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viernes, 8 de marzo de 2019

LIBER MOSTRUORUM DE DIVERSIS GENERIBUS



El Liber monstrorum de diversis generibus de la época de Carlomagno editado por Corrado Bologna señala que las arpías eran políglotas, rasgo asociado al hambre y la avidez desenfrenada. Por otro lado, la arpía del Bestiario de Pierre de Beauvais se aparta de las descripciones de Homero y Virgilio, señalando que “esta bestia se parece a un caballo y a un hombre, con cuerpo de león, alas de serpiente y cola de caballo”. Autores como Pinedo han querido vincular la figura de las arpías con ciertas descripciones proporcionadas por los textos bíblicos. Es el caso del siguiente fragmento de la Epístola de San Pablo a los Romanos (Rom. 3, 13-15), basado en diversos pasajes de los Salmos, en el que se alude a que tanto judíos como griegos estaban bajo el pecado:

 “Sepulcro abierto es su garganta,
con su lengua urden engaños.
Veneno de áspides bajo sus labios:
maldición y amargura rebosa su boca.
Ligeros sus pies para derramar sangre”.

Por su parte, Leclercq-Marx ha señalado que la fuente utilizada era de tipo culto y su nombre no figuraba más que en contados casos, como el Liber Monstrorum, Fulgencio el Mitógrafo y los Mitógrafos del Vaticano.



El Liber Monstrorum es un libro de principios del siglo VIII que cataloga una de las más impresionantes listas de seres fantásticos de la Edad Media. Algunos lo vinculan con el erudito anglosajón Aldhelm, también conocido como el abad Anselmo. Otros, sin embargo, deducen una escritura cooperativa entre las mentes más inflamadas del período.
En los libros medievales acerca de criaturas insólitas se entiende que un monstruo solo puede ser considerado como tal si su ubicación coincide con un territorio inexplorado. 
Los monstruos son para la mentalidad medieval, criaturas salvajes que pertenecen al orden de la naturaleza pero que viven en regiones alejadas de la civilización. 
El Liber Monstruorum se construye a partir de esa creencia, es decir, que los monstruos habitan en países remotos que aún no han sido explorados. En este sentido, el Liber Monstruorum no crea sus propios monstruos, sino que recopila los mitos y leyendas acerca de estos seres fantásticos; algunos de los cuales aparecen en otros libros de la Edad Media, entre ellos, el Beowulf.
El Liber Monstruorum admite algunas evidencias cuestionables, por ejemplo, cartas apócrifas de Alejandro Magno, donde describe criaturas muy inusuales en su conquista del Este; así como fragmentos del Beowulf, en particular aquellos que denuncian los hábitos maliciosos de Grendel, aquel troll infame que el héroe asesina arrancándole un brazo.
Las fuentes del Liber Monstruorum admiten la influencia de los mitos griegos, de tal modo que sus páginas insisten en describir la naturaleza de seres ampliamente conocidos como las sirenas, faunos, sátiros, arpías, basiliscos, lamias, Erinias, Euménides y Furias; pero también revelan la identidad de monstruos más elusivos, como Groac'h, la bruja de Hansel y Gretel; o incluso de Glog, el cazador de monstruos de la Edad Media.
Repasemos tres de los monstruos citados en el Liber Monstruorum:


Cinocéfalo significa literalmente "cabeza de perro". El Liber Monstruorum  aclara que estas criaturas semihumanas proceden de la India, aunque lo más probable es que se los haya malinterpretado a partir de las imágenes y estatuas egipcias de Anubis.
Los cinocéfalos son monstruos bastante increíbles, sin embargo, también se inscriben entre las creencias católicas más antiguas.


Los Monópodos (también conocidos como Sciápodos), literalmente "un pie", son monstruos mitológicos de aspecto humano pero con un solo pie, a menudo tan grande y ancho que se lo utiliza para darse sombra. Esta extraña funcionalidad les ganó el epíteto de Skiapodos, los "pie-sombra".
El Liber Monstruorum se apoya en recursos clásicos para describir a los Monópodos, entre ellos, la comedia de Aristófanes: Los pájaros (Ornithes), representada en el 414 a.C.; también en la Historia Natural (Naturalis Historia) de Plinio el Viejo, que registra el avistamiento de Monópodos en la India por parte del sabio Ctesias:
"Se habla de otra raza de hombres conocidos como Monocoli, los cuales tienen una sola pierna, y son capaces de saltar con sorporendente habilidad. El mismo pueblo es conocido como Sciapodae, debido a su costumbre de echarse de espaldas durante las horas de mayor calor, y protegerse del sol con la sombra que proyecta su enorme pie. (Naturalis Historia, Plinio)"
Filóstrato también menciona a los Monópodos, así como Isidoro de Sevilla y San Agustín. 

El Liber Monstruorum describe a los Epifugi del siguiente modo: no tienen cabeza pero poseen todas sus funciones incrustadas en el pecho, excepto los ojos, que están alojados en los hombros.
Los Epifugi o Epiphagi proceden de una vasta estirpe de seres sin cabeza, desde los akephaloi griegos (literalmente "sin cabeza") a los Blemmyes latinos. Todos estos seres coinciden en alojar las funciones de la cabeza en el pecho.
El primero en investigarlos fue Herodoto. El sabio los ubicó en Etiopía y a veces en Libia. Plinio coincide en la procedencia africana, pero los sitúa en la región de Nubia.
A pesar de estas coincidencias, no todos los hombres sin cabeza comparten los mismos atributos. Por ejemplo, los Blemmyes tienen los ojos, la nariz y la boca en el pecho, mientras que los Epiphagi que registra el Liber Monstruorum tienen los ojos ubicados en los hombros.

El Liber Monstruorum abunda en descripciones fabulosas como los ejemplos que hemos visto. Para la época en la que fue escrito, la palabra monstruo,aludía a ciertas malformaciones, ciertos defectos físicos, ciertas exageraciones; en definitiva, a lo anormal, pero siempre con una raíz antropomórfica.
Los anglosajones los llamaban aglæca, término que podríamos traducir como calamidad; algo muy distinto de la raíz etimológica de monstruo, la cual se vincula con un prodigio puesto de manifiesto, con algo que se revela, que se muestra, que puede o no ser repulsivo pero que no necesariamente ha de infundir miedo.