Conservado actualmente en The Morgan Library & Museum, en Nueva York, el hallazgo del Pergamino Vindel fue fruto del azar: en 1914 Pedro Vindel, librero-anticuario de Madrid del cual recibe su nombre, lo encontró como parte de la encuadernación de un ejemplar manuscrito del De officiis de Cicerón.
El hallazgo de esta obra fue crucial para la historia de la lírica trovadoresca gallego-portuguesa. El Pergamino Vindel (segunda mitad del s. XIII) no solo contiene las siete cantigas de amigo escritas por el juglar gallego Martin Codax (obra literaria completa a él atribuida), sino que es el único testimonio que transmite la música de seis de estas cantigas. Además, es doblemente valioso, pues se trata de las únicas cantigas de amigo conocidas con notación musical.
El pergamino ofrece siete canciones puestas en boca de una joven que espera a su amante ausente en la Ría de Vigo, con notación musical monofónica para seis de ellas.
Las cantigas de amigo constituyen el género más original de la lírica gallego-portuguesa. Pertenecientes al género europeo de la canción de mujer, en estas piezas, breves y frescas, la doncella enamorada, la amiga, relata sus vivencias, sus ansias y sus pesares, bien en un monólogo, bien en un diálogo con las amigas, las hermanas o la madre, dirigiéndose también a la naturaleza. La naturaleza (las ondas do mar de Vigo, en el caso de la lírica de Martin Codax), dotada de una intensa carga simbólica, tiñe con un fuerte erotismo los poemas.
Hasta la aparición del Pergamino Vindel, las únicas cantigas gallego-portuguesas conocidas que contenían melodía eran las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, de temática religiosa. A posteriori, se descubrió el Pergamino Sharrer (finales del s. XIII o principios del s.XIV), con siete cantigas del rey don Denis de Portugal, pertenecientes a la lírica profana, pero situadas dentro del género de las cantigas de amor.
El Pergamino Vindel fue copiado en un scriptorium todavía desconocido, aunque muy bien dotado desde el punto de vista humano y material. Evidencias paleográficas y de notación musical (como similitudes entre las seis melodías de Martin Codax y la música de algunas de las Cantigas de Santa María), hacen suponer que Martin Codax estuvo asociado a las cortes castellanas de Alfonso X el Sabio y Sancho IV.
Se trata de un folio volante, preparado con delicadeza y finura, destinado a un regalo o un intercambio entre poetas. La rúbrica con el nombre de «Martin codax» aparece en el extremo del margen superior izquierdo del pergamino.
Fue adquirido en 1977 por la Morgan Library de Nueva York, donde sigue, tras un recorrido tan azaroso como los lamentos de la protagonista de los versos: «Ondas do mar de Vigo, / se vistes meu amigo? / e ai Deus, se verrá cedo?...»
Tres son los cancioneros principales que recogen las composiciones de la lírica galaico-portuguesa que se desarrolló en la Edad Media, fundamentalmente entre los siglos XII y XIV. De ellos el más antiguo es el Cancionero de Ajuda , compilado posiblemente hacia 1280. Los otros dos son copias mucho más tardías, se trata del Cancionero Colocci-Brancuti (más conocido en la actualidad como “Cancionero de la Biblioteca Nacional de Lisboa”) y el Cancionero de la Biblioteca Vaticana.
Ambos fueron copiados en Italia a principios del siglo XVI, pero se supone que remiten a un códice anterior.
El “Cancionero de Ajuda” recoge sólo cantigas de amor; en los otros dos, sin embargo, están ya representados los tres géneros principales: cantigas de amor , cantigas de amigo y cantigas de escarnio y maldecir, y ofrecen composiciones de fecha posterior.
A estos tres cancioneros hay que añadir otros restos, entre los que destacan dos pergaminos hallados con notación musical:
- El Pergamino Vindel , hallado en 1914, que contiene siete cantigas de amigo (seis de ellas con notación musical) atribuidas al juglar gallego Martín Codax.
- El Pergamino Sharrer, hallado en 1990, en Lisboa, con siete cantigas de amor (una de ellas carente de notación musical) compuestas por el rey portugués Don Denís (el rey trovador Dionisio I de Portugal).
En realidad, a pesar del nombre con el que se le conoce, parece tratarse de una hoja desprendida de un códice mayor, contiendo, acaso, el conjunto de la producción lírica de Don Denís. Constituye, junto con el Pergamino Vindel, uno de los dos únicos documentos que se han encontrado de cantigas galaico-portuguesas con notación musical y el único de éste tipo con cantigas de amor. Es además, la fuente manuscrita portuguesa más antigua de música profana en lengua vernácula que se ha conservado.
Por otro lado, y en cuanto a la lírica religiosa, el monumento más importante en galaico-portugués son las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio (quien tal vez no fue autor de todos los poemas, pero sí de un muy importante número de ellos).
Esta obra, compuesta de 427 cantigas, ha llegado hasta nosotros en cuatro códices diferentes: dos se conservan en la Biblioteca de El Escorial , otro en la Biblioteca Nacional de España en Madrid, y el cuarto en la Biblioteca Nacional de Florencia.
Los tres primeros conservan también la música de las cantigas, que han sido interpretadas y grabadas en numerosas ocasiones.
Quantas sabedes amar amigo
treydes comig’ a lo mar de Vigo:
E banhar-nos-emos nas ondas!
Quantas sabedes amar amado
treydes comig’ a lo mar levado:
E banhar-nos-emos nas ondas!
Treydes comig’ a lo mar de Vigo
e veeremo’ lo meu amigo:
E banhar-nos-emos nas ondas!
Treydes comig’ a lo mar levado
e veeremo’ lo meu amado:
E banhar-nos-emos nas ondas!
[TRADUCCIÓN]:
Cuantas sabéis amar a un amigo,
venid conmigo al mar de Vigo.
¡Y nos bañaremos en las olas!
Cuantas sabéis de amor amado,
venid conmigo al mar agitado.
¡Y nos bañaremos en las olas!
Venid conmigo al mar de Vigo
y veremos a mi amigo.
¡Y nos bañaremos en las olas!
Venid conmigo al mar agitado
y veremos a mi amado.
¡Y nos bañaremos en las olas!
QUANTAS SABEDES AMAR AMIGO – Martín Codax (S. XIII/XIV).
(Cantiga de Amigo V).
La cantiga de amigo es un tipo de composición lírica que tiene su origen en la poesía tradicional, aunque está escrita por autores cultos; y forma parte de la poesía galaico-portuguesa medieval.
Los testimonios más antiguos conservados se remontan a finales del siglo XII y alcanzan su esplendor en el siglo XIV. Se hallan en el Cancionero Colocci-Brancuti de la Biblioteca Nacional de Lisboa, y en el Cancionero portugués de la Biblioteca Vaticana, ambos copiados en Italia a comienzos del siglo XVI.
Estas cantigas deben su nombre al hecho de que en la mayoría de estos poemas aparece la palabra “amigo” con un sentido de pretendiente, amante o marido.
El poema se suele poner en boca de una enamorada que espera a su amado en una ermita o a la orilla del mar (mariñas o barcarolas).
La voz poética femenina expresa sus sentimientos en forma de monólogo o de diálogo con su madre, hermanas o amigas. El discurso también puede dirigirse a la naturaleza que se personifica y con la que se identifica.
Abordan la temática amorosa, en forma de lamentación por la ausencia del amado o bien alegría por su encuentro con él.
Autores célebres de este género fueron Martín Codax, Airas Nunes, Pero Meogo, João Zorro o Lourenço Jograr.
Martín Codax, fue un juglar gallego, posiblemente de Vigo, por las continuas referencias a dicha ciudad en sus poemas, de entre mediados del siglo XIII y comienzos del siglo XIV.
El corpus literario a él atribuído, se limita a 7 cantigas de amigo, que figuran en los cancioneros de la lírica galaico-portuguesa y en el Pergamino Vindel , en los que figura su nombre como autor de las composiciones.
Escribe J.J. Nunes (“Cantigas de Martim Codax, presumido jogral do secolo XIII”): “Entre los poetas cuyos nombres y composiciones nos fueran transmitidos por el Cancionero portugués de la Biblioteca Vaticana y por el Cancionero Colocci-Brancuti figura Martín Codax con siete cantigas, que allí tienen respectivamente los números 884 a 890 y 1278 a 1284.
En 1914, en una hoja de pergamino que, doblada a la mitad, servía de forro interior de las capas de un manuscrito del siglo XIV, el cual contenía el “De Officiis” de Cicerón y había sido encuadernado por algún monje, en el siglo XVII o XVIII, después de separada, descubrió el librero-anticuario de Madrid, Pedro Vindel , las mismas cantigas y lo que le daba un valor inestimable, acompañadas de la respectiva notación musical, con excepción de la 6ª, en la que solo aparece la pauta.
Estas cantigas pertenecen a lo que el prólogo del Cancionero Colocci-Brancuti llama cantiga de amigo, es decir, la que los trovadores acostumbraban a poner en bocas femeninas, como si por mujeres hubiesen sido compuestas, consideradas por ello más apropiadas y en armonía con el asunto que tratan.
Podemos clasificar las cantigas 1ª, 3ª, 5ª y 7ª como barcarolas o mariñas, es decir, cantigas que hablan sobre el mar o en las que la enamorada habla con el mar.
En cuanto al contenido, en la cantiga I y la VII el autor nos presenta a una mujer, joven y enamorada, la cual, dolida de nostalgia por el ausente amigo llega a las playas de Vigo, en cuyas cercanías parece que habitaba, con la esperanza de ver surgir, tal vez, un navío que lo ha de traer, y dirigiéndose a las olas, les pide que le den noticia de él.
En la Cantiga II, la joven exultante de alegría por haber sido informada que él muy pronto estará de vuelta, declara a su madre que irá a esperarlo a Vigo.
En las cantigas III y V, invita a su hermana y a todas las enamoradas respectivamente, a ir a contemplar las olas y bañarse en ellas, con la intención y el deseo de encontrar allí el amado de su corazón.
En la Cantiga IV, a solas consigo, lamenta la ausencia y el recuerdo del amado, inundando su rostro de lágrimas.
Finalmente, en la cantiga VI, nos cuenta el juglar como, yendo a bailar con otras, ella por primera vez siente en su corazón los arrebatos del amor y, llena de gozo por tal descubrimiento, exclama a sus compañeras “amor ei”, expresión que por el sentido que da equivale a “ya tengo enamorado”.
Carolina Michaëlis de Vasconcelos, no obstante, ve en la cantigas codacianas «escenas aisladas y no de evolución progresiva, episodios de la vida de una joven que vivía en Vigo o del propio juglar».”
El Pergamino Vindel (Nueva York, Biblioteca y Museo Morgan, Vindel MS M979) es un pergamino copiado a finales del siglo XIII o comienzos del XIV que contiene siete cantigas de amigo del juglar gallego Martín Codax.
Los poemas de Martín Codax que figuran en el pergamino son los siguientes (sin título, se citan por su primer verso):
- (I) Ondas do mar de Vigo
- (II) Mandad’ei comigo ca ven meu amigo
- (III) Mia yrmana fremosa treides comigo
- (IV) Ay Deus se sab’ora meu amado
- (V) Quantas sabedes amar amigo
- (VI) En o sagrad’ e Vigo (Sólo texto, sin notación musical)
- (VII) Ay ondas que eu vin veer
- (II) Mandad’ei comigo ca ven meu amigo
- (III) Mia yrmana fremosa treides comigo
- (IV) Ay Deus se sab’ora meu amado
- (V) Quantas sabedes amar amigo
- (VI) En o sagrad’ e Vigo (Sólo texto, sin notación musical)
- (VII) Ay ondas que eu vin veer
Sus textos ya eran conocidos por formar parte de los cancioneros sin música de la lírica galaico-portuguesa.
Sin embargo, su música constituye, junto con las siete cantigas de amor de Don Denís, halladas en el Pergamino Sharrer, las únicas muestras que se han encontrado hasta la fecha de la canción profana galaico-portuguesa.
La música de las cantigas está escrita en notación cuadrada, con ligaduras muy similares a las Cantigas de Santa María.
El descubrimiento del pergamino vino a confirmar la hipótesis de la existencia de hojas volantes, con el texto y la música de las poesías trovadorescas que eran entregadas por los trovadores a los juglares para su interpretación.
El pergamino desapareció al poco tiempo de ser descubierto, creyéndose perdido durante muchos años.
Sin embargo, el pergamino había sido adquirido a Pedro Vindel por el diplomático y musicólogo Rafael Mitjana, quién lo deposito en su biblioteca de Uppsala, ciudad sueca donde residía por aquel entonces.
A su muerte, en 1921, la biblioteca pasó a su viuda y posteriormente fue vendida por sus herederos. Tras muchas vicisitudes, el pergamino fue comprado por la J. Pierpont Morgan Library de Nueva York, donde se conserva desde 1977, bajo la signatura Ms. 979.
En fin, como podemos observar, lamentablemente, se trata de otra joya más del patrimonio musical español que ha ído a parar a manos privadas.
Ay Deus, se sab’ ora meu amigo
com’ eu senheyra estou en Vigo!
E vou namorada!
Ay Deus, se sab’ ora meu amado
com’ eu en Vigo senheyra manho!
E vou namorada!
Com’ eu senheyra estou en Vigo,
e nulhas gardas non ey comigo!
E vou namorada!
Com’ eu en Vigo senheyra manho,
e nulhas gardas migo non trago!
E vou namorada!
E nulhas gardas non ey comigo,
ergas meus olhos que choran migo!
E vou namorada!
E nulhas gardas migo non trago
ergas meus olhos que choran ambos!
E vou namorada!
[TRADUCCIÓN]:
¡Ay Dios, si supiese ahora mi amigo
cuán sola estoy en Vigo!
¡Y tan enamorada!
¡Ay Dios, si supiese ahora mi amado
cuán sola en Vigo me hallo!
¡Y tan enamorada!
¡Cuán sola estoy en Vigo,
y a nadie tengo conmigo!
¡Y tan enamorada!
¡Cuán sola en Vigo me hallo,
y a nadie conmigo traigo!
¡Y tan enamorada!
!Y a nadie tengo conmigo,
salvo mis ojos que lloran conmigo!
¡Y tan enamorada!
¡Y a nadie conmigo traigo,
salvo mis ojos que lloran ambos!
¡Y tan enamorada!
AY DEUS, SE SAB’ ORA MEU AMIGO – Martín Codax (S. XIII/XIV).
(Cantiga de Amigo IV).
Mia yrmana fremosa, treides comigo
a la ygreja de Vigo, u é o mar salido.
E miraremos las ondas.
Mia yrmana fremosa, treides de grado
a la ygreja de Vigo, u é o mar levado.
E miraremos las ondas.
A la ygreja de Vigo, u é o mar salido,
e verrá hy, mia madre, o meu amigo.
E miraremos las ondas.
A la ygreja de Vigo, u é o mar levado,
e verrá hy, mia madre, o meu amado
E miraremos las ondas.
Mia yrmana fremosa treides comigo – Martín Codax (S. XIII/XIV).
(Cantiga de Amigo III).
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