Los burgundios
ocupan un lugar destacado entre los pueblos bárbaros instalados en
Alemania antes de que se produjera el paso del Rin y la invasión del
imperio romano, durante los s. IV y V. Llegados a las riberas del Rin
hacia el año 370, formaron un amplio reino cuya capital era Worms.
A comienzos del s. V el jefe burgundio Gunter
buscó la alianza con los romanos para resistir al empuje constante que
los hunos ejercían sobre el conjunto de pueblos germánicos. Pero ni
siquiera esta integración en el seno del Imperio iba a preservar del
desastre a los burgundios.
Y
su enfrentamiento violento v encarnizado con los hunos daría lugar más
tarde a uno de los más hermosos cantos épicos de Occidente: la leyenda de los nibelungos.
De
hecho, en la leyenda no se trata de una guerra verdadera. La historia
de los burgundios y los hunos es una historia de amor. La leyenda de los
nibelungos nos cuenta las trágicas pasiones que se desarrollan en la
corte del rey Gunter y las terribles venganzas que suceden a la traición
de que fue objeto la reina Crimilda. En esta tragedia, amorosa e
histórica, los hunos acabarán arrasando todo el reino de Worms. Los
burgundios que sobrevivieron a la horrible masacre perpetrada en el
palacio de Atila abandonaron Alemania para ocupar, algo más tarde, los
valles del Saona y del Ródano; sin embargo, unos cuantos de
ellos, en lugar de dirigirse hacia el sur, como los demás, marcharon
hacia el norte y se mezclaron con los pueblos que por aquella época
ocupaban Escandinavia.
La
matanza de los burgundios del reino de Worms, a manos de los hunos, en
el año 436, es el acontecimiento histórico en torno al cual giran los
episodios que componen la leyenda de los nibelungos. El origen de esta
palabra no está aún esclarecido. En el texto, se designa con ella a los
poseedores sucesivos de un tesoro que habría pertenecido, en primer
lugar, a unos seres míticos (enanos y gigantes, a la vez), los
nibelungos, al mando de los cuales estaban los reyes Schilbung y
Nibelung.
Otros
historiadores señalan, sin embargo, que en los textos más antiguos este
término designaba solamente a la dinastía burgundia y que, por lo
tanto, los míticos nibelungos proceden de la fantasía de épocas
posteriores. En cualquier caso, parece claro que el nombre de los
nibelungos está estrechamente ligado a los burgundios y al final,
legendario y trágico, del reino de Worms. La versión más completa de la
leyenda es La Canción de los nibelungos, poema de 3.379 estrofas, de
cuatro versos cada una, y que contiene 39 aventuras diferentes. Dicho
texto habría sido compuesto en Austria hacia e! año 1200.
En estas tierras escandinavas iba a ampliarse y enriquecerse lo que más tarde sería la leyenda de los nibelungos,
magnífico testimonio sobre la vida y las creencias de los antiguos
germanos. En efecto: los germanos que partieron hacia el oeste y el sur
adoptaron rápidamente las costumbres y valores filosóficos y morales del
Imperio, mientras que los que permanecieron en el norte, lejos de una
civilización que poseía una antigua tradición cultural, conservaron los
rasgos esenciales de su propia cultura.
LA
TRAGEDIA DE LA LEYENDA:
En el reino de Worms habitaba la bella princesa
Crimilda cuya fama se había extendido hasta Holanda, donde vivía el
príncipe Sigfrido. Este se trasladó a Worms con el fin de solicitar su
mano. Acusado de haber robado el tesoro de los nibelungos, Sigfrído se
ve obligado, para obtener sus fines, a ayudar al rey Gunter a conquistar
a Crimilda, la virgen guerrera que reinaba en Islandia. Gracias a una
capa mágica, Sigfiido sustituye a Gunter y supera las pruebas que
Brunilda imponía a todos sus pretendientes. Seguidamente se celebran las
dos bodas. Pero Brunilda, enamorada de Sigfrido, se rebela. Para
hacerla entrar en razón, Sigfrido le arranca su cinturón y si anillo de
oro y se los ofrece a Crimilda. Desde este momento, Brunilda no dejará
de organizar su venganza: enterada de que Sigfrido es vulnerable en un
único punto de la espalda, ordena que le maten en el curso de una
cacería. Para vengar su muerte, Crimilda se casa con el rey de los hunos
organiza la derrota y el aniquilamiento de los burgundios.
Lo que asombra desde el comienzo en esta leyenda es la prodigiosa
energía vital de estos pueblos. En ellos anida una verdadera pasión por
la vida, mientras que el espíritu de lucha y de enfrentamiento continuo,
con los hombres o con los elementos, anima su corazón. Esta
supervivencia de antiguas tradiciones en una Europa que lentamente se
hace cristiana jugará un papel primordial en nuestra propia
civilización.
El
culto al honor, la fidelidad a la palabra dada, el valor infinito que
se concede a la pasión amorosa, etc., son tenias que penetrarán con
fuerza (desde Escandinava y desde Islandia), hacia los s. XI y XII, en
las tierras romanizadas de Occidente. Volveremos a encontrar estos temas
en el ámbito de la caballería que nacerá en el seno de la propia
sociedad feudal, y se perpetuarán a lo largo de toda la Edad Media.
Mucho tiempo más tarde, con la llegada del romanticismo, conocerán un
nuevo auge llegando incluso a cobrar un rigor excepcional.
La leyenda, transmitida oralmente en principio, fue transcrita en el s.
XII, en Austria. Esta versión, muy adornada según el estilo de la época,
parece mezclar varios cuentos y relatos populares germánicos que
vinculan las aventuras de Sigfrido con los hechos históricos relativos
al hundimiento del reino burgundio a manos de los hunos, en el año 436, y
quizá también a las sangrantes querellas intestinas que destrozaron la
dinastía merovingia.
En el s. XVII se descubrieron unas colecciones de poemas, escritos en
lengua normánica hacia el año 1200, que revelan la expresión más pura de
la civilización germánica, tal como se había mantenido por medio de la
tradición oral en las lejanas tierras de Islandia.
Los "Eddas", cuyo nombre procede de la palabra Ser
que está en el origen de cualquier ciencia, cuentan la historia mítica
del mundo de los dioses y de los hombres, tal como la imaginaban los
germanos a través de sus ritos y costumbres. Algunos de los textos que
componen estos poemas no son otra cosa que la versión normánica de la
historia de Sigfrido y de sus antepasados.
En las "Eddas" encontramos también el tema de la maldición atribuida al
oro, el mismo metal del que se apodera Sigfrido tras haber dado muerte
al dragón y que acabará significando su perdición. Pero en estos cantos
no existe relación entre la muerte de Sigfrido (Sigurd) y la de
los reyes burgundios, al contrario de lo que sucede en La canción de los
nibelungos, en la que la muerte de éstos es consecuencia o resultado de
la de Sigfrido. Las leyendas escandinavas prefieren extenderse en
detalles sobre la misteriosa muerte de Atila en su noche de bodas con la
princesa Hildico, en el 453.
Los germanos eran extremadamente violentos y sus venganzas solían ser
sangrientas, como lo testimonia la atmósfera de traiciones y asesinatos
que reina en la corte de los merovingios. Por ejemplo, el rey de Austrasia había asesinado a su mujer, instigado por su amante Fredegunda; Brunilda,
esposa del rey de Neustria, decide vengar a su hermana,
desencadenándose entre ambos reinos una guerra que se prolongará más de
medio siglo.
A la muerte de Fredegunda,
su hijo Clotario II (que reinó entre el 584 y el 629) reemprende la
lucha, se apodera de Neustria Brunilda muere tras haber sido atada a la
cola de un caballo salvaje. Para algunos investigadores, las disputas
entre Fredegunda, Brunilda y el rey de Austrasia, habrían proporcionado
la trama histórica para la leyenda de Sigfrido. Pero esta tesis no ha
prevalecido sobre las críticas de otros muchos historiadores.
El desencadenamiento de las pasiones y la tragedia del destino
inevitable, reflejados en la leyenda de los nibelungos, atrajeron la
atención de los escritores románticos del s. XIX e inspiraron su febril
imaginación. Las traducciones y adaptaciones de la obra se
multiplicaron. Los poetas alemanes utilizaron tal leyenda para expresar
su propia visión del mundo. Richard Wagner, en su famosa tetralogía, El
anillo de los nibelungos, se basa en el drama de Sigfrido y los
burgundios.
RESUMEN DE UNA VERSIÓN...
Sigfrido,
hijo del rey Sigmund de Niederland y de la bella Siegelinde, fue
adoptado por un enano llamado Mimir. Por esa zona había una gran cueva
que conducía al reino de los Nibelungos. Estos enanos, expertos en la
minería y la orfebrería, poseían un fabuloso tesoro que guardaban en una
gran cámara próxima a la superficie. Un dragón llamado Fafhir protegía
el tesoro.
Mimir
odiaba a los nibelungo porque él había sido parte de su comunidad pero
mas tarde los habían expulsado, y para vengarse utilizó las habilidades
de Sigfrido para ejecutar su plan: Para ello lo adiestró en el uso de
las armas y enseño a luchar para vencer al dragón que cuidaba el tesoro.
En
el enfrentamiento Sigfrido logró clavar la espada en el corazón de la
bestia, que murió entre rugidos y coletazos ya inútiles. Cuando el
dragón dejó de moverse, Sigfrido se bañó en su sangre aún caliente, pues
Mimir le había revelado que si hacía así se volvería invulnerable. De
ese gran tesoro solo se llevó un casco mágico que lo volvía invisible y
un hermoso anillo, que según Mimir había una maldición para quien lo
usara, pues tendría un final trágico.
Montado
de un maravilloso caballo de ocho patas, Sigfrido, se dirigió a
Dinamarca e Islandia. Allí encontró una isla con un castillo rodeado por
un muro de llamas , en cuyo patio una hermosa doncella vestida con
cota de malla, yacía dormida. Sigfrido despertó de un beso a Brunilda y
ella se enamoró de su salvador.
Sigfrido
acompañó a Brunilda durante unos días, pero pronto sintió nostalgia de
la casa de sus padres, con quienes hacía tanto tiempo que no estaba, y
abandonó Islandia para regresar a la corte de Niederland, en donde fue
recibido como un hijo pródigo y como un héroe.
Sin
embargo, no permanecería por mucho tiempo en el castillo paterno. A
Niederland llegaban noticias acerca de la magnificencia del vecino reino
de Burgundia, del valor de su rey Gunther y del vasallo Hagen, y de la
hermosura de la hermana del rey, Crimilda. Sigfrido sintió deseos de
verlo con sus propios ojos, así que viajó a Burgundia, en donde trabó
amistad con el rey y se enamoró de su hermana, siendo correspondido por
ella.
Por
esa época llegó al reino que quien desafiara en una pelea a la reina
Brunilda, podría contraer matrimonio con ella, porque lo que Gunther
decidió enfrentarla, y para ello, a cambio de su hermana Crimilda,
pidió ayuda a su amigo Sigfrido, que con el casco mágico logró dirigir
eficientemente la mano de Gunther y vencer a la princesa.
El
pacto se cumplió y ambas parejas se casaron, pero a partir de ese día a
pesar que Gunther colmaba de atenciones a Brunilda, esta no era feliz:
su marido no se comportaba como el gallardo héroe que la valquiria
esperaba y ella enrealidad
ardía de celos por Sigfrido. Las discusiones con su cuñada se volvían
cada vez más agrias, y en lo más álgido de una de ellas Crimilda le
contó la verdad acerca de lo sucedido en Islandia. Brunilda montó en
cólera y se marchó de Worms para no volver nunca.
El
malvado vasallo del reino de Gunther, llamado Hagen, hizo lo imposible
para provocar enemistad entre Sigfrido, Guhther y Crimilda, culpando a
Sigfrido de todos estos males y del alejamiento de la Brunilda.
En
un momento de debilidad la reina le comenta del punto débil en la
espalda de su esposo, y ahora Hagen, arma una cacería y cuando tuvo la
oportunidad de estar solo y por la espalda la clava una daga en el lugar
estratégico, y da muerte al noble Sigfrido y es en este hecho donde se
cumple la maldición del anillo de los nibelungos.
Cuando Sigfrido mató al dragón, se bañó en la sangre de la bestia para
ser invencible en combate. Pero al hacerlo una gran hoja cayó en su
espalda, dejando sin bañar esta zona de su piel. Sólo en ese punto puede
ser herido mortalmente.
Con la ayuda de Hagen, Brunilda pone una trampa a Sigfrido. Primero, el caballero de Gunther dice al monarca visitante que Borgoña será atacada otra vez por Sajonia y Dinamarca y que se requiere su participación para rechazar al enemigo. Luego sonsaca de Crimilda el secreto de la vulnerabilidad de su esposo y la persuade para que borde una cruz en la ropa de Sigfrido, marcando el lugar. Después informa que terminó la amenaza de invasión y propone salir de cacería al bosque. Cuando Sigfrido se inclina junto a un manantial para beber, el traidor Hagen le clava una espada y le da muerte.
Con la ayuda de Hagen, Brunilda pone una trampa a Sigfrido. Primero, el caballero de Gunther dice al monarca visitante que Borgoña será atacada otra vez por Sajonia y Dinamarca y que se requiere su participación para rechazar al enemigo. Luego sonsaca de Crimilda el secreto de la vulnerabilidad de su esposo y la persuade para que borde una cruz en la ropa de Sigfrido, marcando el lugar. Después informa que terminó la amenaza de invasión y propone salir de cacería al bosque. Cuando Sigfrido se inclina junto a un manantial para beber, el traidor Hagen le clava una espada y le da muerte.
En
la larga secuela de la muerte de Sigfrido, Crimilda pierde el tesoro de
los nibelungos ante Hagen, que lo hunde en el Rin, y se casa con Etzel,
rey de Hungría. Tras muchos años invita a su hermano y a su corte a su
nuevo reino del Danubio. Mientras los comensales están a la mesa en el
castillo de Etzel, Crimilda ordena atacar a la guardia de su hermano.
Hagen, en represalia, mata al hijo que Crimilda tuvo con Etzel. Crimilda
ofrece liberar a su hermano si éste le entrega al asesino, pero Gunther
se niega y Crimilda lo hace decapitar. La vengativa reina ofrece luego a
Hagen perdonarlo si le revela el lugar donde hundió el tesoro de los
nibelungos. El se niega y ella le corta la cabeza con la espada de
Sigfrido. El horrorizado Etzel no hace nada para impedir que un criado
ponga rápido fin a la furiosa y enloquecida reina.
EN BUSCA DE SIGFRIDO….
Hacia
el año 200, una tribu germánica, los borgoñones, emigraron desde el
Este y se asentaron en el medio río rin; tal vez su .capital fue Worms.
Bajo el rey Gundikar, al iniciarse el siglo v, los borgoñones trataron
de ampliar su reino río abajo, hacia las planicies de donde venía
Sigfrido. Se los impidió un comandante romano llamado Aecio y los obligó
a negociar la paz. En 436 el reino borgoñón fue invadido por los hunos,
comandados por Aula. En una forma del alemán, Atila se pronuncia Etzel,
el rey de Hungría en el Cantar de los Nibelungos.
Fuentes
contemporáneas registran que Atila ordenó la matanza de 20 000
borgoñones, lo que puede relacionarse con la masacre descrita en el
final de la épica. Pocos años después Aecio forzó al resto de los
borgoñones a salir del Rin para que se reasentaran en lo que ahora es el
sureste de Francia y el noroeste de Italia. Tan dramáticos fueron estos
eventos que bien pudieron ser rememorados durante siglos en canciones y
cuentos, antes de ser incorporados a las leyendas germánicas y
escandinavas del siglo XIII.
Respecto
a Sigfrido, sus heroicas hazañas son claramente legendarias. Es un
héroe arquetípico sin contraparte real. Pero existe una fascinante pista
en un incidente de venganza femenina entre los merovingios, una
dinastía gala del siglo VI. Fredegunda, la concubina del rey Childerico,
asesinó a la esposa legítima para poder ser reina. Esto la puso en
conflicto con la hermana del rey, Brunilda, esposa del rey Siebert de
Austria.
Para
vengarse de la actitud despectiva de Brunilda, Fredegunda urdió la
muerte del esposo de su enemiga, un acto que la pone a la par de la
vengativa Crimilda, cuya crueldad lleva al Nibelungenlied a su terrible
final.
EL CANTAR DE LOS NIBELUNGOS
El destino le tendió a Sigfrido una trampa
lo engañaron y bebió la pócima mágica del olvido,
con sinsabores amargos de hiel exiguo
su amada Brunilda lo esperó durante días
aletargada en su inmensa agonía.
El caballero galopó por los senderos
llegó a la gruta del oro y de los sueños,
mató al dragón guardián celoso eterno
y se bañó en su sangre glorioso
para protegerse del infierno.
Mas Brunilda lo esperaba con anhelo
y él en brazos de otra encontró consuelo,
con el tesoro que le robó a los nibelungos
le llegó la maldición a su destino sin rumbo.
Él se casó con una hermosa princesa
y en el banquete su memoria regresa,
corre Sigfrido a buscar a su amada
pero la muerte lo espera lo engalana.
Brunilda derrama lágrimas de muerte
es tanto el dolor que su alma se pierde,
desconsolada se arroja al fuego
donde su amado es cremado con esmero.
Se fusionan las cenizas de ambos amantes
viajaran por el cosmos con sueños alucinantes,
ésta es la leyenda de Brunilda y Sigfrido
de un amor tan grande marcado por el destino.
lo engañaron y bebió la pócima mágica del olvido,
con sinsabores amargos de hiel exiguo
su amada Brunilda lo esperó durante días
aletargada en su inmensa agonía.
El caballero galopó por los senderos
llegó a la gruta del oro y de los sueños,
mató al dragón guardián celoso eterno
y se bañó en su sangre glorioso
para protegerse del infierno.
Mas Brunilda lo esperaba con anhelo
y él en brazos de otra encontró consuelo,
con el tesoro que le robó a los nibelungos
le llegó la maldición a su destino sin rumbo.
Él se casó con una hermosa princesa
y en el banquete su memoria regresa,
corre Sigfrido a buscar a su amada
pero la muerte lo espera lo engalana.
Brunilda derrama lágrimas de muerte
es tanto el dolor que su alma se pierde,
desconsolada se arroja al fuego
donde su amado es cremado con esmero.
Se fusionan las cenizas de ambos amantes
viajaran por el cosmos con sueños alucinantes,
ésta es la leyenda de Brunilda y Sigfrido
de un amor tan grande marcado por el destino.
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