viernes, 3 de enero de 2020

AMBROGIO LORENZETI Y LA ALEGORIA DEL BUEN GOBIERNO






Ejecutada en la Sala de la Paz del Palacio Comunal de Siena, alrededor del año 1340. Se enmarca en la pintura gótica italiana del Trescento. También podríamos calificarla como una pintura prerrenacentista.
La obra debió ser muy novedosa en su época porque trataba un tema civil, no religioso, algo no muy usual, teniendo en cuenta que entonces la presencia de la iglesia y su poder económico eran incalculables, y por lo tanto, casi todos los encargos artísticos provenían de ella.
El mural ocupa una de las salas donde se reunía el gobierno de la ciudad, por lo que todo él es una metáfora política y moral, un ideario donde se explica, más o menos, que se debe trabajar por el bien común que está por encima del privado. Forma parte de un conjunto de frescos que ocupa toda la sala, el resto se refieren a la s consecuencias del buen gobierno, en el campo y en la ciudad y la alegoría del mal gobierno.
La pintura tiene el fondo completamente neutro, de color azul, en su momento debió ser de un tono mucho más vivo, el motivo era llamar la atención del espectador. En ese fondo azul se enmarcan una serie de figuras vestidas a la manera cortesana, por lo que el mural nos enseña cuales eran las vestimentas de la época, así como algunos muebles, tapicerías y objetos diversos.


Dominan dos figuras, de tamaño superior al resto, por su importancia, esto es una especie de escala jerárquica, utilizada desde la antigüedad. A la izquierda la mujer sentada en el trono representa la justicia y arriba de su cabeza un ángel, la sabiduría, aguanta la balanza que la representa, con el bien (de blanco) y el mal (de rojo) en cada uno de los platillos. Debajo mismo de la Justicia, aparece la Concordia, que lleva en la mano una cuerda de la que va cogida una procesión de personajes, que son los consejeros de la ciudad, y que se sabe que los retratos de cada uno de ellos son fidedignos e individualizados.
Esta procesión mira y se dirige hacia los pies de la otra figura dominante, y la de más tamaño de todo el fresco: el Gobernador, que está rodeado de figuras femeninas, alegorías de virtudes como la paciencia o la prudencia, la templanza, la magnanimidad, la seguridad etc… cada una con el objeto, símbolo o actitud que la representa y, por si acaso, su nombre escrito encima de su cabeza. El gobernador también está rodeado de soldados. A la derecha de los pies del gobernador, aparece un grupo de hombres maniatados, son delincuentes, van hacia el gobernador para ser juzgados, seguramente de manera virtuosa e imparcial, que para eso el mandatario está rodeado de tanta virtud.
Observamos la diferencia entre la serenidad y el orden con el que están representadas las figuras de los consejeros, con un fuerte linealismo vertical y una gran variedad cromática en sus vestiduras, así como vistosidad, y el desorden con el que se representan los malhechores, vestidos todos de colores pardos, mirando a diferentes puntos, algunos de espaldas, y sin ningún tipo de linealidad, inclinados y con las cabezas torcidas.


Otro aspecto del fresco es la iluminación, que es totalmente antinatural, no sabemos de que punto proviene, no hay sombras.
Vasari dijo de Ambrogio Lorenzetti que era un hombre con costumbres más propias de un filósofo que de un artista y eso se refleja en el fresco que comentamos, donde aparecen esas virtudes necesarias para el buen gobierno. El artista traslada a la pintura su pensamiento, se podría hacer todo un análisis filosófico de la obra a través de multitud de detalles de la misma, así como de los colores, actitudes o la disposición y tamaño de las figuras en la composición, por ejemplo, vemos que la justicia está por encima de la concordia y tiene mayor tamaño, los malhechores están a la izquierda (siniestra) del Gobernador y los consejeros a la derecha, que van agarrando la cuerda conjuntamente, en una clara alegoría al trabajo común, además, esa uniformidad de los consejeros, todos al mismo nivel y del mismo tamaño, podría representar a la equidad y la igualdad.
Si nos fijamos en los detalles, vemos, a los pies del gobernador, la cabeza de un zorro saliendo de unos edificios, esto podría representar que hay que ir con mucho cuidado con la ciudadanía, la masa, porque en cualquier momento puede volverse incontrolable, recordemos que, a pesar de la delicadeza y la amabilidad del tratamiento de este mural, nos encontramos en una época muy convulsa, con mucha inseguridad, hay hambre, revueltas, guerras, conspiraciones, aparece la peste, el estado de aquella sociedad no se deja entrever en este fresco, ni de lejos.

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