domingo, 1 de febrero de 2015

ALEJANDRO VIII ...UN PAPA CONTROVERTIDO




         ALEJANDRO VIII UN PAPA CONTROVERTIDO

Alejandro VIII. Papa nacido en Venecia en 1610 y muerto en 1691. Fue pontífice desde 1689 hasta 1691. Sucedió a Beato Inocencio XI. Había sido obispo de Brescia y Frascati, y cuando fue elegido se le conocía por el nombre de cardenal Ottoboni. Condenó algunas doctrinas de los jesuitas y adquirió para la biblioteca del Vaticano la magnifica colección de libros y manuscritos de Cristina de Suecia. Dotado de gran energía, recibió de Luis XIV los condados de Aviñón y Venaissin; dio cuantiosas sumas al emperador Leopoldo y a los venecianos para que siguieran la guerra contra los turcos. Continuó la guerra de su predecesor, Inocencio XI, y publicó una bula contra los cuatro artículos de 1682 que confirmaban las libertades de la iglesia anglicana. Reprobó la doctrina enseñada por el jesuita Musnier de Aviñón sobre el pecado filosófico, pero se le acusó de simonía y nepotismo. Sus enemigos reconocieron su caridad para con los necesitados

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Orígenes y formación

Era hijo de Marco Ottoboni, canciller de la República de Venecia, descendía de una familia noble de esa ciudad. El futuro Papa disfrutaba de una riqueza y posición social que le ayudó a tener una educación perfecta. Sus primeros estudios los hizo con marcada brillantez en la Universidad de Padua (vide), dónde en 1627 se doctoró en derecho canónico y civil. Durante el pontificado de Urbano VIII estuvo en Roma (1623-44), y fue nombrado gobernador de Terni, Rieti, y Spoleto. Durante catorce años sirvió en la Rota (vide) como auditor. 

Carrera eclesiastica
A instancia de la República de Venecia este hijo predilecto fue ordenado Cardenal por Inocencio X (19 febrero, 1652), quien más tarde le concedió el Obispado de Brescia en territorio de Venecia, allí pasó los mejores años de su madurez tranquilamente. Clemente IX lo hizo Cardenal de la Curia.
Ya era octogenario cuando accedió al Papado, aunque tan sólo vivió por dieciséis meses más y en tan breve tiempo pocas cosas de importancia se hicieron. Luis XIV de Francia, cuya situación política era entonces crítica, se benefició de las disposiciones pacíficas del nuevo Papa; le restauró Aviñón y renunció a los abusivos derechos de asilo en las Embajadas francesas. El espíritu conciliatorio del rey no disuadió al decidido Papa para proclamar (4 agosto 1690) que la Declaración de las Libertades Galicanas (vide), redactado en 1682, era nulo e inválido. Ayudó a su Venecia natal con subsidios generosos en la guerra contra los turcos, y compró para la Biblioteca Vaticana los libros y manuscritos que pertenecieron a la Reina Cristina de Suecia.


Actuación pontifical

Su pontificado duró sólo un año y cuatro meses, pero resultó excepcionalmente activo.
A la muerte de su predecesor el tesoro pontificio estaba en condiciones saneadas. Alejandro VIII invirtió la situación de bonanza: rebajó los impuestos y literalmente dilapidó las finanzas papales en dádivas a su familia.
Contraviniendo las prácticas del pontificado anterior, inmediatamente después de que lo eligieran papa se lanzó a un nepotismo desenfrenado: en Roma se registró un auténtico desembarco de Ottoboni venecianos y de allegados a éstos, todos prestos a recibir cargos y prebendas.
Ciñiéndonos a sus familiares más próximos, nombró un sobrino suyo, Antonio, general en jefe de los ejércitos de los Estados de la Iglesia; a otro sobrino, Pietro, que sólo tenía diecinueve años, le nombró cardenal diácono pro illa vice de S. Lorenzo in Damaso, gobernador de Fermo, Tívoli y Capranica, vice-canciller de la Iglesia Romana, secretario de memoriales y vicario papal en el territorio de Aviñón; a un tercer sobrino, Marco, que era jorobado, cojo y con las facultades mentales algo disminuidas, lo nombró superintendente de las fortalezas y las galeras papales y compró para él el ducado de Fiano mediante el pago de una auténtica fortuna. Se dice que Alejandro VIII, previendo que le quedaba poca vida y que su sucesor no sería tan pródigo, instaba a sus favorecidos a acaparar rápidamente el máximo de prebendas con la frase: Le 24 stanno per scoccare (Falta poco para la medianoche).
A finales de 1690 y mediante decreto del Santo Oficio condenó 31 proposiciones de las más de 200 presentadas por un grupo de teólogos jesuitas belgas, específicamente los de la universidad de Lovaina, a propósito de la gracia, la penitencia y de la eucaristía, así como la teoría del "pecado filosófico". También se opuso al "rigorismo" excesivo de determinadas corrientes morales, contrapuesto al "laxismo" que había sido denunciado en pontificados anteriores.
A pesar del patrocino del monarca francés, condenó la declaración realizada en 1682 por el clero de este país en relación con las libertades de la Galicanismo. Mediante la bula Inter multiciples de 1692 declaró anulados cuatro artículos de aquella declaración, así como el derecho de regalía. Sin embargo Luis XIV, cuya situación política estaba en un momento crítico, consiguió ganancias con las disposiciones pacíficas del nuevo papa, y restituyó a éste el territorio de Aviñón y del Condado Venasino, al tiempo que renunciaba al derecho de asilo de la Embajada francesa. En compensación Alejandro VIII nombró al más férvido de los galicanos, el obispo de Beauvais y embajador de Francia ante la Santa Sede Toussaint de Forbin Janson, cardenal del título de S. Agnese fuori le mura.

Logros de su papado

Fue Alejandro VIII un hombre recto, generoso, amante de la paz, e indulgente. Compasivo con los pobres de la casi paupérrima Italia, buscó socorrerles reduciendo los impuestos. Pero esta misma naturaleza generosa lo llevó a relacionarse y conceder riquezas para aquellos que las codiciaban; en su nombre, y en descrédito de su pontificado, restableció oficios que habían sido suprimidas por su predecesor además:
  • Ayudó a su Venecia natal con generosos subsidios en la guerra en contra de los turcos.
  • Convocó tres consistorios, en los cuales creó un total de catorce cardenales.

Muerte

Murió en Roma el 1 de febrero de 1691, y está sepultado en la Patriarcal Basílica Vaticana bajo un suntuoso mausoleo obra de Arrigo di San Martino.Distribuyó sus riquezas a sus sobrinos, lo cual hizo decir a un contemporáneo: 
              "...que más le hubiera valido a la Iglesia ser su sobrina que su hija..."

 http://www.ecured.cu/index.php/Alejandro_VIII

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