sábado, 21 de julio de 2018

RAMON GOMEZ DE LA SERNA Y LAS GREGUERIAS


Escritor español, nacido en Madrid el 3 de julio de 1888 y fallecido en Buenos Aires (Argentina) el 12 de enero de 1963, que está considerado la figura clave de laVanguardia. Aunque licenciado en Derecho, ligó su vida indisolublemente a la literatura, y a la obra resultante sólo pueden aplicarse adjetivos que resalten su extremada originalidad, su determinante influencia y su colosal vastedad. Autor incatalogable, escribió siempre con ingenio y brillantez, con la seguridad de que cualquier texto, por breve e insignificante que parezca, puede ser una genial obra literaria. Su afán de renovar la literatura tradicional le llevó a crear nuevas formas de expresión (como la greguería o la novela lírica) en las que siempre estaba presente la poesía. Sin embargo, no cultivó la creación poética propiamente dicha.

Ramón Gómez de la Serna, óleo de Enrique Segura.

"Nací, o me nacieron, el día 3 de julio de 1888, a las siete y veinte minutos de la tarde, en Madrid, en la calle de las Rejas, número cinco, piso segundo." Así comienza uno de sus libros más significados, Automoribundia, un sentido trazado de su biografía, en la que, claro está, no podía constar de su puño y letra que falleció en Buenos Aires el 12 de enero de 1963.
Aunque viajó mucho por América y Europa, su vida estuvo ligada a los ambientes culturales y literarios de su ciudad natal, hasta que tuvo que abandonarla durante la Guerra Civil, para exiliarse en Argentina.
Como era hijo de un ilustre hombre de Leyes, fue presionado en su familia para que estudiara Derecho. Sin embargo, desde muy joven se mostró mucho más interesado por el periodismo y la literatura.
Pronto se dio a conocer como escritor gracias a sus brillantes artículos publicados en los principales periódicos y revistas. A lo largo de su vida, publicó miles de colaboraciones en medios de comunicación tan difundidos en su tiempo como El SolLa VozRevista de Occidente y El Liberal.
En 1915 fundó la tertulia del café Pombo, en la que ejerció de abeja reina del panal de literatos y artistas que allí se congregaba y del que dejó constancia plástica el pintorJosé Gutiérrez Solana. Su influencia se dejó sentir más allá de las mesas del local, y su novísimo quehacer literario alumbró y deslumbró a la vanguardia española. La afamadaGeneración del 27, por ejemplo, mucho debe, entre otros faros culturales, al luminoso Ramón Gómez de la Serna.


Gómez de la Serna, personaje central de la obra de J. Solana. La tertulia del Café de Pombo (1920).
No sólo fue conocido y admirado por sus escritos literarios y sus artículos periodísticos, sino también por su brillante labor como conferenciante. Decidido siempre a sorprender, llegó a dar una conferencia subido al trapecio de un circo.
También fue el fundador, junto a Azorín, del PEN Club español (o sea, la sucursal hispana del club de escritores más importante del mundo). Y ejerció como secretario del Ateneo de Madrid.
Practicó lo que él llamaba el "madrileñismo", que consistía en disfrutar de la rica y bohemia vida cultural de su ciudad natal, sin perderse por ellos los encantos castizos (toros, tabernas, etc.). Pero también viajó mucho, con el deseo de ampliar sus conocimientos y descubrir novedades artísticas y literarias.
En 1931, ya con más de cuarenta años de edad, se casó con la escritora Luisa Sofovich. Durante la II República siguió animando constantemente el panorama cultural español, y al comienzo de la Guerra Civil abandonó España rumbo al exilio en Argentina. Allí, a pesar de no participar en política, sufrió las consecuencias de la caída del general Perón.
Falleció en Buenos Aires; el ayuntamiento de Madrid gestionó la repatriación del cadáver, y hoy sus restos descansan en el Panteón de los Hombres Ilustres, sito en la Sacramental de San Justo, en la misma fosa que Mariano José de Larra.






En los textos de Ramón Gómez de la Serna se hace difícil separar lo autobiográfico de lo que no lo es, a tal extremo llega su presencia en cuanto escribe. Es, sobre todo, un escritor de sí mismo, que se describe subjetivamente a través del mundo, de las personas y cosas que le rodean. Y su manera de darse en sus libros la llevó a cabo en una prosa renovadora, con la que entremezcló y superó diferentes géneros y soportes. La literatura de Gómez de la Serna es la frontera donde termina la sequedad y la adustez de los prosistas de la Generación del 98 y renace el humorismo: un territorio nuevo, regado por la fantasía y el humor.
Su estética la definió en Ramonismos , y uno de los elementos que la compusieron es la greguería, construcción breve y ocurrente que el autor definió como "metáfora + humor". Sobre este arte de captar lo efímero, sirvan los siguientes ejemplos, escarzados entre la, Novísimas greguería y Total de Greguerías y sin contar las innumerables que dejó dispersas en otros textos.


Nombre dado por el escritor español Ramón Gómez de la Serna a unos aforismos que tienen algo de epigramáticos por la intención satírica y el rasgo de ingenio que entrañan, caracterizados por la metáfora, la paradoja, la antítesis y la hipérbole.
Forma literaria mínima propia de la literatura española del siglo XX que cae, al mismo tiempo, dentro del ámbito de la literatura apotegmática o del refrán, de la facecia o chiste, y hasta de la prosa lírica y el epigrama. El padre de la greguería fue el escritor novecentista y vanguardista Ramón Gómez de la Serna, quien explicó esa especial y variada condición por medio de la siguiente fórmula:
Greguería = Metáfora + Humor.
Valgan algunos ejemplos suyos, sacados de entre las más de diez mil que llegó escribir:
- "La sopa es el baño del apetito."
- "La luna pone en el bosque luz de cabaret."
- "Existe un viento que suena como si la naturaleza estuviese mal de los bronquios."
- "El agua no tiene memoria: por eso es tan limpio."
- "La sandía es una hucha de ocasos."
- "El mar es la rotativa más antigua del mundo, que tira incesantemente y en rotograbado el diario La Ola."
- "La gallina llena el suelo de asteriscos."
Con estas pequeñas composiciones literarias, Gómez de la Serna mostró, según él mismo confesaba, lo siguiente: “La greguería es el atrevimiento a definir lo que no puede definirse, a capturar lo pasajero, a acertar o a no acertar lo que puede no estar en nadie o puede estar en todos”. Lo que en origen fue un experimento típico de un autor vanguardista acabó por entusiasmarlo hasta tal punto que las estuvo escribiendo por espacio de aproximadamente medio siglo; cerca de la greguería, si es que no lo son, son las composiciones que este mismo autor tituló como MomentosMiradas,Parecidos o Mentiras.


Gómez de la Serna explica también la procedencia de tan singular término: “¿Que por qué se llaman Greguerías? Al encontrar el género me di cuenta de que había que buscar una palabra que no fuese reflexiva ni demasiado usada, para bautizarle bien. Entonces metí la mano en el gran bombo de las palabras y al azar, que debe ser el bautizador de los mejores hallazgos, saqué una bola... Era ‘greguería’, aún en singular; pero yo planté esa bolita y tuve un jardín de greguerías. Me quedé con la palabra por lo eufónica y por los secretos que tiene en su sexo”. Y así es: el término no es invención del autor, pues en el DRAE vale lo mismo que “vocerío o gritería confusa de la gente”; no obstante, en su explicación, Gómez de la Serna aún añade algo de su gracejo característico: “En los anteriores diccionarios, significaba el griterio de los cerditos cuando van detrás de su mamá”.
Es seguro que el genial e histriónico autor, en esta su creación más original, estuviese partiendo no sólo de su ingenio sino de algunos sólidos basamentos: para el pasado, contaba con el modelo de un autor como Marcial (sus Epigramas se mueven igualmente entre el lirismo y la jocosidad), en una época en que la estética del mundo clásico aparecía reivindicada por doquier (sobre todo en las artes plásticas de la Vanguardia, muy particularmente en escultura y arquitectura); otro modelo clásico, aunque esta vez oriental, era el del haiku japonés, que había ido ganando terreno en Europa desde el final del siglo XIX. Para el presente, disponía de la sólida aportación que el Impresionismo finisecular continuaba brindando al mundo occidental y del que su generación estaba sacando partido.
Como quiera que sea, la mejor poética de la greguería es la que el propio Ramón (pues así se ha llamado con frecuencia al autor hasta en los ensayos eruditos) dejó al editar sus mejores composiciones entre los años 1952 y 1960. El género fue cultivado por algunos de sus amigos y contemporáneos, como los escritores españoles Enrique Jardiel Poncela y Noel Clarasó o los poetas argentinos Ricardo Güiraldes y Oliverio Girondo, autor a quien Ramón dedicó la antología antes citada.
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http://www.elmundo.es/elmundo/hemeroteca/2015/04/08/m/cultura.html
http://www.enciclonet.com/articulo/gregueria/
http://madrid.lecool.com/event/ramon-gomez-de-la-serna/

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