples tópicos o leyendas. Por ejemplo, cabe atribuir a los lidios una de las invenciones más duraderas y decisivas en la historia de la humanidad: la moneda. Ello ocurrió probablemente bajo el reinado de Aliates, el padre de Creso. Los lidios se habían especializado en la fabricación de electrum, una aleación de oro y plata obtenida mediante el refinado de las pepitas del río Pactolo, con elevados porcentajes de ambos metales. En un mundo en el que el oro y la plata habían adquirido un valor altísimo como bienes de cambio, el sello que Aliates puso a sus piezas de electrum supuso una garantía de calidad tal para el mercado de la época, que pronto todo Estado que se preciara incorporó su sello a los metales preciosos refinados en sus talleres metalúrgicos.

Por otra parte, las misiones arqueológicas en Sardes, desarrolladas por la Universidad de Princeton (1910-1922) y las de Harvard y Cornell (desde la década de 1950), han ratificado cuanto narran las fuentes literarias respecto a la riqueza del reino de Lidia. Se ha descubierto, por ejemplo, la refinería en la que los metalúrgicos de Sardes realizaban su trabajo de fusión y depuración de las pepitas recogidas en el lecho del Pactolo. Las primeras monedas con el símbolo del león datadas en época de Aliates eran de electrum, mientras que fue Creso quien estableció el sistema bimetálico emitiendo por primera vez monedas de oro y de plata.
Cabe suponer, igualmente, que los ajuares funerarios con los que se enterraron los reyes lidios debieron de ser fastuosos. De las dimensiones de las tumbas lidias da idea el túmulo del rey Aliates, en la necrópolis de Bin Tepeler; su circunferencia de 1.115 metros hace que pueda equipararse en grandiosidad a las pirámides egipcias, a las que incluso es probable que superara en riquezas. Aunque los túmulos de estos reyes fueron saqueados ya en la Antigüedad, se ha podido recuperar un espectacular ajuar lidio en la localidad de Usak, 130 kilómetros al este de la antigua Sardes. Sus 363 objetos, conservados actualmente en el museo de Usak, después de pasar no pocas peripecias, correspondían a una princesa lidia, pero su suntuosidad no deja de hacerle acreedor del nombre que se le dio en el momento de su descubrimiento: «Tesoro de Karun», denominación árabe de lo que sería para nosotros el tesoro de Creso.
http://www.aplicaciones.info/valores/vahu24b.htm
http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/8759/creso_lidia.html
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=creso-rey-de-lidia

sábado, 26 de marzo de 2016

FUENTES TERMALES DE ORENSE...LAS TERMAS ROMANAS



            
Hay quienes ven en el nombre de Orense un reflejo del oro que supuestamente brillaba hace 2.000 años en las arenas del Miño y se imaginan a los romanos bateando junto a la Ponte Vella, un coloso de piedra de 370 metros, con un arco central de 43, cuyos fundamentos son de aquella época. Lo más probable, sin embargo, es que no hubiera tanto oro y que el único gran tesoro que atrajo e hizo asentarse aquí a los romanos fueran las fuentes termales que manaban, y aún manan, por doquier. Si algo apreciaban los romanos, casi más que el oro, era un baño caliente.





Bien conocidas y aprovechadas por los romanos fueron las fuentes de As Burgas, que manan vaporosas en el centro mismo de la población, como si hubiese un volcán debajo. Atónita me quedo al descubrir, en una plaza ajardinada junto a la Rúa do Progreso, la principal de la ciudad, el humeante y borboteante manantial donde las aguas alcalinas, litínicas, fluoradas, carbonatadas, silicatadas y ligeramente radioactivas afloran a 67 grados de temperatura con un caudal de 300 litros por minuto. Y más aún, al ver la cantidad de vecinos que vienen a beber, lavarse los dientes o sumergir en ellas alguna parte de su anatomía, porque dicen que son buenas para curar las heridas y las afecciones de la piel. Lo habitual es que el forastero, confiado por lo que ve, meta la mano y se escalde. Alguno de los presentes le recordará, sin ánimo de ofender, que eso era lo que hacían aquí antiguamente las aldeanas con los pollos, escaldarlos, para poder quitarles las plumas más fácilmente. 




Está la Burga de Abaixo, que mana a través de dos gruesos caños y un surtidorcillo en una fuente monumental de mediados del siglo XIX y que es donde la gente coge agua y hace sus enjuagues y lavatorios. Y está, en la misma plaza pero a mayor altura, la Burga de Arriba (988 234 202), que fue acondicionada en 2010 como baño termal (de pago), con gran piscina exterior y sauna húmeda. Ver al personal bañándose en la vía pública, porque la piscina está en mitad de la calle, a 150 metros de la Plaza Mayor, es algo que choca bastante, sobre todo en invierno; pero enseguida se advierte que es un lujo extraordinario que pocas ciudades del mundo ofrecen y menos por tan poco (3,35 euros).
As Burgas son las fuentes termales más céntricas y famosas de la ciudad, pero hay media docena más a orillas del Miño...
  


                               Pozas y termas de Chavasqueira






                                         Muiño das Veigas







                                                Outariz 



                                     Burgas de Canedo


                                           Fuente de Reza




                                    Fuente de Tinteiro

Además de las fuentes de Tinteiro y de Reza, todas, a excepción de esta última, en la margen derecha del río. Algunas son instalaciones privadas, spas de estilo japonés , pero otras son baños públicos acondicionados como áreas recreativas de país rico, con vestuarios, cuidado césped y piscinas naturales de granito, donde uno puede pasar el día en remojo gratuitamente.
Las primeras termas que nos encontramos se halla, a 300 metros del puente, son las de Chavasqueira, también conocidas como Baños do Bispo, que se llaman así porque fueron acondicionadas por el obispo, inquisidor general, miembro de las Cortes de Cádiz y finalmente cardenal Pedro de Quevedo y Quintano (1736-1818) para mayor comodidad de los enfermos que peregrinaban en demanda de estas aguas ardientes, que son mano de santo, según dicen, para las afecciones reumáticas (artrosis, artritis reumatoide y artritis psoriásica), secuelas postraumáticas o quirúrgicas, la psoriasis y el acné.
Los siguientes puntos calientes de la ruta son la fuente del Tinteiro, donde la gente hace cola con sus garrafas para coger unas aguas recomendadas para los problemas bucodentales y de cicatrización; y, a tres kilómetros ya del inicio, las pozas de Muiño das Veigas, que son cuatro, la mayor de 200 metros cuadrados, y cuyas aguas están indicadas para afecciones reumáticas, como la artrosis, y dermatológicas, como los eccemas y la dermatitis atópica.

 Las Termas 


Las termas son recintos públicos destinados a baños típicos de la civilización romana. En las antiguas villas romanas los baños se llamaban balnea o balneum y si eran públicos thermae o therma.
Eran baños públicos con estancias reservadas para actividades gimnásticas y lúdicas. También eran considerados lugares de reunión y a ellos acudía la gente que no podía permitirse tener uno en su casa, como los plebeyos o los esclavos. A veces los emperadores o los patricios concedían baños gratis para el resto de la población.
Las termas romanas eran complejos sanitarios, lúdicos y deportivos que representan una de las más sorprendentes y admirables construcciones de la civilización romana. Esta clase de establecimientos fue inaugurada por Agripa, el amigo y colaborador del emperador Augusto, en el últmo cuarto del siglo I a. C. con la construcción de la primera construcción termal en el Campo de Marte. A partir de ahí se multiplicaron por los intereses del Imperio. De alguna manera esto suspuso que no solo las clases altas podían disfrutar del placer de los baños que antes estaba reservado exclusivamente a los propietarios de grandes villas.
La cultura romana rendía culto al cuerpo, y por tanto, a la higiene del mismo. Las termas o baños públicos se convirtieron en lugares de reunión de personas de todas las clases, y su uso era fomentado por las autoridades, que en ocasiones cubrieron sus gastos haciendo el acceso a ellas gratuito para la población. Aunque hombres y mujeres compartían en ocasiones los mismos espacios, las horas de baño eran diferentes para unos y otros: las mujeres acudían por la mañana mientras los hombres lo hacían al atardecer. En aquellas que disponían de secciones separadas para hombres y mujeres, al área destinada a éstas se le daba el nombre de «balnea».



Rápidamente empezó una competición entre los emperadores para ofrecer a sus ciudadanos unas termas cada vez más grandes. Así, los 3.000 metros cuadrados de las termas de Nerón quedaron rápidamente superados por los 110.000 metros cuadrados de Trajano y éstos, a su vez, lo fueron por los 140.000 de Caracalla. El récord lo marcan los 150.000 metros cuadrados de las termas de Diocleciano, que eran visitados por a 3.000 bañistas al día.




Hacia las cinco de la tarde los romanos, sin importar la clase o el estatus abandonaban aquello que les estuviera ocupando y se dirigían a las termas. Hombres y mujeres por igual, muchas veces entremezclados utilizaban las distintas occiones de ocio que ofrecían las termas. Unos se ejercitaban en la palestra, otros en los juegos de pelota, los menos activos se dedicaban a disfrutar del masaje o de una dolorosa depilación. También se podía disfrutar de la conversación con los amigos o disfrutar de la lectura en algunas salas especiales para tal actividad. Los más atrevidos elegían provocar algún encuentro erótico.
Aunque la asistencia a los baños estaba al alcance de todos hay que señalar que, una vez en el interior, sólo los privilegiados podían disfrutar de determinados servicios (masajes, ungüentos de perfumes y aceites, etc.), bien porque sólo ellos los podían permitir o porque era necesario disponer de esclavos para su disfrute. A veces, incluso el emperador hacía acto de presencia, aclamado por la multitud a la que saludaba acompañado de todo su lujo.
Algunos emperadores intentaron (sin mucho éxito) imponer horarios diferentes para hombres y mujeres ya que se les acusaba a estas últimas de ser una constante provocación erótica. Sólo con el triunfo del cristianismo (sobre el año 320) se consiguió la prohibición definitiva a las mujeres de disfrutar del baño en las termas.
La terma romana tiene una estructura definida por su función. El «apodyterium» era, además de la entrada a la terma, la zona de vestuario de la misma. Después se pasaba a otra sala llamada «tepidarium», que consistía en una sala templada que a su vez daba paso al «frigidarium» o al «caldearium», salas de agua fría o caliente respectivamente. La sala caldearium se orientaba al sur para recibir de este modo la mayor cantidad posible de luz solar. Bajo el suelo de esta sala se hacía pasar una serie de tuberías por donde circulaba agua caliente. El frigidarium, sin embargo, solía ser una piscina abierta de agua fría.
En general, las termas se rodeaban de jardines y otros edificios con servicios para los visitantes como gimnasios, bibliotecas u otros lugares de reunión («laconium»), todo esto con el propósito de proporcionar a los clientes un ambiente agradable. Estas termas disponían de gran cantidad de personal para su funcionamiento, sobre todo teniendo en cuenta la necesidad de grandes cantidades de agua caliente y para atender adecuadamente a los clientes.
Las actividades posteriores, eran muy numerosas, tanto dentro como fuera de las termas a cuyo alrededor se encontraba todo tipo de personajes que vendían al mejor postor sus productos y habilidades: desde vendedores de perfumes, salchichas o pastelillos hasta quienes alquilaban toallas o sandalias, pasando por muchos adivinadores, astrólogos, filósofos o comediantes. Un mundo en miniatura donde Roma reflejaba la imagen ideal del esplendor y el lujo.



                                            Los baños

Los baños, tanto públicos como privados, han estado presentes en muchas de las civilizaciones a lo largo de la historia. Son numerosas las prácticas, religiosas y sociales, que desde la antigüedad se han venido teniendo como acto principal el baño, asociado este a la limpieza, tanto del cuerpo como del alma o espíritu, a la purificación.
Hoy día hay religiones que mantienen las prácticas de la purificación mediante el baño o la limpieza de una parte del cuerpo. La religión musulmana tiene una serie de ritos llamados abluciones, que exigen de los fieles unas pautas de limpieza concretas en ciertas circunstancias especiales. De la misma manera los creyentes hindúes tienen prácticas similares.
La función social y medicinal, de los baños y termas se ha mantenido durante toda la historia hasta nuestros días. En la civilización romana el servicio de los baños, las termas, era fundamental en los servicios que los ciudadanos debían tener. Las termas públicas romanas tenían una función social y política. Eran lugares ideales para la conversación relajada, el recreo y la relación social, con todo lo que ello significaba. Se cuidaba el ambiente con una delicada decoración en donde no se privaban de medios, llenando las estancias de maravillosos frescos, mosaicos y estatuas.



                                    Las termas romanas

A finales del siglo V a.C. las antiguas estancias de baño se perfeccionaron y crecieron, convirtiéndose en lugares independientes destinadas sólo al baño. Estas estancias ofrecían baños de vapor y piscinas frías, templadas y calientes.
En Roma, siguiendo el ejemplo griego, se construyeron estancias similares que pronto fueron del gusto de la ciudadanía. Ya no solo se realizaban los actos de limpieza y relajación, así como aquellos medicinales cuando las aguas tenían propiedades curativas, sino que se añadía un cuidado del cuerpo que incluía prácticas deportivas y un ritual de masajes con diferentes sustancias como esencias y aceites especiales.
El nombre de termas se aplica por primera vez a unos baño construidos por Agripina en el año 25 dC. Nerón construyó unas termas en el campo de Marte: Termas de Nerón, las cuales se encuentran prácticamante desaparecidas. Las primeras termas de carácter monumental son las que inició Domiciano e inauguró Trajano:Termas de Trajano fueron ampliamente superadas por las de Caracalla, cuya inauguración tuvo lugar el año 216:Termas de Caracalla.
El uso de las termas se generalizó en el mundo romano a partir del siglo I adC, cuando se descubrió un sistema que permitía calentar y distribuir el aire caliente gracias al ingeniero Sergio Orata. Su uso se difundió por el Imperio romano a toda Europa.



Las actuales ruinas de las termas romanas de Caracalla dan idea del gran tamaño del complejo termario que se extendía con servicios como biblioteca o tiendas. Estas instalaciones, construidas alrededor del año 217, tenían un aforo de 1.600 usuarios. Las termas de Diocleciano, otras de la importantes instalaciones de este tipo de la capital del Imperio, fueron remodeladas por Miguel Ángel que convirtió su tepidarium en la iglesia de Santa María de los Ángeles.
Los restos termales romanos más antiguos de los que hay noticia son las termas de Pompeya datadas en el siglo II adC.
Los baños romanos abrían al mediodía y cerraban al ponerse el Sol. En los lugares destinados al baño había departamentos separados para hombres y mujeres; si no había espacios separados, el establecimiento abría unas horas al día para mujeres y otras para hombres. En algunas ocasiones, durante el Imperio, se permitió el baño conjunto a hombres y mujeres.


Las estancias termales eran, dentro de la diversidad, similares en todo el Imperio. Normalmente constaban de las siguientes estancias:




Palestra: Patio central al que se abrían todas la demás estancias y se podía práctica ejercicios físicos.




Tabernae: Tiendas adosadas a las salas de baños donde se vendían bebidas y comida, que los vendedores pregonaban a grandes voces entre los bañistas.



Caldarium: Baño de agua caliente, el alveus. Era la habitación más luminosa y adornada. En las grandes termas había incluso piscinas donde se podía nadar. En las más pequeñas, el baño se tomaba en bañera o depósitos de agua caliente llamados labra.



 Frigidarium: Era la sala destinada a los baños de agua fría. En las grandes termas el frigidarium estaba descubierto e incluía entre sus instalaciones una gran piscina donde poder practicar la natación.




Tepidarium: Habitación de temperatura tibia que preparaba al bañista para la de agua caliente.




Apodyterium: Vestuarios. Habitación próxima al pórtico de la entrada donde los bañistas dejaban sus ropas. Había un banco corrido y en la pared unas hornacinas sin puertas, donde se depositaban las ropas y los objetos personales, que quedaban vigilados por un esclavo.




Laconicum: Baño de vapor.

Los recursos hidráulicos eran traídos mediante la red de acueductos aún cuando el punto de captación del agua estuviera lejos del núcleo urbano,
El interior de las estancias y las piscinas de agua caliente se realizaba mediante el sistema de hypocaustum.



El sistema está basado en la distribución mediante túneles y tubos de agua caliente y vapor que se extendía por debajo de los suelos de las estancias y piscinas y era alimentado por una serie de hornos que se hallaban en los sótanos. Reminicencia de este tipo de calefacción es la gloria castellana.

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http://mitologia4.blogspot.com.es/2008/04/las-termas-romanas.html
http://www.abc.es/viajar/guia-repsol/20131212/abci-ruta-termas-orense-201312111133.html
http://www.barcelonaesmoltmes.cat/documents/18771743/36276901/Termes+romanes+de+Caldes+de+Montbui/018a393a-0780-40a6-9384-35a5a5b63bb1?t=1429702092748
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viernes, 25 de marzo de 2016

RICARDO CORAZON DE LEON....SU CORAZÓN DESPUES DE SU MUERTE


                     
Un equipo francés ha analizado los restos del corazón embalsamado del rey inglés Ricardo Corazón de León, más de 800 años después de su muerte. Descubrieron un procedimiento de conservación muy elaborado, inspirado en los textos bíblicos.
Figura emblemática de la Edad Media, la muerte del rey Ricardo Corazón de León en 1199, a los 41 años, ocurrió después de una lesión en el hombro por una flecha de ballesta. Los restos del corazón embalsamado del rey fueron analizados por un equipo de científicos franceses. Un intervención realizada 800 años después de su muerte, por lo tanto, este estudio es sobre el más antiguo corazón embalsamado jamas estudiado en Francia.
Publicado en la revista científica Reports, los resultados muestran que se trataba de “un embalsamamiento extremadamente complejo, altamente desarrollada“, dijo Philippe Charlier, quien dirigió el equipo de expertos forenses, antropólogos y científicos que pudieron abordar la cuestión. Este es el mismo investigador, especialista en antropología forense, que es responsable de autenticar la cabeza momificada del rey Enrique IV de Francia.

                                      PHILPPE CHARLIER

Esta vez, el equipo ha tomado una muestra de casi dos gramos, de los 80 gramos que sigue pesando el corazón de Ricardo I, sus restos fueron encontrados en 1838 en una caja de plomo en la catedral de Rouen con la inscripción “Aquí yace el corazón de Ricardo, rey de los ingleses“.
Diversos exámenes y pruebas revelaron “una gran cantidad de residuos de diferentes” a veces sorprendentes: mercurio, creosota (una especie de alquitrán), plantas, hierbas y especias (mirto, menta, incienso y Daisy), y probablemente cal. “Imaginamos que el corazón se abrió, para ser desangrado y cosido, y luego se colocó en un paño de lino“, dijo el Dr. Charlier citado por AFP.
Por tanto, es, sin duda, “un logro técnico” para el momento, finales del siglo XII. Los embalsamadores por primera vez en este período fueron cocineros y carniceros, “que estaban habituados a abris en canal y tenían especias a mano“. Para el Dr. Charlier, la presencia de incienso también revelan una “referencia crística“. “El incienso es un producto para la élite, pero también de inspiración divina“, dijo, recordando que había sido traído por los Reyes Magos a Jesús en su nacimiento.
El embalsamamiento del corazón de Ricardo I sirvió para asegurar su conservación. Además, de conformidad con las prácticas de la época y sus deseos, el cuerpo del rey se fragmentó: sus entrañas fueron enterradas en Chalus, en territorio enemigo, con el corazón puesto en un ataúd en la catedral de Rouen, en territorio francés y el resto de su cuerpo fue enterrado en la Abadía de Fontevraud en Anjou, junto a su padre Enrique II y su madre Leonor de Aquitania.


Bacterias de origen indeterminado

Por otro lado, según el Dr. Charlier, “el extremo cuidado dado al corazón y el uso de hierbas que le dan un olor que se acerca el olor de santidad” podría tener como objetivo acelerar la adhesión del soberano al paraíso. De hecho, según algunos religiosos de la época, el caballero había cometido crímenes suficientes, incluyendo los realizados en Tierra Santa, para justificar una estancia de 33 años en el purgatorio.
El equipo del Dr. Charlier ha observado en los trozos analizados del corazón bacterias y hongos, sin ser capaces de determinar si están relacionados con la lesión y por lo tanto la causa de la muerte (sepsis, gangrena), o degradación post-mortem. “No hemos aprendido nada más sobre la causa de la muerte de Ricardo Corazón de León“, dijo Charlier. 


El científico forense del Hospital Universitario Raymond-Poincaré, Philippe Charlier, se ha especializado toda su carrera en la autopsia de personajes históricos --lo que le ha dado cierta popularidad en Francia donde le apodan "el Indiana Jones de los cementerios"-- como Enrique IV de Francia y Diana de Poitiers (también fue quien desbancó los falsos restos óseos de Juana de Arco que habían sido aceptados por la Iglesia Católica).
Pues bien, la revista Nature publicó los resultados de la autopsia que realizó Charlier al corazón de Ricardo Corazón de León. El paper, titulado "El corazón embalsamado de Ricardo Corazón de León (1199 A.D.): Un análisis biológico y antropológico", analizó las técnicas de embalsamamiento que realizaban en ese entonces en Europa los barberos y cocineros, determinando que no sólo procuraban que los tejidos se preservaran en el tiempo, sino que además se preocupaban de que olieran bien.
Para determinar esto, Charlier tomó dos gramos del corazón --que ahora es un polvo color café claro-- y tras un análisis microscópico, toxicológico y de polen, donde encontró que el órgano había sido embalsamado con francoincienso, mirto, menta y margarita.
La aromática fragancia --con significados bíblicos-- posiblemente fue para ayudarle a Ricardo Corazón de León a irse al cielo desde el purgatorio, pues debido a su fuerte postura antisemita (dicen que cuando lo coronaron y fueron judíos a entregarle regalos, los mandó a desnudar y azotar) y antiislámica (por la Tercera Cruzada), el obispo de Rochester declaró que iba a pasar 33 años en el purgatorio por sus pecados.
http://kerchak.com/el-corazon-embalsamado-del-rey-ricardo-corazon-de-leon-revela-sus-misterios/ 
https://www.fayerwayer.com/2013/03/el-corazon-de-ricardo-corazon-de-leon-huele-a-menta-francoincienso-mirto-y-margarita/

jueves, 24 de marzo de 2016

ROBERT KOCH...INVESTIGADOR Y PADRE DE LA BACTERIOLOGIA HUMANA




En la segunda mitad del siglo XIX, el criterio científico objetivo se consolidaba cada vez más, en espacial en la medicina alemana. Robert Koch, un joven y modesto médico, casi autodidacta en sus proyectos de investigación, logró descifrar la causa de la tuberculosis, la enfermedad que causaba mayores estragos en esa época. También hizo investigaciones sobre al ántrax, el cólera y formuló los postulados que fueron base para la futura investigación bacteriológica y epidemiológica. Su legado es inmenso; inclusive, muchos de sus colaboradores hicieron grandes descubrimientos de los que aun nos beneficiamos.
 En 1862, fue a la Universidad de Göttingen a estudiar Medicina. Allí tuvo como profesor a Henle, quien en 1840 había publicado que las infecciones eran causadas por organismos parasíticos vivos. Ya graduado, fue a Berlín por un semestre a las clases de Rudolph Virchow, que era la gran figura de la medicina mundial. Después, trabajó en el Hospital de Hamburgo y sirvió como voluntario en la guerra franco-prusiana. Finalizada la guerra, fue designado médico sanitario del distrito de Wollstein. Al cumplir 28 años, su esposa le regaló un microscopio, que fue la pieza más importante del “laboratorio” que armó en su casa. Allí empezó a hacer investigaciones, solo y como autodidacta, para estudiar a los agentes patogénicos. Se dice que él soñaba con ser explorador y que ese microscopio le abrió un nuevo mundo.

Investigador autodidacta... el carbunco.

En aquella época, el carbunco era un problema epidémico, matando a los animales o rebaños muy rápido y sin explicación. Koch encontró en la sangre de estos animales unos bastoncitos que no estaban en la sangre de los animales sanos. Al inocular a ratones sanos, vio que enfermaban y morían. Pero hizo algo más importante: cultivó las bacterias en un suero que mantenía en una incubadora rudimentaria, con una lámpara de aceite. Así, pudo observar el ciclo de vida completo de estas bacterias y cuando inyectó algunas que correspondían a generaciones posteriores, vio el mismo efecto: los ratones enfermaban y morían. Esos estudios le tomaron unos seis años. Pero tenía la prueba de que los microbios causaban la enfermedad.
Escribió a la Universidad de Breslau. Lo recibieron los profesores Cohn y Cohnhein, al inicio incrédulos y, luego, fascinados y sorprendidos. Por tres días y sus noches hizo demostraciones aceleradas del proceso. Él hacía todo con una pericia inigualable y sorprendente, más aún por ser autodidacta. Mostró una gota de sangre de un animal infectado y mencionó que si uno de los microbios que veían se dividía en veinte minutos, en un día tendría cerca de 20 millones de gérmenes y la sangre estaría completamente invadida y el animal moriría.
Koch les había presentado al bacillus anthracis. Era la primera vez que se descubría la causa bacteriana de una enfermedad de los animales y del hombre. Hasta ese momento, se creía que la variedad de gérmenes se debía al polimormismo o sea, la transformación de uno en otro. Su trabajo se publicó en 1876 y Koch se volvió famoso inmediatamente. Pero, durante los siguientes cuatro años, Koch siguió investigando en su casa, haciendo fijaciones y fotografiando bacterias.



Traslado a Berlín

Los trabajos de Koch no pasaron desapercibidos para las autoridades alemanas. Así, en 1880 fue designado Director del Laboratorio de Bacteriología del Departamento Imperial de Higiene en Berlín. De esa manera, pudo dedicarse por completo a las investigaciones, en especial sobre tuberculosis y cólera. Desde entonces y hasta 1892, se desplegó todo su genio.
Un buen día vio al microscopio unos bastoncitos coloreados de azul que presentaban una ligera curvatura. Les siguió la pista hasta convencerse de que se hallaban en todos los tuberculosos.
En marzo de 1882, anunció el aislamiento y cultivo del bacilo de la tuberculosis, que era la causa de una de cada siete muertes y la primera razón de muerte por infección en niños en Europa. El trabajo de Koch consistió en aislar el microorganismo causante de esta enfermedad y hacerlo crecer en un cultivo puro. Con el cultivo puro pudo inducir la enfermedad en animales de laboratorio, aislando de nuevo el germen de los animales enfermos para verificar su identidad, comparándolo con el germen original.



Postulados de Koch

Probablemente tan importante como su trabajo en la tuberculosis son los llamados Postulados de Koch que establecen las condiciones para que un organismo sea considerado la causa de una enfermedad.
  • El agente debe encontrarse en cada caso de enfermedad y no en sanos;
  • No debe encontrarse en casos con otra enfermedad;
  • Debe ser aislado y mantenido en un cultivo puro;
  • Al ser inoculado, debe producir la misma enfermedad; y
  • Debe ser aislado de nuevo del animal inoculado.
La mayoría de las bacterias que afectan a los humanos se ajustan a estos postulados, salvo excepciones como el Mycobacterium leprae, que no cumple con el tercero de los enunciados.

Berlín... reacción de Virchow

Fue el 24 de marzo de 1882 en que se reunieron los más ilustres médicos y científicos de Alemania para escuchar a Koch. Muchos consideran que esa fue una de las conferencias más importantes de la Medicina. Se dice que fue una presentación sencilla y perfecta, pero sobre todo innovadora e inspiradora. Entre los muchos presentes estaba Paul Ehrlich, pionero de la inmunología moderna y premio Nobel 1908, quien mencionó que esa noche constituyó para él la experiencia más importante de su vida científica.
El más ilustre en el auditorio era el venerado Rudolph Virchow, quien con un simple gesto podía arruinar cualquier idea novedosa y quien ya se había burlado de Koch y “sus bacilos patógenos” tiempo atrás. Luego de la presentación de Koch, quien sin grandes inflexiones, con voz casi temblorosa y con una modestia admirable había expuesto la sencilla historia del descubrimiento del microbio que mataba poblaciones enteras, se esperaba un debate, pero finalizada esta exposición sólo hubo un gran silencio. Todos se voltearon hacia el gran Virchow. Este simplemente se levantó, se puso el sombrero y salió del auditorio. No tenía nada que decir.
El mundo entero se revolucionó. Científicos de todo el mundo viajaron a Berlín para aprender de él. El modesto Koch solo respondía: “Este descubrimiento, después de todo, no tiene demasiada importancia”.

Desarrollo de la tuberculina

En 1890 anunció el descubrimiento de la tuberculina, un preparado de proteínas del micobacterio, que en un inicio dio lugar a controversia pues se pensó que sería un remedio para la tuberculosis. Al menos, se desarrolló una buena opción para el diagnóstico.

Reconocimientos

En 1885, fue nombrado profesor de la Universidad de Berlín y, en 1891, Profesor Honorario y director del Instituto Prusiano de Enfermedades Infecciosas (denominado desde 1912: “Instituto Robert Koch”), posición a la que renunció en 1904. Su sucesor fue su asistente de muchos años, Georg Gaffky.
Recibió muchos reconocimientos, distinciones y doctorados honorarios y en 1905 se le honró con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.

Por el mundo: Cólera,fiebre bobina, malaria

En 1883 fue enviado a Egipto y la India, como líder de la comisión alemana de cólera. Describió el vibrio y formuló las bases de los métodos para su control, las que se utilizan aún hoy en día.
En 1896 viajó a Sudáfrica a estudiar la fiebre bovina logrando limitar el brote de la enfermedad. Luego viajó a la India y al África a estudiar los problemas de malaria y su control con quinina, haciendo publicaciones en 1898. En 1901, postuló que el bacilo que causa las tuberculosis, tanto la humana como la bovina, no es el mismo, lo que creó controversia. Hoy, sabemos que Koch tenía razón.
En 1906, luego de recibir el Premio Nobel, viajó al África Central para ayudar a resolver la epidemia de tripanosomiasis o enfermedad del sueño que estaba diezmando a la población local.

El gran mérito de Koch fue demostrar que los microbios causan determinadas enfermedades y haber desarrollado un método para demostrarlo, el cual se usa hoy con leves variaciones. Hasta entonces la medicina había tenido mucho de curanderismo para enfrentar a las enfermedades infecciosas. A partir de Koch, la medicina tuvo grandes elementos para luchar contra esas enfermedades.


Además de eso, fue un ejemplo de persistencia, de trabajo y de sencillez, lo que hizo que fuera querido y admirado por cientos o miles de alumnos y médicos de todas partes del mundo. Pasó muchos años, días y noches, en su laboratorio, pero con seguridad su curiosidad y su espíritu explorador disfrutaba allí tanto como en las expediciones que hizo posteriormente a los lejanos lugares de Egipto, la India y él África.
Murió en 1910 con la certeza de que en el siglo XX, con personas preparadas e inteligentes, se vencería a la tuberculosis. Soñaba que así ya no habría miseria ni guerras. Él creía que esa sería la base para un mundo mejor.

Su legado...

Koch creó el Instituto científico más avanzado de su época. Allí, empleando sus métodos, sus colaboradores y alumnos descubrieron los organismos responsables de la difteria, el tifus, la neumonía, la gonorrea, la meningitis cerebroespinal, la lepra, la peste pulmonar, el tétanos y la sífilis, entre otros.
http://www.galenusrevista.com/Robert-Koch-1843-1910.html 


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