(Londres, 1561-id., 1626) Filósofo y político inglés. Su
padre era un alto magistrado en el gobierno de Isabel I, y fue educado
por su madre en los principios del puritanismo calvinista. Estudió en el
Trinity College de Cambridge y en 1576 ingresó en el Gray's Inn de
Londres para estudiar leyes, aunque pocos meses después marchó a Francia
como miembro de una misión diplomática. En 1579, la muerte repentina de
su padre lo obligó a regresar precipitadamente y a reemprender sus
estudios, falto de recursos para llevar una vida independiente.
Francis Bacon
En 1582 empezó a ejercer la abogacía, y fue
magistrado cuatro años más tarde. En 1584 obtuvo un escaño en la Cámara
de los Comunes por mediación de su tío, el barón de Burghley, a la sazón
lord del Tesoro; durante treinta y seis años se mantuvo como
parlamentario y fue miembro de casi todas las comisiones importantes de
la cámara baja. La protección de Robert Devereux, segundo conde de
Essex, le permitió acceder al cargo de abogado de la reina.
Su
situación mejoró con la subida al trono de Jacobo I, quien lo nombró
procurador general en 1607, fiscal de la Corona en 1613 y lord canciller
en 1618, además de concederle los títulos de barón Verulam de Verulam y
de vizconde de St. Albans. Sin embargo, en 1621, procesado por cohecho y
prevaricación, fue destituido de su cargo y encarcelado. Aunque fue
puesto en libertad al poco tiempo, ya nunca recuperó el favor real.
Durante
toda su carrera persiguió una reforma coherente de las leyes y el
mantenimiento del Parlamento y los tribunales a salvo de las incursiones
arbitrarias de los gobernantes; pero, sobre todo, su objetivo era la
reforma del saber. Su propósito inicial era redactar una inmensa
«historia natural», que debía abrir el camino a una nueva «filosofía
inductiva», aunque la acumulación de cargos públicos le impidió el
desarrollo de la tarea que se había impuesto, a la que, de hecho, sólo
pudo dedicarse plenamente los últimos años de su vida.
Sometió
todas las ramas del saber humano aceptadas en su tiempo a revisión,
clasificándolas de acuerdo con la facultad de la mente (memoria, razón o
imaginación) a la que pertenecían; llamó a este esquema «la gran
instauración», y muchos de los escritos dispersos que llegó a elaborar,
como El avance del conocimiento (Advancement of Learning, 1605) -superado más tarde por el De augmentis scientiarum-, estaban pensados como partes de una Instauratio magna final.
Criticando el planteamiento aristotélico, consideró que
la verdad sólo puede ser alcanzada a través de la experiencia y el
razonamiento inductivo, de acuerdo con un método del que dio una
exposición incompleta en su Novum organum scientiarum (1620). El
método inductivo que elaboró pretendía proporcionar un instrumento para
analizar la experiencia, a partir de la recopilación exhaustiva de casos
particulares del fenómeno investigado y la posterior inducción, por
analogía, de las características o propiedades comunes a todos ellos.
Según Bacon, ese procedimiento había de conducir, gradualmente, desde
las proposiciones más particulares a los enunciados más generales.
Aun
cuando el método baconiano ejerció, nominalmente, una gran influencia
en los medios científicos, lo cierto es que el filósofo desarrolló su
pensamiento al margen de las corrientes que dieron lugar al surgimiento
de la ciencia moderna, caracterizada por la formulación matemática de
sus resultados, a la que él mismo no concedió la importancia debida.
Bacon concibió la ciencia como una actividad social ligada a la técnica,
elaborando una utopía, Nueva Atlántida (The New Atlantis, publicada póstumamente en 1627), basada en la organización científica de la sociedad.
FRASES
La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde
.
Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas
Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él.
.
No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente
.
La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos
.
El dinero es como el estiércol: no es bueno a no ser que se esparza
.
Sin la amistad, el mundo es un desierto.
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