El arqueólogo alemán, Robert Koldewey, inició las excavaciones que lo llevaron a descubrir las inmensas murallas babilónicas el 26 de marzo de 1899, la mayor fortificación urbana de la antigüedad. Cuando Koldewey empezó la excavación de Babilonia, halló, en el rincón nororiental de la fortaleza sur, unas bóvedas con un profundo pozo, que coincidieron exactamente con las descripciones antiguas. Robert Koldewey, nació en 1855 y murió en 1925, era arquitecto de profesión, pero dedicó toda su vida a la investigación arqueológica revelando que la legendaria Babilonia de la Biblia era una realidad histórica. En 1882 comenzó a viajar por Turquía y la isla de Lesbos, y a través de sus expediciones posteriores trazó mapas y dibujos de las construcciones antiguas.
Muralla reconstruida en la antigua Babilonia, Irak. |
Las celebérrimas murallas de Babilonia fueron construidas con basamentos
de piedras flanqueadas de torres sobre planos cuadrados, su primer
levantamiento está atribuido al caudillo Nabucodonosor. Debido a que su
tipo de construcción se asemejaba en parte con las construcciones
asirias resultó ser una ciudad muy fortificada y eficiente en sus
tiempos. Clara muestra de ello es el hecho de que estando en la muralla
no solo podías contemplar el exterior sino también el conjunto de la
ciudad que rodeaba, lo cual garantizaba la seguridad de sus ciudadanos y
dotaba de mayor capacidad de visión a los centinelas.
Reconstrucción Puerta de Ishtar en el Museo Nacional de Berlín (Alemania) |
Probablemente la parte más conocida de las murallas de Babilonia es la
Puerta de Ishtar, construida en el 580 a.C , fue sin duda la más bella
de las puertas de la ciudad. Dicha puerta abría paso a las procesiones
religiosas que se dirigían al templo de Marduk (dios sumerio) y a la
Torre de Babel. Por su parte, Ishtar, diosa del amor y de la guerra, dio
nombre a la famosa puerta que comprendía dos gruesos cuerpos de altura
diferente con dos torres cada una. Revestida en su superficie con
ladrillos esmaltados de tonos azules y verdes, su decoración estaba
compuesta de 575 figuras de dragones, toros y grifos.
En la puerta de algunas murallas persas como las de las ciudades de
Tastiate,Kalak, Niníve y Jorsabad podemos encontrar unos "Toros Alados ". Estas figuras ofrecen dos caras, en la
parte frontal se puede apreciar un toro con dos patas y por su lateral,
con cuatro patas. Estos toros eran antropomorfos con alas arqueadas
hacia arriba y constituirían la última evolución del toro mesopotámico.
En sumer, el toro era el animal asociado a Sin, el dios lunar, debido a que en estos pueblos (al igual que en todos los primitivos), se tenía la imagen de que los rayos del astro nocturno atravesaban el terreno y de tal modo hacían germinar las semillas plantadas en el campo. Cuando el tallo conseguía salir del suelo, los rayos del Sol "cuidaban" o mejor dicho, hacían perserverar dichas plantaciones. Aún así la fuerza germinadora provenía de los rayos lunares, no del astro diurno. De esta manera el toro de Sin, el animal más fuerte y masculino de todos los animales del delta, fue considerado como símbolo del principio germinador por los primitivos sumerios.
En sumer, el toro era el animal asociado a Sin, el dios lunar, debido a que en estos pueblos (al igual que en todos los primitivos), se tenía la imagen de que los rayos del astro nocturno atravesaban el terreno y de tal modo hacían germinar las semillas plantadas en el campo. Cuando el tallo conseguía salir del suelo, los rayos del Sol "cuidaban" o mejor dicho, hacían perserverar dichas plantaciones. Aún así la fuerza germinadora provenía de los rayos lunares, no del astro diurno. De esta manera el toro de Sin, el animal más fuerte y masculino de todos los animales del delta, fue considerado como símbolo del principio germinador por los primitivos sumerios.
A dicho toro se le agregó fisionomía humana y con barba, para darle
inteligencia se le añadieron alas debido a que los primeros días del
delta, el único fruto era el dátil de la palmera ya que los cereales no
se empezaron a cultivar hasta el 2000 a.C. Estos dátiles constituían un
elemento indispensable para crear pan y bebidas fermentadas. Los
buitres, águilas y halcones se paraban en las palmeras macho captando el
polen en su plumaje, después se dirigirían a la palmera hembra
despolvoreándose y de tal manera germinando los dátiles. Se observó que
cuando había muchas aves también había muchos dátiles, y por tanto,
mucha comida. Consideraron por esto al águila un animal procreador, y de
ahí vienen las alas.
Posteriormente se añadió el cuarto elemento que constituiría el
tetramorfos, las garras de león. La diosa de la guerra y del amor,
Ishtar, tenía por animal favorito y predilecto al león. Por consiguiente
la diosa Ishtar era otra manifestación del principio procreador,
sintetizado todo en aquel hombre, águila, toro y león. En las ciudades
persas estos animales recuerdan a los mencionados por Ezequiel, la
visión cristiana del tetramorfos que simbolizaba a los cuatro
evangelistas en estos cuatro animales, y eran cuatro animales y cuatro
evangelistas por la razón de que el cuatro era considerado como número
religioso en la Antiguedad.
Sus funciones eran las de proteger al hombre, defendiéndoles del mal y
de alguna forma servían como homenaje y presente a las divinidades del
pueblo persa. Comúnmente eran llamados Iamassu, y algunos expertos aún
no se ponen de acuerdo en aclarar si es la cola o las garras las que
representan al león.
Una mención aparte:la Puerta de Ishtar
Originalmente, la puerta de Ishtar, como parte de las murallas de Babilonia, era considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, hasta que en el siglo VI dC fuera reemplazada en la lista por el Faro de Alejandría. Otra de las obras de su autor, el rey Nabucodonosor II figuraría sin embargo en la lista por más tiempo: los Jardines Colgantes de Babilonia, de los cuales todavía no se ha encontrado ni rastro y su existencia se sigue suponiendo gracias a testimonios ilustres como los del historiador griego Heródoto.
La puerta de Ishtar era la octava de las puertas de acceso a Babilonia, y también la más famosa, gracias a sus grandes dimensiones (14 metros de altura por 10 de ancho), pero sobre todo a su decoración; el ladrillo vidriado se utilizó con exquisita sobriedad, pero a la vez con evidente fastuosidad. Sobre un fondo azul coloreado con polvo de lapislázuli, las series de leones, dragones (grifos mitológicos) y toros andantes forman ordenadas composiciones, enmarcadas por bandas y motivos ornamentales de gran simplicidad geométrica e indudable efecto cromático. Su techo y puertas eran de cedro, y a través suyo transcurría la Vía Procesional, pertrechada de más murallas y de 120 leones de adobe que la custodiaban. Era la entrada principal a las calles y templos interiores de Babilonia.
La puerta de Ishtar era la octava de las puertas de acceso a Babilonia, y también la más famosa, gracias a sus grandes dimensiones (14 metros de altura por 10 de ancho), pero sobre todo a su decoración; el ladrillo vidriado se utilizó con exquisita sobriedad, pero a la vez con evidente fastuosidad. Sobre un fondo azul coloreado con polvo de lapislázuli, las series de leones, dragones (grifos mitológicos) y toros andantes forman ordenadas composiciones, enmarcadas por bandas y motivos ornamentales de gran simplicidad geométrica e indudable efecto cromático. Su techo y puertas eran de cedro, y a través suyo transcurría la Vía Procesional, pertrechada de más murallas y de 120 leones de adobe que la custodiaban. Era la entrada principal a las calles y templos interiores de Babilonia.
Construída en el lado norte de la ciudad por el rey Nabucodonosor II,
en el año 575 adC, la espléndida puerta formaba parte de la muralla
interior que daba acceso definitivo a la ciudad mesopotámica a través de
un intrincado sistema defensivo. Estaba dedicada a la diosa Ishtar,
diosa de la fertilidad y el amor —pero también de la guerra—, diosa que
servía como la fuente de todas las fuerzas generativas de la Tierra.
La Puerta de Ishtar formaba parte de una majestuosa
via sacra (la Vía Procesional que mencionábamos anteriormente) que
atravesaba también un puente de piedra sobre el río Éufrates y
finalizaba en un grandioso patio donde se alzaba la torre denominada Etemen-an-ki (“Casa del Cielo y de la Tierra”), que no es otra que la famosa Torre de Babel
(llamada así por la denominación acadia de Babilonia: Bab-ili o
“Puerta de Dios”) de la que hoy, lamentablemente, no queda rastro
alguno. La Torre de Babel era en realidad un ziggurat o torre
escalonada, formada por siete terrazas superpuestas y rematada por un
templo desde donde los sacerdotes estudiaban el firmamento.
Los cimientos de la puerta de Ishtar fueron hallados entre 1899 y 1914 por el arqueólogo Robert Koldewey, famoso mundialmente por ser el descubridor de Babilonia. Koldewey inventó técnicas de excavación arqueológica para poder extraer con seguridad los frágiles ladrillos de adobe, uno por uno, lo que le llevó casi dos décadas. La puerta fue reconstruída junto a parte de la Vía Procesional durante la década de 1930, y finalmente se entregó a la exposición permanente del Museo Pérgamo de Berlín, donde se puede contemplar hoy día.
No obstante, partes de la puerta de Ishtar y algunos leones de la Vía Procesional se pueden encontrar en varios museos alrededor del mundo. El Museo Arqueológico de Estambul tiene leones, dragones mitológicos y toros. También podemos encontrar figuras similares en el Röhsska Museet de Goteborg, en el Detroit Institute of Arts, en el Louvre de París, en el Metropolitan Museum de Nueva York , etc.
En la película Alejandro Magno, de Oliver Stone, se muestra
al mítico conquistador macedonio atravesando la Puerta de Ishtar tras la
rendición de Babilonia… Es un hecho que no está confirmado (el paso
triunfal de Alejandro Magno
atravesando la Puerta de Ishtar), pero este hito no sería más que otro
más entre tantas procesiones que vió pasar bajo sus arcos esta puerta
mítica… ¿Se imaginan las escenas?
Los jardines colgantes de Babilonia
Los Jardines Colgantes de Babilonia eran una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo y la única cuya ubicación no ha sido establecida definitivamente.
Tradicionalmente se dice que se han construido en la antigua ciudad de Babilonia, cerca de la actual Hilla, provincia de Babil, en Irak. El sacerdote babilonio Beroso, escribiendo aproximadamente en 290 a.C. y citado más tarde por Josefo, atribuyó los jardines al rey babilonio Nabucodonosor II, que gobernó entre 605 y 562 antes de Cristo. Torpemente, no hay textos babilónicos existentes que mencionan los jardines, y no hay evidencia arqueológica definitiva que se haya encontrado en Babilonia.
Debido a la falta de pruebas, se ha sugerido que los jardines colgantes son puramente legendarios y las descripciones que se encuentran en los antiguos escritores griegos y romanos como Estrabón, Diodoro de Sicilia y de Quinto Curcio Rufo representan un ideal romántico de un jardín oriental.
En los escritos antiguos, los Jardines Colgantes de Babilonia fueron descritos por primera vez por Beroso, un sacerdote babilónico Marduk, que escribió alrededor de 290BC, aunque sus libros son conocidos sólo por citas de autores posteriores (por ejemplo, Flavio Josefo). Hay cinco escritores principales (incluyendo Beroso) cuyas descripciones de Babilonia se conservan en alguna forma en la actualidad. Estos escritores se preocupan por el tamaño de los Jardines Colgantes, por qué y cómo se construyeron y cómo los jardines se riegan.
Existe cierta controversia en cuanto a si los jardines colgantes eran una construcción real o una creación poética, debido a la falta de documentación en las fuentes babilónicas contemporáneas. Tampoco hay mención de la esposa Amyitis de Nabucodonosor (o cualquier otra esposa). Heródoto, al escribir sobre Babilonia, más cerca en el tiempo de Nabucodonosor II, no menciona los jardines colgantes en sus Historias.
Hasta la fecha, no hay evidencia arqueológica que se haya encontrado en Babilonia por los Jardines Colgantes. Es posible que existan pruebas bajo el Éufrates, que no puede ser excavado de forma segura en la actualidad. El río corría al este de su posición actual en la época de Nabucodonosor II, y se sabe poco sobre la parte occidental de Babilonia. Rollinger ha sugerido que Beroso atribuyó los Jardines de Nabucodonosor, por razones políticas, y que había adoptado la leyenda de otra parte.
Una teoría reciente propone que los jardines colgantes de Babilonia fueron realmente construidos por el rey asirio Senaquerib (que reinó en 704-681 aC) en su palacio de Nínive. Stephanie Dalley postula que durante los siglos transcurridos los dos sitios se confundieron, y los extensos jardines del palacio de Senaquerib se atribuyeron a Babilonia de Nabucodonosor II. Evidencia recientemente descubierta incluye la excavación de un vasto sistema de acueductos inscritos a Senaquerib, que Dalley propone eran parte de una serie de ochenta kilómetros de canales, presas, acueductos, y tornillos de sensibilización para llevar agua a Nínive.
como el pico tus videos saco wea
ResponderEliminarMuy interesante
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