sábado, 28 de diciembre de 2019

LOS TEMPLOS DE ELLORA




Ellora o Ellorā es una localidad de la India, antiguamente conocida con el sobrenombre de Elapurā, se encuentra a 30 km de la ciudad de Aurangābād en el distrito homónimo, en el pradesh o estado federal de Maharashtra.También se conoce como Elapura en la literatura Rashtrakutakannada
Ellora es célebre por su arquitectura rupestre, con monasterios y templos budistas establecidas entre los siglos VII y VIII y jainas construidos entre los siglos VIII y XIII.Estas estructuras han sido excavadas en un precipicio de los montes Charanandri 
La coexistencia de estas edificaciones demuestra cierto grado de tolerancia interreligiosa en la India hasta la llegada del Islam.
Las grutas budistas son las estructuras más antiguas y consisten principalmente en vihāras y monasterios, algunos de estos son verdaderos santuarios exornados por una imagen del Buda. En este conjunto la joya del lugar es el templo de Kailāsanātha (725-755), se trata de un edificio en forma de templo, completamente excavado en la roca.


En las laderas de los montes Charanandri, en la región del Decán (actual estado indio de Maharashtra), y a lo largo de una línea continua de dos kilómetros, se excavaron entre los siglos VII y XI una serie de monasterios y templos pertenecientes a tres de las grandes religiones del subcontinente: hinduismo, budismo y jainismo. A diferencia de otros lugares de la India, como las vecinas cuevas de Ajanta, Ellora nunca dejó de ser visitada. Recién estrenado el siglo XVIII, el médico y viajero veneciano Niccolao Manucci, al servicio de la corte mogola, había llegado hasta allí y se había sorprendido de la calidad artística de sus esculturas y pinturas. Incluso cronistas mogoles como Muhammad Kazim admiraron la habilidad y sofisticación de los artistas que excavaron Ellora.


El viaje de un joven oficial británico en 1810 dio a conocer al mundo uno de los monumentos más fascinantes de la India: las cuevas de Ellora
A principios del siglo XIX, John B. Seely, un oficial británico acantonado en Bombay, oyó hablar de las cuevas de Ellora, con sus magníficas esculturas y pinturas, y decidió visitarlas. Seely era un joven inquieto, curioso y apasionado por aquella India tan distinta a su Inglaterra natal. Sus superiores en Bombay intentaron disuadirle y le advirtieron de los peligros que corría, pero no lograron frenar su entusiasmo ante la que consideraba la aventura de su vida.
El 10 de septiembre de 1810, Seely emprendió un viaje que le llevaría 500 kilómetros al norte de Bombay, a través de tierras dominadas por bandidos, selvas infestadas de mosquitos, altos pasos de montaña y ríos infranqueables, bajo unas temperaturas de más de 40 grados y el acoso constante de nativos hostiles. Le acompañaba una extensa comitiva: bueyes para transportar su tienda, porteadores que llevaban su cama de campaña y su escritorio, varios sirvientes y una escolta armada de seis cipayos y un cabo. Tras varios días de agotador viaje llegaron a Poona, la cosmopolita capital de la confederación mahratta, un reino indio independiente. En Seroor, Seely cambió la guardia y compró nuevos bueyes y un camello, pero en Toka sufrió unas fiebres y tuvo que descansar varios días. Parcialmente recuperado, Seely atravesó la jungla, y por fin, a lo lejos, observó la aguja de un templo. Estaba en Grishneshwar, un pueblecito cercano a Ellora.


Seely se dirigió rápidamente a Ellora, que se hallaba a un kilómetro y medio. Cuando por fin alcanzó su objetivo, quedó extasiado ante lo que vio: ..."Es totalmente imposible describir los sentimientos de admiración y asombro suscitados en mi mente al advertir por primera vez aquellas maravillosas excavaciones   ver los magníficos edificios entre los que la gente hormiguea".


Hay 34 templos en Ellora: 17 hinduistas, 12 budistas y 5 jainistas. La mayoría son cuevas abiertas en la montaña, y sólo dos son templos aislados, también excavados en la roca pero separados gradualmente hasta quedar prácticamente exentos. Uno de ellos es el templo hinduista más grande y extraordinario de la India: el Kailashanta o Kailash, que significa «montaña sagrada», la residencia de Shiva, dios de la creación y de la destrucción.



El colosal templo fue construido por el rey Krishna I en el siglo VIII en un solo bloque monolítico, y se excavó desde la cima de la montaña hacia abajo. De 30 metros de alto, su entrada está flanqueada por dos columnas de 15 metros cada una y todo el edificio está repleto de intrincados relieves escultóricos. Seely hizo  montar su tienda frente al Kailash, que fue el primer templo que exploró, y pasó el día siguiente escalando las galerías y penetrando en los templos más pequeños, donde registró y dibujó todo lo que veía. En una de sus incursiones, Seely descubrió el Lankeswar, una enorme capilla excavada en la roca y mayor que todo el conjunto del propio Kailash, con 27 columnas pétreas macizas que sostenían el techo.


La profusión y belleza de tallas, relieves y esculturas de budas gigantescos en el interior de los templos budistas impresionaron al joven oficial. En el Teen Tal, un templo de tres pisos, encontró una hilera de siete budas en posición de enseñar y que aún mantenían parte de su policromía original. Seely tuvo que cruzar un kilómetro y medio de terreno escarpado para visitar los templos jainistas. En el de Indra Sabha contempló una enorme estatua sedente de Mahavira, el 24 y último tirthankara (ser que ha alcanzado la trascendencia) del jainismo. 



Pero el esfuerzo de explorar todos y cada uno de los rincones de Ellora, llenos de polvo y alimañas, empezó a pasar factura a Seely, que decidió abandonar el lugar. Nunca regresó. A pesar de no ser un erudito, Seely realizó una descripción minuciosa y precisa de todo lo que vio en su libro Maravillas de Ellora, publicado en Londres en 1824, pocos años después de que el italiano Giovanni Belzoni diera a conocer al mundo los templos de Abu Simbel. En su libro, Seely habla con pasión de aquel lugar que le marcó tan profundamente: «En mi humilde opinión no existen monumentos de la Antigüedad comparables a las cuevas de Ellora  Lector, ¿no es una completa maravilla? ¿O es de menor categoría que los lugares mencionados por Belzoni?».



Las cuevas de Ajanta son famosas por sus pinturas, mientras que los 34 templos de roca de la cercana Ellora son obras maestras de la escultura. Su contrucción fue toda una hazaña: para que se hagan una idea, es como esculpir en la roca tanto el interior como el exterior de una catedral del tejado al suelo.




Las doce primeras cuevas son budistas y datan de un período comprendido entre los años 630 y 700, cobijando diversos monasterios y un único templo de grandes proporciones, conocido como la Cueva de Vishvákarma. La sala principal del templo tiene una planta absidal, contando con una nave central y dos naves laterales subdivididas por veintiocho columnas octogonales. En el ábside se encuentra la estatua de Buda sedente que se alza más de tres metros de altura. Las demás estructuras de las cuevas budistas integran grandes monasterios de varios pisos excavados en la ladera de la montaña, contando con dormitorios, cocinas y otras habitaciones. Algunos de estos edificios albergan tallas de Buda y diversos bodhisattvas, un término propio del budismo que alude a aquellas personas que han seguido el camino de Buda de manera significativa. En muchas de estas cuevas los escultores se esforzaron por dar a la piedra el aspecto de la madera, como puede observarse en sus vigas y puntales.



Los santuarios hinduistas abarcan las cuevas numeradas desde la trece a la veintinueve y se construyeron entre mediados del siglo VI y finales del siglo VIII. Sus asombrosas grutas representan diferentes estilos de visión creativa y ejecución artística, algunas de ellas de una complejidad tal que requirieron las vidas de varias generaciones de hombres para planificar y coordinar su creación. La obra que destaca sobre todas ellas es el hermoso templo de Kailash o Kailasanatha, excavado en la roca entre los años 725 y 755 por orden del rey Rashtrakuta Krishna I, integrando el templo más bello de Ellora. La estructura de Kailāsanātha evoca al Monte Kailash, la morada del dios destructor Shiva, una obra titánica que cubre un área que supone el doble de la superficie del Partenón de la Acrópolis ateniense, con la inmensa labor añadida de estar integramente esculpido en una única y colosal roca. El templo es célebre por su excavación vertical, pues los artesanos comenzaron su labor por la cima de la roca original, tallándola hacia abajo, arrebatando el templo a la montaña. La enorme puerta de entrada de dos plantas de altura nos revela un patio en forma de U, rodeado por bellas galerías de columnas de tres pisos, intercaladas con enormes relieves y esculturas de las deidades hinduistas. Originalmente el templo contaba con puentes colgantes de piedra que conectaban las galerías con las estructuras centrales del templo, aunque lamentablemente no han llegado hasta nuestros días. La belleza del templo de Kailash representa la perfecta síntesis de la arquitectura del imperio Rashtrakuta que gobernó el subcontinente indio entre los siglos VI y X.



Ubicadas al norte del complejo, las grutas jainistas comprenden las cuevas numeradas desde la treinta a la treinta y cuatro, construidas entre los siglos IX y X por la secta Digambara, una de las dos principales del jainismo. La doctrina jainista promulga la no violencia, la virtud de la sobriedad y austeridad terrenal, así como el desapego a lo material, por lo que su arquitectura intenta plasmar el sentido estricto del ascetismo, sin ostentar los volúmenes ni las superficies de las cuevas ubicadas al sur. En contraposición a esta profunda austeridad en la estructura de sus templos, el concepto artístico jainista se representa con obras de arte excepcionalmente detalladas y exuberantes, como podemos observar en la decoración de sus cuevas.


Estas estructuras son mayoritariamente viharas o monasterios de varios pisos. Son grandes edificios tallados en la cara de la montaña donde se incluyen viviendas, dormitorios, cocinas y otras habitaciones. En algunas de estas cuevas hay esculturas de Buda, de Bodhisattvas y otras divinidades. Y en otras cuevas, los escultores se han esforzado por dar a la piedra el aspecto de la madera.


Originariamente estas galerías estaban conectadas por puentes de piedra a las estructuras del templo central. Dentro del patio hay tres estructuras. Como es tradicional en los templos de Shiva, en primer lugar y enfrente del templo central hay una imagen del toro sagrado llamado Nandi. El templo central – Nandi Mandap – acoge al lingam (la representación del dios). El Nandi Mandap se encuentra sobre 16 pilares y tiene una altura de 29,30 metros. La base de este patio central ha sido tallado a un tamaño que sugiere que elefantes de tamaño real sostienen la estructura en alto. Un puente de piedra conecta el patio Nandi Mandap con el templo de Shiva que hay detrás. El templo en sí es piramidal y recuerda a las estructuras de los templos del sur de la India. El santuario (completado con pilares, ventanas, habitaciones interiores y exteriores, salas de reuniones y un enorme lingam en su parte central) está tallado en piedra viva con nichos, pilastras, ventanas, así como con imágenes de deidades, mithuras (figuras eróticas de hombres y mujeres) y otras diferentes figuras. La mayoría de las deidades que hay en la parte izquierda de la entrada son de Shaivaite (seguidores de Shiva), mientras que en la parte derecha hay deidades Vaishnavaites (seguidores de Vishnu). En el patio, además, hay dos pilares con el asta de la bandera, dos Dhvajastambhas. La gran escultura de Ravana intenta levantar el monte Kailasa, la morada del dios Shiva, siendo esto un hito en el arte indio. La construcción de esta cueva fue una proeza del genio humano, e implicó la eliminación de 200.000 toneladas de roca y 100 años para poder completarse.
El templo es un logro espléndido del arte Dravidiano. Este proyecto fue iniciado en Ellora por Krishna I (757-773) de la dinastía Rashtrakuta, quien gobernó desde Manyakheta en el actual estado de Karnataka. Su gobierno se extendió también por el sur de la India, así pues este templo fue excavado al estilo predominante en la época. Sus constructores fueron inspirados en las líneas del templo Virupaksha en Pattadakal.


Las cuevas jainíes como ya comenté antes son de los siglos IX y X, y todas ellas pertenecen a la secta de los Digambara. Estas cuevas revelan las dimensiones específicas de la filosofía y tradición jain. Estos lugares revelan un estricto sentido de ascetismo – no son grandes en comparación con las otras cuevas, pero presentan obras de arte excepcionalmente detalladas. Sus santuarios más notables son...


 El Chhota Kailash (cueva 30)


El Indra Sabha (cueva 32) 


Y el Jagannath Sabha (cueva 33).

https://es.linkfang.org/wiki/Ellor%C4%81
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/templos-ellora-maravilla-india-medieval_8435
https://www.lasociedadgeografica.com/blog/destinos/cuevas-de-ellora/
https://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20190225/46597372449/ellora-increible-hazana-escultores-indios.html

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