sábado, 20 de agosto de 2016

LAS FRAGAS DEL EUME...UN PARAISO EN LA TIERRA GALLEGA




Cuenta la leyenda que con el Eume nacieron dos ríos más en la misma sierra, el Sor y el Landro. Dios prometió que al primero que llegase al mar le daría a un hombre todos los años como ofrenda. Los tres pactaron que recorrerían juntos el camino y llegarían al mismo tiempo. En un lugar, cansados de su viaje, decidieron descansar. Uno de ellos despertó primero y traicionándolos emprendió el viaje hacia el Océano. El otro, al abrir sus ojos y comprobar que faltaba uno, abandonó el lugar también dejando sólo al Eume. Así el Eume, al despertar, enfurecido y embravecido, emprendió el viaje saltando todo lo que se le interpuso en el camino, formando valles y saltos hasta llegar antes que los dos traidores. Así, estos, quedaron relegados a simples afluentes. Hasta la construcción de los embalses, el Eume, todos los años se llebava la vida de algún hombre debido a la bravura de sus aguas.


Ocupa parte de los concellos de Cabanas, A Capela, Monfero y Pontedeume. La opción más cómoda para ir es llegar hasta la población costera de Pontedeume, que como su nombre indica el Eume pasa y desemboca en esta villa. Después tan sólo seguir el curso, aguas arriba, del famoso río. Una indicación nos indicará la pequeña carretera a seguir para adentrarnos en el verde valle. Pronto la vegetación se hace más densa y veremos las aguas cristalinas de los afluentes agrandar la viveza del río que cada vez se encajona más. 


Una gran variedad de especies vegetales caducifolias como pueden ser carballos (robles), abedules, castaños...y así hasta 23 especies más, pueblan las riberas del río.También muchos helechos, como la emblemática y prehistórica woodwardia, adornan el parque natural.


 Sin duda lo mejor es hacer a pie las rutas, aunque podemos llegar en coche hasta el corazón de la fraga, pues así disfrutaremos y nos meteremos más en la magia que emana de este bosque. Zonas de descanso, puentes de madera, puentes colgantes y arroyos formando cascadas al pie de la carretera nos dejaran con la boca abierta del maravilloso espectáculo que la naturaleza nos brinda en este lugar, tal como era hace cientos de años. 


En cuanto a la fauna, mencionar la existencia de 126 especies de vertebrados, 15 de anfibios, 14 de reptiles y hasta 8 especies de peces, como por ejemplo el lobo, la marta, zorro, jabalí, corzo, ciervo, gato montés, víbora de seoane, lechuza, buho, halcón peregrino, mirlo, martín pescador, salmón, trucha, anguila...etc, etc...



Al llegar donde se acaba el asfalto debemos seguir la ruta a pie y cruzando el puente ascenderemos por una pista de pizarra que sube hasta el enigmático monasterio de Caaveiro. No es de extrañar que el hombre haya dejado aquí su huella durante la historia, pues el lugar se presta para ello. Dólmenes, castros, molinos, ermitas, cruceiros, castillos (Castillo de Andrade) o monasterios como el nombrado o el cercano monasterio de Monfero, son una muestra de este legado. Además el parque natural esta lleno de sendas y rutas distribuidas por estos concellos, para hacer olvidar el ajetreo y el estrés de nuestra civilización.
La verdad es un poco triste que este paraje sea de los pocos que nos queden medio intactos en nuestra comunidad, pues Galicia hasta hace poco estaba llena de lugares semejantes. Aún así, se conservan en Galicia, pequeños valles desconocidos, que preservan aún mejor la flora y la fauna de nuestros antepasados. Sí la presión humana no fuera tan arrolladora, estos bosques hubieran llegado hasta nuestros días dispersados por toda la región. En este mismo lugar un gran embalse inundó y sepultó para siempre parte de la fraga. Hoy en día se empieza a notar la presencia industrial humana en zonas cada vez más próximas al parque. Esperemos que pronto le sea otorgado la denominación de Parque Nacional, pues la verdad es que no envidia a ninguno del resto de la península.


Sobre el monte llamado Pena Laboreira a 309 m de altitud se sitúa el Castillo de los Andrade. Un lugar estratégico que servía para dominar buena parte del Valle del Eume y sus fragas y casi toda la comarca de Pontedeume, la ría de Ares y el arenal de Cabanas. También recibe el nombre de Castillo de Campolongo o Castillo de Nogueirosa. 
Según parece fue levantado sobre una antigua fortificación del siglo XII o XIII. El inicio de la construcción de la fortaleza nos lleva al siglo XIV, en el año 1369, y fue llevado a cabo por orden den señor de los Andrade, Fernán Pérez, el Bueno. Los terrenos donde se levantó el castillo pertenecían a los monjes de Sobrado, quienes no permitían aquí su construcción. Tras dos años el conflicto se solventó, a causa de la amistad de este con Juan I y al pago de 10.000 maravedís mensuales a los monjes, con lo que Fernán pudo finalizar su obra en 1377. Es a partir de ahora cuando se le conoce como el Alcazar de los Andrade. Cuenta la leyenda que unos años antes, durante la primera revuelta popular irmandiña, la fortaleza fue atacada por Alonso de Lanzós, quién fue capturado por Nuno Freire. Este mandó cortar una mano a Lanzós y encerrarlo durante cien días en una oscura mazmorra. Después de esto lo enterró vivo en uno de los muros del castillo. La fase original del castillo no duró más de cien años, pues en 1467 y a causa de la siguiente revuelta irmandiña fue destruído completamente.Poco después volvió a ser reconstruído. Tres siglos después pasó a manos del Conde de Lemos y después a la casa de Lerma.


En el siglo XIX un arquitecto llamado Tenreiro lo restauró profundamente, por orden del Duque de Alba, que era el propietario del castillo.
El castillo se alza sobre una gran roca que hace de defensa natural en gran parte de su contorno. Está hecho con grandes bloques de sillería que le dan un aspecto robusto. La parte más allanada estaba separada de las murallas por un foso defensivo del que aún hoy puede apreciarse algo. Este emplazamiento y sus reducido tamaño nos hace constar que el castillo era más bien un baluarte defensivo que una residencia nobiliar. La puerta de entrada, que es apuntada, está flanqueada por dos torreones y conserva dos de los escudos familiares. Detrás de esta se sitúa el patio de armas, también de reducidas dimensiones (140 m2). Existe también una planta subterránea, excavada en plena roca que era utilizada como calabozo. Pero sin duda lo que más destaca es la imponente torre del homenaje. Se levanta ni más ni menos que a 20 m de altura con una anchura de 10 m. En su día albergó tres sótanos y tres pisos. El de más arriba estaba cubierto con una bóveda de cantería de la que se conservan algunos restos. Por encima se situaba la almena desde la que se divisaba un amplísimo territorio.

Según las leyendas, el castillo estaba comunicado con el Palacio de los Andrade en pleno Pontedeume, por un pasadizo secreto de unos tres kilómetros de largo.
Se trata del primer monumento de la provincia de A Coruña que recibió el reconocimiento de Monumento Nacional en el año 1924. En 1949 fue protegido por decreto y en 1985 por el Patrimonio Histórico. En 2009, después de varios años de firmas y otras historias para que el castillo fuera convertido en museo y pudiera ser visitado todo el año, su situación sigue siendo la misma. Por la semana no puede visitarse. A pesar de estar siendo restaurado, sus aledaños se encuentran algo dejados. Deberían tomar buena nota de otros castillos gallegos, como el de Vimianzo o el de Sobroso en Mondariz , que después de un abandono y ruina total hoy se encuentran en un espectacular estado de conservación y de mantenimiento. 
 http://www.galiciamaxica.eu/Sitios/A%20CORUNA/pontedeume/castelodosandrade.html

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