Político y orador ateniense Demóstenes,considerado uno de los mejor oradores de la antigua Grecia. Proveniente de una familia de empresarios, perdió a su padre a los siete años y sus tutores Áfobo, Demofonte y Terípides abusaron de su patrimonio, por lo que, al acercarse a la mayoría de edad, tuvo que emprender largos procesos judiciales para conservar algo de su fortuna.
Según la biografía escrita por Plutarco, su admiración e interés por la oratoria se habría despertado cuando su pedagogo lo introdujo clandestinamente en la Asamblea, donde fue testigo de una brillantísima autodefensa del estadista Calístrato. Discípulo de Iseo, leyó las obras de Isócrates y ejerció en su primera juventud la profesión de logógrafo. Superó con esfuerzo sus dificultades para la oratoria por medio de ejercicios de declamación.
A partir del año 354 a.C. intervino en asuntos políticos y se hizo famoso por sus discursos. Entre los primeros destaca Para los megalopolitanos, que atrajo la atención de los atenienses sobre el peligro que representaba el poder de Esparta. Denunció la ambición de Filipo de Macedonia en las famosas Filípicas, discursos pronunciados durante un largo proceso en la asamblea ateniense. Es en las Filípicas donde se inicia la oratoria mayor de Demóstenes. Mientras en sus comienzos era aún perceptible la influencia de Isócrates, su estilo muestra ahora una mayor riqueza de variaciones frente a la regularidad del período isocrático.
La serie se inicia con la Primera Filípica , un enérgico llamamiento a los atenienses. Entre 349 y 348, cuando Atenas concertó una alianza con la Calcídica para luchar contra Filipo, pronunció las tres Olintíacas, en que urgía a los atenienses a ayudar a Olinto; ello no evitó, sin embargo, la destrucción de la ciudad aliada. Demóstenes, que formó parte de la embajada enviada para tratar la paz con Filipo, pronunció otro llamamiento contra las pretensiones del rey de Macedonia en la Segunda Filípica. Tres discursos del año 341 dan testimonio de su máxima actividad como orador: la Tercera y la Cuarta Filípica y Sobre la situación del Quersoneso, una de las obras maestras de su oratoria.
En el 340 a.C. dejó la oposición y pasó a ser jefe del partido dirigente. A lo largo de la década siguiente intentó ser coronado por sus méritos cívicos, pero Esquines se opuso a su propuesta y Demóstenes terminó siendo condenado al exilio. La hostilidad entre ambos oradores culminó en 330 en un gran proceso político. Demóstenes respondió triunfalmente con su discurso Por la corona. Esta demolición del adversario e inteligente apología de la propia actuación política está considerada la obra cumbre de su oratoria.
Tras la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), Atenas, Argos y Corinto se sublevaron contra la hegemonía macedonia. Demóstenes regresó a su patria y fue acogido triunfalmente, pero la derrota naval en Amorgos y la terrestre de Cranón dieron al traste con los sueños de los sublevados. Demóstenes tuvo que huir a la isla de Calauria, donde se suicidó por envenenamiento para no caer en manos de los agentes de Antípatro.
Aunque Demóstenes fue ante todo un hombre de acción, que luchó para que Atenas recobrase la hegemonía y contuviera el avance de Filipo, la posteridad lo ha ensalzado siempre como brillante orador. La fuerza de sus discursos (de los que se conservan unos setenta) y la precisión de sus argumentos, con pocas figuras retóricas, le otorgan una originalidad excepcional. Como otros maestros de la prosa, Demóstenes pone especial cuidado en la estructura rítmica al final del período; ya en los comentarios de la Antigüedad se destacaba que la eficacia de su oratoria reside, en gran parte, en el ritmo.
Según la biografía escrita por Plutarco, su admiración e interés por la oratoria se habría despertado cuando su pedagogo lo introdujo clandestinamente en la Asamblea, donde fue testigo de una brillantísima autodefensa del estadista Calístrato. Discípulo de Iseo, leyó las obras de Isócrates y ejerció en su primera juventud la profesión de logógrafo. Superó con esfuerzo sus dificultades para la oratoria por medio de ejercicios de declamación.
A partir del año 354 a.C. intervino en asuntos políticos y se hizo famoso por sus discursos. Entre los primeros destaca Para los megalopolitanos, que atrajo la atención de los atenienses sobre el peligro que representaba el poder de Esparta. Denunció la ambición de Filipo de Macedonia en las famosas Filípicas, discursos pronunciados durante un largo proceso en la asamblea ateniense. Es en las Filípicas donde se inicia la oratoria mayor de Demóstenes. Mientras en sus comienzos era aún perceptible la influencia de Isócrates, su estilo muestra ahora una mayor riqueza de variaciones frente a la regularidad del período isocrático.
La serie se inicia con la Primera Filípica , un enérgico llamamiento a los atenienses. Entre 349 y 348, cuando Atenas concertó una alianza con la Calcídica para luchar contra Filipo, pronunció las tres Olintíacas, en que urgía a los atenienses a ayudar a Olinto; ello no evitó, sin embargo, la destrucción de la ciudad aliada. Demóstenes, que formó parte de la embajada enviada para tratar la paz con Filipo, pronunció otro llamamiento contra las pretensiones del rey de Macedonia en la Segunda Filípica. Tres discursos del año 341 dan testimonio de su máxima actividad como orador: la Tercera y la Cuarta Filípica y Sobre la situación del Quersoneso, una de las obras maestras de su oratoria.
En el 340 a.C. dejó la oposición y pasó a ser jefe del partido dirigente. A lo largo de la década siguiente intentó ser coronado por sus méritos cívicos, pero Esquines se opuso a su propuesta y Demóstenes terminó siendo condenado al exilio. La hostilidad entre ambos oradores culminó en 330 en un gran proceso político. Demóstenes respondió triunfalmente con su discurso Por la corona. Esta demolición del adversario e inteligente apología de la propia actuación política está considerada la obra cumbre de su oratoria.
Tras la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), Atenas, Argos y Corinto se sublevaron contra la hegemonía macedonia. Demóstenes regresó a su patria y fue acogido triunfalmente, pero la derrota naval en Amorgos y la terrestre de Cranón dieron al traste con los sueños de los sublevados. Demóstenes tuvo que huir a la isla de Calauria, donde se suicidó por envenenamiento para no caer en manos de los agentes de Antípatro.
Aunque Demóstenes fue ante todo un hombre de acción, que luchó para que Atenas recobrase la hegemonía y contuviera el avance de Filipo, la posteridad lo ha ensalzado siempre como brillante orador. La fuerza de sus discursos (de los que se conservan unos setenta) y la precisión de sus argumentos, con pocas figuras retóricas, le otorgan una originalidad excepcional. Como otros maestros de la prosa, Demóstenes pone especial cuidado en la estructura rítmica al final del período; ya en los comentarios de la Antigüedad se destacaba que la eficacia de su oratoria reside, en gran parte, en el ritmo.
Con la mayoría de edad empleó su capacidad para intentar recuperar la herencia paternal que a la muerte de su padre le habían arrebatado sus tutores once años antes pero fracasó y tuvo que ganarse la vida como logógrafo, profesión que le nutría tanto económica como intelectualmente. De esta forma llegó a participar activamente en la vida política de Atenas exponiendo en la Asamblea sus propios discursos, los cuales se aprendía de memoria para no cometer ningún fallo a expensas de la improvisación.
La carrera política de Demóstenes comienza con la Guerra Focidia (355 a. C.) seguida de su incursión al año siguiente en la política exterior pronunciando en la Asamblea un discurso, Sobre las sinmorías, acerca de las asociaciones de ciudadanos contribuyentes. Pero el ámbito en el que más destacó el orador fue en su patriótica oposición al creciente poder político macedonio, que se hizo realidad en el 350 a. C coronado por el rey Filipo, futuro padre de Alejandro Magno. Aún así, el esfuerzo de Demóstenes mereció el reconocimiento de sus contemporáneos griegos y hasta del rey de Persia. A causa de dicho conflicto expansionista redactó Demóstenes las cuatro Filípicas.
Se trató de una personalidad que defendía cruenta y verbalmente la democracia pero que estuvo a su vez controlada por la opinión de la mayoría.
La carrera política de Demóstenes comienza con la Guerra Focidia (355 a. C.) seguida de su incursión al año siguiente en la política exterior pronunciando en la Asamblea un discurso, Sobre las sinmorías, acerca de las asociaciones de ciudadanos contribuyentes. Pero el ámbito en el que más destacó el orador fue en su patriótica oposición al creciente poder político macedonio, que se hizo realidad en el 350 a. C coronado por el rey Filipo, futuro padre de Alejandro Magno. Aún así, el esfuerzo de Demóstenes mereció el reconocimiento de sus contemporáneos griegos y hasta del rey de Persia. A causa de dicho conflicto expansionista redactó Demóstenes las cuatro Filípicas.
Se trató de una personalidad que defendía cruenta y verbalmente la democracia pero que estuvo a su vez controlada por la opinión de la mayoría.
Las Filípicas son los discursos que elaboró Demóstenes en contra de la política expansionista de Filipo, el Rey de Macedonia, sobre la actual Grecia. El orador desarrolló cuatro Filípicas en las que expone su plan para derrotar al monarca frente a los atenienses en sus correspondientes asambleas.
En el primer discurso contra Filipo, Demóstenes trata de levantar el ánimo a los atenienses para que no se dieran por vencidos y propone la formación de dos ejércitos: uno formado por ciudadanos con el objeto de defender en situaciones puntuales y otro compuesto además por mercenarios combatientes que se situarían en torno a Macedonia para hacer la guerra constantemente, dificultando la concentración del monarca hacia sus conquistas.
También sugiere que deberían tenerse en cuenta la favorable posición geográfica de la que gozan para luchar y las estaciones del año, que permiten o no la navegación y la penetración en determinadas regiones.
Critica duramente la falta de vergüenza que tienen los atenienses por haber permitido en sus propias tierras tal avance de Filipo, el cual no parece hallar límite en su ocupación territorial. Demóstenes les presenta un plan de recaudación de dinero que los mismos atenienses habrían de administrar sabiamente y les lee una carta escrita por Filipo para los eubeos, la cual reprocha concienzudamente. Finalmente, espera que sus consejos sean útiles para el pueblo.
En la segunda filípica, el orador insiste en que no confíen la paz ficticia que aparentemente ofrece Filipo, que lo distingan como el enemigo que es, porque en caso contrario acabaría conquistándoles tal y como había hecho con muchas otras zonas a través de sus calumnias aprovechando las rivalidades entre ciudades para ganárselas fingiendo que satisfaría los intereses de cada una. Afirma que la desconfianza es el aliado principal de los atenienses que todavía aguantan y sobre los que sabe Filipo que no será fácil influir.
En la tercera filípica, Demóstenes exige el ataque hacia Filipo, pues se estaba convirtiendo en un peligro para todos los griegos. Recrimina a los atenienses por no haber movido un dedo para evitar la catástrofe. Una pregunta muy ilustrativa es: ¿al que instala esta máquina de guerra contra la ciudad debo yo decir que está en paz con vosotros? , y una afirmación bastante acertada decía: no somos capaces de hacer nada ni de lo conveniente ni de lo necesario ni de aliarnos ni de constituir una comunidad de ayuda mutua y amistad.
En la cuarta filípica, el objetivo consiste en establecer un equilibrio entre ricos y pobres, de forma que haya concordia entre un escalón y otro, y en buscar un acuerdo con los persas. Declara que sus oyentes solo quieren, tras los debates, que se les diga lo que hay que hacer, mientras que Filipo va rompiendo la paz por completo. Les recrimina que nunca han preparado un verdadero plan de acción. Afirma que nunca habían necesitado más dinero y que para ello había que compartir los beneficios. Culmina diciendo que si la actitud ateniense no cambia, ellos mismos serán los culpables de su perdición.
REFLEXIÓN TEÓRICA Y RELACIÓN DE LA OBRA CON LA ACTUALIDAD
Se trata de una trama muy interesante desde el punto de vista tanto filosófico como social, incluso político y económico. La identificación con hechos históricos reales permite la proximidad de los lectores a los discursos, permitiéndoles ambientarse en el conflicto y sentirse identificados con las soluciones que da Demóstenes por el bien de su pueblo, ya que consisten en la unidad y la colaboración conjunta, requisito fundamental hoy en día para alcanzar el éxito en una gran cantidad de empresas y trabajos.
Hay un párrafo digno de subrayar en el que el orador habla de la libertad por la que los griegos tenían tan enorme predisposición a morir, mientras que ahora se dirigen a la esclavitud. El poder de los griegos era conocido y temido por todos; castigaban de tal forma a los culpables de algún delito que su autoridad quedaba grabada y respetada por todos. Ahora, el arte de la guerra se había corrompido .
Este cambio hace pensar en el régimen judicial que se ha llevado a cabo a lo largo de la historia en nuestro país. Mientras que en los Estados Unidos permanecen activas la pena de muerte y la cadena perpetua, España se ha suavizado muy considerablemente en su forma de implantar las condenas, tanto que en muchas ocasiones resulta injusto para las víctimas. Temporada insuficiente en la cárcel, absoluciones incomprensibles, menos años de condena por “buen comportamiento” y demás factores influyen en la irritación social.
Más adelante, surge otro párrafo impresionante en el que Demóstenes habla de que los atenienses han dejado pasar la vida tranquilamente sin forjar un ejército de guerra, tal y como sus antepasados habían hecho y les habían inculcado siempre, de forma que otro individuo ha conseguido conquistar las ciudades sin mayor dificultad . Tal mentalidad es perfectamente asociable a la idea de superación intelectual y laboral que tanto se fomenta en nuestros días para triunfar en el mundo profesional.
Respecto a la política, Demóstenes recuerda que anteriormente el poder estaba dividido exclusivamente entre lacedemonios y griegos, favorecidos por sus correspondientes seguidores , lo que se puede relacionar con el fuerte bipartidismo que se ha sucedido en España, y que en realidad se sigue sucediendo aunque con la existencia de otros partidos políticos menores.
Finalmente y en cuanto a la economía, como hemos dicho en el resumen en la cuarta filípica, era necesario compartir los bienes entre ricos y pobres, precedente del reflejo del capitalismo que ahora impera en España, y en especial la crisis en la cual nos hallamos y que está dejando a miles de personas en el paro que deben ser ayudadas por las empresas que todavía pueden invertir y por los gobiernos para levantar este caos laboral.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/demostenes.htm
https://pericav.wordpress.com/2010/02/02/las-filipicas-de-demostenes/
https://www.researchgate.net/publication/323459104_Oratoria_y_relaciones_publicas_las_Filipicas_y_las_Olinticas_de_Demostenes_como_una_de_las_primeras_campanas_de_comunicacion_institucional_Oratory_and_public_relations_Demostenes's_Philippics_and_Olyn
https://www.academia.edu/34791362/Filipicas_Dem%C3%B3stenes
http://www.enciclonet.com/articulo/demostenes1/
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