Filósofo francés, teórico
socialista, nacido en Besançon el 25 de enero de 1809 y muerto en Passy
(París) el 19 de enero de 1865, que fue un estudioso apasionado de los
problemas económicos, sociales y políticos, y está considerado el padre
del federalismo, del mutualismo, de la autogestión y del socialismo
francés
Nacido en el seno de una humilde familia, padeció la pobreza
durante toda su juventud. Dedicado a tareas de limpieza y al cuidado de
vacas en campo, con ayuda de un amigo entró al colegio real de su ciudad
natal, donde, en medio de los hijos de familias ricas, tuvo que sufrir
la humillación de no tener ni siquiera dinero para comprar sus libros y
útiles escolares. Estas penurias le motivaron un temprano
cuestionamiento sobre la abundancia de unos y la pobreza de otros. En
1827, se ve obligado a suspender sus estudios para ayudar económicamente
a su familia, empleándose como ayudante en una tipografía, oficio que
le brindó la oportunidad de leer muchos libros, sobre todo religiosos.
Después
de emplearse durante algunos meses como maestro en el Colegio Gray,
salió de su ciudad en 1831 en busca de trabajo, recorriendo buena parte
de Francia y de Suiza. En 1836 adquirió con otros socios una tipografía,
que mantuvo hasta 1843. En ella publicó en 1837, aunque con escaso
éxito, su primera obra: Essai de grammaire général, que incluyó como apéndice a una edición de los Eléments primitifs des langues, de Bergier. En 1839 gana la bolsa de estudio de la Academia de Besançon, con su Disacours sur l'utilité de la célébration du dimanche. En los años siguientes aparecen las tres memorias sobre la propiedad: Qu'est-ce que la Proprieté?, Lettre a M. Blanqui sur la proprieté y Avertissement aux Propriétaires, ou lettre a M. Considerant . Si ya las dos primeras memorias habían suscitado sospechas y
escándalo, la última fue inmediatamente confiscada por las autoridades,
al mismo tiempo que se acusaba al autor de ultraje a la religión, a la
propiedad y de incitar al odio entre clases sociales y contra el
gobierno. Llevado a los tribunales, fue condenado por el delito de
atacar a la propiedad. Acosado por las deudas, en 1843 vendió la
tipografía y entró a dirigir una empresa de transportes fluviales de
Lyon.
En 1844 tuvo lugar en París su encuentro con un grupo de refugiados alemanes entre los cuales se encontraban K. Marx, M. A. Bakunin
y A. Grun. Desde entonces entabló una relación regular con Marx, que
vino a deteriorarse con la publicación por parte de Proudhon del Systéme des contradictions economiques, ou Philosophie de la misére (1946), obra a la que Marx criticó duramente, respondiendo con el escrito Miseria de la filosofía
(1947). Este hecho provocó la ruptura entre ambos. En 1847, dejó Lyon
para establecerse en París, donde se dedicó al periodismo. Primero
dirigió el periódico Le représentant du Peuple. Tras la
revolución de 1848 (véase Revoluciones burguesas), en la que participó
tímidamente, fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente en la que
propuso el proyecto de "crédito gratuito", que fue rechazado. Por su
propia cuenta puso en práctica sus principios económicos, creando en
enero de 1849 el primer banco popular (el Banco del Pueblo), cuyo
objetivo era abolir los intereses, y hacer circular los valores entre
los clientes del banco. Ante el éxito de este proyecto, y en contra de
los escritos de Proudhon, el gobierno cerró el banco y prohibió la
publicación del periódico que dirigía. Inmediatamente Proudhon fundó uno
nuevo, Le Peuple, desde el que se dedicó a atacar al a
presidente Luis Napoleón Bonaparte, motivo por el que también este
periódico fue cancelado, y subdirector encarcelado. Desde la prisión
siguió su tarea de periodista esta vez con el periódico La voix du Peuple; publicó Les confessions d'un Revolutionnaire y
contrajo matrimonio con Eufrasia Piegard, que le dio cuatro hijas;
Proudhon sentía un gran aprecio por la familia y el matrimonio, a los
que consideraba la "verdadera religión del género humano". En 1858
publicó el libro De la Justice dans la Revolution et dans l'Eglise,
que fue inmediatamente confiscado, y Proudhon de nuevo condenado por
agravio a la moral pública y a la religión. Desde Bélgica, donde vivió
refugiado con su familia, escribió La Justice poursuivie par l'Eglise. Aunque en 1860 fue levantada su condena, rechazó el perdón y prefirió seguir en el exilio.
La clave del pensamiento "proudhoniano" se encuentra en su metodología, conocida como la dialéctica serial.
El mundo se concibe como un universo de elementos antagónicos que no
hay que aniquilar, sino asumir y organizar, porque de la oposición nace
la vida, el movimiento y la libertad. El progreso avanza en forma
oscilante, balanceándose entre este manojo de fuerzas opuestas, que se
van disciplinando en el movimiento dialéctico, sin destruirse
mutuamente, sino solamente cambiando sus formas. La filosofía de
Proudhon no es ni materialista ni idealista; más bien se ubica en una
relación funcional entre ambos extremos. Se afirma como "ideo-realismo",
donde la idea asumida por el entendimiento retorna a la acción. Para él
sólo existen dos sistemas filosóficos posibles: el de la trascendencia,
que coloca fuera del hombre el sujeto y el objeto del derecho
(entiéndase Iglesia o estado), y el de la inmanencia, el de la
Revolución, en el que el sujeto del derecho es la conciencia humana que
se siente dueña de sus obras y de su vida comunitaria. En Proudhon, sin
embargo, la filosofía de la Revolución no equivale a la abolición de
todo el sistema antiguo -ni siquiera las creencias religiosas-, sino que
persigue una sociedad bien organizada que vive, cree y piensa según el
principio del equilibrio de las fuerzas antagónicas.
Precursor de
la sociología, Proudhon cree que la estructura dinámica de la sociedad
debe concebirse como un proceso resultante de determinadas leyes que hay
que conocer y aplicar según el modelo de las otras ciencias. Hay que
transformar, dice, el pluralismo orgánico del mundo en pluralismo organizador;
organizar una transformación sin rupturas, capaz de asimilar y
perfeccionar las leyes existentes por medio de técnicas institucionales y
de métodos intelectuales. Está claro su distanciamiento, en este punto,
de Hegel y de Marx.
El
medio para poner en práctica esas técnicas lo encuentra Proudhon en el
trabajo. Éste es entendido como un proceso semi-espiritual y
semi-material (ideo-realista), que tiene sus leyes y que es capaz de
transformar el pluralismo social primitivo y espontáneo, en pluralismo
voluntario y consciente, el pluralismo obrero. Analizando el
trabajo como eje de la economía, fuente real de la plusvalía colectiva
acaparada en forma exclusiva por los capitalistas, la ciencia del
trabajo social producirá dos transformaciones: una transformación
teórica, consistente en el paso de la economía política a la Economía social, y una transformación política, por el paso de la economía política al mutualismo. Siendo efecto de una obra colectiva de los trabajadores, el valor del trabajo establece el derecho a la autogestión
de los mismos y a una gestión autónoma de la Federación de
Trabajadores-Consumidores. Autónoma respecto al capital, y respecto al
estado. No se pretende suprimir ni el estado ni el capital (solamente se
suprimirá el interés del capital). En la ciudad utópica de Proudhon,
cada esfera económica se beneficiará de este proceso. Así los
agricultores, manteniendo la propiedad individual de sus explotaciones,
se organizarán en cooperativas las cuales se reagruparán en la
federación agrícola; del mismo modo, en el sector industrial los grupos
de propiedades colectivas se asociarán en la federación industrial;
Proudhon apoyaba las industrias de los pequeños propietarios, pero
rechazaba las industrias a gran escala como inmorales e inhumanas. Ambas
asociaciones convergerán en la "Federación agrícola-industrial", a la
que se unirá la federación de consumidores para formar el Sindicato de
la Producción y del Consumo, el cual velará por la creación de
cooperativas de servicios y por la gestión general en el ámbito de lo
económico. Todos los grupos estarán unidos por el "pacto federativo".
El
análisis de la propiedad constituye un punto central en el pensamiento
de Proudhon. Por un lado es considerada como estructura sustentadora del
privilegio social y, por otro, como fundamento de la resistencia de los
individuos y grupos sociales contra el dominio del estado. "La
propiedad es el robo; la propiedad es la libertad". Éstas son las
máximas que sintetizan el pensamiento aparentemente contradictorio de
Proudhon, pero que tienen sentido cuando se examinan los dos aspectos en
la propiedad: uno como posesión de los medios de producción, y otro
como sistema en el que la propiedad se centra en pocas manos, el trabajo
es separado del goce de sus frutos, y la propiedad se transforma en
renta parasitaria. Sobre la propiedad entendida como posesión, Proudhon
señala una serie de ventajas y desea su generalización a todos los
trabajadores.
La libertad de organización requiere también
libertad política, por eso se organizarán de forma distinta las
relaciones de esta sociedad económica con la política. El estado, sin
intervenir directamente, participa en la Federación de los
Trabajadores-Consumidores con la elaboración de una política económica
nacional y consultiva. Es una concepción del estado federalista,
descentralizado y limitado, que respeta el yo y la asociación económica y
política. Proudhon incluso llega a pensar en confederaciones a nivel
internacional, idea de un confederalismo y mutualismo internacional que
tendrá cierto éxito en medios obreros a principios del siglo XX. La
verdadera forma de gobierno es la anarquía (véase anarquismo), entendida
como expresión de todas las voluntades, en la que el máximo de libertad
individual debería conciliarse con el máximo de armonía social.
Proudhon entiende, pues, por anarquía, la soberanía del derecho, que
humaniza las fuerzas colectivas y las eleva hacia un orden mutualista.
En medio de su optimismo, Proudhon llegó a pensar que podría llegar un
día en que el progreso ético del hombre haría innecesaria la estructura
de gobierno. Predicó también el rechazó al uso de la fuerza para imponer
cualquier sistema. En todo caso, el anarquismo con que Bakunin se
enfrentaba a Marx y Engels en la Primera Internacional, estaba en parte basado en las teorías de Proudhon.
Otra
de las originalidades del Proudhon fue la importancia que atribuye a la
instrucción pública, como medio para llevar a cabo la justicia. Por
medio de ella se forja el carácter humano de acuerdo con el realismo
pluralista y trabajador, y se enseña el respeto a la diferencia
individual en la unidad equilibrada y comunitaria del todo.
Proudhon,
que también se interesó por temas teológicos, ve la Iglesia como una
tirana de las conciencias, porque se habría aprovechado del concepto del
deber para establecer una forma de servidumbre. Admira el primitivo
cristianismo como una obra de regeneración social; Cristo se opone a la
explotación del hombre por el hombre, por lo cual el cristianismo
representa la eterna exigencia de la libertad humana contra el
cesarismo, corruptor y opresor. También se opone a la idea de
providencia porque la considera opuesta al libre esfuerzo del hombre.
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=proudhon-pierre-joseph
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