En Puente Viesgo, (Cantabria, España), al borde del río Pas, se alza el Monte Castillo, una elevación caliza de forma cónica que esconde en su interior un intrincado laberinto de cuevas las que han sido frecuentadas por el hombre durante, al menos, los últimos 150.000 años.
Este complejo de cuevas de Monte Castillo alberga una gran diversidad del arte rupestre del Paleolítico Superior de excepcional valor, quizás el más amplio de Cantabria, con más de 150 figuras de animales y un gran número de signos. Sus cuevas son El Castillo, El Lago , Las Chimeneas , La Flecha , La Pasiega y Las Monedas .
Estas cuevas con arte prehistórico están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, dentro del sitio "Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España". De todas las cuevas del complejo, resalta El Castillo, que durante el Paleolítico Superior fue el hábitat principal de la colina con una ocupación mucho mayor que las demás cuevas del complejo.
La Cueva de El Castillo es uno de los exponentes de arte paleolítico más sobresalientes de la Prehistoria de Europa. Sus numerosas figuras, todas ellas correspondientes a los albores de la presencia del Homo Sapiens en Europa, representan un paseo subterráneo por los orígenes del pensamiento simbólico, la mente abstracta y la expresión artística.
Consiste en un conjunto de galerías en las que se suceden los paneles con pinturas y grabados de bisontes, caballos, ciervos, manos y signos abstractos de enigmático significado. Casi al final de la cueva hay un mamut y también cabe destacar un bisonte que aprovecha una estalagmita.
Corredor de los Puntos, El Castillo – Datados de entre 34.000 y 36.000 años
Las representaciones de “manos en negativo” o “stencil de mano” son un motivo especial en esta cueva debido a las más de 50 representaciones. Estos signos, así como los puntos rojos, fueron realizados con pintura soplada contra la pared, tal como un aerógrafo actual y con el mismo resultado.
Símbolos acampanados
El hallazgo de esta cueva se debe al arqueólogo español Hermilio Alcalde del Río, quien la descubrió en 1903. Alcalde también se encargó de la exploración del yacimiento, a lo largo de varias campañas en las que se descubrió el acceso a la zona con pinturas, junto a H. Obermaier y H. Breuil.
El Castillo fue la “primera página” de la Prehistoria en España y el “primer capítulo” en Europa. La larga secuencia histórica abarca las etapas achelenses, musterienses, vasconienses, auriñacienses, gravetienses, solutrenses, magdalenienses y azilienses.
Panel de las Manos con puntos rojos
Si bien las primeras dataciones de estas expresiones artísticas indicaron un período de entre 16.500 y 13.000 años de antigüedad, mediciones más recientes, utilizando la técnica de uranio-torio, han arrojado sorprendentes resultados indicando que algunas de las pinturas de El Castillo son significativamente más antiguas de lo que se pensaba.
Puntualmente, una pintura de un punto rojo del Panel de las Manos tiene como mínimo 40.800 años de antigüedad, tratándose del arte rupestre más antiguo de Europa, y entre los más antiguos del mundo.
Las plantillas de manos en negativo, de las que se han hallado un total de 55, tienen al menos 37.300 años.
Estas pinturas son tan antiguas que ponen en duda que hayan sido hechas por el homo sapiens, ya que por su datación podría llegar a tratarse de una obra de los Neanderthals, o aún más, quizás haga replantearse toda la cronología de las etapas de la prehistoria.
Uno de los bisontes de El Castillo
Los arqueólogos Alistair Pike y João Zilhao realizaron un estudio entre 2008 y 2012, utilizando la técnica uranio-torio para datar unas 50 pinturas y grabados de 11 sitios rupestres en Asturias y Cantabria. Este método para fechar las pinturas no necesita contar con pigmentos orgánicos, uno de los grandes problemas del tradicional sistema del carbono 14. Para hacer esta medición tomaron muestras de las delgadas cortezas de carbonato de calcio que se formaron por encima de las imágenes, mediante el mismo proceso por el que se forman las estalactitas y estalagmitas.
Las costras incorporan pequeñas cantidades de uranio, que se descompone en torio con el paso del tiempo. Mediante el análisis de la cantidad de torio en una muestra dada, utilizando un espectrómetro de masas, los investigadores pueden determinar cuánto tiempo ha pasado desde que se formaron las costras, proporcionando por tanto una edad mínima de las imágenes de debajo.
Como escribe Pike en Science, “las pinturas carecen a menudo de los pigmentos orgánicos necesarios para el carbono 14. Además, cuando se encuentran buenos materiales, solo se pueden emplear pequeñas muestras para no dañar el arte rupestre.” La nueva datación solventa estos problemas y lo que se hizo concretamente no fue medir la antigüedad de los grabados, sino los isótopos de uranio en la calcita que se forma en las superficies de las pinturas.
Otras pinturas españolas sorprendentemente antiguas identificadas en el estudio incluyen un símbolo en forma de bastón de la cueva de Altamira, que data de hace 35.600 años como mínimo.
Árbol de puntos rojos
Estos hallazgos plantean grandes interrogantes respecto de los artistas que realizaron estas pinturas.
El arqueólogo a cargo de la datación, Zilhao, explica que “La evidencia más antigua de humanos modernos en el norte de España se remonta a 41.500 años atrás. Para atribuirles la autoría, deberían haber empezado a pintar nada más llegar. Además, la datación indica un mínimo de 41.000 años, pero sugiere que podrían ser bastantes más. Yo, personalmente, creo que es arte neandertal, pero lógicamente no lo puedo garantizar.”
“En general, entre el momento de ejecución de la pintura y la formación de las costras de calcita pasan miles de años, por lo que la antigüedad de las pinturas es forzosamente mucho mayor que lo que hemos medido“, dice Zilhao. “Pero para asegurar que son neandertales necesitaríamos costras de al menos 42.000 años“, concluye con cautela.
Zilhao considera que, con posterioridad, los humanos modernos pudieron haber desarrollado su propia técnica o aprenderla de sus primos hermanos en la evolución. Las pinturas más antiguas corresponden a una fase prefigurativa en la que todavía no hay animales ni personas, sino formas geométricas y negativos de manos, y son de un único color (rojo).
Mamut de El Castillo
Este yacimiento arqueológico contiene evidencias humanas de los últimos 150.000 años, lo que permitió al arqueólogo Hugo Obermaier establecer la secuencia cultural de los cuatro periodos en los que se divide la Prehistoria.
El estrato 18c es conocido por contener evidencias arqueológicas de una posible convivencia entre los últimos Neandertales y los primeros Sapiens que habitaron Europa hace 40.500 años, y por tanto es clave para conocer la extinción del Neandertal.
Su gran variedad de técnicas, temas y estilos, aplicados durante más de 25.000 años, permitió a Henri Breuil establecer la primera secuencia temporal del arte paleolítico en España.
En el vestíbulo se conserva un potente yacimiento de hábitat que incluye ocupaciones desde el Paleolítico Inferior (unos 120.000 años) hasta la Edad del Cobre (6.000 años), uno de los registros crono-culturales de la Prehistoria más importantes del mundo. En el interior posee manifestaciones rupestres de prácticamente todo el Paleolítico Superior.
Bisonte en la cueva de la Pasiega
La segunda cueva descubierta fue la de La Pasiega, que acumula un importante número de animales pintados y signos al final de un largo pasillo, predominando la pintura en línea ancha y de color ocre.
La cueva de Las Monedas, llamada así porque aparecieron algunas monedas de los Reyes Católicos en un foso. En el aspecto artístico hay representados una amplia variedad de animales, como caballos, renos, cabras, bisontes, ciervos y un oso incompleto. Sus pinturas sin embargo, son más monótonas y concentradas por ser en negro únicamente y con pocas indicaciones de volumen.
La Cueva de Las Chimeneas lleva este nombre porque se llegó a ella a través de los enormes pozos naturales que desde la alta bóveda bajaban a la cueva. Hay pinturas en negro y grabados en la arcilla. Las pinturas son naturalistas, aunque existen alguna abstractas de escutiformes parecidas a las de La Pasiega. Los animales (ciervos, bóvidos y caballos) son esquemáticos y rígidos, pero muy expresivos. En un “camarín” hay un bellísimo ciervo mirando a la derecha y otros dos más separados pero de similar estilo.
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