La fiebre del oro posiblemente sea la migración y población de un
territorio más impresionante de la historia. Antes de este de que
multitud de personas de toda América y parte de Europa llegasen a
California en busca de oro, la población de la región se reducía a
pequeñas aldeas aisladas, así como algunos poblados de aborígenes
norteamericanos. Pero, ¿cómo comenzó todo?
Los primeros registros históricos de oro hallado en California se
remontan a 1816, cuando se encontró una pequeña cantidad de este
preciado metal en la provincia española de California. Entonces los
rumores comenzaron a extenderse, y se mantuvieron vigentes durante mucho
tiempo en la región, pero nunca sin dejar de ser algo más que un mero
rumor. En las siguientes décadas algunos grupos de hombres aislados
intentaron encontrar más oro en la región, sin tener ningún éxito, ni
transcender los hechos.
I: John Sutter
El 1 de Julio 1839, John Sutter, un inmigrante suizo,nacido el 15 de febrero de 1803, llegaba a
California con intención de encontrar un lugar definitivo donde
asentarse. Sutter había abandonado su suiza natal después de la quiebra
de un negocio en su Berna natal, y había marchado a América en busca de
nuevas oportunidades. Ya había pasado por Nueva York, Canadá, Alaska e
incluso Hawái, pero parecía que California sería su lugar.
A su llegada a la región, únicamente estaba habitada por 1.000
europeos y 30.000 aborígenes. Entonces Sutter tuvo la gran idea de
levantar una colonia a medio camino entre los Estados Unidos y
California, a modo de punto de parada para todo el flujo migratorio que
viniera del este del continente, así como por el orgullo de conseguir un
lugar en propiedad. Para ello, siguió el curso del Río Americano
adentrándose en el desierto tanto como pudo.
Los primeros años fueron complicados. La supervivencia en un
territorio tan inhóspito era difícil, pero en tan sólo dos años, ya
contaba con un fuerte llevado por los empleados de Sutter. Durante los
siguientes años, ganó dinero gracias a los pocos inmigrantes que fueron
llegando, gracias a lo cual se pudo permitir construir unas murallas
decentes, cañones y edificios orientados al comercio de los bienes
necesarios para los nuevos colonos procedentes del este.
II: Sutter Fort
La ambición de Sutter no tenía límites, así que en 1848, decidió
ampliar el ya conocido como Sutter Fort con un aserradero para
suministrar de madera a los colonos. Para ello eligió un lugar a ocho
kilómetros río arriba, adentrándose en un pequeño bosque. Allí mandó a
varios hombres, entre los que se encontraba James Marshall, el
carpintero jefe de la expedición.
La mañana del 24 de Enero de 1848, Marshall estaba inspeccionando la
construcción del aserradero cuando un brillo captó su mirada. Ahí, en la
superficie de unas aguas profundas junto al aserradero había un brillo
amarillo que parecía ser metálico. De primeras, tras probar su
maleabilidad, tuvo esperanzas. Tomó unas cuantas piedras amarillas y se
las llevó en su gorro donde estaban el resto de hombres trabajando.
Marshall compartió con todo el grupo su descubrimiento, y durante
unos días los trabajos en el aserradero pararon por completo mientras
todos intentaban recoger más trozos de este metal. Con los dedos sólo no
era posible, pero con un cuchillo bastaba para hacerse con grandes
cantidades de metal.
III: El aserradero de Sutter y Marshall
Entonces Marshall decidió volver al fuerte, donde compartió con
Sutter su descubrimiento. Inmediatamente Sutter cerró la puerta, y junto
a Marshall se dispuso a seguir los pasos descritos en una vieja
enciclopedia que poseía en el fuerte para comprobar si ese metal
brillante era el que ambos tenían en mente. Los análisis no arrojaron
ninguna duda. Las piedras amarillas que traía Marshall eran pepitas de
oro en estado puro.
Tanto Sutter como Marshall intentaron mantener la noticia en secreto,
pero ninguno de los dos contó con lo que pudieran hacer el resto de
trabajadores del aserradero. Los rumores se extendieron rápidamente por
la región, y no tardaron en ser una noticia en todos los Estados Unidos,
así como en las grandes ciudades de Europa. De este modo, en tan sólo
un año, California pasó a tener 90.000 habitantes.
La fiebre del oro se había desatado. Durante la década siguiente,
California pasó a tener casi 400.000 habitantes y el fuerte de Sutter
pasó a ser conocido como Sacramento (la actual capital de California).
Muchos de estos nuevos habitantes habían llegado en busca del gran mito
americano, un lugar en el que algunas personas podían llegar a ganar
grandes cantidades de dinero en tan solo un día, pasando a formar parte
de la riqueza de una región que hasta 10 años atrás únicamente había
vivido de la ganadería y la agricultura.
https://senderoyluna.es/18-03-10th/1520632627_el+descubrimiento+de+oro+en+sutter+fort+stLXiOdd.html
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