miércoles, 24 de agosto de 2016

LA RIBEIRA SACRA...UN PASEO POR LAS ENTRAÑAS DE GALICIA

Mi país es verde y nuboso. Es melancólico y antiguo, es una tierra y un suelo. Mi país, labrador y marinero, es un rincón sin tiempo… 
En la Ribeira Sacra, compartida por las provincias de Ourense y Lugo, se unen naturaleza en estado puro y el misticismo que otorga la mayor concentración de monasterios medievales de toda Galicia. Historia y leyenda impregnan cada uno de los rincones de esta región especial.
Por si esto fuera poco, aquí se elaboran, en viñedos ubicados en paisajes espectaculares, algunos de los mejores vinos de todo nuestro territorio. ¿Cómo es posible el cultivo de la vid en esta zona húmeda y fría de la Galicia interior? Ya los romanos se percataron de que los impresionantes cañones del Sil y el Miño poseían una suerte de clima especial, casi mediterráneo, adecuado para elaborar lo que ya en aquellos tiempos llamaban el Oro líquido del Sil. Este fenómeno climático ocurre gracias a la espectacular forma de los cañones del Sil y el Miño, que unen sus aguas aquí.

En el siglo IV, la sociedad occidental contemplaba con impotencia el caos, la pobreza y la interminable violencia que dejaba atrás el colapso del Imperio Romano en su lenta agonía. En ese momento, algunos de los primeros cristianos decidieron abandonar las ciudades y los placeres del mundo y convertirse en eremitas (del griego «hombres del desierto») en lugares remotos e inhóspitos donde buscar el contacto con la divinidad. Y la Ribeira Sacra fue uno de esos lugares. En el siglo IV arraigó aquí, con gran fuerza, la herejía del priscilianismo. Prisciliano (llamado «el de las bellas manos»), obispo de Ávila y noble de origen gallego, debió ser un personaje de lo más curioso y probablemente muy carismático. Su movimiento (el Priscilianismo) fue un culto de influencia gnóstica que predicaba algunas cosas que llegaron a irritar bastante a la Iglesia oficial.
Además de condenar la riqueza y el lujo de la Iglesia oficial, llamando al retiro espiritual y a la pobreza, el priscilianismo concedía una gran importancia a la mujer, que se igualaba al hombre y podía ejercer como sacerdotisa (como el caso de la monja galaica Egeria). Toda forma de esclavitud era rechazada. Prisciliano no ingería carne ni alcohol y el matrimionio no estaba prohibido para los sacerdotes o monjes… Esto ya era mucho más de lo que la Iglesia podía soportar viendo como cientos de sus obispos se unían en masa a este movimiento cuya influencia llegaba hasta Aquitania, y eso por no hablar de otros “detalles sin importancia” como el uso de danzas rituales en la liturgia, oraciones en completa desnudez, o la aceptación y uso de evangelios prohibidos o apócrifos. Esto no podía terminar bien y en el 385 Prisciliano, junto a sus discípulos, fue torturado y decapitado en Tréveris en un hecho que traumatizaría una Iglesia que, hasta entonces, jamás había derramado su propia sangre.
Monasterio de san Pedro de Rocas. A la derecha, talismán gnóstico relacionado con Prisciliano. Según el historiador Menéndez Pelayo, la Cruz de los Ángeles de Oviedo (s. IX) tiene en su interior dos de estos amuletos.
Se dice que Prisciliano está enterrado en uno de los lugares más enigmáticos de Galicia: el templo subterráneo de Santa Eulalia de Bóveda, al norte de aquí, en Lugo. Se trata de un lugar muy especial,digno de ser visto aparte.
En todo caso, la invasión árabe puso fin al priscilianismo o a cualquier otra forma de organización cristiana en la zona, pero el momento de esplendor de la Ribeira Sacra llegaría entre los siglos X y XIII, cuando estos paisajes se llenaron de monasterios, con el relevo de la orden Benedictina. Oraciones y cánticos inundarían estos valles profundos y escarpados, y sus ecos quedarían grabados en los muros, torres y antiguas bóvedas de los monasterios olvidados.

Las Pasarelas del rio Mao, es una de las rutas más originales y variadas que podemos encontrar en toda Galicia, ya que buena parte del recorrido inicial se realiza a través de pasarelas suspendidas sobre el  cañón del rio Mao. Podremos disfrutar de los paisajes espectaculares del cañón del rio (cubierto de fauna autóctona milenaria), los meandros del Sil, extensos viñedos en bancales o socalzos escalonados (muchos de los cuales datan de época romana), aldeas perdidas en los bosques e incluso una curiosísima necrópolis medieval en la cima de una montaña, con una vista espectacular.

La necrópolis de San Victor de Barbaoxa es un  enclave arqueológico,aqui nos encontramos ante  una de las mayores necrópolis rupestres de toda Galicia.
A principios de 2010 este lugar silencioso y agreste estaba oculto por una espesa vegetación, pero pronto se encontrarían restos de un gran número de sepulturas (alrededor de cuarenta) e incluso de una capilla situada en lo alto de la roca. El origen del asentamiento data de entre los siglos IX-XI, y se ha encontrado una enorme profusión de elementos y pistas: restos de cerámica cotidiana de época medieval, tejas, un fragmento de una piedra de molino, etc. Todos ellos sugieren la idea de que en las cercanías había un asentamiento rural medieval. De hecho en el cercano pueblo de Barxacova se han encontrado sillares almohadillados (típicos de era romana) y ladrillos con relieves góticos en la iglesia. Y por si esto fuera poco, durante la excavación se descubren más restos de materiales romanos, y monedas del siglo XV… Un periodo de tiempo de uso muy amplio para un simple cementerio rural.
¿Dónde se encontraba el asentamiento primitivo? ¿por qué cayo en desuso? ¿por qué se derribó la capilla que coronaba el promontorio de rocas en el XIX? estas son algunas de las interrogantes que el lugar nos plantea. Lo que está claro es que hubo un asentamiento, y que en su día no estaba tan aislado como aparenta en la actualidad.
Sobre las tumbas cabe destacar que están alineadas correctamente, hacia el este, postura simbólica para que los difuntos (en el día de la resurrección bíblica), se incorporasen mirando directamente al nacimiento del Sol, a la Jerusalén Celeste.
Una de las tumbas tiene un aspecto especial y ha planteado algunas interrogantes a los arqueólogos. Tiene dos espacios o apéndices inexplicables a los lados, en ambos extremos. Tal vez eran espacios donde acomodar los brazos, lo cual nos recuerda a la imagen del Orante medieval/paleocristiano, y podría indicar que en este punto estuviera enterrado un monje, un ermitaño, o en cualquier caso una persona importante en la vida mística del lugar. Además tiene una alineación y una tipología distinta a todas las demás, ¿será la tumba originaria del lugar, de algún personaje particularmente especial? Para colmo del misterio, no se encontraron restos humanos en su interior… En cualquier caso este y otros indicios nos sugieren la realidad de que este fuera un lugar de culto, quizá aún muy ligado a una evolución del primer cristianismo del mundo tardo antiguo.
Además se sabe de la existencia de una capilla en lo alto del promontorio rocoso. Este era un buen lugar para vigilar el tránsito del río, y podría haber sido anteriormente una atalaya romana. Está claro que este era un lugar destacado pero, ¿para quién o quiénes? Se nos escapa el significado que pudo tener para aquellas gentes este lugar tan impresionante.

Dentro de la Rovoyra Sacrata, San Paio de Abeleda sigue siendo una joya con mucho que contar. El abandono de algunos monumentos y la falta de promoción de muchos otros enclaves ha favorecido el aura romántica y mágica que posee la Ribeira Sacra. No siempre es fácil encontrar el punto exacto entre la terrible masificación de algunos enclaves turísticos, antaño llenos de encanto, y el desgraciado expolio y abandono que (en el otro extremo) acaban por destruir enclaves tan insólitos como San Paio en Abeleda, que si aún se encuentra en pie es gracias al apoyo de los vecinos y de asociaciones locales sin ánimo de lucro. Y es precisamente a ellos a quienes debemos acudir para que nos descubran los lugares más curiosos de este monasterio abandonado...

Como muchos otros casos, este monasterio de origen románico comienza su decadencia en época de la temida desamortización de Mendizábal. No obstante, en el interior de la iglesia aún se pueden ver, a pesar de la destrucción, el expolio y la ruina, capiteles con gárgolas y arcos policromados, tal y como debía ser habitual en la época. Esto es algo que no se suele conservar ni siquiera en monasterios o iglesias en mucho mejor estado.
Son muy llamativas estas gárgolas, que tenían por funcion principal recordar a los fieles cuál era el terrible final que aguardaba al que seguía la senda del pecado… Aunque por otra parte cabe pensar que por estas tierras, y aún en el siglo X, todavía debían resonar con fuerza los ecos de una mitología celta y pagana. Desde ese punto de vista, los seres mitológicos o los monstruos (tan odiados por San Bernardo de Clairvaux), tendrían una función protectora y apotropaica, es decir, que tenían la función de ahuyentar el mal y los malos espíritus, muchos de los cuales eran abundantes en Galicia (íncubos, súcubos, duendes, trasgos, etc), ese uso de las máscaras y de la monstruosidad es exactamente el origen de fiestas paganas como el carnaval o el moderno Halloween.

Todos los monasterios de la Ribeira Sacra se encuentran en lugares especiales, en paisajes que invitan a la meditación y a la unión con la naturaleza, pero uno de los más espectaculares (y menos conocidos) sin duda es el de Santa Cristina de Ribas de Sil, rodeado de un bosque de castaños centenarios (alguno de ellos lleno de exvotos y ofrendas, con su propia leyenda y poderes sagrados).

La torre de vigilancia almenada del monasterio nos transmite el recuerdo traumático de la invasión árabe e incluso de las incursiones vikingas, que con sus temibles drakars llegaron hasta lugares tan lejanos como Galicia. Frente a las invasiones, el aspecto orográfico de la Ribeira Sacra era una gran ventaja, y algunos monasterios como este servían como refugio y a la vez atalaya desde donde además se podía observar el paso de barcos por el cañón del Sil.
Esta torre alberga algunos detalles muy interesantes, como son la almena defensiva (poco habitual en un lugar de oración y meditación) y la forma piramidal con una superficie escalonada, algo  inusual, y menos en estas latitudes. Por la época a la que pertenece (siglos XII o XIII, época de cruzadas), hay quien afirma que podría ser una influencia de una corriente arquitectónica traída por los cruzados o peregrinos procedentes de Tierra Santa. Los intercambios culturales entre entornos tan lejanos no eran raros en estos siglos. De hecho en la Iglesia de San Francisco de Betanzos (cerca de A Coruña) podemos encontrar un sepulcro medieval de una persona de ojos rasgados y barba trenzada a lo “egipcio”, con una vestimenta al más puro “estilo oriental”.

El Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil es uno de los “lugares con duende” de la Ribeira Sacra, y desde una perspectiva artística-arquitectónica es de máximo interés. Existen referencias que señalan su existencia ya en el siglo IX, pero sin duda su origen primordial es el de ser un refugio de eremitas como muchos otros monasterios de la zona. Así fue hasta que en siglo XII pasara a manos de la orden benedictina. No obstante, lo que el vemos hoy es un conjunto de edificios de estilo románico y renacentista principalmente, en el que se conservan rasgos insólitos como  la curiosa puerta de entrada al claustro (del que sólo se conservan dos naves).

Testimonio de unos posibles orígenes más remotos del siglo IX (o incluso anteriores) son algunas de las laudas sepulcrales que se conservan en el recinto monástico, adosadas y reutilizadas en los viejos muros de manera ornamental, y gracias a cuyas inscripciones, sabemos el nombre de uno de sus primeros abades: Gundesindo. Se encuentran esparcidas por el claustro y por el interior del monasterio, y en ocasiones forman parte de la propia estructura de los muros.
Nada de todo este legado medieval impidió que en 1835 tanto el monasterio de Santo Estevo como el de Santa Cristina se sumieran en el abandono total, llegando a ser utilizados como cuadras y almacenes (cosa perceptible en el piso inferior). No obstante, gracias a una labor de recuperación y restauración del conjunto podemos disfrutar aún de este paraje tan mágico y singular de esta tierra verde y lluviosa.

Junto al monasterio, un lugar curioso. Se trata de un castaño centenario que se llena de exvotos u ofrendas procedentes de peregrinos y de los habitantes de los pueblos cercanos. Da la sensación de ser una reminiscencia del “culto al árbol” celta. El “Bosque Sagrado” (o “Nemeton”) era un concepto común a muchas culturas bárbaras o incluso la propia Roma.A menudo en el árbol sagrado se colocaban ofrendas y exvotos. El cristianismo intentó, al principio, erradicar esta práctica paganal: San Barbate mandó talar un árbol sagrado del que los lombardos colgaban pieles de animales... O incluso Carlomagno mandó talar el árbol Jrminsul, sagrado para los sajones. Pero la costumbre sobrevive en lugares como este o incluso en San Andrés de Teixido “Vai de morto quen non foi de vivo”...(Va de muerto quien no va de vivo)
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http://www.patrimoniooculto.com/rutas-escapadas/la-ribera-sagrada/
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http://www.sientegalicia.com/fotos/actividades/MONASTERIO%20STA%20CRISTINA%20ribeira%20sacra%20%20(2).jpg
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