Edward Lear nació en Highgate, un suburbio de Londres (Inglaterra),
el 12 de mayo de 1812. Fue el más joven de los veinte hijos del
matrimonio Lear. La educación de Edward estuvo a cargo de una de sus
hermanas: Ann, veintiún años mayor. Sus padres prácticamente se
desentendieron de él desde su nacimiento.
Durante su infancia, Edward sufrió enfermedades que continuarían
afectándolo el resto de su vida: epilepsia, cambios repentinos de humor
con episodios de depresión aguda (“The Morbids”), miopía extrema y la
fractura de dos rodillas con la consiguiente configuración defectuosa de
las piernas.
En 1826, a los catorce años de edad, por necesidad económica, Edward
comenzó a trabajar como ilustrador. No había realizado estudios formales
de dibujo de ningún tipo.
En 1830 inició su trabajo con las planchas de Illustrations of the Family of Psittacidae, or Parrots (Ilustraciones de la familia de los psitácidos, o loros).
Estos dibujos, realizados con intención científica, inmediatamente le
otorgaron reputación como dibujante. Un reconocido ornitólogo, Joe
Gould, lo invitó a colaborar en una obra sobre aves de Europa. Durante
los dos siguientes años Lear viajó con Gould por Amsterdam, Rotterdam,
Berna y Berlín dibujando pájaros.
Macrocercus aracanga dibujado por Edward Lear.
En 1832 Lear interrumpió su trabajo con Gould por la oferta de Lord
Stanley, quien le propuso dibujar los animales del zoológico de su
propiedad. Lear se instaló en la mansión de este aristócrata y trabó
amistad con la familia y los invitados de su patrón. En 1835 viajó a
Irlanda con Edward Stanley y su hijo. De este modo se inició lo que
luego sería una constante en la vida del artista: su pasión por los
viajes.
Por esta época la obra pictórica de Lear se volcó hacia los paisajes.
Al parecer este cambio temático tuvo su razón de ser en un mercado
demandante de “vistas” de lugares pintorescos o históricos. Como
consecuencia de esta tarea profesional Lear se estableció en Roma en
diciembre de 1836. Esta ciudad fue su lugar de residencia habitual
durante más de diez años, con constantes viajes por Italia y por el
mundo, idas y venidas a su país natal.
Edward Lear: Autorretrato.
En 1846 publicó por primera vez A Book of Nonsense bajo el
seudónimo de Derry Down Derry. El libro contaba con setenta y dos
limericks distribuidos en dos volúmenes. Por esta época en una de sus
frecuentes visitas a Inglaterra dio una serie de doce lecciones de
dibujo a la joven reina Victoria.
Entre 1850 y 1853 Lear se propuso aprender a pintar metódicamente
para superar los déficits de su formación autodidacta. Ingresó a la
Escuela de la Academia Real. Fue amigo y alumno de Holman Hunt, un
destacado pintor. Pintó paisajes al óleo de grandes dimensiones que
logró exponer e incluso vender.
En 1855 publicó por segunda vez A Book of Nonsense. En el
año 1861 el libro fue editado nuevamente, ahora sí con el nombre de
Edward Lear en la tapa. Este libro contenía 112 limericks, pero en él se
descartaron tres de la primera edición.
Portada del libro A Book of Nonsense, de Edward Lear (Londres 1861).
Lear también escribió poemas “nonsense” en otras formas diferentes al limerick. Reunió estos escritos en 1871 como Nonsense Songs, Stories and Alphabets. En 1872 publicó More Nonsense, Pictures, Rhymes, Botany, y en 1876: Laughable Lyrics. Muchos de estos alfabetos, dibujos y rimas, así como los dibujos de botánica fantasiosa, fueron regalos que Lear dedicó a los pequeños hijos de sus amigos.
(El Escarabajo de Bountiful,
que siempre llevaba un paraguas verde cuando no llovía,
y lo dejó en casa cuando llovió.)
que siempre llevaba un paraguas verde cuando no llovía,
y lo dejó en casa cuando llovió.)
* * *
(El Pez Fizzgiggious,
que siempre caminaba sobre zancos,
porque no tenía piernas.)
que siempre caminaba sobre zancos,
porque no tenía piernas.)
* * *
Tigerlillia Terribilis.
* * *
Shoebootia Utilis.
* * *
Enkoopia Chickabiddia.
* * *
Por 1866 Lear estuvo a punto de casarse con una joven inglesa: Gussie
Bethell. Sin embargo no alcanzó a proponerle matrimonio. Años más tarde
la situación volvió a repetirse cuando Gussie enviudó, sin embargo Lear
nunca se decidió y continuó soltero hasta su muerte.
Las dos compañías estables durante la vida de Lear fueron Giorgio
Cocalli, su valet, y entre 1872 y 1887 su gato Foss, al que hizo hacer
la siguiente lápida cuando murió:
“Qui sotto sta sepolto il mio buon Gato Foss. Era in casa mia 30 anni e morí il 26/7/1887 di etá 31 anni”. Firmado: Edoardo Lear.
Edward Lear y su gato Foss (1885).
La edad del gato era aproximadamente la mitad de la declarada por su amo. El cambio quizá obedeció a una de las tantas excentricidades del autor.
En 1870 decidió comprar tierras en la Riviera italiana, en San Remo, y
en 1871 Lear hizo construir su casa a la que llamó Villa Emily, en
homenaje a su mejor amiga: Emily Tennyson, esposa del poeta Alfred
Tennyson, con cuyos poemas Lear hizo canciones y también se propuso
publicar una edición ilustrada, proyecto que quedó sin realizar.
Durante 1873 y parte de 1874, Lear realizó un largo viaje por India y
Ceilán (actual Sri Lanka), en compañía de su amigo Thomas George
Baring.
A raíz de la construcción de un hotel que perturbó la tranquilidad del vecindario, Lear compró un nuevo terreno e hizo edificar otra casa que llamó Villa Tennyson. Se mudó a ella en 1880; ese año hizo su última visita a Inglaterra. Por esa época sus viajes por el mundo se detuvieron.
Murió en San Remo el 29 de enero de 1888 a los setenta y seis años.
Edward Lear: Autorretrato.
Acerca del limerick
Un limerick es un tipo de poema de cinco versos con
un esquema estricto de rimas . Los cinco versos del
limerick poseen diferente métrica, coincidiendo en mayor extensión el
primero, segundo y quinto por un lado; el tercero y cuarto, más breves,
por el otro. La historia del poema suele presentar las particularidades
de un personaje, por lo general habitante de una ciudad que se menciona
en el primer verso, o bien con algún rasgo físico destacable: una larga
nariz, una barba descomunal… protagonista de algún hecho desopilante.
El limerick pertenece a la vasta tradición de la poesía popular
británica. Se lo remonta al siglo XIV, a las “nursery rhymes” y otros
tipos de poesía popular e infantil. Según señala César Aira ,
un posible antecedente del nonsense son las “mad songs” de los monjes
mendigos errantes, consecuencia de la disolución de los monasterios por
Enrique VIII. Estos monjes, al parecer, invocaban caridad por la falta
de razón. Su prueba de locura eran los poemas sin sentido que recitaban
de memoria. El fin “práctico” del poema explicaría su brevedad y
concisión. De este antiguo origen del limerick, nos informa Aira, no se
conservan textos, pero sí de canciones absurdas de beber o de fumar y de
canciones eróticas de principios y mediados del siglo XVII.
En la primera colección publicada de Nursery Rhymes que se conoce: Tommy Thumb’s Pretty Song Book (1744), aparece por primera vez un limerick ilustrado:
Ilustraciones de William Wallace Denslow para Mother Goose Collection (1901).
No se sabe a ciencia cierta a qué se debe el nombre de “limerick” de estos breves poemas; lo que sí se sabe es que Limerick es una ciudad irlandesa que aparece en canciones de bebidas. Cabe señalar que Lear nunca usó este nombre para designar sus textos ya que su aparición es posterior.
Muchos autores consideran al limerick intraducible. En ellos el
significante, la sonoridad y el ritmo prevalecen sobre los sentidos, o
mejor dicho los determinan.
“El sinsentido y lo infantil se derivaron por sí solos. Los niños
aman la repetición, y aquí la repetición era casi completa. ‘Había un
viejo en…’ o una dama, o un joven. Los cuentos infantiles también
empiezan con una fórmula: ‘Había una vez…’, a partir de la cual se abre
un imprevisto, a veces inquietante, que puede llevar muy lejos (…). El
sitio al que llega el ‘había una vez’ del limerick es instantáneo;
contiguo, y a la vez imprevisible y lejano. Con el primer verso está
todo dicho; lo que le suceda a ese personaje dependerá de la rima. El
segundo tramo, la segunda rima, es la peripecia. El último verso, al
repetir el primero, desmiente la historia; todo queda como estaba, y en
realidad todo estuvo siempre como estaba: mientras sucedía el relato,
todo permanecía en su lugar. En cuanto al sinsentido, es eso
precisamente: el relleno a presión con elementos de sentido de un marco
fijo preestablecido.” .
(Había una anciana de Chertsey, / que hizo una notable reverencia; /
giró y giró en redondo, / hasta hundirse bajo la tierra, / lo cual
apenó a toda la gente de Chertsey.)
Ilustración de Edward Lear para “There was an Old Lady of Chertsey”
Ilustración de Edward Lear para “There was an Old Lady of Chertsey”
Como se observa en la traducción en prosa, si la decisión es la de conservar el sentido de la historia, entonces es imposible la rima. O bien el poema se transforma en relato, o bien el traductor debe crear otro poema. Es decir, si elige conservar las rimas y la métrica realizará las modificaciones necesarias, pero de todas maneras deberá hacer la traducción de la historia. En el caso particular de los limericks de Lear la presencia de las ilustraciones obliga al traductor a conservar lo mejor posible personajes y acontecimientos.
Para escribir un limerick, en palabras de César Aira el poeta busca
las palabras junto al argumento y cualquier cosa puede salir de esa
búsqueda.
“Una vez que ha salido, algo, un solo elemento, todos los demás
quedan más o menos determinados, estableciendo un continuo de necesidad
entre forma y contenid.
Esta escritura ‘por las palabras’ se diría propia de la poesía: el
sonido se adelanta al sentido. El sentido de todos modos no se hace
esperar, pero se presenta, aun en la simultaneidad, como un resultado, a
veces sorprendente.”
Si bien el nombre de Edward Lear está indiscutiblemente asociado al
limerick, y es él quien parece haberle dado su forma definitiva, no fue
Lear quien inventó este género. Edward Lear escribió sus primeros
limericks por 1830. Existen libros de limericks publicados con
anterioridad, como por ejemplo un librito de : The History of Sixteen Wonderful Old Women (La historia de dieciséis ancianas maravillosas), cuyo autor fue posiblemente de R. S. Sharpe y otro librito publicado poco tiempo después: Anecdotes and adventures of Fifteen Gentlemen
(Anécdotas y aventuras de quince caballeros), también anónimo y
posiblemente del mismo autor. Ambos libros llevan las ilustraciones del
célebre caricaturista Robert Cruikshank.
(Había una vieja de Bath, / tan delgada como un listón, / era morena
como una baya, / con una nariz como una cereza; / esta vieja flaca de
Bath.)
Ilustración de Robert Cruikshank para el libro The History of Sixteen Wonderful Old Women (1820).
Ilustración de Robert Cruikshank para el libro The History of Sixteen Wonderful Old Women (1820).
Aunque los orígenes del limerick, como se señaló, parecen mucho más
remotos, probablemente medievales; el formato que adoptará Lear responde
a estos dos libritos antes nombrados: un personaje identificado por un
lugar geográfico y la compañía de dibujos que ilustran el excéntrico
acontecimiento narrado en los cinco versos. Los estudiosos no descartan
la posibilidad de otras publicaciones anónimas de limericks anteriores a
Lear.
Los dibujos de Lear
Ilustrador de profesión, Lear dibujó todos sus
limericks. En algunos casos la ilustración parece repetir lo dicho por
el texto; en otros, el sentido del texto se completa gracias a la
información brindada por la imagen.
(Había un hombre con una nariz, / que decía: “Si suponen / que mi
nariz es demasiado larga, / están ciertamente errados”, / ese notable
hombre con una nariz.)
El texto tan sólo designa a “un hombre con una nariz”, es la imagen
la que nos permite saber de qué clase de nariz se trata. Incluso las
palabras del personaje contradicen lo observable en el dibujo. Si el
hombre es “notable” sin duda es por las dimensiones de su nariz, y sus
palabras tan sólo parecen afirmar por la negación un hecho comprobable
en la imagen. De todas formas el vocablo “demasiado” es lo
suficientemente relativo como para depender del punto de vista de quien
lo utilice. Ahora bien, el dibujo permite sacar al lector sus propias
conclusiones y dejar grabada la imagen de una nariz serpentina que
impide el paso a los transeúntes o bien se ofrece como soga para saltar.
La hipérbole y la extrañeza se construyen en la confluencia de la
imagen y las palabras.
Lejos del cuidado documental, los dibujos de Lear para sus limericks parecen hechos “a las apuradas”.
“En estos dibujos, efectivamente, hay, junto a una habilidad casi
diabólica, algo de "dibujar sin saber dibujar", algo que hoy podemos ver
como una exaltación artística de primer orden: una acción pura, que
crea sus paradigmas de valor y sentido en lugar de adaptarse a los que
están en vigencia. La infancia justifica como excusa o metáfora (pero
metáfora llevada a la realidad a cumplir una promesa utópica) de la
humanidad artista. El secreto último del limerick bien podría estar ahí,
en tanto artefacto mecánico que ‘se hace solo’ o que "puede hacer
cualquiera", o, en términos más realistas, que "hace la lengua" en su
juego propio, usando la intención del artista apenas como vehículo.”
Los limericks de María Elena Walsh
Desde pequeña María Elena Walsh (Buenos Aires, 1930), la célebre escritora argentina, escuchó en voz de su padre las Nursery Rhymes.
De este modo esas “curiosas historietas en verso que se llaman
limericks”formaron parte de su infancia. Podemos definir la obra de
María Elena Walsh y en particular su libro Zoo Loco (1964) en intenso diálogo con los textos Edward Lear y Lewis Carroll; los dos grandes escritores del nonsense en la literatura para niños.
En su prólogo a Zoo Loco, María Elena Walsh describe al limerick y señala:
“En general cuentan soberanas tonterías, cosas requetesabidas o
descomunales mentiras. Algo parecido a lo que sucede con muchas coplas
populares de Hispanoamérica como ésa que dice:
Todas las mañanitas
del mes de enero
me amanecen las uñas
sobre los dedos.
del mes de enero
me amanecen las uñas
sobre los dedos.
"Los chicos y la gente sencilla se divierten mucho con estos juguetes
hechos de palabras, por eso se me ocurrió intentar hacer algunos
limericks en castellano. Mentiras: no se me ocurrió nada. Los limericks
se aparecen de pronto, como un bicho en la punta del lápiz, y se ponen a
correr por su cuenta sobre el papel.”
Portada de la primera edición de Zoo Loco.
Los limericks de María Elena Walsh reunidos en su libro Zoo Loco,
con ilustraciones de Ruth Varsavsky, salieron publicados por primera
vez en 1964. Desde entonces el libro ha sido continuamente reeditado.
Se trata de cuarenta y dos poesías, la última de las cuales: “Un
Nogüipín, un Greti, un Lodricoco”, tiene la particularidad de haber sido
escrita al “vesre”:
“Hay gente que opina que es feísimo hablar al Vesre, por
eso la puse al final y escondida entre dos paréntesis, para que nadie la
vea” , señala María Elena Walsh en un gesto de complicidad y juego trasgresor con el lector.
A diferencia de los limericks de Lear, los de María Elena Walsh
tienen por protagonistas a los animales y éstos no necesariamente son
situados en un punto geográfico en el primer verso. También a diferencia
de Lear el último verso del poema no repite al primero. De este modo la
brevísima anécdota logra extenderse y concluir recién en el punto
final.
Un canario que ladra si está triste; una pava con fama de letrada; un
elefante con la trompa por detrás; una trucha que nada en agua no
mojada… Una galería, un zoológico mejor dicho, de animales excéntricos,
imposibles, surrealistas, delirantes.
La infancia como interlocutor y como excusa para jugar con las
palabras, imaginar locuras y darse permiso para decir tonterías. Poemas
que se desligan de la tiranía del sentido, juguetes hechos con palabras.
Los limericks de Zoo Loco fueron y continúan siendo revolucionarios en el campo de la poesía infantil argentina.
POEMA
FRÍOS SON LOS CANGREJOS
Fríos son los cangrejos que recorren las rocas,
Más fríos los pepinos que en el valle crecen.
¡Y más frías aún las broncíneas chuletas
Que coronan la lata de las grageas filosóficas!
Pues cuando el néctar, con su hollejo tardío,
Colma las anchas escudillas de demonios y hombres
Entonces vemos retirarse la flaca musaraña,
La gallina casera, el puerco-espín erizado.
Queda con todo mucho: trinar acento solemne,
Que tristemente se rezaga y disipa,
Alejándose cada jornada con el día que parte.
La gama de un guisante verde sobre el llano en lontananza
Cuando las morsas astutas se congregan en asamblea...
Tal, tal es la vida...
http://hecate.com.ar/bianchi/lear.html
http://www.imaginaria.com.ar/2010/04/edward-lear-los-limericks-y-el-zoo-loco-de-maria-elena-walsh/
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