Su madre Jeanne muere cuando ella tenía seis
años. Es llevada entonces a servir como dama del séquito de Ana de
Francia, mujer de fuerte carácter, que era hija de Luis XI y que juega
un papel muy relevante en la historia al desempeñar la regencia de
Francia durante la minoría de edad de su hermano.
Diana de los seis a los catorce años recibe una educación esmerada,
así como aprende a cabalgar y a cazar. A los seis años ya tenía su
propio halcón y además fue dominando a todos los animales que tenía su
padre en las caballerizas. Siempre llevaba una máscara de terciopelo
negra para proteger su rostro y evitar golpes de las ramas mientras
cabalgaba. La práctica de montar a caballo era diaria, lo que le hacía
mantenerse siempre en plena forma física.
Diana se casa, el seis de abril de 1515, cuando solamente tenía
quince años, con Luis de Brézé, que tenía entonces 54 años y poseía los
títulos de Gran Senescal de Normandía, conde de Maulévier, vizconde de
Bec-Creespin y de Marny y también señor de Anet. Luis de Bréze era hijo
de Carlota de Valios, que era hija bastarda dl rey Carlos VII de
Francia, y en consecuencia era nieto del rey.
Este casamiento hace que Diana juegue un papel destacado en la corte
del rey Francisco I. Su belleza no pasa desapercibida para el rey, pero
la gran reputación moral que contaba, hizo que el comentario que puso
bajo el retrato de Diana “Bella para mirar, honesta para conocer”.
El matrimonio entre Diana y Luis duro dieciséis años y a pesar de la
diferencia de edad, ésta lo amó y siempre lo respetó. Fue a finales de
1531 cuando quedó viuda. Fruto de este matrimonio fueron sus dos hijas
Francisca y Laura las cuales fueron casadas con nobles de su altura, los
condes de Guisa católicos y con gran poder político.
Dentro de su matrimonio con Luis cabe mencionar el año 1524, donde el
padre de Diana Jean es acusado de complicidad en la traición del
Condestable III de Borbón, que era hijo de Ana de Francia. Su padre es
condenado al cadalso. Sin embargo el rey Francisco I le perdonó la
vida, debido a la influencia de su marido Luis de Brézé con el rey. Su
padre acabó encerrado en la fortaleza de Loches donde fallecería.
Diana de Poitiers tuvo una gran influencia en la corte francesa,
siendo dama de honor de Claudia de Francia, que era reina consorte y
duquesa de Bretaña. Posteriormente, fue dama de honor de Luisa de
Saboya, duquesa de Angulema y Anjou, que era la madre del rey. Terminó
como dama de Leonor de Austria, que era reina consorte de Francia.
Podemos decir que en sus treinta y nueve primeros años de la vida de
Diana transcurrieron con la más completa naturalidad y sin escándalos,
permaneciendo fiel a su anciano esposo, peso a su juventud. En esta
época destacaba por su belleza.
Durante los primeros años como viuda, vivió en el castillo de Anet en
la Normandía. Tenía treinta y un años y fue entonces cuando comenzó a
preocuparse por su aspecto físico. Dotada de una gran energía, nunca
había dejado de ejercitar su mente y su cuerpo. Tanto en verano como en
invierno se levantaba muy temprano y se bañaba con agua helada. Su
desayuno era ligero, tomando siempre una taza de caldo. A continuación
cabalgaba tres horas diarias. Al regreso tomaba una comida ligera y
descansaba. Por la tarde empezaba su vida social.
Diana
regresa a la Corte francesa en el año 1533, por invitación del rey
Francisco I. Ella decidió que todos la viesen como una viuda en duelo
perpetuo. Destacaba por la belleza de su vestimenta, diseñada para
destacar su figura. Su estilo intentaba expresar más lo mundanal que el
luto y, sobre todo, destacando siempre su bellísimo cuello.
Siempre usaba prendas de seda. El color preferido es el negro y
blanco, que hacían destacar su piel blanca y su cabello rubio siempre
sujeto con redecillas de seda blanca y adornadas por perlas. También
empleaba frecuentemente hileras de perlas en ambos hombros que se unían a
un espectacular corsé negro con un gran escote. Solía llevar en su
estrecha cintura una cadena de plata trabajada. Sus mangas eran
peculiares, muy ajustadas en el brazo, que estallaban en sus codos con
una delicada y blanca muselina para volver a ajustarse en los puños.
El rey Francisco I ordena a Diana que animara la vida de su hijo
Enrique, que se encontraba triste y abatido. Se le conocía a Enrique
como “el bello tenebroso”. Diana a pesar del luto permitió
hacer de Enrique su galán, siguiendo la tradición medieval del amor
cortes, permitiendo el enamoramiento, pero no teniendo relaciones
carnales. Diana era veinte años mayor que Enrique.
En el año 1531, en una justa de caballería, celebrada en los festejos
por la boda del rey viudo con Eleonora de Portugal que también era
reina viuda, Diana ocupaba uno de los puestos centrales de la tribuna.
Llevaba un vestido pálido verdoso, que era su color preferido antes de
la muerte de su marido. También se encontraba la entonces amante del rey
Francisco I, Anne d’Etampes que se consideraba la más hermosa, pero
para la mayoría Diana era la bella entre las bellas.
Tanto el príncipe Enrique como su hermano cabalgan juntos frente a la
tribuna, y era tradición que en las justas debían inclinar su lanza
ante la dama cuyo favor deseaban y cuyos colores iban a defender Para
sorpresa de todos, el príncipe Enrique se detiene ante Diana “la Gran Senecalesca”,
entonces él tenía doce años y ella treinta y dos, ofreciéndose a
honrarla y defenderla si ella permitía llevar su color verde y blanco.
Diana pidió al rey si quería que Enrique fuese su joven caballero, éste
encantado dio su autorización, de esta forma se inicia una relación que
durara hasta la muerte de Enrique II
De esta forma se enamoró profundamente de Diana. Cuando esto sucedió
ya llevaba unos años casado con Catalina de Médicis, que era conocida
como “la hocico”. Cuando muere Francisco I, Enrique accede al
trono y Diana acepta la relación carnal con el rey. Esta relación carnal
empieza en el año 1538. La sensualidad, la inteligencia y la sabiduría
de Diana formaban parte de la adoración del rey hacia ella además de su
belleza física, la fuerza y la salud de ella
Emblema persona de Diana, formado por tres crescentes entrelazados
Su permanencia en la Corte había servido para pulir y mejorar su
atractivo como mujer, que representaba muy bien los ideales femeninos
del renacimiento. Diana sabía muy bien cómo usar sus encantos femeninos
para la obtención de sus deseos Su familia le había educado en saber
defender sus intereses materiales y como ampliarlos.
Cuando Enrique II se casó con Catalina de Médicis, Diana la recibió
con gran cariño, pues entendía que él lo hacía por necesidad
institucional como rey. En la ceremonia de matrimonio, Diana fue la
principal dama de honor de Catalina, y en ninguna parte de la ceremonia
estaban las iniciales de esta y sí las de Diana.
Como Enrique pretendía no cumplir sus obligaciones matrimoniales,
Diana obligaba a Enrique a que cumpliera carnalmente con Catalina. La
familiaridad era total con los príncipes nacidos, de tal forma que estos
le llamaban tía a Diana.
Con la muerte de Francisco I, como delfina Catalina, esperaba ahora
dar a luz al futuro heredero al trono. Llama la atención que Catalina no
le dio ningún hijo en sus diez primeros años de matrimonio. Muchos
recomendaron al rey y al delfín repudiarla, ya que era necesario
continuar la línea sucesoria de la monarquía francesa. Se habló de
divorcio, y en su desesperación Catalina intentó todos los medios
conocidos para quedar encinta. Esto hizo que Diana interviniera
mandándole a su médico personal para que intentara que Catalina tuviera
hijos. El 19 de enero de 1544 dio a luz a un hijo, bautizado en honor al
rey Francisco I. Posteriormente, le dio hasta diez hijos.
Con la llegada al poder De Enrique II se cambian los símbolos del
poder, siendo escogidos de la mitología, la media luna, el arco y las
flechas de la cazadora, la ambigua Delta triangular (la D del alfabeto
griego y el real ménage a trois. En su escudo de armas Diana utilizaba
el antiguo diseño de los Poitiers, una antorcha flameante invertida con
el lema “sólo el que me enciende puede apagarme”.
Enrique II llamaba a Diana Ma dame. Le dio las tierras y las rentas
que su esposo tuvo en Anet, posteriormente le dio el castillo de
Chenonceau que es una obra maestra del Renacimiento francés y que se
encuentra situado a las orillas del río Cher en Touraine. Diana fue
nombrada duquesa de Valentoise y también disfrutó de varias casas en
Paris, así como granjas y cotos de caza.
En su castillo de Anet, Diana ofrecía las mejores jornadas de caza y
por las noches magníficos banquetes con una decoración del castillo
simplemente espectacular. En este castillo destacaba la habitación
personal de Diana, con una gran cama, que actualmente aparece cubierta
de los símbolos de ella. Diana dormía siempre con grandes almohadas que
la sostenían erguida para así evitar que su rostro se arrugase.
Diana intervino activamente en la vida política del reino apoyando al
partido católico, que estaba liderado por los Guisa, que contaron con
la protección y el apoyo de Diana. Por eso, buscó la unión con ellos a
través de lazos familiares, pues su dos hijas se casaron con príncipes
de los Guisa. Con la llegada al poder de Enrique II, el papel y el peso
político de Diana aumentó espectacularmente, convirtiéndose en la
persona más poderosa del reino. Se decía que solamente Isabel I de
Inglaterra tenía más poder y riqueza.
Diana, aunque mayor, seguía disponiendo de una piel blanca y diáfana
muy llamativa. Hay abundantes historias sobre los secretos de su
belleza, desde que se bañaba en polvo de oro o en leche de animales
preñados, que bebía caldos en los que ponía oro potable, así como
pociones mágicas.
La realidad es que Diana se lavaba todos los días, práctica nada
habitual en la época y que el agua que utilizaba para sus baños era agua
de pozo o de lluvia. Siempre practicaba la equitación de forma diaria y
comía muchísima fruta y verduras.
El 22 de de junio de 1559 se celebra en Notre Dame de París la boda
por poderes entre Isabel de Valois (que tenía trece años y era hija de
Catalina de Médicis) y Felipe II rey de España que tenía treinta y uno,
estando representado en la boda por el duque de Alba. Dicho
acontecimiento se celebra por todo lo alto y entre ellos se produce un
torneo de justas.
Esta justa se celebra el 30 de junio y Enrique II vestía de blanco y
negro, los colores de Diana. En dicha justa, el rey resulta herido
grave, atravesándole varias esquirlas de madera en su ojo derecho. Los
médicos se dan cuenta rápidamente de la gravedad de la herida y lo
intentan sanar entre otros el cirujano Ambroise Paré, considerado padre
de la cirugía moderna. Cuando se entera Felipe II le manda su médico
personal para ofrecer su ayuda. Sin embargo, nada se puede hacer por él y
muere diez días después. En la agonía de Enrique II, Catalina prohíbe a
Diana acercarse a la cámara real de Enrique II. En esos días Diana
permanece recluida en su casa.
En la noche del 8 de julio, Catalina manda un emisario a casa de Diana con el siguiente mensaje
Señora, soy un enviado de la señora Catalina. La reina desea que le devolváis las joyas de la Corona.
Diana le pregunta
¿El rey ha muerto?
Le responde el emisario
Todavía no
Responde Diana
Entonces todavía no tengo amo.
Mientras esto no suceda no las devolveré
¿El rey ha muerto?
Le responde el emisario
Todavía no
Responde Diana
Entonces todavía no tengo amo.
Mientras esto no suceda no las devolveré
Cabe destacar como el célebre Nostradamus en el año 1555 ya hacía una referencia a la herida del rey cuando escribió
“El joven león al viejo derrotará
Sobre el campo de batalla de singular duelo,
En jaula de oro los ojos perforará.
Dos clases una, luego morir, muerte cruel”.
Cuando fallece Enrique II Diana sabe que sus días de gloria habían
terminado, e inmediatamente se apresura a devolver a Catalina todas las
joyas que eran propiedad de la Corona, junto a un extenso inventario de
propiedades. Temiendo por su vida, Diana escribió una carta al rey, en
la que le solicitaba perdón regio por los errores que hubiera podido
cometer en el pasado y que le ofrendaba su vida y sus bienes.
Inmediatamente Catalina le quito el castillo de Chenenceau y pasó a
vivir en él, mientras que Diana regreso al antiguo castillo de Anet.
Ante esta carta, ella recibe la contestación a través del diplomático Giovanni Michiel que dice “El
rey ha ordenado que se informe a madame de Valentinoise de que, debido a
su perniciosa influencia sobre el difunto rey, su padre, ella merecería
un severo castigo. Pero que él, en su clemencia real, no ha querido
perturbarla más”.
Diana muere en Anet en 1566 cuando tenía 67 años, recibiendo
sepultura en la capilla del castillo. Siempre hubo dudas sobre si
Diana murió envenenada. La realidad muestra que no, como aparece en la
publicación de la revista “British Medical Journal”. Según sus
contemporáneos era práctica habitual en Diana la toma de oro disuelto en
sus bebidas, como un elixir de juventud.
En los análisis de su cabello se encontraron grandes concentraciones
de oro en los residuos de tejido y cabello. Según dicho informe una
concentración de oro tan alta como la hallada podría corresponder a un
síndrome de intoxicación crónica que podría provocar anorexia, náuseas,
empobrecimiento del cabello, diarreas y una anemia que podría explicar
la tez particularmente blanca de Diana.
Curiosa la vida de Diana personaje de gran calado en la historia de
Francia, dejando un rastro muy importante en muchos aspectos de la vida.
http://inmaarmario.blogspot.com/2015/12/?m=0
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http://nobleyreal.blogspot.com/2010/08/diana-de-poitiers.html
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