El reloj astronómico de Praga, situado en la torre del antiguo Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, es una de las grandes atracciones de la ciudad. Este viejo reloj, que data de comienzos del siglo XV, es digno de ser visistado cuando al indicar cada nueva hora se ponen en movimiento un conjunto de pequeños autómatas.
La fabricación de este tipo de relojes fue muy frecuente en Europa
durante la Edad Media y el de Praga es uno de los más antiguos; sólo los
relojes de Padua (1344) y Estrasburgo (1354) fueron construidos con anterioridad.
La historia del reloj de Praga
abarca seis siglos y por ella pasaron muchos maestros relojeros que
trabajaron arduamente para mantenerlo funcionando. En torno a uno de
ellos, Jan Hanus, se originó la leyenda del reloj de Praga.
Debido al paso del tiempo y los diferentes acontecimientos históricos,
algunas partes del reloj debieron sustituirse por réplicas, pero se
conservan muchas piezas originales; un verdadero tesoro histórico que a
diario el actual relojero Otakar Zámecník se esfuerza por mantener para el placer de todos los visitantes.
Bastante extraño para ser un reloj, su función original no era solamente
dar la hora sino indicar también tiempos astronómicos. Por eso, a
primera vista cuesta un poco saber cuál es la hora actual y comprender
qué representan las marcas y dibujos en los cuadrantes.
Pueden distinguirse tres partes:
En la parte superior hay un par de pequeñas ventanas que al abrirse dejan ver una docena de figuras animadas de madera, los apóstoles,
que desfilan cada vez que el reloj indica una nueva hora. Al centro hay
un gallo que canta cuando el desfile termina y las ventanas se cierran.
Este desfile de los apóstoles es el que convoca multitudes, incluso un cuarto de hora antes de comenzar...
En el centro está el cuadrante astronómico, que es la pieza más
antigua del reloj. Con forma de astrolabio, instrumento utilizado en la
astronomía medieval, este cuadrante muestra la percepción del universo
de aquellos tiempos, con la tierra en el centro. La zona azul es el
cielo sobre el horizonte; allí pueden leerse en latín las palabras ORTVS
(este) y OCCASVS (oeste). La zona marrón es la tierra bajo el horizonte
y aquí las palabras son AVRORA (amanecer) y CPEPVSCVLVM (crepúsculo).
Un anillo zodiacal se mueve según el recorrido de las estrellas en el
cielo. Las dos manecillas del reloj tienen los símbolos del sol y la
luna.
Tres círculos dorados en el cuadrante permiten mostrar mediciones del tiempo diferentes: el exterior, escrito en números Schwabacher
(una forma particular de escritura gótica), muestra la antigua forma de
medir el tiempo en la Bohemia; el círculo con números romanos indica la
hora en Europa Central; y el tercero con números arábicos mide el
"tiempo babilónico": la duración de la hora varía según la estación (más
larga en verano, más corta en invierno, relacionada directamente con la
cantidad de luz solar de cada día). El reloj de Praga es el único del
mundo en su tipo capaz de hacer esta medición.
A ambos lados del cuadrante astronómico hay figuras alegóricas de las
debilidades en la sociedad medieval, que también se mueven cada hora: a
la izquierda, la Vanidad, que se contempla en un espejo, y la Avaricia, agitando una bolsa con monedas de oro (se dice que en sus tiempos representaba un judío); a la derecha, la Muerte, que tira de una cuerda e invierte un reloj de arena, y junto a ella, la Lujuria, representada por un infiel, en este caso un turco, que mueve la cabeza en actitud de acecho.
Por último, en la parte inferior sobre la puerta, el disco calendario
muestra círculos con alegorías de los meses del año, representados
mediante escenas de trabajo rural, y otros más pequeños con los signos
del zodíaco rodeando al escudo de la Bohemia. El actual es una réplica
del pintado por Josef Manes en 1865. Este disco se mueve en
coordinación con el otro, y una aguja dorada señala cada día la fecha,
la festividad religiosa asociada y el signo del zodiaco correspondiente.
También hay figuras alegóricas flanqueándolo, en este caso siempre
inmóviles: un cronista y un ángel a la izquierda; un astrónomo y un
filósofo a la derecha.
Muchos artesanos y maestros relojeros trabajaron para mantener en
funcionamiento el reloj durante seis siglos. El paso del tiempo, la
falta de presupuesto y las guerras le provocaron daños que hicieron
necesarias muchas reconstrucciones.
Una leyenda atribuyó la creación del mecanismo a Jan Hanus y su asistente Jakub Cech, situándola alrededor del año 1490. Sin embargo, en el siglo XX pudo comprobarse que es mucho más viejo aún; el relojero Mikulas de Kadan y Jan Ondrejuv, un profesor de matemáticas y astronomía de la Universidad Carlos conocido como Sindel, habrían instalado en el año 1410 el disco superior, es decir, el cuadrante astronómico.
Sería en una segunda fase que el maestro relojero Jan Hanus mejoraría el mecanismo ya instalado y agregaría debajo, justo sobre la puerta, el disco calendario. El sistema funcionó con altibajos hasta detenerse. Recién a mediados del siglo XVI (1551-1572) Jan Taborsky emprendería grandes trabajos de restauración que lo mantendrían en funcionamiento hasta fines de siglo. Totalmente mecanizado, el trabajo de los relojeros consistía en ajustar los engranajes a los efectos de mantener la sincronicidad y reparar posibles errores.
A comienzos del siglo XVII, fue el turno de Kristof Svarcpach de hacer andar nuevamente el sistema y hacia mediados de siglo fueron agregadas las llamativas figuras a ambos lados de las esferas y el llamado "paseo de los apóstoles" en la parte superior.
Una leyenda atribuyó la creación del mecanismo a Jan Hanus y su asistente Jakub Cech, situándola alrededor del año 1490. Sin embargo, en el siglo XX pudo comprobarse que es mucho más viejo aún; el relojero Mikulas de Kadan y Jan Ondrejuv, un profesor de matemáticas y astronomía de la Universidad Carlos conocido como Sindel, habrían instalado en el año 1410 el disco superior, es decir, el cuadrante astronómico.
Sería en una segunda fase que el maestro relojero Jan Hanus mejoraría el mecanismo ya instalado y agregaría debajo, justo sobre la puerta, el disco calendario. El sistema funcionó con altibajos hasta detenerse. Recién a mediados del siglo XVI (1551-1572) Jan Taborsky emprendería grandes trabajos de restauración que lo mantendrían en funcionamiento hasta fines de siglo. Totalmente mecanizado, el trabajo de los relojeros consistía en ajustar los engranajes a los efectos de mantener la sincronicidad y reparar posibles errores.
A comienzos del siglo XVII, fue el turno de Kristof Svarcpach de hacer andar nuevamente el sistema y hacia mediados de siglo fueron agregadas las llamativas figuras a ambos lados de las esferas y el llamado "paseo de los apóstoles" en la parte superior.
El cuadrante astronómico es la pieza más antigua del reloj,
instalado en 1410 por su creador Mikulas de Kadan
Sin dinero para mayores reparaciones ni relojeros capaces de ponerlo en
marcha, en dos ocasiones se consideró la idea de desmontarlo y venderlo
como chatarra. La primera vez, fue "salvado" por el relojero Jan Landesberg,
quien se propuso hacerlo funcionar, aunque sólo lo logró parcialmente.
La segunda vez, en 1861 luego de un incendio, una colecta popular logró
reunir el dinero necesario para repararlo. El fuego destruyó las figuras
de los apóstoles, que fueron reemplazadas entre 1865-1866, y también se
reemplazó el reloj calendario por otro, realizado por el conocido
pintor checo Josef Manes. La esfera con doce medallones
representando los meses del año y otros doce para los signos del zodíaco
constituye su obra culminante.
Desde entonces, tres generaciones de relojeros de la familia Heinz trabajaron para mantenerlo en funcionamiento, hasta que en los últimos días de la II Guerra Mundial, los nazis destruyeron la totalidad del ala norte del edificio del ayuntamiento, afectando también a la torre y, por supuesto, al reloj. Fue necesario que muchos voluntarios trabajaran para repararlo al original, tarea que demandó tres años de trabajo. Las figuras de madera de los apóstoles que vemos actualmente fueron realizadas por Vojtech Sucharda y datan de aquella época. También se reemplazó el calendario de Manes por una réplica, conservándose el original en el Museo de la Ciudad de Praga.
Los últimos trabajos para mantenerlo en buenas condiciones se realizaron en 2005, siendo Otakar Zámecník el actual encargado de tan delicada tarea. Otakar debe no sólo enfrentar en su trabajo los deterioros que provocan el paso del tiempo y el clima, sino además, y aunque parezca increible, los actos de vandalismo, habituales en tiempos de festejo popular.
Desde entonces, tres generaciones de relojeros de la familia Heinz trabajaron para mantenerlo en funcionamiento, hasta que en los últimos días de la II Guerra Mundial, los nazis destruyeron la totalidad del ala norte del edificio del ayuntamiento, afectando también a la torre y, por supuesto, al reloj. Fue necesario que muchos voluntarios trabajaran para repararlo al original, tarea que demandó tres años de trabajo. Las figuras de madera de los apóstoles que vemos actualmente fueron realizadas por Vojtech Sucharda y datan de aquella época. También se reemplazó el calendario de Manes por una réplica, conservándose el original en el Museo de la Ciudad de Praga.
Los últimos trabajos para mantenerlo en buenas condiciones se realizaron en 2005, siendo Otakar Zámecník el actual encargado de tan delicada tarea. Otakar debe no sólo enfrentar en su trabajo los deterioros que provocan el paso del tiempo y el clima, sino además, y aunque parezca increible, los actos de vandalismo, habituales en tiempos de festejo popular.
Jan Hanus destruyendo el reloj, según una ilustración de Věnceslav Černý
Una trágica leyenda en torno al reloj de Praga, escrita por Alois Jirásek y difundida con algunas que otras variantes, no podía faltar en una ciudad donde cada rincón tiene la suya. Dice así:
Un día, un maestro relojero llamado Hanus se presentó a las autoridades del ayuntamiento proponiendo sus talentos para la construcción de un reloj monumental, que al tiempo de adornar el frente del edificio haría de Praga una ciudad única, puesto que sería el más bello de Europa. Aceptando su propuesta, el relojero se puso a trabajar.
Así, durante un tiempo se lo vio calcular y dibujar, y más tarde contrató un aprendiz que lo ayudó en la concreción de la obra.
El día de la inauguración, una multitud estupefacta contempló aquel bello mecanismo, como nunca habían visto en toda su vida, mientras Hanus, orgulloso y feliz, intentaba explicarles (en vano, claro) el sentido de toda esa extraña maquinaria. Sin duda, pensaban todos, no hay en el mundo nada igual y Praga será aún más reconocida como la más gloriosa de todas las ciudades.
Pero tiempo después, alguien vio al maestro nuevamente dibujando entusiasmado en su taller y se extendió la noticia de que quizás estaba preparando una obra aún más espectacular en el extranjero, tentado acaso por una importante oferta monetaria. Las autoridades se inquietaron, celosas de que Hanus repitiera en otro país la pequeña maravilla praguense.
La solución no se hizo esperar y fue muy drástica. Aprovechando la quietud de una noche muy oscura, tres personas entraron a su taller, donde se encontraba aún trabajando a la luz de las velas y el calor de la chimenea. Tomándolo por sorpresa, el maestro no pudo reaccionar, y sin ninguna piedad lo arrastraron hasta el fuego y le quemaron los ojos con un hierro caliente...
Pasó el tiempo sin que nadie supiera de quiénes podían haber cometido semejante crueldad. Hanus se había enfermado y poco a poco se deterioraba físicamente, al tiempo que sus libros y planos se cubrían de polvo... pero la gente acudía como siempre para ver su pequeña maravilla en el ayuntamiento.
Un día alguien llegó a conocer la verdad y no tardó en hacérselo saber a Hanus. Dolido por tanta maldad e ingratitud, tomó una triste resolución y se hizo llevar por su aprendiz hasta la torre. Una vez allí, reunió todas las fuerzas que le quedaban y metió su mano derecha en el mecanismo para destruirlo. En ese mismo momento, la Muerte tiró de la cuerda, los engranajes sonaron horriblemente y todo se detuvo; también la vida de Hanus, que cayó muerto en ese mismo momento.
Se dijo que una maldición recaería sobre todo aquel que intentara reparar el reloj, volviéndolo loco o directamente provocándole la muerte. Más allá de la leyenda, lo cierto es que muchos, muchos años pasarían antes de alguien lograra reparar el complicado mecanismo del reloj de Hanus.
El reloj astronómico de Praga tiene el diseño de un astrolabio y en su diseño de tres partes es capaz de marcar cinco momentos del tiempo al mismo tiempo. En la parte superior, entre dos persianas, tenemos un teatro de marionetas con doce apóstoles. Cada uno de ellos sale cada 60 minutos para indicar qué hora es. Las figuras son más modernas que el reloj y datan del siglo XIX.
En la parte inferior tenemos un calendario con ilustraciones de los meses y las estaciones indicando además cuál es el santo de cada día del año. Ambas partes son preciosas y tienen un interés artístico muy grande pero la joya de este reloj se encuentra en el cuerpo central. La pieza diseñada originalmente en 1410.
Este reloj es capaz de indicar la hora de cinco formas diferentes y su sistema de piezas mecánico es uno de los más curiosos. Por un lado tenemos el sol dorado que se mueve alrededor del círculo zodiacal haciendo un movimiento elíptico. Esta pieza es capaz de mostrarnos tres horas al mismo tiempo: la posición de la mano dorada en los números romanos indica la hora en Praga. Cuando la mano pasa por las líneas doradas indica las horas en forma de horas de desiguales y por último en el anillo exterior señala las horas después del amanecer según la hora de Bohemia.
En tercer lugar, en el borde exterior del reloj, tenemos los números escritos con la tipografía schwabacher en color dorado y son responsables de indicar las horas como se hacía en Bohemia y empieza a marcar a la 1 del anochecer. Los anillos se van moviendo a lo largo del año para que coincidan con el tiempo solar.
Luego tenemos el anillo zodiacal que se encarga de indicar la localización del sol en la eclíptica, la línea curva por donde se "desplaza" la Tierra alrededor del Sol. Si sois aficionados al zodiaco veréis que los signos están en orden inverso a las agujas del reloj pero esta disposición tiene una razón.
Por último tenemos una esfera lunar que muestra las fases de nuestro satélite natural. El movimiento es parecido al reloj principal pero es mucho más rápido. Como veis, todo el protagonismo de este reloj astronómico está en este cuerpo central y no, todavía no hemos acabado porque hay unas cuantas singularidades más.
Un sistema en apariencia sencillo pero que en su día fue todo un prodigio técnico. Por último cabe destacar que el sistema mecánico es tan lento que resulta imposible apreciar con el ojo el movimiento de las partes en tiempo real
Un día, un maestro relojero llamado Hanus se presentó a las autoridades del ayuntamiento proponiendo sus talentos para la construcción de un reloj monumental, que al tiempo de adornar el frente del edificio haría de Praga una ciudad única, puesto que sería el más bello de Europa. Aceptando su propuesta, el relojero se puso a trabajar.
Así, durante un tiempo se lo vio calcular y dibujar, y más tarde contrató un aprendiz que lo ayudó en la concreción de la obra.
El día de la inauguración, una multitud estupefacta contempló aquel bello mecanismo, como nunca habían visto en toda su vida, mientras Hanus, orgulloso y feliz, intentaba explicarles (en vano, claro) el sentido de toda esa extraña maquinaria. Sin duda, pensaban todos, no hay en el mundo nada igual y Praga será aún más reconocida como la más gloriosa de todas las ciudades.
Pero tiempo después, alguien vio al maestro nuevamente dibujando entusiasmado en su taller y se extendió la noticia de que quizás estaba preparando una obra aún más espectacular en el extranjero, tentado acaso por una importante oferta monetaria. Las autoridades se inquietaron, celosas de que Hanus repitiera en otro país la pequeña maravilla praguense.
La solución no se hizo esperar y fue muy drástica. Aprovechando la quietud de una noche muy oscura, tres personas entraron a su taller, donde se encontraba aún trabajando a la luz de las velas y el calor de la chimenea. Tomándolo por sorpresa, el maestro no pudo reaccionar, y sin ninguna piedad lo arrastraron hasta el fuego y le quemaron los ojos con un hierro caliente...
Pasó el tiempo sin que nadie supiera de quiénes podían haber cometido semejante crueldad. Hanus se había enfermado y poco a poco se deterioraba físicamente, al tiempo que sus libros y planos se cubrían de polvo... pero la gente acudía como siempre para ver su pequeña maravilla en el ayuntamiento.
Un día alguien llegó a conocer la verdad y no tardó en hacérselo saber a Hanus. Dolido por tanta maldad e ingratitud, tomó una triste resolución y se hizo llevar por su aprendiz hasta la torre. Una vez allí, reunió todas las fuerzas que le quedaban y metió su mano derecha en el mecanismo para destruirlo. En ese mismo momento, la Muerte tiró de la cuerda, los engranajes sonaron horriblemente y todo se detuvo; también la vida de Hanus, que cayó muerto en ese mismo momento.
Se dijo que una maldición recaería sobre todo aquel que intentara reparar el reloj, volviéndolo loco o directamente provocándole la muerte. Más allá de la leyenda, lo cierto es que muchos, muchos años pasarían antes de alguien lograra reparar el complicado mecanismo del reloj de Hanus.
El reloj astronómico de Praga tiene el diseño de un astrolabio y en su diseño de tres partes es capaz de marcar cinco momentos del tiempo al mismo tiempo. En la parte superior, entre dos persianas, tenemos un teatro de marionetas con doce apóstoles. Cada uno de ellos sale cada 60 minutos para indicar qué hora es. Las figuras son más modernas que el reloj y datan del siglo XIX.
En la parte inferior tenemos un calendario con ilustraciones de los meses y las estaciones indicando además cuál es el santo de cada día del año. Ambas partes son preciosas y tienen un interés artístico muy grande pero la joya de este reloj se encuentra en el cuerpo central. La pieza diseñada originalmente en 1410.
Este reloj es capaz de indicar la hora de cinco formas diferentes y su sistema de piezas mecánico es uno de los más curiosos. Por un lado tenemos el sol dorado que se mueve alrededor del círculo zodiacal haciendo un movimiento elíptico. Esta pieza es capaz de mostrarnos tres horas al mismo tiempo: la posición de la mano dorada en los números romanos indica la hora en Praga. Cuando la mano pasa por las líneas doradas indica las horas en forma de horas de desiguales y por último en el anillo exterior señala las horas después del amanecer según la hora de Bohemia.
En segundo lugar es capaz de señalar el tiempo entre el amanecer y el atardecer en un sistema dividido en doce "horas". Este sistema se encuentra en la distancia que hay entre el Sol y el centro de la esfera. La medición varía según el tiempo del año porque los días no son doce horas de luz y doce de noche. En verano los primeros son más largos mientras que en invierno ocurre al contrario. Por eso las comillas para hablar de horas en esta pieza del reloj central.Esta es la esfera interior del reloj. Se puede apreciar la separación en doce horas en el interior y también en el exterior. La aguja además se compone de dos manos: la exterior y a la interior.
En tercer lugar, en el borde exterior del reloj, tenemos los números escritos con la tipografía schwabacher en color dorado y son responsables de indicar las horas como se hacía en Bohemia y empieza a marcar a la 1 del anochecer. Los anillos se van moviendo a lo largo del año para que coincidan con el tiempo solar.
Luego tenemos el anillo zodiacal que se encarga de indicar la localización del sol en la eclíptica, la línea curva por donde se "desplaza" la Tierra alrededor del Sol. Si sois aficionados al zodiaco veréis que los signos están en orden inverso a las agujas del reloj pero esta disposición tiene una razón.
Este es el anillo zodiacal cuyo orden se explica en la utilización del Polo Norte como base del plano elíptico. Es muy común en relojes astronómicos. Atencín también a esa segunda aguja con una estrella en la punta. Su movimiento depende del disco que mueve el anillo zodiacal.El orden de este anillo se debe al uso de una proyección estereográfica del plano eclíptico donde se usa el Polo Norte como base. Puede parecer extraña pero esta disposición está en otros relojes astronómicos también.
Por último tenemos una esfera lunar que muestra las fases de nuestro satélite natural. El movimiento es parecido al reloj principal pero es mucho más rápido. Como veis, todo el protagonismo de este reloj astronómico está en este cuerpo central y no, todavía no hemos acabado porque hay unas cuantas singularidades más.
Aquí tenemos el reloj completoEl reloj se compone de un disco estacionario en el centro y dos discos rotatorios que funcionan con independencia: el anillo zodiacal y el borde exterior con escrito con tipografía schwabacher. A su vez, tiene tres agujas: la mano, el sol que se mueve por ella de arriba a abajo que actúa como segunda mano y en tercer lugar una con punta de estrella que está conectada al anillo zodiacal.
Un sistema en apariencia sencillo pero que en su día fue todo un prodigio técnico. Por último cabe destacar que el sistema mecánico es tan lento que resulta imposible apreciar con el ojo el movimiento de las partes en tiempo real
http://www.mundocity.com/europa/praga/reloj-astronomico.html
https://www.nuevatribuna.es/articulo/mundo/reloj-astronomico-praga/20180219100315148733.html
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/historico-reloj-astronomico-praga-esta-siendo-desmontado-y-renovado_12417
No hay comentarios:
Publicar un comentario