Liberó a los campesinos de su grave endeudamiento y eliminó la servidumbre por deudas; limitó la extensión máxima de las propiedades; creó un sistema monetario propio de Atenas; limitó el poder de la nobleza sustituyéndolo por una hegemonía de los propietarios; clasificó a los ciudadanos en cuatro clases según su riqueza; y reestructuró las instituciones políticas estableciendo un equilibrio entre laEcclesia (asamblea popular), la Bulé (órgano deliberante reservado a las tres clases superiores) y nueve arcontes (titulares del poder ejecutivo, reclutados entre las dos clases superiores).
El nuevo orden favoreció el crecimiento económico y potenció la relación directa del ciudadano con el Estado; pero no consiguió acabar con los desórdenes sociales, que volvieron a estallar en 590-89 a. C. y provocaron las luchas políticas que condujeron al triunfo de Pisístrato.
No obstante, Solón fue honrado en la Antigüedad como uno de los siete sabios de Grecia, atribuyéndosele incluso más reformas de las que realizó. Es cierto que codificó el Derecho ateniense, conservando el sistema penal de Dracón, legislando sobre muchas otras materias y creando un tribunal al que todos podían apelar (la Heilea). Al establecer la igualdad de los ciudadanos ante la Ley hizo posible el posterior desarrollo de la democracia ateniense.
Solón ha llegado a ser conocido y reconocido como estadista y como teórico de la política. A diferencia de otros poetas griegos, sus ideas y opiniones sobre política y sociedad se fundamentan en principios morales y jurídicos. Sus análisis y sus soluciones partían de una valoración racional de la situación. Trató de solucionar los problemas que aquejaban al ser humano, al ciudadano, a las instituciones y a toda la comunidad de su tiempo. Intentó enmendar los problemas desde su mismo origen, con soluciones radicales que al mismo tiempo perduraran en el tiempo y no fueran efímeras.
Fue ante todo un político que supo extraer de su actividad y de la observación de la evolución política las ideas que sirvieron para encauzar muchos de los problemas que tuvo que solucionar y, también, para mejorar las deficiencias que puso de relieve en su obra literaria, mediante una combinación acertada de la reflexión política, el establecimiento de normas y una intensa actividad práctica asumiendo cargos políticos. Un rasgo que caracteriza a Solón es su capacidad para establecer objetivos políticos y poner en juego los medios más adecuados y eficientes para alcanzarlos. Por tanto, no sólo es un teórico de la política surgida de un riguroso análisis racional, es también un político muy competente, que afrontó los problemas tratando de solucionarlos. Por estas razones Solón formó parte de los “Siete Sabios”, llamados así por ser considerados los modelos permanentes de la sabiduría griega manifestada en diversas ramas del saber teórico y práctico.
En sus versos se manifiesta una mirada y una reflexión sobre el mundo con sus claroscuros y con todos sus matices. Sus textos nos muestran el comienzo de una reflexión y unas ideas políticas enérgicas, claras y bien organizadas. Sus palabras, más allá del contenido retórico que se les pueda asignar, marcan el nacimiento de un pensamiento profundo sobre la pólis como una comunidad política justa, sometida al imperio del derecho y ordenada por las leyes ciudadanas.
Solón, como arconte de Atenas y, por tanto, responsable de la política ateniense , es una de las figuras más relevantes en la Historia de Grecia. Los clásicos griegos, los romanos y los padres fundadores de los Estados Unidos de América lo han considerado como un gran pensador y un excelente político. Platón lo entronizó entre los Siete Sabios de Grecia; Aristóteles pensó que él era entre todos los legisladores el más serio; Demóstenes lo describió como defensor de las ideas políticas genuinamente griegas contra todos sus oponentes; Cicerón lo consideró como una fuente del Derecho Romano; Plutarco lo tuvo como un modelo e icono moral; James Madison lo admiró como un legislador inmortal y Woodrow Wilson dijo que él había otorgado a Atenas una constitución fija, no sometida al cambio según el capricho de los políticos, en suma, una constitución definitiva.
Su figura como legislador emerge por encima de sus poemas. Existen numerosos estudios que analizan sus reformas sociales, las instituciones políticas que fundó y puso en funcionamiento, las medidas económicas y las leyes que estableció. En otros muchos trabajos, se estudia su obra desde un punto de vista político que muestra su anacronismo con el mundo griego arcaico. Es digno continuador de la línea evolutiva iniciada por la épica de Homero y la nueva teología escrita por Hesíodo.
Todos estos intentos de estudiar a Solón y sus ideas han agrandado su figura y su pensamiento y lo han situado en el lugar exacto que su figura e importancia real merecen tanto en la Historia de Grecia como en la historia de las ideas políticas universales.
Su figura como legislador emerge por encima de sus poemas. Existen numerosos estudios que analizan sus reformas sociales, las instituciones políticas que fundó y puso en funcionamiento, las medidas económicas y las leyes que estableció. En otros muchos trabajos, se estudia su obra desde un punto de vista político que muestra su anacronismo con el mundo griego arcaico. Es digno continuador de la línea evolutiva iniciada por la épica de Homero y la nueva teología escrita por Hesíodo.
Todos estos intentos de estudiar a Solón y sus ideas han agrandado su figura y su pensamiento y lo han situado en el lugar exacto que su figura e importancia real merecen tanto en la Historia de Grecia como en la historia de las ideas políticas universales.
En sus escritos hay datos biográficos y se reseñan muchos de los hechos históricos que vivió y a los que tuvo que enfrentarse durante su carrera política. Sus poemas nos muestran unas veces una foto fija de Atenas y otras una secuencia temporal de acontecimientos. Parece que Solón los escribió para opinar sobre la política y, a veces, para incitar a la agitación que exigían las necesarias reformas políticas. La fuerza y la calidad de los versos de Solón fueron estimadas ya en el mundo antiguo. Platón en el Timeo concede más importancia a Solón, en algunos asuntos concretos, que a Hesíodo o al mismo Homero. Su obra poética aparece como la principal fuente de su vida, de sus ideas y de sus aspiraciones políticas en obras tan importantes como la Política y la Constitución de Atenas de Aristóteles, y la biografía que le dedicó Plutarco.
Como miembro de una familia distinguida, tuvo la oportunidad de formarse para asumir los destinos que la política reservaba a las personas de su clase. Su participación política no se justifica sólo por su pertenencia a un clan familiar eminente que le imponía aceptar esas responsabilidades, sino que es fruto de la adecuada formación que adquirió, sus convicciones personales y, finalmente, de su vocación para ocuparse de los asuntos públicos buscando el bien común y por encima del personal.
Los pocos textos fragmentarios que nos han llegado muestran que su poesía sirvió para conseguir los fines prácticos que se proponía. La composición poética cumplía la función de un discurso público cuya misión era estimular a los oyentes, tratando de incitar a los ciudadanos a contribuir con su peculio a los gastos de las diferentes contiendas a las que se tuvo que enfrentar Atenas. La capacidad de persuasión que mostró Solón, tanto en este extremo como en otros, fue considerada en la Antigüedad como la manifestación de un gran poder sobre los hombres, circunstancia que exaltó su figura como político, estadista, poeta y sabio. Sabía cómo hablar a las personas para que actuaran movidas por sus palabras y sus ideas, comprometidas con un proyecto político.
Como miembro de una familia distinguida, tuvo la oportunidad de formarse para asumir los destinos que la política reservaba a las personas de su clase. Su participación política no se justifica sólo por su pertenencia a un clan familiar eminente que le imponía aceptar esas responsabilidades, sino que es fruto de la adecuada formación que adquirió, sus convicciones personales y, finalmente, de su vocación para ocuparse de los asuntos públicos buscando el bien común y por encima del personal.
Los pocos textos fragmentarios que nos han llegado muestran que su poesía sirvió para conseguir los fines prácticos que se proponía. La composición poética cumplía la función de un discurso público cuya misión era estimular a los oyentes, tratando de incitar a los ciudadanos a contribuir con su peculio a los gastos de las diferentes contiendas a las que se tuvo que enfrentar Atenas. La capacidad de persuasión que mostró Solón, tanto en este extremo como en otros, fue considerada en la Antigüedad como la manifestación de un gran poder sobre los hombres, circunstancia que exaltó su figura como político, estadista, poeta y sabio. Sabía cómo hablar a las personas para que actuaran movidas por sus palabras y sus ideas, comprometidas con un proyecto político.
A comienzos siglo VI a.C., la polarización entre ricos y pobres en el Ática degeneró en una auténtica guerra civil. Por un lado, estaban los ricos que poseían las tierras y el dinero. Por otro, los pequeños agricultores, arrendatarios y artesanos, que necesitaban urgentemente el alivio de la deuda y una redistribución de las tierras de labranza. Para intentar poner fin a estas tensiones se decidió establecer la figura del tirano como cabeza de la ciudad. Y pensaron que Solón, podría ser la persona adecuada para ocupar el cargo y solucionar sus problemas.
Pese a sus cartas de presentación, Solón se negó a convertirse en un tirano, porque no deseaba ejercer un poder absoluto y sin límites. En su lugar, se estableció por un tiempo limitado la figura del arconte, un magistrado al que se le confiaba el gobierno, y como contrapeso se nombró a un árbitro con plenos poderes. Entre ambos deberían lograr la reconciliación de las partes enfrentadas y alcanzar un equilibrio de intereses en la desesperada disputa política interna, y así evitar otros grandes males que amenazaban la supervivencia de Ática y la vida social y política de los atenienses.
Solón aceptó ser arconte y desde esta posición preeminente inició un cambio político y unas reformas que salvaron a todo el Ática de su crisis política, social y económica. Reformó la dependencia de los pobres respecto a los ricos, estableció un nuevo orden político y publicó un texto legislativo en el que se recogían nuevos derechos sociales, políticos e individuales con la finalidad de mejorar el desarrollo de la vida diaria en la ciudad y propiciar la participación ciudadana en las tareas de gobierno. Las leyes se escribieron y se publicaron con el deseo de que tuvieran una vigencia de cien años, y se encargó al Consejo su custodia.
Pese a sus cartas de presentación, Solón se negó a convertirse en un tirano, porque no deseaba ejercer un poder absoluto y sin límites. En su lugar, se estableció por un tiempo limitado la figura del arconte, un magistrado al que se le confiaba el gobierno, y como contrapeso se nombró a un árbitro con plenos poderes. Entre ambos deberían lograr la reconciliación de las partes enfrentadas y alcanzar un equilibrio de intereses en la desesperada disputa política interna, y así evitar otros grandes males que amenazaban la supervivencia de Ática y la vida social y política de los atenienses.
Solón aceptó ser arconte y desde esta posición preeminente inició un cambio político y unas reformas que salvaron a todo el Ática de su crisis política, social y económica. Reformó la dependencia de los pobres respecto a los ricos, estableció un nuevo orden político y publicó un texto legislativo en el que se recogían nuevos derechos sociales, políticos e individuales con la finalidad de mejorar el desarrollo de la vida diaria en la ciudad y propiciar la participación ciudadana en las tareas de gobierno. Las leyes se escribieron y se publicaron con el deseo de que tuvieran una vigencia de cien años, y se encargó al Consejo su custodia.
La vida de Solón muestra que el individualismo no tiene cabida en la comunidad política. Por esta razón, él trató de mostrar que tanto las leyes como las normas que ordenan el comportamiento social, como la justicia, son de todos y para todos. Para este pensador, la ciudad es más importante y anterior a los ciudadanos. Sus intereses tienen que coincidir y están siempre subordinados a los de la comunidad. Aquí es donde está uno de los grandes aportes de Solón: admitir la existencia de un bien social independiente y superior al bien de los individuos, por el que hay que luchar y que se debe preservar con las leyes más convenientes para la comunidad.
Esta actitud responde a una cuestión que tendrá gran importancia en todos los tiempos y que está presente en toda la historia del pensamiento. ¿Por qué y en qué medida los intereses individuales han de estar sometidos a las decisiones políticas de otras personas? La respuesta tiene que ver con la legitimidad para ocupar un cargo político y con la legalidad de las decisiones políticas. Es tanto como preguntarse sobre la competencia de un gobernante para gobernar, de un juez para dictar sentencias, de cualquier agente jurídico para interpretar la ley o de un ejecutivo para desarrollar un plan estratégico.
Solón es el primer pensador político (y político en activo) que trató de fundamentar la teoría y la vida política en principios éticos y jurídicos que sirvieran para mejorar la vida de los ciudadanos y conseguir el ideal de estabilidad y continuidad de los proyectos políticos. Vivió un momento político y social difícil en su país y en el mundo. Trató de analizar la situación social, descubrir sus fallos, valorarlos y proponer soluciones viables y realizables, pues en esto se basa fundamentalmente la acción de gobierno, que no es más que una forma de análisis de la experiencia social para proponer ideas, acciones y proyectos que sirvan para garantizar la estabilidad y el progreso de cualquier forma de asociación, desde un estado a una empresa. Trató de no pasar por la vida como uno más sino aportando a la sociedad alguna forma de mejorar su existencia. Asumió plenamente las exigencias de los cargos y aportó su capacidad para encontrar soluciones a los problemas ante los que otros habían fracasado.
Las reformas de Solón (de las que se desconocen el orden de las mismas y las fechas, si bien hubo de legislar tan solo durante el año de su mandato), que han llegado de modo fragmentario a nuestros días, abarcaron numerosos aspectos de la vida ciudadana tanto en lo penal como en lo civil, lo económico y lo político.
Esta actitud responde a una cuestión que tendrá gran importancia en todos los tiempos y que está presente en toda la historia del pensamiento. ¿Por qué y en qué medida los intereses individuales han de estar sometidos a las decisiones políticas de otras personas? La respuesta tiene que ver con la legitimidad para ocupar un cargo político y con la legalidad de las decisiones políticas. Es tanto como preguntarse sobre la competencia de un gobernante para gobernar, de un juez para dictar sentencias, de cualquier agente jurídico para interpretar la ley o de un ejecutivo para desarrollar un plan estratégico.
Solón es el primer pensador político (y político en activo) que trató de fundamentar la teoría y la vida política en principios éticos y jurídicos que sirvieran para mejorar la vida de los ciudadanos y conseguir el ideal de estabilidad y continuidad de los proyectos políticos. Vivió un momento político y social difícil en su país y en el mundo. Trató de analizar la situación social, descubrir sus fallos, valorarlos y proponer soluciones viables y realizables, pues en esto se basa fundamentalmente la acción de gobierno, que no es más que una forma de análisis de la experiencia social para proponer ideas, acciones y proyectos que sirvan para garantizar la estabilidad y el progreso de cualquier forma de asociación, desde un estado a una empresa. Trató de no pasar por la vida como uno más sino aportando a la sociedad alguna forma de mejorar su existencia. Asumió plenamente las exigencias de los cargos y aportó su capacidad para encontrar soluciones a los problemas ante los que otros habían fracasado.
Las reformas de Solón (de las que se desconocen el orden de las mismas y las fechas, si bien hubo de legislar tan solo durante el año de su mandato), que han llegado de modo fragmentario a nuestros días, abarcaron numerosos aspectos de la vida ciudadana tanto en lo penal como en lo civil, lo económico y lo político.
Solón encaminó sus reformas sociales a fin de evitar las diferencias que habían provocado antagonismos e incluso enfrentamientos entre los atenienses. Para ello se centró en cuatro aspectos: la abolición de las deudas; la división del pueblo en clases sociales (basándose en el principio de la timocracia); el derecho familiar y público y las medidas económicas.
La abolición de las deudas. En cuanto a todos los tipos de deudas que pudieran existir, motivadas por los créditos impagados, y tanto las públicas como las privadas, las declaró nulas. Disposición que se conoce con el nombre de seisáchtheia, esto es, sacudimiento de cargas. Con tal medida muchísimos campesinos áticos quedaron libres de las hipotecas que gravaban sus tierras, recuperaron sus posesiones o recobraron su libertad.
Igualmente abolió la condición de los hektémoroi (campesinos que recibían la sexta parte), además de ordenar la libertad para cuantos deudores hubiesen pasado a la condición de esclavos por motivos de sus impagos. También prohibió los préstamos que se hicieran en relación con la libertad individual de deudores y familiares, esto es, las personas no serían garantes de sus propios préstamos.
Para Aristóteles tales medidas fueron las más democráticas de toda la reforma soloniana.
Las clases sociales. Solón dividió a los atenienses en cuatro categorías sociales, basadas en la riqueza personal y tomando como referente la producción de las tierras, producción evaluada mediante pesos (medimno) y capacidades (metreto) de cereales y aceite o sus equivalentes en otros bienes (ganado, dinero), aunque estas equivalencias al parecer no se determinaron. Tal división timocrática tuvo como consecuencia que la fortuna y no el nacimiento determinarían la posición social y el cargo en la administración del Estado y en el ejército. Por lo tanto, los eupátridas no coparían, como hasta entonces, las más altas esferas estamentales.
Los ciudadanos fueron, pues, divididos en:
Pentacosiomedimnos: Ciudadanos que obtenían anualmente unos ingresos de 500 medimnos o más en cereales (20.140 kg de trigo o 16.775 kg de cebada) o su equivalente en otros bienes (aceite y vino).
Hippeis: Eran los que podían mantener un caballo. Sus campos o bienes producían 300 medimnos o más al año (12.084 kg de trigo o 10.065 kg de cebada).
Zeugitas: Pequeños labradores dueños de un par de bueyes que obtenían de sus tierras 200 medimnos o más anualmente (8.056 kg de trigo o 6.710 kg de cebada). Se podían pagar la armadura de los hoplitas.
Thetes: Jornaleros sin bienes raíces, cuyos ingresos eran inferiores anualmente a 200 medimnos.
Tan solo las dos primeras clases tenían plenitud de derechos, pudiendo elegir y ser elegidos en las magistraturas ciudadanas. Además los hippeis podían participar en la milicia, dado que con sus bienes podían costear sus gastos militares, entre ellos, el mantenimiento de un caballo. Los zeugitas pasaron a formar el cuerpo de infantería pesada (hoplitas), si bien debían costearse su armamento. La clase de los thetes formó la infantería ligera (gimnetes) y la marinería.
A partir de los datos que se pueden derivar de esta distribución social se han efectuado valoraciones de tipo demográfico, siempre aproximadas, dado su carácter totalmente hipotético (cómo se valoraba los ingresos, cuál era la rentabilidad de las tierras, investigación del Areópago sobre los propietarios, etc., etc.). De cualquier manera se ha pensado que el número total de propietarios de tierras en época de Solón sería de unos 1.700, de los cuales unos mil serían zeugitas. En cuanto al número de thetes se ha sostenido la cifra de unos doce mil, aparte de otros diez mil dedicados a menesteres varios.
A partir de los datos que se pueden derivar de esta distribución social se han efectuado valoraciones de tipo demográfico, siempre aproximadas, dado su carácter totalmente hipotético (cómo se valoraba los ingresos, cuál era la rentabilidad de las tierras, investigación del Areópago sobre los propietarios, etc., etc.). De cualquier manera se ha pensado que el número total de propietarios de tierras en época de Solón sería de unos 1.700, de los cuales unos mil serían zeugitas. En cuanto al número de thetes se ha sostenido la cifra de unos doce mil, aparte de otros diez mil dedicados a menesteres varios.
Entre otras medidas legislativas tendentes a mejorar la situación de los ciudadanos pueden citarse: la limitación de la patria potestad, la prohibición del matrimonio entre hermanos, el derecho de herencia y sucesión a los hijos naturales, la prohibición de la mendicidad y la venta de niños, la enseñanza de un oficio, la abolición del matrimonio obligatorio con el pariente más próximo a las herederas (epikleros) a fin de conservar con ello el patrimonio, el límite a los gastos suntuarios, sobre todo en los funerales, y la prohibición de fabricar y comerciar con perfumes.
Igualmente, se preocupó de legislar otros asuntos. Entre los delitos de Derecho privado, legisló sobre el homicidio, el asesinato, las lesiones corporales, las injurias verbales, los delitos contra la propiedad y la moral (prostitución, homosexualidad). En derecho público entendió también sobre los delitos de alta traición contra la comunidad y contra quienes no tomasen partido por uno de los bandos durante las posibles contiendas civiles. Los derechos de vecindad también fueron regulados (servidumbres de paso, por ejemplo). Finalmente, legisló sobre derecho constitucional, dando normas sobre la concesión de la ciudadanía a extranjeros, la autonomía de las asociaciones, la declaración de la renta para crear las clases censitarias, las naucrarías, etc. En cuanto al culto legisló acerca de los animales de sacrificio, del calendario sacrificial y de la manutención pública en el Pritaneo.
Igualmente, se preocupó de legislar otros asuntos. Entre los delitos de Derecho privado, legisló sobre el homicidio, el asesinato, las lesiones corporales, las injurias verbales, los delitos contra la propiedad y la moral (prostitución, homosexualidad). En derecho público entendió también sobre los delitos de alta traición contra la comunidad y contra quienes no tomasen partido por uno de los bandos durante las posibles contiendas civiles. Los derechos de vecindad también fueron regulados (servidumbres de paso, por ejemplo). Finalmente, legisló sobre derecho constitucional, dando normas sobre la concesión de la ciudadanía a extranjeros, la autonomía de las asociaciones, la declaración de la renta para crear las clases censitarias, las naucrarías, etc. En cuanto al culto legisló acerca de los animales de sacrificio, del calendario sacrificial y de la manutención pública en el Pritaneo.
En todo momento Solón deseó que los ciudadanos participasen de modo activo en la vida institucional de Atenas. Para ello efectuó retoques en algunas instituciones ya existentes y creó una nueva.
El arcontado: Era la magistratura más importante, de carácter ejecutivo. Se eligieron mediante sorteo, según constató Aristóteles (y de entre la primera clase censitaria) a nueve arcontes de entre 40 candidatos, diez por cada una de las cuatro tribus. El Arconte epónimo era el de mayor rango, el basileus, el polemarca y seis thesmotetes o legisladores. Sin embargo, no se conoce con detalle cuáles fueron las funciones concretas de esta magistratura.
La ekklesía: Era la asamblea ciudadana y a ella pertenecieron las cuatro clases. Ello significó que los thetes accedieron por vez primera a una institución pública, pudiendo así participar en la elección de los magistrados, si bien no podían ser elegidos. En la ekklesía, que entendía en todos los asuntos de interés general, se procedía a la elección de los nueve arcontes y del secretario (grammateus) así como a la aprobación de las leyes.
La boulé: Esta institución fue creada por Solón. La formaban cuatrocientos miembros de las tres primeras clases, llamados buletai, cien por cada una de las cuatro tribus (Argadeos, Geleontes, Egicoreos y Hopletes). De tal número, setenta y cinco fueron eupátridas. Los buletai eran elegidos por sorteo cada año y aunque no se sabe exactamente cuál fue su primitiva misión, con el tiempo su función consistió en preparar las sesiones de la asamblea ciudadana, aparte de vigilar el cumplimiento de las leyes y el orden público. Al frente de esta institución se hallaban los pritanos.
La heliea: Era el tribunal popular formado por seis mil miembros. Todo ciudadano podía pertenecer al mismo con tal de haber cumplido los treinta años de edad. Sus miembros eran elegidos por sorteo. Sus funciones fueron las propias de los tribunales de justicia (dikasteria) y entre ellas la principal fue la de resolver las apelaciones (ephesis) contra las decisiones de los magistrados a fin de evitar los abusos. Al final sus funciones quedaron relegadas a los delitos religiosos y criminales.
Igualmente, las medidas económicas, a las que hicieron referencia Aristóteles y Plutarco, tuvieron gran importancia en el contexto reformista, si bien fueron eclipsadas por las medidas sociales y políticas. Alcanzaron a tres sectores: la agricultura, la artesanía y el comercio, y la fijación de un sistema métrico y monetario.
En el campo agrícola, aunque no se impuso la redistribución del suelo, pero sí límites a las propiedades agrarias, Solón impulsó el monocultivo de la viña y olivares a efectos de una pronta y más remunerada exportación de los frutos de tales cultivos (vino y aceite). Aparte de reducir la superficie dedicada al cereal, reguló el consumo del agua de regadío, ordenó la excavación de pozos, concedió primas por la captura de lobos y en general reguló el cuidado del ganado.
También sus reformas alcanzaron a la artesanía, favoreciendo la inmigración de artesanos (metalurgistas, hiladores y tejedores) y ceramistas (alfareros corintios sobre todo), así como el acopio de metales impulsando con ello el comercio de materias primas.
Las medidas económicas se complementaron con una adecuada reforma de pesos y medidas, empleándose como medidas el medimno (para medir sólidos) y el metreto (para medir líquidos). En contra de lo dicho por Aristóteles y Plutarco, Solón no reformó la moneda, dado que hoy se sabe que las primeras monedas de Atenas empezaron a circular sólo a partir de la mitad del siglo VI a.C., cuando ya Solón había muerto. Lo que sí hizo fue adoptar el patrón de peso euboico (mina de 100 dracmas), si bien devaluado, para hacer frente al patrón eginético (mina de 70 dracmas), propio de Egina y de Mégara, enclaves económicos de primer orden en su tiempo.
En el campo agrícola, aunque no se impuso la redistribución del suelo, pero sí límites a las propiedades agrarias, Solón impulsó el monocultivo de la viña y olivares a efectos de una pronta y más remunerada exportación de los frutos de tales cultivos (vino y aceite). Aparte de reducir la superficie dedicada al cereal, reguló el consumo del agua de regadío, ordenó la excavación de pozos, concedió primas por la captura de lobos y en general reguló el cuidado del ganado.
También sus reformas alcanzaron a la artesanía, favoreciendo la inmigración de artesanos (metalurgistas, hiladores y tejedores) y ceramistas (alfareros corintios sobre todo), así como el acopio de metales impulsando con ello el comercio de materias primas.
Las medidas económicas se complementaron con una adecuada reforma de pesos y medidas, empleándose como medidas el medimno (para medir sólidos) y el metreto (para medir líquidos). En contra de lo dicho por Aristóteles y Plutarco, Solón no reformó la moneda, dado que hoy se sabe que las primeras monedas de Atenas empezaron a circular sólo a partir de la mitad del siglo VI a.C., cuando ya Solón había muerto. Lo que sí hizo fue adoptar el patrón de peso euboico (mina de 100 dracmas), si bien devaluado, para hacer frente al patrón eginético (mina de 70 dracmas), propio de Egina y de Mégara, enclaves económicos de primer orden en su tiempo.
Ante todo Solón quiso efectuar unas reformas equilibradas a fin de que entre la aristocracia (los eupátridas) y el pueblo (el demos) no hubiese grandes diferencias y que todo individuo pasase a ser considerado integrante de una comunidad y no de una estirpe. En la práctica la aristocracia perdió el control exclusivo del poder y vio reducido su papel económico.
El propio Solón dejó escrito que hizo a un tiempo leyes para el rico y el pobre, encajando a cada uno una recta sentencia. Igualmente señaló que al pueblo le di toda la parte que le era debida, sin privarle de honor ni exagerar su estima. Y de los que tenían el poder y destacaban por ricos, también de éstos me cuidé de que no sufrieran afrenta. Me alcé enarbolando mi escudo entre unos y otros y no les dejé vencer a ninguno injustamente.
Finalmente, para no aferrarse al poder y verse convertido en un político que dominaba a Atenas a su antojo, decidió ceder el poder y ganar en autoridad alejándose de su tierra para aprender de la experiencia de otros gobernantes.
Lamentablemente, tras desaparecer de la escena política, después de su arcontado efectuó diversos viajes por Egipto, Chipre y Lidia; las reformas de Solón, que habían sido blindadas con una Ley contra su abolición y su modificación, no alcanzaron los éxitos previstos, pues no contentaron ni a eupátridas ni al campesinado. En Atenas volvieron a suscitarse las luchas entre las clases aristocráticas y a cundir el descontento entre el pueblo. El propio Aristóteles en su Constitución de Atenas señaló que Solón se había puesto frente a unos y otros. En vez de hacerse tirano había preferido hacerse odioso salvando a la patria y estableciendo las leyes mejores...
El propio Solón dejó escrito que hizo a un tiempo leyes para el rico y el pobre, encajando a cada uno una recta sentencia. Igualmente señaló que al pueblo le di toda la parte que le era debida, sin privarle de honor ni exagerar su estima. Y de los que tenían el poder y destacaban por ricos, también de éstos me cuidé de que no sufrieran afrenta. Me alcé enarbolando mi escudo entre unos y otros y no les dejé vencer a ninguno injustamente.
Finalmente, para no aferrarse al poder y verse convertido en un político que dominaba a Atenas a su antojo, decidió ceder el poder y ganar en autoridad alejándose de su tierra para aprender de la experiencia de otros gobernantes.
Lamentablemente, tras desaparecer de la escena política, después de su arcontado efectuó diversos viajes por Egipto, Chipre y Lidia; las reformas de Solón, que habían sido blindadas con una Ley contra su abolición y su modificación, no alcanzaron los éxitos previstos, pues no contentaron ni a eupátridas ni al campesinado. En Atenas volvieron a suscitarse las luchas entre las clases aristocráticas y a cundir el descontento entre el pueblo. El propio Aristóteles en su Constitución de Atenas señaló que Solón se había puesto frente a unos y otros. En vez de hacerse tirano había preferido hacerse odioso salvando a la patria y estableciendo las leyes mejores...
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- FERRARA, G., La politica di Solone, Nápoles, 1964.
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- OLIVA, P., Solon. Legende und Wirklichkeit, Constanza, 1988.
- REXINE, J. E., Solon and his political theory, Nueva York, 1958.
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- SCHILS, G., "Solon and the hektemoroi", AncSoc. 22, págs. 75-90.
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- VOX, O., Solone. Autoritratto, Padua, 1984
http://www.enciclonet.com/articulo/solon/
http://www.enciclonet.com/articulo/reformas-de-solon/
https://caminandoporlahistoria.com/solon-invento-la-democracia/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/solon.htm
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