Científicos
de la NASA presentaron trabajos que anticipan un "lento pero
imparable colapso" de la placa de hielo occidental; esto hará subir el
nivel del mar más de 10 centímetros por siglo.
Dos nuevos estudios con más de 40 años de información aérea, terrestre y satelital describen el impacto que está teniendo el calentamiento global
en los hielos de la Antártida: los glaciares del oeste del
continente blanco se están derritiendo a una velocidad suficiente como
para causar un deterioro irreversible de la placa de hielo antártico
occidental.
El estudio de un equipo de la Agencia Espacial de
Estados Unidos (NASA, por su sigla en inglés) y la Universidad de
California en Irvine aporta pruebas científicas de que los glaciares
próximos al Mar de Amundsen cruzaron una línea sin retorno, según informaron
ayer a través de una teleconferencia los científicos principales de
este descubrimiento en "el punto más débil de la Antártida occidental"
que aparece publicado en la revista Geophysical Research Letters. El
segundo estudio aparece en la revista Science.
"Efectivamente, el
proceso parece ser veloz. Estamos ante las etapas iniciales", dijo ayer
el glaciólogo Ian Joughin, autor principal de uno de los estudios.
Para
Eric Rignot, de la Universidad de California en Irvine y del
Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, "ese sector de glaciares
será el que más contribuya al aumento del nivel del mar en las próximas
década y siglos. Un cálculo conservador indica que todo el hielo de los
glaciares podría demorar varios cientos de años en llegar al mar". Y
agregó: "El sistema está en una suerte de reacción en cadena imparable.
Cada proceso en esta reacción alimenta al siguiente".
Es más:
durante la conferencia de prensa vía Internet, los investigadores lo
compararon con la caída de las fichas del dominó. Explicaron que el
calentamiento global y el agujero de ozono modificaron los vientos
antárticos y calentaron el agua, lo que "va atacando" la base del hielo.
Los especialistas adelantaron que la reducción de las emisiones de
combustibles fósiles seguramente no va detener el proceso, pero sí
ayudaría a frenar su velocidad.
El equipo estudió seis glaciares
de la región occidental de la Antártida, especialmente el glaciar
Thwaites, que ocupa un área de 610.000 kilómetros cuadrados. Su conexión
con glaciares "vecinos" impulsa la pérdida en otras partes, según dijo
Joughin, autor principal del estudio publicado en Science.
Todos
estos glaciares favorecen significativamente el aumento del nivel del
mar, ya que todos los años le aportan tanto hielo al océano como la
placa de Groenlandia con una velocidad mayor que la que esperaban
encontrar los científicos. Ese flujo es suficiente como para que el
nivel del mar del planeta suba 1,2 metros.
"La observación (de
estos 40 años de información) deja en evidencia un gran sector de
retirada irreversible de los glaciares. Hemos pasado ya el punto sin
retorno y esto tendrá consecuencias mayores para los niveles de los
mares en todo el mundo", agregó Rignot. Estimó que este proceso "podría
triplicar su contribución al nivel de los océanos".
La
ciencia estudia estos glaciares antárticos desde los años 70 y ya había
advertido que la región sobre el Mar de Amundsen estaba amenazada. Allí
se encuentran seis glaciares gigantes: Pine Island, Thwaites, Haynes,
Pople, Smith y Kohler, que se extienden desde las montañas hacia el mar.
Los investigadores explicaron ayer que el área donde la base del
glaciar toca el suelo submarino (línea de asentamiento) estuvo
retrocediendo demasiado rápido en las últimas décadas. A medida que el
agua más cálida se desliza debajo del manto flotante de hielo, erosiona
la base del glaciar y la línea de asentamiento retrocede. Esto estuvo
ocurriendo "a una velocidad que no se ve en ninguna otra parte de la
Antártida", según explicaron ayer.
"El hielo que se descarga en el
océano estuvo incrementándose continuamente durante más de 40 años",
indicó Rignot. Calculó que la contracción del glaciar Smith, por
ejemplo, ya es de unos 35 kilómetros. Es decir, unos 2 kilómetros por
año. "Estos glaciares seguirán derritiéndose hasta que desaparezcan, y
el hecho de que reaccionan casi simultáneamente muestra una causa común:
el aumento de las temperaturas en el océano", sostuvo.
Por su
parte, Sridhar Anandakrishnan, profesor de geociencias de la Universidad
Estatal de Pensilvania, comentó durante la misma teleconferencia que
"el cambio que está ocurriendo es enorme. Está bien claro que el
derretimiento del manto de hielo tendrá un papel cada vez más importante
en el aumento de los niveles del mar. La situación en la Antártida
occidental es particularmente mala, con una retirada acelerada de la
línea de asentamiento".
Tres líneas de trabajo
Tres
son las principales evidencias que respaldan este descubrimiento: el
cambio de la velocidad del flujo de agua que los glaciares aportan al
mar, la cantidad de hielo de cada glaciar que flota en el mar y la
pendiente del terreno por el que se deslizan, y su profundidad por
debajo del nivel del mar.
En un estudio publicado el mes pasado,
el equipo de Rignot ya se había ocupado del aumento de la velocidad del
deshielo de estos glaciares en estas cuatro décadas. En este nuevo
estudio, analizaron las otras dos líneas de evidencia. Para eso, el
equipo utilizó la información que los satélites europeos ERS 1 y 2
obtuvieron entre 1992 y el 2011; con esa información, pudieron mapear
la variación de las líneas de asentamiento. Los satélites utilizaron una
técnica llamada interferometría con radar, que les permite a los
científicos determinar con altísima precisión (en menos de un cuarto de
pulgada) el desplazamiento de la superficie de la Tierra.
"Sería
difícil frenar el colapso de este sector occidental de la Antártida
-insistió Rignot-. El hecho de que el retroceso (de la línea de
asentamiento) sea simultánea en un área tan grande sugiere que
compartiría una causa común, como el aumento de la temperatura del
océano debajo de la base de los glaciares en flotación. Por ahora, la
pérdida de este sector sería inevitable."
Dada la importancia de
esta zona de la Antártida occidental, la misión IceBridge de la NASA,
que la agencia utiliza para la exploración del continente blanco,
seguirá monitoreando la evolución de estos cambios durante un año más
(para la misión, cada año operativo comienza en octubre). Los
científicos de IceBridge utilizan una flota de aviones especializada y
los instrumentos científicos más sofisticados para describir las
variaciones del grosor de los glaciares, las placas de hielo y el hielo
marítimo.
http://www.lanacion.com.ar/1690099-antartida-el-continente-blanco-se-derrite-mas-rapido-de-lo-que-se-creia
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