La historia de Lucrecia Borgia, es muy
complicada de relatar, puesto que en ella se dan intereses muy
contrapuestos. Por un lado, la Iglesia intenta defender su propia
historia, ya que Lucrecia era hija del Papa, Alejandro VI y su abuelo
había sido también Papa, Calixto III y su sobrino era San Francisco de
Borja (gran personaje del mundo jesuítico) que fue 4º duque de Gandía.
La Iglesia está muy interesada en impedir que todos estos personajes de
la historia pasen lo menos cuestionados posible.
Por el otro lado, grandes autores literarios como Víctor Hugo o
Alejandro Dumas, escriben sobre Lucrecia, en la que glosan la figura
malvada de Lucrecia y mucho de lo que relatan son carentes de rigor
histórico, recogiendo las leyendas que van unidas a ella.
Para entender la historia de Lucrecia Borgia, debemos enmarcarla a
finales del siglo XV en Italia. El país estaba dividido en la parte
norte con decenas de ducados, que eran gobernados por antiguas familias
nobles, los D’Este, los Sforza, los Gonzaga, los Delle Rovere..., al
norte estaba la poderosa Francia y al sur la Corona de Aragón que
dominaba Sicilia y Nápoles. En el centro del país estaban los Estados
Vaticanos.
Esos momentos históricos vivían una época de cambio. Los Reyes
intentaban acabar con el poder de la nobleza y se iniciaba un plan de
centralización del poder en toda Europa, siendo los reyes los únicos
detentadores del mismo. Así, nos encontramos con reyes tan poderosos
como Luis XI en Francia, Enrique VII en Inglaterra y los Reyes Católicos
en Castilla y Aragón.
El Renacimiento es un tiempo de grandes luchas por el poder, ya no
sólo por motivos religiosos, sino políticos y territoriales. Las grandes
familias asesinaban, corrompían y compraban cargos como forma de
asegurar y aumentar su poder.
La historia de los Borgia empieza con Alonso Borgia, que fue obispo
de Valencia y llegó a ser Papa con el nombre de Calixto III. Nombra a
Rodrigo Borgia cardenal y vicecanciller del Papa. Calixto III hizo
frente a la invasión turca y a su expansión por Europa. Fue este Papa
quien rehabilitó la memoria de Juana de Arco. Acusado de nepotismo, al
conceder muchos cargos y privilegios a muchos miembros de su familia, en
especial a Rodrigo Borgia.
Acaba siendo nombrado Papa con el nombre de Alejandro VI (1431-1503).
El nombre de Alejandro lo elige en honor de Alejandro Magno. Entre sus
principales logros está la reconciliación de Enrique IV de Castilla con
Isabel la Católica. Promulga la bula fijando la línea alejandrina, que
determina la división entre Castilla y Portugal en la conquista de
América y se fija mediante el Tratado de Tordesillas del año 1494.
Alejandro VI era amante del dinero y del poder. El negocio principal
de Roma y en consecuencia del Papado era la prostitución. Se traían
niñas menores de toda Europa. Esto está en el origen de que tanto Papas,
reyes y nobleza padecieran con frecuencia la sífilis, enfermedad sexual
normal en las oligárquicas clases gobernantes.
Lucrecia nace en Subiaco (Ferrara), que era una pequeña localidad
cercana a Roma, el 18 de abril de 1480, siendo su padre Rodrigo Borgia,
que era en aquel momento cardenal y de su amante Vanozza Cattanei, que
era condesa de Casa de Candia y estaba casada con Giorgo Cancruce (era
ya su segundo matrimonio). Fruto de esta relación tuvieron cuatro hijos,
tres varones, Juan, César y Joffré y una mujer, Lucrecia.
Vanozza Cattenei tuvo cuatro maridos, todos apoyados por Rodrigo
Borgía, para así poder ocultar su relación amorosa con ella, y esta
unión duró más de diez años. Era una hermosa mujer y muy inteligente,
con la que compartía Rodrigo sus pensamientos más íntimos, sobre todo
tipo de cuestiones. Ella sabía que algún día sus hijos como herederos
del cardenal gozarían de una gran posición y de poder.
Después de Vanozza Catinnei, Alejandro VI mantuvo otra larga relación
con Julia Farnesio, cuando esta tenía solo quince años y él cuarenta
años más que ella. Era hermana de quien posteriormente sería Papa, Paulo
III. Con ella también tuvo cuatro hijos.
Rodrigo Borgia instaló a sus hijos en el palacio Orsini, frente a su
residencia en el Vaticano, donde su prima Adriana Orsini, que se había
quedado viuda, se encargaría de cuidarles. Los tres hijos fueron
instruidos por los mejores tutores romanos. Estudiaron humanidades,
matemáticas, astronomía, astrología e historia. Así mismo destaca el
aprendizaje de idiomas, el castellano, francés, inglés y el latín.
Enseguida destacó César por su inteligencia y su competitividad.
Era costumbre de la época, que las jóvenes fueran destinadas a los
conventos para servir a Dios. Lucrecia no fue enviada al convento, pues
Rodrigo siguió dos consejos, por un lado el de Adriana, que veía en ella
un gran talento y, por otra siguió los consejos de los astrólogos que
el día de su nacimiento vaticinaron un futuro memorable.
Además de recibir la misma educación que sus hermanos, aprendería a
tocar el laúd, la técnica del dibujo, el baile y el bordado, destacando
por sus hilados de oro y plata. Además recibió estudios en poética.
Desde muy joven, Lucrecia fue utilizada por su padre Rodrigo como
medio para la consecución de alianzas políticas a través de la
concertación de matrimonios. Está práctica era habitual en la época.
Cuando ella tenía diez años fue prometida con Joan Centelles, valenciano
emparentado con los condes de Oliva. Sin embargo este compromiso se
rompió un año después. A finales de 1491, se le vuelve a comprometer con
Gaspar de Próixido, conde de Almenara, compromiso que se vuelve a
romper rápidamente nada más ser nombrado Papa.
Fue el 11 de agosto de 1492, cuando Rodrigo Borgia es nombrado Papa,
con el nombre de Alejandro VI, tras un Sínodo tumultuoso en el que las
amenazas, chantajes y la compra de votos fue práctica habitual. En esta
elección se enfrentaron los cardenales Rodrigo Borgia, Ascanio Sforza y
Giuliano della Rovere.
El uso matrimonial de Lucrecia desde el poder de su padre, marcó toda
su vida y así como su sumisión a los designios familiares. Con el
nombramiento como Papa de Rodrigo se buscan las alianzas políticas para
afianzarle en el poder papal y a partir de entonces se plantean
personajes de alta alcurnia.
Se pensó en casarle con Giovnni Sforza, que era señor de Pésaro y
sobrino del duque de Milán. Ludovico “el moro”. El objetivo de este
matrimonio era conseguir que el potente ducado de Milán apoyara al Papa,
pues amenazaba con unirse a la Francia del rey Carlos VIII. Si se
producía esta alianza política dejaría a los franceses las puertas
abiertas a la conquista de los Estados Vaticanos.
Giovanni Sforza tenía entonces 26 años y acaba de quedarse viudo de
su primer matrimonio, del que había tenido tres hijos. Lucrecia tenía 13
años y la ceremonia se celebró en 1493 con gran suntuosidad. Se realizó
un desfile nupcial que congregó a miles de personas que admiraron el
lujo excesivo que acompañaba al cortejo y las grandes joyas que lucía
Lucrecia. Este matrimonio duró entre 1493-1497, viviendo a temporadas en
Pésaro y Roma. Se rompe el matrimonio cuando Milán en el año 1497 se
alía con Francia y entonces esta unión ya no tenía ningún sentido, en
consecuencia debía procederse a su separación matrimonial.
Ante el peligro para su vida que representaba seguir viviendo en
Roma, Giovanni Sforza se refugia en Milán. Lo primero, que se intenta es
conseguir un divorcio de mutuo acuerdo, para ello Rodrigo utiliza a su
hijo César que ya era cardenal para que negocie con el cardenal Ascanio
Sforza, que era tío de Giovanni el acuerdo del divorcio. Pero esta
proposición no es aceptada por Giovanni. Ante esta negativa debe de
buscarse un argumento poderoso para lograr la anulación y plantean que
el matrimonio no se ha consumado, aduciendo que Giovanni Sforza era
homosexual, cuando ya era padre de tres hijos. Le proponen que se
acuesten los dos en presencia de testigos de las dos familias, a lo cual
no accede.
Giovanni Sforza contrataca acusando a Alejandro VI y al cardenal
César Borgia, que era padre y hermano respectivamente, de mantener
relaciones incestuosas con Lucrecia. Alejandro VI ofrece la separación
matrimonial por falta de consumación, teniendo que firmar un documento
pontificio, que da por finalizada esta unión por “impotentia coendi”.
El celebre poeta de esa época Jacobo Sanázaro escribió este epitafio:
“Hic jacet in túmulo Lucretia nomine, sed raro
Thais; Alejandri filio, sponsa,nurus”.
Thais; Alejandri filio, sponsa,nurus”.
Es decir, Lucecia fue hija, esposa y nuera del Papa Alejandro. Lo que
hace es recoger el rumor de la época, que decía ser la concubina de su
padre y de sus hermanos Luis y César.
Durante el proceso de anulación matrimonial, Lucrecia se retira al
convento romano de San Sixto, cuando tenía 17 años. A pesar de este
retiro, queda embarazada ¿De quién? No se sabe con seguridad, puede ser
de su padre Alejandro VI, de su hermano César, o de un tal Perotto. Es
este hecho, el que alienta la leyendo negra sobre Lucrecia. Para evitar
el escándalo, ella se somete aun examen de la Iglesia, que dictaminaría
que era virgen, lo que ocasionó un mayor escándalo.
El hijo que tuvo se llamó Juan de Borgia, duque de Nepi, conocido
también como el Infante Romano. Alejandro VI emitió dos bulas. La
primera donde se reconocía la paternidad del niño a Cesar Borgia pero de
madre desconocida. César otorgó al niño el ducado de Camerino. La
segunda bula estuvo ocultada durante muchos años . Y otorgaba la paternidad al propio Papa.
También se habla como posible padre del niño de Pedro Calderón, joven
aragonés conocido también como Perotto, que era el mensajero entre
Alejandro VI y Lucrecia mientras estuvo en el convento. Perotto apareció
asesinado en las aguas del río Tiber y fue acusado César de dicho
asesinato.
Alejandro VI una vez consumada la ruptura del primer matrimonio de
Lucrecia, enseguida buscó un segundo matrimonio, como medio de lograr
alianzas políticas y militares que afianzaran su poder papal. El elegido
es Alfonso de Aragón, duque de Bisceglie, que era hijo bastardo del rey
Alfonso II de Nápoles “el bizco” y su madre era Trussia
Oazullo. Era también primo hermano de Fernando II de Aragón. Con esa
alianza del Vaticano con Aragón se consolidaba el poder en el sur de
Italia. Joffré, hermano de Lucrecia, hacía cuatro años que estaba ya
casado con Sancha de Aragón, que también era hija bastarda y era hermana
mayor de Alfonso.
Lucrecia y Alfonso se enamoraron mutuamente. Pero la situación
política era muy cambiante en la península Itálica. Así se produce una
alianza entre los Borgia y el rey francés Luis XII. Este acuerdo es
conseguido por César Borgia. Gracias a esta alianza, el rey Luis XII
concedió a César el título de duque de Valentinois, que le reportaría el
nombre popular de “il valentino”. Incluso estuvo a punto casarse con Carlota de Albret.
Esta alianza supone la ruptura del Vaticano con Aragón. En
consecuencia debe acabarse con el matrimonio de Lucrecia y Alfonso. En
julio del año 1500, Alfonso es agredido por unos desconocidos (eran
hombres al servicio de César) cuando paseaba por los jardines vaticanos.
Fue socorrido, quedando en estado muy grave, siendo trasladado a las
habitaciones de Lucrecia, que junto a la hermana de Alfonso, Sancha
cuidaron de él. Alfonso ordenó a sus hombres que mataran a César al que
acusaba de su intento de asesinato. César fue atacado con ballestas
cuando paseaba por los jardines.
Nuevamente aparece la leyenda negra, donde se dibuja un triangulo
amoroso César-Lucrecia-Alfonso, siendo descrito este crimen como
pasional, cuando realmente era una cuestión política. En esa época César
ya estaba afectado por enfermedades sexuales, en concreto la sífilis
(enfermedad habitual en la época). Ésta dejó marcas visibles en la cara y
cuerpo, lo que hizo que apareciera ya siempre con máscara y vistiera de
negro.
Tras el final del segundo matrimonio, Lucrecia se dedicó a la
administración de la Iglesia y del Vaticano, puesto que Alejandro VI se
encontraba en un largo viaje. Este nuevo papel de Lucrecia fue duramente
criticado por muchos sectores de la Iglesia. En primer lugar, por ser
mujer y además joven. En segundo lugar, se le achacaba falta de
experiencia para llevar asuntos tan importantes. En este tiempo siempre
estuvo asesorada por el cardenal aragonés Jorge Costa.
Tras su segunda separación, rápidamente se le buscó un nuevo
matrimonio, esta vez la elección fue de su hermano César, siendo el
elegido Alfonso D’Este, que era hijo mayor de Ercole D’Este, duque de
Ferrara, que tenía 24 años.
Lucrecia tenía entonces veintidós años y se casa el dos de febrero de
1502 por poderes en el Vaticano. Esta boda se celebró con gran pompa,
hubo hasta una fiesta taurina. Cuando terminó este espectáculo se
celebró una fiesta intima donde participaron unas cincuenta hetairas,
que fueron obligadas a bailar desnudas junto a los criados. En estas
fiestas participaba muy activamente Lucrecia. Estuvo invitado en la boda
Gonzalo Fernández de Castro, conocido como el Gran Capitán del ejército
español, quien se encontraba en campaña militar en Italia y parece ser
que fue uno de sus amantes.
Poco tiempo después partió hacia Ferrara para ya estar de forma
continuada con su nuevo marido. Desde ese momento, ya nunca más volvería
a ver a su padre Alejandro VI y a su hermano César.
Lucrecia halló la tranquilidad en la corte de Ferrara, donde protege a
muchos artistas del Renacimiento, haciendo de esta Corte un lugar de
gran cultura consiguiendo que sea una de las más refinadas de la época.
Se la conoce con el cariñoso apelativo de “buonna duchesa”.
Alentó todo tipo de representaciones teatrales y espectáculos de danza.
Entre los poetas que protegió, además de Pietro Bembo, destaca Ariosto,
que publicó el conocido “Orlando furioso” y entre los pintores destaca
Tiziano del que fue musa.
De este tercer matrimonio tuvo ocho hijos, de los cuales dos
fallecieron en el mismo parto, así tuvo a Ercole II, Hipólito II,
Alejandro, Leonor, Francisco e Isabella María siendo en el nacimiento de
ésta última, cuando Lucrecia contrajo las fiebres que le provocaría la
muerte el 24 de junio de 1519 cuando tenía 39 años.
Gobierna las posesiones de su marido durante los periodos de ausencia
de éste. No se priva de la ostentación como forma de poder. Celebra
grandes recepciones donde luce su mejor vestuario y sus excepcionales
joyas. Sin embargo, Lucrecia es querida y admirada por sus dotes
políticas y su caridad cristiana.
En su primer embarazo de Alfonso D’Este, el niño nació muerto, lo que
provocó una fuerte depresión y siguiendo los consejos de su marido se
retiró a Regia para reponerse. Es ahí donde conoce a Francisco de
Gonzaga, duque de Mantúa, que era al mismo tiempo su cuñado, con el que
entabla una profunda amistad, acabando en una profunda relación amorosa.
Cuando Lucrecia vuelve a Ferrara sigue la relación por medio de cartas
siempre en clave.
También conoce a Pietro Bembo en una villa en las afueras de Ferrara
por medio de Hércules Strozzi que era también un conocido poeta. Strozzi
murió a manos de Alfonso por considerar que le ultrajaba como marido.
Pietro Bembo era el embajador de Venecia en Roma, siendo un
reconocido poeta que tenía una gran cultura y sensibilidad. Era diez
años mayor que Lucrecia. Mientras que su marido era rudo, Bembo era todo
lo contrario. La atracción entre ambos era más espiritual y platónica
que practica. Esta relación se mantenía a través de cartas con claves
secretas, como anteriormente había sucedido con Gonzalo.
Bembo escribió unos diálogos de amor “Asolan” que se los dedicó a
Lucrecia. Era considerado un gran humanista. Con la llegada al Papado de
León X, entra a formar parte de la diplomacia vaticana y llega a ser
secretario del Papa, siendo nombrado cardenal.
Lucrecia no fue mejor ni peor que cualquiera otra noble de la época.
La podríamos definir como una mujer libertina, pero ni más ni menos que
otras nobles como ella. Sin embargo, es muy llamativa su sumisión con
respecto a su padre Alejandro VI y su hermano César, que es quizás lo
más llamativo de esta historia. Sobre su leyenda negra sobre el incesto,
históricamente es difícil decir si es verdad o no es, pues datos reales
y demostrables no existen. En historia los cotilleos no sirven....
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/lucrecia-borgia-libertina-o-sumisa/20121115193409084122.html
http://nuevotestamentojohnpmeier.blogspot.com/2015/12/lucrecia-borgia.html
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