Max Theiler fue un virólogo estadounidense sudafricano. Fue
galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1951 por su desarrollo de una vacuna contra la fiebre amarilla.
Theiler nació en Pretoria, la capital de la República de Sudáfrica,
su padre Arnold Theiler fue un bacteriólogo veterinaria de Suiza.
Asistió a Pretoria High School Niños, Universidad de Rhodes College, y
luego de la Universidad de la Escuela de Medicina de Ciudad del Cabo,
donde se graduó en 1918 - Abandonó Sudáfrica para estudiar en la Escuela
de Medicina del Hospital de St Thomas, del Kings College de Londres, y
en la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical Medicine. En
1922 fue galardonado con un diploma en medicina tropical e higiene y se
convirtió en la licenciatura del Colegio Real de Médicos de Londres y
miembro del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra. Theiler quería
seguir una carrera en la investigación, por lo que en 1922 se tomó una
posición en la Escuela de Medicina Tropical de la Universidad de
Harvard. Pasó varios años investigando la disentería amebiana y tratando
de desarrollar una vacuna de la fiebre por mordedura de rata. Se
convirtió en asistente Andrew Sellards y comenzó a trabajar sobre la
fiebre amarilla. En 1926 se refutaron la hipótesis de Hideyo Noguchi que
la fiebre amarilla era causada por la bacteria Leptospira icteroides, y
en 1928, demostraron que los virus africanos y suramericanos son
inmunológicamente idénticas. En el curso de esta investigación Theiler
mismo contrajo la fiebre amarilla, pero sobrevivieron y desarrollaron
inmunidad.
Después de pasar el virus de la fiebre amarilla a través de los
ratones de laboratorio, Theiler encontró que el virus debilitado
confiere inmunidad en monos Rhesus. El escenario estaba listo para lo
que Theiler para desarrollar una vacuna contra la enfermedad. Sin
embargo, no fue sino hasta 1937, después de la cepa particularmente
virulenta Asibi de África occidental había pasado por más de un centenar
de subculturas, que Theiler y su colega Hugh Smith anunció el
desarrollo de la vacuna 17-D. Entre 1940 y 1947 la Fundación Rockefeller
produjo más de 28 millones de dosis de la vacuna contra la fiebre
amarilla y finalmente terminó como una de las principales enfermedades.
Para este trabajo Theiler recibió el Premio Nobel 1951 de Fisiología o
Medicina.
Theiler recibió la Real Sociedad de Medicina Tropical y la Medalla de
Chalmers de Higiene en 1939, Medalla de adulación de la Universidad de
Harvard en 1945, y el Premio American Public Health Association Lasker
en 1949
.
La fiebre amarilla
Una vez contraído el virus y pasado el periodo de incubación
de 3 a 6 días, la infección puede cursar en una o dos fases. La primera,
aguda, suele causar fiebre, mialgias con dolor de espalda intenso,
cefaleas, escalofríos, pérdida de apetito y náuseas o vómitos.
Posteriormente, la mayoría de los pacientes mejoran y los síntomas
desaparecen en 3 o 4 días.
Sin embargo, el 15% de los pacientes entran a las 24 horas de
la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica. Vuelve la fiebre
elevada y se ven afectados diferentes sistemas orgánicos. El paciente se
vuelve ictérico rápidamente y se queja de dolor abdominal con vómitos.
Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas, con
sangre en los vómitos o las heces. La función renal se deteriora. La
mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo
de 10 a 14 días, y los demás se recuperan sin lesiones orgánicas
importantes.
El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en
las fases tempranas. Puede confundirse con el paludismo grave, el
dengue hemorrágico, la leptospirosis, la hepatitis viral (especialmente
las formas fulminantes de hepatitis B y D), otras fiebres hemorrágicas
(la fiebre hemorrágica boliviana, argentina y venezolana y otros
flavivirus como el virus del Oeste del Nilo, el virus Zika etc.) y otras
enfermedades. Los análisis de sangre permiten detectar anticuerpos
específicos frente al virus. También se utilizan otras técnicas para
identificar el virus en las muestras de sangre o en el tejido hepático
obtenido en la autopsia. Estas pruebas requieren personal de laboratorio
con gran capacitación, y materiales y equipos especializados.
Poblaciones en riesgo
Hay 44 países endémicos en África y América Latina con un
total de 900 millones de habitantes en riesgo. En África hay 31 países
en riesgo, con una población estimada de 508 millones de habitantes. El
resto de la población en riesgo se encuentra en 13 países
latinoamericanos, entre los que destacan por su mayor riesgo Bolivia,
Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
Según las estimaciones de la OMS de principios de los años
noventa, cada año habría en el mundo 200 000 casos de fiebre amarilla,
30 000 de ellos mortales, y el 90% de ellos se producirían en África. En
un análisis reciente de fuentes africanas de datos que deberán
publicarse este año, las estimaciones fueron similares, pero con una
carga ligeramente menor de 84 000 a 170 000 casos graves y 29 000 a 60
000 muertes en África para el año 2013. Sin vacunación, dicha carga
sería mucho mayor.
En países libres de fiebre amarilla se produce un pequeño
número de casos importados. Aunque nunca se han notificado casos en
Asia, la región es una zona de riesgo porque existen las condiciones
necesarias para la transmisión. En los últimos siglos (XVII a XIX), se
registraron brotes de fiebre amarilla en América del Norte (Nueva York,
Filadelfia, Charleston, Nueva Orleans, etc) y Europa (Irlanda,
Inglaterra, Francia, Italia, España y Portugal)
.Transmisión
El virus de la fiebre amarilla es un arbovirus del género Flavivirus
y su vector principal son los mosquitos, que transmiten el virus de un
huésped a otro, principalmente entre los monos, pero también del mono al
hombre y de una persona a otra.
Hay varias especies diferentes de mosquitos Aedes y Haemogogus
que transmiten el virus. Los mosquitos se crían cerca de las casas
(domésticos), en el bosque (salvajes) o en ambos hábitats.
Tratamiento
No hay tratamiento específico para la fiebre amarilla. Solo se
pueden instaurar medidas de sostén para combatir la fiebre y la
deshidratación. Las infecciones bacterianas asociadas pueden tratarse
con antibióticos. Las medidas de sostén pueden mejorar el desenlace de
los casos graves, pero raramente están disponibles en las zonas más
pobres.
Prevención
La vacunación es la medida más importante para prevenir la
fiebre amarilla. Para prevenir las epidemias en zonas de alto riesgo con
baja cobertura vacunal es fundamental que los brotes se identifiquen y
controlen rápidamente mediante la inmunización. Para prevenir los brotes
en las regiones afectadas, la cobertura vacunal debe ser como mínimo de
un 60% a 80% de la población en riesgo. En África, son pocos los países
endémicos que tienen en la actualidad este nivel de cobertura.
La vacunación preventiva puede realizarse mediante la
inmunización sistemática en la infancia o campañas masivas únicas con el
fin de aumentar la cobertura vacunal en los países en riesgo, y también
mediante la vacunación de quienes viajen a zonas donde la enfermedad es
endémica. La OMS recomienda vivamente la vacunación sistemática de los
niños en las zonas de riesgo.
La vacuna contra la fiebre amarilla es segura y asequible, y
proporciona una inmunidad efectiva contra la enfermedad al 80-100% de
los vacunados al cabo de 10 días, y una inmunidad del 99% al cabo de 30
días. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección
de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. Los efectos
colaterales graves son extremadamente raros, y se han descrito en
viajeros vacunados y en algunas zonas endémicas (por ejemplo, en
Australia, Brasil, Estados Unidos de América, Perú y Togo). Los
científicos están investigando por qué ocurre esto.
Con respecto al uso de la vacuna en mayores de 60 años, cabe
señalar que el riesgo de enfermedad viscerotrópica asociada a la vacuna
es mayor en este grupo de edad que en personas más jóvenes, aunque sigue
siendo bajo. En los mayores de 60 años no vacunados con anterioridad y
en los que esté recomendada la vacunación, esta solo debe realizarse
después de una cuidadosa evaluación de los riesgos y los beneficios en
la que se compare el riesgo de contraer la enfermedad con el riesgo de
acontecimientos adversos graves tras la inmunización.
El riesgo de muerte por fiebre amarilla es muy superior a los
riesgos relacionados con la vacunación. Las personas que no deben
vacunarse son:
- los menores de 9 meses (o los niños de 6-9 meses durante las epidemias, situación en la que el riesgo de enfermedad es mayor que el de efectos adversos de la vacuna);
- las embarazadas, excepto durante los brotes de fiebre amarilla, cuando el riesgo de infección es alto;
- las personas con alergia grave a las proteínas del huevo, y
- las personas con trastornos del timo o inmunodeficiencias graves debidas a infección sintomática por VIH/SIDA u otras causas.
Los viajeros, en particular de África o América Latina con
destino a Asia, deben tener un certificado de vacunación contra la
fiebre amarilla. El Reglamento Sanitario Internacional estipula que los
motivos médicos para no administrar la vacuna deben ser certificados por
las autoridades competentes.
Respuesta de la OMS
La OMS desempeña las funciones de Secretaría del Grupo
internacional de coordinación del suministro de vacunas para el control
de la fiebre amarilla, que mantiene una reserva de emergencia de dichas
vacunas para garantizar una respuesta rápida a los brotes en los países
de alto riesgo.
La Iniciativa contra la Fiebre Amarilla, dirigida por la OMS y
apoyada por el UNICEF y los gobiernos nacionales, es una estrategia de
vacunación preventiva centrada especialmente en los países africanos más
endémicos, donde la enfermedad es especialmente importante. La
Iniciativa recomienda que se incluya la fiebre amarilla en los programas
de vacunación infantil sistemática (a partir de los 9 meses), que en
las zonas de alto riesgo se lleven a cabo campañas de vacunación en masa
de todos los grupos de edad superior a 9 meses, y que se mantenga la
capacidad de vigilancia y de respuesta a los brotes.
Entre 2007 y 2012 se han completado campañas de vacunación
preventiva contra la fiebre amarilla en 12 países: Benin, Burkina Faso,
Camerún, Côte d’Ivoire, Ghana, Guinea, Liberia, Malí, República
Centroafricana, Senegal, Sierra Leona y Togo. La Iniciativa contra la
Fiebre Amarilla cuenta con el apoyo financiero de la Alianza GAVI, la
Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, los ministerios de
salud y los asociados nacionales.
http://campodocs.com/articulos-para-saber-mas/article_53818.html
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