Un palimpsesto es un manuscrito que ha sido borrado, mediante el raspado del texto u otros procedimientos para eliminar la tinta de un documento, normalmente con el fin de reutilizar el soporte sobre el que estaba escrito. En el caso del final de la Antigüedad y durante toda la Edad Media era habitual borrar algunos textos escritos sobre pergamino, ya que éste era un material bastante caro.
Los palimpsestos son muy interesantes porque conservan restos de la tinta anterior y a veces se puede descubrir cuál era el texto que había escrito sobre el pergamino antes de que fuese reutilizado.
En algún momento del siglo X d.C. la obra de Arquímedes fue copiada en Constantinopla formando parte de un códice de pergamino.
En el año 1229, probablemente en la ciudad de Jerusalén, Johanes Myronas utilizó algunas de las páginas del códice original y las unió a otras extraídas de otros seis libros antiguos, para reutilizar el pergamino y formar un nuevo libro sobre el que escribió textos religiosos. Johanes Myronas pudo borrar la tinta de las páginas utilizando zumo de naranja, pero todavía quedó un rastro de tinta que ha podido ser leído siglos más tarde.
El libro permaneció así varios siglos en el monasterio de San Sabas, en Judea. Finalmente fue trasladado de nuevo a Constantinopla. En esta ciudad fue analizado por diferentes estudiosos hasta que en 1899 llamó la atención del filólogo danés John Ludwig Heiberg. Heiberg dedicó 20 años a estudiar el manuscrito y descubrió dos obras de Arquímedes de las que solamente se conocía el título.
Durante la I Guerra Mundial el manuscrito desapareció y al terminar la guerra apareció en manos de un coleccionista de París que dijo que lo había comprado su abuelo en Estambul. En 1998 se subastó en la casa Christie’s en Nueva York. Lo compró un intermediario por dos millones de dólares. Finalmente el propietario anónimo lo cedió a un museo de Baltimore, el Museo Walters donde se realizaron los últimos y sorprendentes descubrimientos.
A partir de entonces se puso en marcha el Proyecto del Palimpsesto de Arquímedes que pretendía estudiar y llegar a leer el palimpsesto por completo. Para ello fue necesario volver a descoser el libro y aplicar tratamientos específicos para la conservación de sus páginas. Luego se utilizaron técnicas de imagen multiespectral hasta conseguir leer la mayor parte del libro.
En 2003 las páginas que no se habían conseguido leer se trasladaron a la Universidad de Stanford donde utilizaron un sincotrón para ver el texto oculto mediante la fluorescencia de rayos X. Esto fue posible gracias a que la tinta con la que se escribió el Palimpsesto de Arquímedes contenía hierro.
Los palimpsestos son muy interesantes porque conservan restos de la tinta anterior y a veces se puede descubrir cuál era el texto que había escrito sobre el pergamino antes de que fuese reutilizado.
En algún momento del siglo X d.C. la obra de Arquímedes fue copiada en Constantinopla formando parte de un códice de pergamino.
En el año 1229, probablemente en la ciudad de Jerusalén, Johanes Myronas utilizó algunas de las páginas del códice original y las unió a otras extraídas de otros seis libros antiguos, para reutilizar el pergamino y formar un nuevo libro sobre el que escribió textos religiosos. Johanes Myronas pudo borrar la tinta de las páginas utilizando zumo de naranja, pero todavía quedó un rastro de tinta que ha podido ser leído siglos más tarde.
El libro permaneció así varios siglos en el monasterio de San Sabas, en Judea. Finalmente fue trasladado de nuevo a Constantinopla. En esta ciudad fue analizado por diferentes estudiosos hasta que en 1899 llamó la atención del filólogo danés John Ludwig Heiberg. Heiberg dedicó 20 años a estudiar el manuscrito y descubrió dos obras de Arquímedes de las que solamente se conocía el título.
Durante la I Guerra Mundial el manuscrito desapareció y al terminar la guerra apareció en manos de un coleccionista de París que dijo que lo había comprado su abuelo en Estambul. En 1998 se subastó en la casa Christie’s en Nueva York. Lo compró un intermediario por dos millones de dólares. Finalmente el propietario anónimo lo cedió a un museo de Baltimore, el Museo Walters donde se realizaron los últimos y sorprendentes descubrimientos.
A partir de entonces se puso en marcha el Proyecto del Palimpsesto de Arquímedes que pretendía estudiar y llegar a leer el palimpsesto por completo. Para ello fue necesario volver a descoser el libro y aplicar tratamientos específicos para la conservación de sus páginas. Luego se utilizaron técnicas de imagen multiespectral hasta conseguir leer la mayor parte del libro.
En 2003 las páginas que no se habían conseguido leer se trasladaron a la Universidad de Stanford donde utilizaron un sincotrón para ver el texto oculto mediante la fluorescencia de rayos X. Esto fue posible gracias a que la tinta con la que se escribió el Palimpsesto de Arquímedes contenía hierro.
Imagen tomada de The Archimedes Palimpsest Project
El Proyecto del Palimpsesto de Arquímedes permitió recuperar un texto fundamental para el estudio de la Historia de las Matemáticas. El palimpsesto contenía siete obras del matemático griego, pero fue especialmente importante el descubrimiento de dos de ellas. La primera es la única copia conocida de su tratado Sobre los cuerpos flotantes, escrita en griego y la segunda, el texto de El método de los teoremas mecánicos, que se creía perdido.
Arquimedes fue considerado uno de los pensadores más importantes de la antigüedad clásica. Sus aportaciones en el campo de la física y las matemáticas han dejado un legado de gran importancia para el avance de la Ciencia.
Arquimedes fue considerado uno de los pensadores más importantes de la antigüedad clásica. Sus aportaciones en el campo de la física y las matemáticas han dejado un legado de gran importancia para el avance de la Ciencia.
Supo unir la lógica matemática a la experimentación, por esta razón se le puede considerar un hombre que se adelantó a su tiempo y precursor de Galileo.
Nació en la ciudad de Siracusa en el año 287 a.C. y, desde bien joven, mostró gran inquietud por las matemáticas. Estudió en Alejandría y, junto a Heratóstenes de Cirene, logra medir la circunferencia terrestre. Al regresar a Siracusa dedicó su vida al estudio y la investigación de las matemáticas, física, geometría, mecánica, astronomía… Dos de sus manuscritos se perdieron poco después de ser traducidos del griego; el tercero y último, llamado el Palimpsesto de Arquímedes, es el único texto que ha sobrevivido hasta nuestros días.
La obra de Arquímedes, como la de tantos otros, fue borrada y sobrescrita con textos litúrgicos, convirtiéndose así en libros de oraciones. Esta técnica era muy usual sobre todo en el siglo VII, debido a la gran escasez de materia escritoria. Así cuando el texto primitivo se consideraba de poco interés, se borraba y se volvía a reescribir.
El Palimpsesto es un manuscrito medieval que consta de 174 folios de pergamino. Contiene siete tratados, algo confusos y sesgados, de Arquímedes . En la actualidad, el manuscrito es un libro de oraciones bizantino cuyo nombre técnico es Euchologion. Se finalizó en abril de 1229 y la autoría se le atribuye al sacerdote Johanes Myronas quien escribió los textos del científico griego.
En 1998 el manuscrito fue vendido, en una subasta, a un coleccionista privado. Más tarde el comprador cede el libro al museo de Arte Walters en Baltimore para su posterior estudio y publicación. El libro contiene dos tratados que son únicos a nivel mundial. El estudio de los textos permite la datación aproximada de los manuscritos y conocer la fecha en que fueron escritos. En este caso es Constantinopla y en la segunda mitad del siglo décimo donde tuvieron su origen ya que los análisis realizados concluyen que no existía otro lugar conocido en la antigüedad donde se estudiara, de forma sistemática, las matemáticas y el copiado para la conservación de los textos, desde la antigüedad hasta la Edad Media.
Este proyecto ha estado dirigido por Michael B Toth, presidente y director de tecnología de RBToth Associates. En él han intervenido más de 80 científicos y expertos en cultura clásica. Tras aplicar todos los avances de la tecnología, se consiguió recuperar un 80% de las página legibles. Las más complicadas se estudiaron en la Universidad de Stanford.
En 1998 el manuscrito fue vendido, en una subasta, a un coleccionista privado. Más tarde el comprador cede el libro al museo de Arte Walters en Baltimore para su posterior estudio y publicación. El libro contiene dos tratados que son únicos a nivel mundial. El estudio de los textos permite la datación aproximada de los manuscritos y conocer la fecha en que fueron escritos. En este caso es Constantinopla y en la segunda mitad del siglo décimo donde tuvieron su origen ya que los análisis realizados concluyen que no existía otro lugar conocido en la antigüedad donde se estudiara, de forma sistemática, las matemáticas y el copiado para la conservación de los textos, desde la antigüedad hasta la Edad Media.
Este proyecto ha estado dirigido por Michael B Toth, presidente y director de tecnología de RBToth Associates. En él han intervenido más de 80 científicos y expertos en cultura clásica. Tras aplicar todos los avances de la tecnología, se consiguió recuperar un 80% de las página legibles. Las más complicadas se estudiaron en la Universidad de Stanford.
El resultado es espectacular, porque, entre otras cosas, muestra cómo trabajaba Arquímedes, con aproximaciones y cálculos que se anticiparon 20 siglos a las modernas matemáticas, entre ellas la matemática combinatoria. Entre los otros textos revelados están un discurso de un famoso político y orador ateniense del siglo IV antes de Cristo, llamado Hipérides, y un comentario sobre una obra de Aristóteles, del siglo III de nuestra era
El estudio de los textos del gran matemático, a través del proyecto Palimpsesto de Arquímedes, dieron a conocer más profundamente al científico, así como otros manuscritos del mundo clásico. Dichos textos incluyen, entre otros, los discursos de Hipérides (siglo IV a.C.) y un comentario de la obra de Aristóteles (siglo III d.C.).
Hasta ahora la conjugación de lo nuevo y lo viejo ha hecho posible que el pasado hable, y aporte la información que contiene en sus diferentes soportes. Gracias a ello podemos conocer mejor quienes fuimos y posiblemente saber la historia que subyace en una época marcada por los descubrimientos y el afán por el conocimiento y el saber.
Dice un gran amigo mío que esas valiosas joyas de biblioteca, las cuales podemos disfrutar, conocer y estudiar hoy día, son el resultado de los materiales utilizados como soporte de la escritura, así como las medidas y técnicas de conservación aplicadas durante siglos. A esto añadiría que este privilegio también se lo debemos a las nuevas tecnologías, que han hecho y hacen posible su recuperación y difusión.
Después de lo visto una hace sus cábalas, aun a riesgo de caer en lo redundante y recurrente, valga el juego de palabras, sobre el tema de siempre… los nuevos soportes documentales, y es que, dicho tema padece de un discurso algo manido debido a que, en realidad, nadie puede asegurar nada sobre el futuro del libro y sus nuevos soportes…Es evidente que estas reflexiones no son un ¡¡ Eureka!! (expresión apropiada para el tema…) pero no por ello, hay que dejar de abordarlo y he aquí que después de enterarme de todo el proceso que conlleva recuperar un manuscrito perdido durante siglos, una se cuestiona sobre la perdurabilidad de los soportes que las nuevas tecnologías ofrecen…
Los viejos documentos librarios han demostrado, sobradamente su valía, ya que después de sufrir no solo las inclemencias del tiempo, han sobrevivido hasta nuestros días. En la era de la tecnología digital el interrogante sobre la supervivencia de los nuevos dispositivos sigue vivo y sin una respuesta clara. Estos nuevos formatos tienen un periodo de vida muy corto y su obsolescencia programada los convierte en soportes frágiles… Por el contrario y hasta ahora, el libro ha seguido desafiando el tiempo y guardando la información desde siglos.
https://libreriallerapacios.com/el-palimpsesto-de-arquimedes/#:~:text=Un%20palimpsesto%20es%20un%20manuscrito,sobre%20el%20que%20estaba%20escrito.
https://es.wikipedia.org/wiki/Palimpsesto_de_Arqu%C3%ADmedes
Dice un gran amigo mío que esas valiosas joyas de biblioteca, las cuales podemos disfrutar, conocer y estudiar hoy día, son el resultado de los materiales utilizados como soporte de la escritura, así como las medidas y técnicas de conservación aplicadas durante siglos. A esto añadiría que este privilegio también se lo debemos a las nuevas tecnologías, que han hecho y hacen posible su recuperación y difusión.
Después de lo visto una hace sus cábalas, aun a riesgo de caer en lo redundante y recurrente, valga el juego de palabras, sobre el tema de siempre… los nuevos soportes documentales, y es que, dicho tema padece de un discurso algo manido debido a que, en realidad, nadie puede asegurar nada sobre el futuro del libro y sus nuevos soportes…Es evidente que estas reflexiones no son un ¡¡ Eureka!! (expresión apropiada para el tema…) pero no por ello, hay que dejar de abordarlo y he aquí que después de enterarme de todo el proceso que conlleva recuperar un manuscrito perdido durante siglos, una se cuestiona sobre la perdurabilidad de los soportes que las nuevas tecnologías ofrecen…
Los viejos documentos librarios han demostrado, sobradamente su valía, ya que después de sufrir no solo las inclemencias del tiempo, han sobrevivido hasta nuestros días. En la era de la tecnología digital el interrogante sobre la supervivencia de los nuevos dispositivos sigue vivo y sin una respuesta clara. Estos nuevos formatos tienen un periodo de vida muy corto y su obsolescencia programada los convierte en soportes frágiles… Por el contrario y hasta ahora, el libro ha seguido desafiando el tiempo y guardando la información desde siglos.
https://libreriallerapacios.com/el-palimpsesto-de-arquimedes/#:~:text=Un%20palimpsesto%20es%20un%20manuscrito,sobre%20el%20que%20estaba%20escrito.
https://es.wikipedia.org/wiki/Palimpsesto_de_Arqu%C3%ADmedes
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