Nunca he dedicado apuntes sobre ese aspecto de gran incidencia en la moda como es su materia prima más utilizada, el textil, y una de sus técnicas más antiguas: el proceso de tintado o tintura.
Por el impacto que tuvo en la moda de la segunda mitad del siglo XIX,dedico esta publicación a uno de los descubrimientos en este campo que influyó de manera notable en el colorido del traje femenino: la aplicación de los primeros tintes sintéticos en los tejidos, los cuales, hasta entonces eran teñidos con productos naturales.
Un nombre estaría relacionado con este momento de la historia de la moda: William Henry Perkin,químico británico, conocido por el desarrollo de los primeros tintes sintéticos y pionero de la industria química. Nació en Londres y era el séptimo hijo de un carpintero. Con 15 años entró en el Real Colegio de Química (hoy en día parte del Imperial College de Londres). Con 17, era alumno del ilustre August Wilhelm von Hofmann. Hofman, quien se encontraba experimentando para sintetizar quinina, un componente de la medicina contra la malaria, muy demandado en las colonias del imperio británico. En 1856, mientras Holfman estaba de viaje visitando a su familia, Perkin probó una idea suya y al ensayar la oxidación de la anilina, obtuvo un precipitado negruzco que se disolvió parcialmente en alcohol, dando un color púrpura que resultó ser un tinte estable y resistente a la luz. Se dio cuenta de que había obtenido el primer tinte sintético (la anilina morada, malveína, o en su honor, malva de Perkin). Con solo 18 años patentó la idea.
Junto con su padre y hermano, Perkin fundó una fábrica para producir estos tintes. El color obtenido, el violeta, había sido el más difícil de obtener de forma natural, siendo desde tiempos fenicios un gran negocio, por su coste de producción y, por tanto, indicación de realeza. Perkin no solo realizó el descubrimiento que lo hizo posible, sino que también organizó la fábrica, obtuvo el capital necesario, realizó labores comerciales y de venta, así como diversas mejoras técnicas en el proceso industrial. Para ello Perkin tuvo que desarrollar métodos de producción a gran escala y se construyó una fábrica en Greenford Green en Middlesex. Al principio se llamó laanilina tinte púrpura, pero, después de su éxito en Francia, fue rebautizado malva (omauveine), después de la palabra francesa para la flor de malva púrpura.
El nuevo invento se hizo muy popular. No solamente resultaba mucho más barato la tintura de los tejidos, sino que la principal novedad radicaba en el resultado: los tonos brillantes que adquirían los textiles, nunca visto anteriormente. A ello se añadía la perdurabilidad del tono, la capacidad de lavado y resistencia a la luz.
Así se entiende cómo de manera casi inmediata, los colores malvas, azules y otros derivados de la anilina inundaron la industrial textil. Es por ello, que a los años que van de 1850’ a 1860’s se le ha denominado la «década malva», debido a la gran popularidad y demanda que experimentaron en ese tiempo los textiles de colores purpúreos y la cantidad de vestidos, accesorios, abrigos y otros complementos que se fabricaron en textiles de dichos tonos.
El brillo y la intensidad proporcionados por estos nuevos productos químicos encandilaron a las consumidoras de moda y aparecieron denominaciones nuevas para identificar los colores de los tejidos: además de las variantes de púrpuras y malvas, aparecieron: el magenta ácido, el violeta monseñor, el azul luminoso, lapislázuli, el verde algarrobo, verde rana, verde pavo real… sobre sedas, tartanes, algodones, terciopelos…
A partir de entonces comenzó también el declive de los tintes naturales. Incluso cuando la moda de los colores más brillantes desapareció, los “viejos” colores obtenidos por tintes naturales fueron sustituidos por variantes sintéticas. Los tintes de anilina llegaron para quedarse.
Pero pronto comenzaron a aparecer competidores a la empresa de Perkins. Entre ellos, los suizos Johann Rudolf Geigy-Merian y Alexander Clavel. En los diez siguientes años de patentar el nuevo producto, la actividad frenética de investigación de nuevos colorantes no cesó. Desde Francia, hasta Alemania y Suiza, los expertos no cesaron la búsqueda de nuevos colorantes, ampliando la gama de matices a los rojos, negro y, pronto a toda la gama del colorido.
En 1874, Perkin vendió su negocio y se retiró a disfrutar de la investigación privada y la vida familiar. Cincuenta años después de su descubrimiento, fue nombrado “caballero del Imperio Británico” por su contribución a la industria química nacional. Su logro no fue sólo el descubrimiento del colorante pero su desarrollo y explotación….Y, en especial, su aplicación en el mundo de la moda supuso un antes y un después…
Sin duda, Perkins podría considerarse una “personalidad de la moda”.
https://vestuarioescenico.wordpress.com/2016/01/25/william-perkin-y-la-anilina-intensidad-de-matices-en-la-vestimenta-femenina/
https://i.ytimg.com/vi/Was6ZXijC1M/maxresdefault.jpg
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