Escritor italiano, nacido en Arezzo el
20 de julio de 1304 y fallecido en Arquà el 19 de julio de 1374. Es una
de las figuras más deslumbrantes de la cultura universal. Puede
afirmarse que con sus escritos nace el Humanismo.
Su padre se llamaba Petrarco y era notario florentino, exiliado de Florencia por los mismos motivos que Dante.
Su madre se llamaba Eletta Canigiani. En 1311 los padres de Petrarca se
trasladaron a Carpentras, cerca de Aviñón, por ser la sede de los
papas. Su padre le envió a estudiar a Montpellier y después, junto a su
hermano, marchó a estudiar leyes a Bolonia. En 1326 regresó a Francia.
En Aviñón conoció a Laura, de quien siempre estuvo enamorado aunque no
fue correspondido: ella le inspiró una gran parte de sus composiciones.
Dilapidó el patrimonio paterno y no le quedó más remedio que tomar órdenes menores y dedicarse al estudio de los clásicos: leyó a Cicerón, Virgilio, Livio y, sobre todo, a San Agustín, aunque no se interesó por la escolástica. Fue nombrado capellán de familia en el año 1330 por el cardenal Giovanni Colonna, con quien viajó por toda Europa. Visitó París, Gante, Lieja, Aquisgrán, Colonia y Lyon. En 1337 visitó Roma por primera vez y quedó prendado de las antigüedades clásicas y cristianas.
De regreso a Aviñón, se retiró a Vanchuse, donde había adquirido una casa. El deseo de una vida solitaria y alejada de pasiones terrenales (había tenido dos hijos), no le restaron para nada su prestigio político y cultural. Recibió, en 1340, el ofrecimiento de la coronación poética por la redacción parcial del poema África: naturalmente, escogió Roma. El 8 de abril de 1341 fue coronado de manos del senador Orso dell'Anguillara. Antes había estado en presencia del rey Roberto de Anjou leyendo episodios del poema. Estuvo hospedado por Azzo da Correggio, cerca de Parma, en Selvapiana. Allí redactó la primera parte de África. En 1342, de nuevo en Vanchuse, buscó la tranquilidad, pero el nacimiento de su hija y la conversión de su hermano Gherardo, acentuaron su crisis espiritual. Volvió a viajar, ésta vez a Nápoles por encargo del Papa.
Dilapidó el patrimonio paterno y no le quedó más remedio que tomar órdenes menores y dedicarse al estudio de los clásicos: leyó a Cicerón, Virgilio, Livio y, sobre todo, a San Agustín, aunque no se interesó por la escolástica. Fue nombrado capellán de familia en el año 1330 por el cardenal Giovanni Colonna, con quien viajó por toda Europa. Visitó París, Gante, Lieja, Aquisgrán, Colonia y Lyon. En 1337 visitó Roma por primera vez y quedó prendado de las antigüedades clásicas y cristianas.
De regreso a Aviñón, se retiró a Vanchuse, donde había adquirido una casa. El deseo de una vida solitaria y alejada de pasiones terrenales (había tenido dos hijos), no le restaron para nada su prestigio político y cultural. Recibió, en 1340, el ofrecimiento de la coronación poética por la redacción parcial del poema África: naturalmente, escogió Roma. El 8 de abril de 1341 fue coronado de manos del senador Orso dell'Anguillara. Antes había estado en presencia del rey Roberto de Anjou leyendo episodios del poema. Estuvo hospedado por Azzo da Correggio, cerca de Parma, en Selvapiana. Allí redactó la primera parte de África. En 1342, de nuevo en Vanchuse, buscó la tranquilidad, pero el nacimiento de su hija y la conversión de su hermano Gherardo, acentuaron su crisis espiritual. Volvió a viajar, ésta vez a Nápoles por encargo del Papa.
En Verona descubrió textos ciceronianos, entre ellos las Epístolas de Ático. En 1347 partió hacia Roma atraído por la reforma de Cola di Rienzo, aunque el cariz de los acontecimientos le hicieron quedarse en Parma. En 1348 conoció la muerte de Laura debida a la peste que asolaba Europa. Siguió recorriendo Italia: visitó Capri, Ferrara, Padua, Mantua, Florencia. En todas partes se le recibía con honores. Volvió a Provenza por encargo del Papa en 1351. Allí escribió las primeras epístolas a Carlos IV de Bohemia. De 1353-61 fue huésped de los Visconti en Milán. En 1362 visitó Venecia y le dieron una casa a cambio de que donara todos sus libros cuando falleciera. En Venecia le visitó su amigo Boccaccio. Abandonó Venecia tras discutir con cuatro jóvenes filósofos a quienes escribió De suis ipsius et multorum ignorantia. Pasó por Padua y finalmente se instaló en Arquà. A esta ciudad llegó su hija con el marido, viviendo unos años felices. Petrarca permaneció en esta ciudad hasta su muerte.
Las
obras latinas, prosas y poemas, son más numerosas que su producción en
vulgar, toda ella en verso. Es muy importante su epistolario donde,
sugestionado por Cicerón y Séneca, quería pasar como ellos a la
historia. Publicó 24 libros de epístolas: Rerum familiarum, con 350 cartas, algunas incluso en verso,. De las Familiares, excluyó 19 cartas, tituladas Sine nomine, sobre la curia de Aviñón. Existen otras 120 epístolas Rerum senilium, reunidas en 17 libros posiblemente con ellas quisiera concluir Epístola ad posteros o Posteritati, que nos ha llegado aparte y es una autobiografía. Hay 57 cartas, las Variae y 66 Epistolae metricae, en hexámetros; junto a ellas se sitúan las 12 églogas del Bucolicum carmen, sobre temas históricos, inspirados en Virgilio. Dirigió varias
epístolas a personajes relevantes, como son: al médico de Clemente VI Invectivae contra medicum; Invectiva contra quendam magni status hominem sed nullíus scientiae aut virtutis, contra el cardenal Jean de Caraman; De suis ipsius et multorum ignorantia, defensa de los principios agustinianos frente al averroísmo; Invectiva contra eum qui maledixit Italiae, contra Jean de Hesdin. Pretendió resucitar la épica clásica al modo de Virgilio con el poema África, sobre la segunda guerra púnica. Inició en Vanchuse una especie de comentario histórico-erudito en prosa al poema De viris illustribus, ; sólo quedan 23 biografías de personajes romanos, 12 del Antiguo
Testamento y 2 personajes mitológicos. Incompleta es la obra Rerum memorandum libri, sobre anécdotas históricas. No tiene mucho interés el Itinerarium breve de Ianua ad Ierusalem et terram sanctam, especie de guía para moverse por Tierra Santa.
De 1346 es De vita solitaria, en dos libros, de 8 y 15 capítulos respectivamente, sobre la soledad del literato. Dedicó a su hermano Gherardo y a los cartujos de Montrieux De otio religioso. De un gran fervor religioso son los Psalmi poenitentiales, 1348. El más medieval de todos sus tratados es De remediis utriusque fortunae, para saber como resistir las adversidades a través de remedios estoicos. El testamento espiritual de Petrarca lo constituye De secreto conflictu curarum mearum o Secretum, lo redactó y lo retocó en Milán en . Consta de tres libros y trata sobre discusiones inventadas con san Agustín. Por tanto, es un libro de profunda meditación cristiana sobre la muerte.
Dedicó toda la vida a componer el Cancionero (Canzoniere), desde 1335 hasta su muerte. Esta obra sirvió durante siglos de modelo de poesía amorosa.
La redacción más tardía del Cancionero es Rerum vulgarium fragmenta que consta de 317 sonetos, 29 canciones, 9 sextinas, 7 baladas y 4 madrigales. Las poesías excluidas fueron reunidas en Rimas dispersas o extravagantes.
La canción I'vo pensando, et nel penser m'assale divide el Cancionero en dos partes: en vida y en muerte de Laura. No canta la pasión en el nacimiento y desarrollo, sino más bien su alma inquieta, de psicología frágil, en conflicto entre el ideal y la realidad. Obtuvo una unidad estilística de admirable equilibrio: por una parte rechazó las asperezas realistas dantescas, por otra englobó las experiencias de la poesía provenzal cortés y del stilnovo. Más decepcionante es el poema en vulgar Triunfos, consta de seis cuadros: el Triunfo del Amor, del Pudor, de la Muerte, de la Fama, del Tiempo, y de la Eternidad. Está en la línea de los poemas medievales alegórico-didácticos.
La difusión fue enorme no sólo en Italia sino en toda Europa; el fenómeno denominado petrarquismo se extendió rápidamente. Su amor por los clásicos anunció el advenimiento del humanismo, con la recuperación de los autores clásicos, desde Cicerón a Vitruvio. Su humanismo es un hecho de conciencia y de moral: desde lo externo buscó el interior del hombre.
Los que, en mis rimas
sueltas...
Los que, en mis rimas sueltas, el sonido
oís del suspirar que alimentaba
al joven corazón que desvariaba
cuando era otro hombre del que luego he sido;
del vario estilo con que me he dolido
cuando a esperanzas vanas me entregaba,
si alguno de saber de amor se alaba,
tanta piedad como perdón le pido.
Que anduve en boca de la gente siento
mucho tiempo y, así, frecuentemente
me advierto avergonzado y me confundo;
y que es vergüenza, y loco sentimiento,
el fruto de mi amor é claramente,
y breve sueño cuanto place al mundo.
No tengo paz ni puedo hacer la
guerra...
No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.
Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.
Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.
Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por tí.
Mis venturas se acercan
lentamente...
Mis venturas se acercan lentamente,
dudando espero, el ansia en mí renace,
y aguardar y apartarme me desplace,
pues se van, como el tigre, velozmente.
Ay de mí, nieve habrá negra y caliente,
sierras con peces, mar que olas no hace,
y el sol se acostará por donde nace
Eufrate y Tigris de una misma fuente,
antes que ella una tregua, o paz, me ofrezca,
o Amor otro uso enseñe a mi señora,
que en contra mía ya han pactado alianza:
que si algo hay dulce, tras la amarga hora,
hace el desdén que el gusto desfallezca;
y de sus gracias nada más me alcanza.
http://www.enciclonet.com/articulo/petrarca-francesco/#
http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ita/petrarca/no_tengo_paz_ni_puedo.htm
http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ita/petrarca/mis_venturas_se_acercan.htm
http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ita/petrarca/mis_venturas_se_acercan.htm
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