El primer impulso hacia la planificación del Syllabus de Pío IX vino del concilio provincial de Espoleto en 1849. Probablemente por la moción del cardenal Pecci arzobispo de Perugia (más tarde León XIII), se presentó ante Pío IX una petición de reunir bajo la forma de Constitución los principales errores de su tiempo y condenarlos. La preparación comenzó en 1852. Al principio, Pío IX confió la preparación cardenal Fornari, pero en 1854 la Comisión que había preparado la Bula sobre la Inmaculada Concepción tomo el asunto en sus manos. No se sabe cuanto se había avanzado cuando Gerbert, obispo de Perpignan sacó en 1860 una “Instrucción pastoras sobre varios errores del presente” para sus clérigos. Con la “Instrucción” de Gerbert comienza la segunda fase de la introducción a la historia del Syllabus.
La Instrucción había agrupado los errores en 85 tesis y tanto le gustó al papa que la eligió como base sobre la que había de trabajar una nueva comisión bajo la presidencia del cardenal Catering. El resultado de su trabajo fue una especificación, o catalogo, de 61 errores con sus calificaciones teológicas. En 1862 se presentó para la examinaran 300 obispos que con ocasión de la canonización de los mártires japoneses, se habían reunido en Roma. Parece que aprobaron la lista en lo esencial. Desafortunadamente un periódico semanal de Turín "IL Mediatore", hostil a la Iglesia publicó las frases y calificaciones de las tesis con lo que dio la ocasión de una agitación profunda contra la Iglesia. El papa dejó que la tormenta se calmara, suspendió la promulgación de las tesis, pero guardó el plan en lo esencial.
La tercera fase de la introducción histórica del Syllabus comienza con el nombramiento de una nueva comisión por Pío IX cuyo más eminente miembro era el barnabita (después cardenal) Bilio. La comisión tomó la redacción del texto de los errores que debían condenarse de las declaraciones oficiales de Pío IX y adjuntó a cada una de los 80 tesis un a referencia indicando su contenido, para determinar el verdadero significado y el valor teológico de los temas tratados.
Con esfuerzo terminó la preparación del Syllabus, que duró 12 años. De los 28 puntos que había preparado el cardenal Fornari en 1852, 22 mantuvieron su lugar en el Syllabus; de las 61 tesis que se habían presentado al episcopado para su examen en 1862 se seleccionaron 30.
La promulgación tenía que haber tenido lugar, según el plan original, de forma simultánea con la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción. Pío IX publicó diez años después (8 diciembre de 1864) la Encíclica “Quanta Cura” y el mismo día por órdenes del papa, el Secretario de Estado, Cardenal Antonelli, envió, junto con una comunicación oficial, a todos los obispos la lista de tesis condenadas por la Santa Sede. El título del documento era un “Syllabus” que contiene los más importantes errores de nuestros días que han sido condenados por nuestro Santo Padre Pío IX en alocuciones, encíclicas y otras cartas apostólicas” La recepción del Syllabus entre los Católicos estaba asegurada por el amor y obediencia que los hijos de la iglesia tienen hacia el Vicario de Cristo en la tierra. Además estaban preparados para su contenido por los varios anuncios del papa durante dieciocho años de pontificado y de hecho, en cuento apareció fue solemnemente recibido en concilios nacionales y provinciales por el episcopado de todo el mundo. Entre los enemigos de la iglesia, ningún documento papal había producido tal conmoción desde hacía muchos años: vieron en el Syllabus un rechazo formal de la cultura moderna, la declaración de guerra del papa al Estado moderno. En Rusia, Francia y en las partes de Italia que estaban bajo Víctor Manuel, se prohibió su publicación, Bismarck o otros hombres de estado de Europa se declararon en contra.
La Instrucción había agrupado los errores en 85 tesis y tanto le gustó al papa que la eligió como base sobre la que había de trabajar una nueva comisión bajo la presidencia del cardenal Catering. El resultado de su trabajo fue una especificación, o catalogo, de 61 errores con sus calificaciones teológicas. En 1862 se presentó para la examinaran 300 obispos que con ocasión de la canonización de los mártires japoneses, se habían reunido en Roma. Parece que aprobaron la lista en lo esencial. Desafortunadamente un periódico semanal de Turín "IL Mediatore", hostil a la Iglesia publicó las frases y calificaciones de las tesis con lo que dio la ocasión de una agitación profunda contra la Iglesia. El papa dejó que la tormenta se calmara, suspendió la promulgación de las tesis, pero guardó el plan en lo esencial.
La tercera fase de la introducción histórica del Syllabus comienza con el nombramiento de una nueva comisión por Pío IX cuyo más eminente miembro era el barnabita (después cardenal) Bilio. La comisión tomó la redacción del texto de los errores que debían condenarse de las declaraciones oficiales de Pío IX y adjuntó a cada una de los 80 tesis un a referencia indicando su contenido, para determinar el verdadero significado y el valor teológico de los temas tratados.
Con esfuerzo terminó la preparación del Syllabus, que duró 12 años. De los 28 puntos que había preparado el cardenal Fornari en 1852, 22 mantuvieron su lugar en el Syllabus; de las 61 tesis que se habían presentado al episcopado para su examen en 1862 se seleccionaron 30.
La promulgación tenía que haber tenido lugar, según el plan original, de forma simultánea con la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción. Pío IX publicó diez años después (8 diciembre de 1864) la Encíclica “Quanta Cura” y el mismo día por órdenes del papa, el Secretario de Estado, Cardenal Antonelli, envió, junto con una comunicación oficial, a todos los obispos la lista de tesis condenadas por la Santa Sede. El título del documento era un “Syllabus” que contiene los más importantes errores de nuestros días que han sido condenados por nuestro Santo Padre Pío IX en alocuciones, encíclicas y otras cartas apostólicas” La recepción del Syllabus entre los Católicos estaba asegurada por el amor y obediencia que los hijos de la iglesia tienen hacia el Vicario de Cristo en la tierra. Además estaban preparados para su contenido por los varios anuncios del papa durante dieciocho años de pontificado y de hecho, en cuento apareció fue solemnemente recibido en concilios nacionales y provinciales por el episcopado de todo el mundo. Entre los enemigos de la iglesia, ningún documento papal había producido tal conmoción desde hacía muchos años: vieron en el Syllabus un rechazo formal de la cultura moderna, la declaración de guerra del papa al Estado moderno. En Rusia, Francia y en las partes de Italia que estaban bajo Víctor Manuel, se prohibió su publicación, Bismarck o otros hombres de estado de Europa se declararon en contra.
La fuerza compulsiva del Syllabus de Pío IX es explicada de distintas maneras por los teólogos católicos. Muchos piensan que muchas de las proposiciones están condenadas si no en el Syllabus, ciertamente en otras decisiones del la autoridad infalible de la Iglesia para enseñar, por ejemplo en la encíclica “Quanta Cura”. Sin embargo no hay consenso en la cuestión de si cada tesis condenada en el Syllabus es infaliblemente falsa., simplemente porque estar condenada en el Syllabus. Muchos teólogos son de la opinión de que hay que asignar al syllabus como tal una infalible autoridad de enseñar ya por una decisión ex cathedra del papa o por la aceptación posterior de la Iglesia. Otros cuestionan esto. En tanto en cuanto Roma no ha decidido la cuestión, cada uno es libre de seguir la opinión que quiera. Y aunque la condena de muchas de las proposiciones no tuviera esa inmutabilidad que es peculiar a las decisiones infalibles, no hay duda de que la fuerza obligatoria de las condenas de las proposiciones está más allá de toda duda. Porque el Syllabus, como muestra la comunicación del Cardenal Antonelli, es una decisión del papa hablando como maestro universal y juez para los católicos del mundo entero. Por consiguiente, todos los católicos están obligados a aceptar el Syllabus. Pero no sólo con no decir nada en contra de su contenido exteriormente, sino que además deben asentir interiormente.
Los contenidos generales del Syllabus se resumen en los titulares de los diez párrafos bajo los que se agrupan las 80 tesis: Panteísmo, naturalismo, Racionalismo Absoluto,Racionalismo Moderado,Indiferentismo y falsa tolerancia en asuntos religiosos,Socialismo, Comunismo, Sociedades Secretas, Sociedades Bíblicas, Asociaciones Clericales Liberales (se hace referencia a 3 encíclicas y 2 Alocuciones del papa, en las que esas tendencias son condenadas), Errores sobre la Iglesia y sus derechos, Errores sobre el Estado y su Relación con la iglesia.Errores sobre la Ética Natural y Cristiana.Errores Sobre el matrimonio Cristiano,Errores sobre el poder temporal del papa.Errores en conexión con el Moderno Liberalismo El contenido de cualquier otra tesis del Syllabus ha de ser determinado de acuerdo con las leyes de la interpretación científica. En primer lugar, ha de referirse a los documentos papales relacionados con cada tesis; porque, de acuerdo con el carácter peculiar del Syllabus, el significado de las tesis está determinado por el significado del de donde se extrajeron. Así las tesis octava tan frecuentemente citada “El papa puede y debe reconciliarse y adaptarse al progreso y a la Civilización moderna”, ha de ser explicado con ayuda de la Alocución Allocution "Jamdudum cernimus" del 18 de marzo, 1861. En esta alocución el papa distingue expresamente entre verdadera y falsa civilización y declara que la historia testifica el hecho de que la Santa sede siempre ha sido protectora y patrona de la civilización genuina y afirma que si un sistema diseñado para descristianizar el mundo se llama sistema de progreso y civilización, nunca puede tenderle la mano en señal de paz a tal sistema. Según las palabras de esta Alocución, entonces, es evidente que la tesis octava del Syllabus se aplica a al falso progreso y al falso liberalismo y no al honesto trabajo pionero que busca abrir nuevos campos a la actividad humana. Más aún, si una tesis, según las referencias papales se toma de un libro condenado, el significado de la tesis ha de ser determinado según el que tiene en el libro condenado. Porque la tesis ha sido condenada en un significado particular y no en ningún otro que pueda posiblemente ser entendido de su expresión verbal. Por ejemplo, la tesis número 15 “Todos son libres de adoptar y profesar la religión que, guiados por la luz de la razón, sostenga ser verdadera”, admita en si mismo una interpretación correcta, porque el hombre puede y debe ser llevado al conocimiento de la verdadera religión por la luz de la razón. Sin embargo, al consultar la Carta Apostólica "Multiplices inter", del 10 de junio de 1851, de donde se ha tomado esta tesis, se encontrará que no se rechaza todo significado posible, sino solamente aquel de un sentido particular que, en 1848, el sacerdote peruano Vigil, le dio en su “Defensa”. Influenciado por el Indiferentismo y el Racionalismo, Vigil mantenía que el hombre ha de confiar solamente en su propia razón humana y no en la razón divina, i.e., el dios omnisciente y verdadero que en la revelación sobrenatural garantiza la verdadera religión. En este sentido en el que el libro de Vigil entiende la tesis Nº 15, y sólo en este sentido entiende el Syllabus y condena la proposición. El punto de vista mantenido por la iglesia en oposición a cada tesis está contenido en la proposición contradictoria de cada una de las tesis condenadas. Esta oposición está formulada, según las leyes de la dialéctica, poniendo ante cada proposición las palabras “No es verdadero que ….” Las doctrinas de la Iglesia que corresponden por ejemplo a la tesis nº 14 son las siguientes: “No es verdadero, que la “filosofía deba ser tratada independientemente de la revelación sobrenatural”. En sí misma ninguna oposición es más claramente determinada que por la contradictoria: es simplemente la negación de la afirmación hecha. Sin embargo, el uso práctico de la negación no siempre es fácil, especialmente si un conjunto o sentencia dependiente está cuestionada o un error teórico se oculta bajo la forma de un hecho histórico.
Si por ejemplo en la tesis 42, la proposición de que en un conflicto entre las leyes civiles y eclesiásticas los derechos del Estado deben prevalecer, ser condenado, no se sigue de esta tesis que en tonos los casos concebibles de leyes en conflicto el derecho mayor es de la Iglesia.
Si, como en la tesis 45, se niega que todo el control de las escuelas públicas pertenece exclusivamente al Estado, entonces no se mantiene que su control no concierne en absoluto al Estado, sino solo a la Iglesia. Si se rechaza en las reclamaciones modernas la separación entre Iglesia y Estado, como en la tesis 55, no se sigue que la separación no sea permisible en ningún caso. Si es falso decir que el matrimonio por su propia naturaleza es sujeto del poder civil no es necesario corregir la aseveración de que no es sujeto del Estado en manera alguna. Mientras que en otra tésis condena la afirmación de que en nuestro tiempo no es ya conveniente considerar a la religión católica como la única del Estado con exclusión de otros cultos, se sigue meramente que hoy la exclusión de los cultos no–católicos puede ser conveniente, si se dan ciertas condiciones.
Si por ejemplo en la tesis 42, la proposición de que en un conflicto entre las leyes civiles y eclesiásticas los derechos del Estado deben prevalecer, ser condenado, no se sigue de esta tesis que en tonos los casos concebibles de leyes en conflicto el derecho mayor es de la Iglesia.
Si, como en la tesis 45, se niega que todo el control de las escuelas públicas pertenece exclusivamente al Estado, entonces no se mantiene que su control no concierne en absoluto al Estado, sino solo a la Iglesia. Si se rechaza en las reclamaciones modernas la separación entre Iglesia y Estado, como en la tesis 55, no se sigue que la separación no sea permisible en ningún caso. Si es falso decir que el matrimonio por su propia naturaleza es sujeto del poder civil no es necesario corregir la aseveración de que no es sujeto del Estado en manera alguna. Mientras que en otra tésis condena la afirmación de que en nuestro tiempo no es ya conveniente considerar a la religión católica como la única del Estado con exclusión de otros cultos, se sigue meramente que hoy la exclusión de los cultos no–católicos puede ser conveniente, si se dan ciertas condiciones.
La importancia del Syllabus está en su oposición a la enorme ola de ese movimiento intelectual del siglo XIX que intentaba barrer los fundamentos de todo orden divino y humano. El Syllabus no es solo la defensa de los derechos inalienables de Dios, de la Iglesia y de la verdad contra el abuso de las palabras libertad y cultura por parte de un Liberalismo fuera de control, pero es también una protesta, seria y enérgica, contra el intento de eliminar la influencia de la Iglesia Católica en la vida de las naciones y de los individuos, en la familia y en la escuela. En su naturaleza, ciertamente, es negativo y condenatorio pero fue complementado en las decisiones del Vaticano I y en las encíclicas de León XIII. Es precisamente por su carácter no temeroso por lo que influyó tanto en la vida de la iglesia a finales del siglo XIX, ya que arrojó una luz clara y sobres los arrecifes de las corrientes intelectuales de su tiempo.
https://ec.aciprensa.com/wiki/Syllabus
https://elpais.com/diario/2000/11/13/cvalenciana/974146679_850215.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Syllabus
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