domingo, 14 de julio de 2019

ALBERT CAMUS Y EL EXTRANJERO


En su variada obra desarrolló un humanismo fundado en la conciencia del absurdo de la condición humana. En 1957, a la edad de 44 años, se le concedió el Premio Nobel de Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy»
Comenzó a escribir a muy temprana edad: sus primeros textos fueron publicados en la revista Sud en 1932. Tras la obtención del bachillerato, obtiene un diploma de estudios superiores en letras, en la rama de filosofía
El anarquista Andre Prudhommeaux lo presentó, en 1948, por primera vez, en el movimiento libertario, en una reunión del Círculo de Estudiantes Anarquistas, como simpatizante que ya estaba familiarizado con el pensamiento anarquista. Camus escribió a partir de entonces para publicaciones anarquistas, siendo articulista de Le Libertaire (precursor inmediato de Le Monde libertaire), Le révolution proletarienne y Solidaridad Obrera (de la CNT.) Camus, junto a los anarquistas, expresó su apoyo a la revuelta de 1953 en Alemania Oriental. Estuvo apoyando a los anarquistas en 1956, primero a favor del levantamiento de los trabajadores en Poznan, Polonia, y luego, en la Revolución húngara. Fue miembro de la Fédération Anarchiste.
Su ruptura con Jean-Paul Sartre tiene lugar en 1952 tras la publicación en Les Temps Modernes del artículo que éste encargó a Francis Jeanson, donde reprochaba a Camus que su rebeldía era "deliberadamente estética". En 1956, en Argel, Camus lanza su "Llamada a la tregua civil", pidiendo a los combatientes del movimiento independentista argelino y al ejercito francés, enfrentados en una crudelísima guerra sin cuartel, elrespeto y la protección sin condiciones para la población civil. Mientras leía su texto, afuera, una turba heterogénea lo injuriaba, y pedía su muerte a gritos. Para él, en aquella guerra, su lealtad y su amor por Francia, no impedía el cabal conocimiento de la injusticia que vivía el pueblo argelino, depauperado y humillado, como tampoco podía impedir su amor por Argelia que se reconociera deudor de una lengua, una cultura y una sensibilidad política y social indisolublemente unidas a Francia.
Existen corrientes de opinión que afirman que esta ruptura nunca tuvo lugar realmente. La confusión entre las cartas a Sartre enviadas en la década del 1932 al 1954 fue el indicador de que Camus negaba su influencia, achacándola a 'malentendidos intencionados'. Futuras indagaciones siembran dudas sobre la autoría real de esas cartas.
Al margen de las corrientes filosóficas, Camus elaboró una reflexión sobre la condición humana. Rechazando la formula de un acto de fe en Dios, en la historia o en la razón, se opuso simultáneamente al cristianismo, al marxismo y al existencialismo. No dejó de luchar contra todas las ideologías y las abstracciones que alejan al hombre de lo humano. Lo definió como la Filosofía del absurdo, además de haber sido un convencido anarquista, dedicando parte importante de su libro "El hombre rebelde" a exponer, cuestionar y filosofar sobre sus convicciones, y demostrar lo destructivo de toda ideología que proponga una finalidad en la historia.
Camus murió el 4 de enero de 1960, en un accidente de coche cerca de Le Petit-Villeblevin. Entre los papeles que se le encontraron había un manuscrito inconcluso, El primer hombre, de fuerte contenido autobiográfico y gran belleza. Camus fue enterrado en Lourmarin, pueblo del sur de Francia donde había comprado una casa.

La primera novela de Albert Camus, El Extranjero, publicada en 1937 posee, entre varias particularidades, la de ser, además la más ampliamente difundida de las obras del escritor argelino. Expresa una cierta  peculiaridad hipnótica que, aunada al ritmo y la brevedad de la narración, logra convertirla en uno de esos escasos libros que se hacen leer de un tirón. Desde el primer párrafo Camus nos sumerge en el terreno de lo absurdo que, sin embargo, nos resulta siniestramente familiar pues tal absurdo es un fiel reflejo de la existencia del hombre moderno, en la que lo cotidiano y lo extraordinario, lo predecible y lo inexplicable se alternan de manera aleatoria, simplemente suceden y el aparente carácter caótico que determina y moldea toda esa absurda sucesión de fenómenos absurdos.
Partiendo del absurdo como condición existencial primaria y destino ineludible del protagonista, el autor desarrolla una crítica elegantemente mordaz e implacable de valores de la sociedad burguesa, sumando absurdo tras absurdo expresados mediante la sacralización de la muerte, la piedad artificial de los ritos funerarios y del propio luto, así, como las conductas individuales y colectivas que los legitiman conformando un ineludible círculo vicioso de prejuicios, hipocresía e ignorancia malintencionada del cuál, una vez dentro, es absolutamente imposible escapar, pues de principio a fin, de la cuna a la tumba cada existencia individual corresponde a la concretización subjetiva de lo absurdo como rasgo definitorio y definitivo del hombre y del cosmos.
   Tema recurrente en toda su obra, el sistema Judicial es la representación última de la más absurda pretensión del hombre: creerse capaz de distinguir valor alguno en las acciones de sus semejantes y llegar a la pretensión de poder ejercer la justicia. Así dentro de la teatralidad total que es la existencia individual se representa un segundo drama: una trágica pantomima con niveles aún más patéticamente  perversos de falsedad y teatralidad. En este teatro de la crueldad el actor por antonomasia, el histrión último es el juez, impostor de Dios, representación de la incurable necedad del hombre que, ciego a la verdad, se cree capaz de ejercer la justicia.


Los hechos suceden en Argel. Meursault recibe un telegrama en el que se le informa que su madre ha fallecido, así que debe partir hacia Marengo, donde se encuentra el asilo de ancianos, lugar en el que se hallaba su madre; pero, primero pide permiso a su patrón para poder emprender el viaje. Una vez en el asilo, se niega a ver el cuerpo de su madre y realiza reflexiones que demuestran su indiferencia. En lugar de llorarle, de expresarle su dolor, conversa con el conserje; le molesta el llanto de las mujeres, e incluso el entierro le resulta pesado, tortuoso. Una vez concluido regresa a Argel con alegría, pensando solamente en dormir. Nada hubo en él que expresara ningún pesar. Había muerto su madre, sin embargo, para el todo fue un trámite. 
Ya de regreso, después de tanto dormir se da cuenta de que es sábado, así que decide dar un paseo y se encuentra con Maria Cardona, antigua mecanógrafa de su oficina, por la que había sentido deseos en el pasado. La invita al cine y luego pasa la noche con ella. Al otro día empieza a reflexionar acerca de la gente también expresa el aburrimiento que le provoca ese día. Pensó que ya era un domingo menos, que su madre estaba ahora enterrada, que volvería a su trabajo. Nada había cambiado. El vacío que vive es extremo. No hay ninguna expresión de sensibilidad en sus reflexiones. Todo en él acontece como en forma autómata. 
Vuelve a su trabajo. Su patrón lo saluda por el luto y le pregunta por la edad de su madre. No la recuerda. Da una edad aproximada. Demuestra aquí un gran desamor por ella… ¡No saber su edad!.... 
Al regresar a su casa, se encuentra con Raymond Sintes (un vecino), que lo invita a comer en su habitación. Acepta para no tener que cocinar. Raymond le cuenta una historia que ha vivido con una amante, lo escucha pero casi sin interesarse; vuelve a su departamento ya que a Meursault le daba lo mismo ser su "amigo" y viceversa. 
Trabajó mucho toda la semana. El patrón le propone enviarlo a una oficina que instalará en Paris. Ante la pregunta de su jefe, responde que nunca se cambia de vida, que todas valían lo mismo… He aquí la absoluta indiferencia. Su jefe observa que jamás responde directamente que no tiene ambiciones… Por la tarde Maria le pregunta si quería casarse con ella. Nuevamente la respuesta es: "me da igual". No hay en él "si" o "no". Pareciera que nada tiene sentido, nada le importa lo suficiente como para jugarse en una decisión personal única y responsable. Maria lo ama y se lo dice; él ciertamente no la quiere y se lo hace saber. Para él, el matrimonio no es cosa seria. Pero si ella desea casarse él lo haría cuando ella lo disponga. Después de lo ocurrido Raymond lo invita a pasar el domingo en una cabaña en la paya de un amigo, cerca de Argel y cuando llega el día Raymond, Maria y él se marchan. Al salir, enfrente había un grupo de árabes, entre ellos estaba el hermano de la joven (la amante) a la que Raymond golpeo. Sin embargo, no les dieron importancia. 
Siguieron su camino. Se bañan, almuerzan y luego los tres salen a caminar. Se cruzan con dos árabes, que vienen tras Raymond a vengar la paliza que le dio a su amante(que resulto ser hermana de alguno de ellos. Raymond es herido. Lo llevan a un medico. Nuevamente vuelve a salir con Meursault y se encuentra otra vez con los árabes Raymond saca un arma pero no la dispara. Meursault se la pide. A Meursault el sol le molestaba, el calor lo sofocaba y encuentra al árabe que hirió a Raymond, le muestra su cuchillo y le dispara. Meursault comprende que destruyó el equilibrio del día. Por primera vez un domingo fue diferente para él. Había sido feliz. Disparo cuatro veces más sobre el cuerpo y reconoce que así llama a la puerta de la desgracia. 
Es llevado a un juez de instrucción e interrogado. No había escogido abogado, le envían uno. El abogado decide ayudarlo, pero Meursault, absolutamente sincero le afirma que perdió la costumbre de interrogarse, de reflexionar. Todo porque su abogado le pregunto si sintió dolor el día del entierro de su madre. Los instructores saben de las muestras de insensibilidad de ese día y harán hincapié en ello el día del juicio. El abogado no logró convencerlo de decir que ese día había reprimido sus sentimientos naturales. Al poco tiempo, compadece nuevamente ante el juez. El juez buscaba el arrepentimiento de él, pero ni siquiera ante el crucifijo, se conmovió. Afirma no creer y más que culpable o arrepentido se confiesa aburridlas visitas del juez continuaron, pero él no le prestaba atención, estaba cansado de contar siempre lo mismo. Maria lo visita por primera y única vez ya que se lo prohibían por no ser su mujer. Ahí es cuando Meursault comienza a sentir que esta prisionero, describe las sensaciones que siente en la prisión: La falta de una mujer, la prohibición de fumar, la falta de libertad. Reflexiona sobre el paso del tiempo estando encerrado. Por primera vez, algo parece importarle. Es el castigo, pero, confiesa no sentirse desgraciado. 
Comienza su juicio, escucha los nombres de los testigos: el director y el conserje del asilo, Raymond, Massou, Salamano, Maria. Comienza a ser interrogado por el fiscal que hace hincapié en el tema de la mama… Luego se les toma testimonio al director y al conserje del asilo. Ambos hablaron de su negación, que no lloró, que se fue inmediatamente después del entierro sin sollozar ante la tumba, y que ni siquiera sabía la edad de su madre. 
Continúa el Juicio. El protagonista se da cuenta que las cosas no van resultando a su favor porque no solo se juzga por su crimen sino también por no haber sido un buen hijo.. Se realizan los alegatos del fiscal y el abogado defensor. A pesar de que Maria, Massou, Raymond, testimoniaron destacando sus cualidades, el fiscal se mantuvo en la misma línea: desacreditarlo e insiste en que jamás lamentó haber asesinado al árabe. Cuando el presidente del tribunal le pregunta si desea decir algo, Meursault expresa que no tuvo intención de matar al árabe, que todo fue por causa del sol; todos rieron en la sala. El tribunal se retira. Delibera. Regresa y se da la sentencia: culpable de asesinato. Sería decapitado en una plaza pública y en nombre del pueblo francés. 
Finalmente el capellán entra en su celda e intenta explicarle porque necesita el consuelo de Dios. Él, sigue firme en su incredulidad y sostiene que todos estamos condenados a muerte, por lo que ese consuelo no tiene sentido, llega a molestarse mucho y a tomar por el cuello al capellán. Intervienen los guardias. El sacerdote lloró por él. Meursault recuperó la calma cuando éste se fue. En el límite de la noche, las sirenas sonaron, anunciaban su ejecución. Por primera vez, pensó en su mamá. Deseaba la presencia de muchos espectadores que lo acogieran con gritos de odio.




El protagonista

Meursault, un juego de palabras ligado a la relación que tenía con el clima de su Argelia natal, (constituido por las palabras mar y sal/meur et sault.) Es el héroe absurdo prototípico, más que un solitario, un náufrago desolado a la merced de las olas de un absurdo mayor que el propio: la sociedad. Carece de la hipocresía básica necesaria para sobrevivir en la sociedad burguesa, pero no apela con esto a anhelo alguno de virtud, su sinceridad y honestidad, extrema hasta la ingenuidad, es producto de la relación absurda entre dos entes absurdos: el hombre y el mundo, y nace de la respuesta natural del sujeto humano ante tal estado de cosas, la indiferencia. Meursault no es un intelectual amargado, por el contrario es un joven lleno de vitalidad, con el hedonismo egocéntrico propio de los veinte y tantos años, abraza la vida en cuanto se le ofrece con la espontaneidad, tan natural que parece que tenga una pasividad exultante ante todo. Así acepta el amor de Maria, la amistad de Raymond, el regalo ardiente del sol en medio de la frescura del mediterráneo. Esta manera de ser cargada de sensualismo marca todos sus actos, incluyendo los más "trascendentales", en un mundo en el que nunca se molesta en subrayar dada lo obvio de su naturaleza, como son el homicidio y la propia muerte.
 "Meursault prefigura el Sísifo sonriente que años más tarde concebirá Camus en su optimista apologética del absurdo Le myth de Sysiphe" ( Frase extraída de la biografía de las primeras páginas del libro)
"Mersault pues es considerado desde mi opinión como un personaje extraño, intrigante, misterioso, absurdo ya que no mantiene una relación con la sociedad dentro de lo que se considera lo normal, su frialdad despierta curiosidad por saber más, por intentar escudriñar página a página el por qué, quien es y que es lo que hace que tenga está animadversión por la vida. Un ser extraño que crea una curiosidad insaciable que hace que se lea la novela de un tirón."


Conclusión

En la primera parte, bueno al menos así lo propongo yo, se describe a Meursault como un personaje apático, indiferente de la vida, como desconectado del mundo, este obrar de Meursault es lo que Camus establece como la "sensibilidad absurda" (El mito de Sisifo), es la "vida inauténtica" al decir de Heidegger (Sein und Zeit) en donde las personas viven para ocultar su verdadero ser, que es, ni mas ni menos que el hombre "es-un-ser-para-la-muerte".Explicándolo de otro modo, estamos destinados a morir, pero esta realidad, el camino hacia la muerte o sea la nada, nos genera una angustia gigantesca que tratamos de todos modos de evadirnos de ella. Es por ello que Meursault tiene este comportamiento indiferente, no esta enterado, en esta primera parte, de su verdadero ser, tiene una vida inauténtica, es un verdadero extranjero de su propio ser. Meursault, no se pregunta por que vivir, solo vive y con esta actitud frente a la vida se evade de su propio ser.Esta preso de la vida inauténtica.La segunda parte seria una especie de salto hacia él "ser autentico", es la liberación, es el reencuentro con su ser, este punto es central en la obra, Meursault se topa con la primera certeza en su vida, que va ha morir ejecutado, después de un juicio, por haber dado muerte a un hombre, cuando toma al sacerdote por el cuello, si mal no recuerdo, se produce una rebelión en el, descubre su ser, su verdadero y autentico ser, sabe que es un hombre destinado a la muerte y la aceptación de ella lo hace libre, y es por primera ves en su vida un hombre libre y dueño de su vida, es tan libre que ni siquiera el temor a morir ejecutado lo amedrenta, es mas bien su salvación, su verdadera liberación de aquella vida indiferente hacia las cosas y evasiva de si mismo, a partir de ahora Meursault se hace dueño de su vida, recobra su humanidad, aunque ya no le quede mas tiempo en este mundo. Albert Camus toma al nihilismo, como razón del ser (bueno todos los pensadores existencialistas lo han hecho) y lo plasma en la esta novela de manera brillante. Como tal se entiende la decisión del protagonista de rechazar la visita del capellán, ya que tomando el nihilismo como actitud hacía la vida por parte del autor no puede aceptar la existencia de una "ley superior" que determine nuestra vida.

https://www.monografias.com/Lengua_y_Literatura/index.shtml
http://www.enciclonet.com/articulo/camus-albert/
https://www.elconfidencial.com/cultura/2017-11-25/albert-camus-el-extranjero-75-anos_1482873/
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-09272019000200053






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