lunes, 13 de julio de 2020

DOMUS AUREA,EL MUSEO OCULTO DE NERÓN



Roma acababa de arder. De las llamas salió una urbe destruida. Pero, también, una oportunidad. O así lo vio Nerón en el 64 d. C: la reconstrucción de la città eterna empezaría… en su casa. Privilegios de ser emperador. Así que expropió parte del centro histórico y encargó una residencia, con paredes de mármol y bóvedas de oro, rodeada de bosques, un lago artificial y hasta una colosal estatua del propio princeps. No por nada fue bautizada Domus Aurea, la casa áurea.
La Domus Aurea,ocupaba, según se ha calculado, alrededor de 50 hectáreas entre las colinas del Palatino y el Esquilino.
Sus lujos incluían incrustaciones de oro, piedras preciosas y marfil, y se cuenta que los techos de algunos salones tenían compuertas por donde se arrojaban flores y perfumes durante las fiestas ofrecidas por Nerón.
Suetonio cuenta que Nerón, al entrar por primera vez en su Domus Aurea, exclamó:

"¡Bien! Ahora por fin puedo empezar a vivir como un ser humano"



Inacabada,a la muerte de Nerón y dañada por el incendio del 104, la Domus Aurea fue cubierta con escombros por orden del emperador Trajano, una medida que a la larga aseguró su conservación al evitar el habitual pillaje de materiales valiosos que afectó a otros edificios como el Coliseo. Al menos una parte de las estancias del palacio permaneció desconocida hasta el siglo XV.


Cuadro sobre el gran incendio de Roma que tuvo lugar en el año 64 d.C.

Después de la muerte del emperador (68 d.C), el palacio fue saqueado. Mármoles, piedras preciosas y marfiles desaparecieron y con ellos el legado del emperador. Vespasiano levantó su anfiteatro Flavio, el Coliseo. Trajano edificó los baños que llevaban su nombre y Adriano el Templo de Venus y Roma. El tiempo de Nerón había llegado a su fin, con tierra de por medio.
Sería en el siglo XV, recién creado el Renacimiento italiano, cuando el palacio volvería a reavivar los tiempos dorados del imperio. Fascinados por el pasado de su historia, los jóvenes que formaron parte de esta corriente, como Miguel Ángel o Rafael, bebieron de aquel agua donde nacían las guirnaldas, los follajes y los centauros. 



Uno de los frescos, en el que Ulises ofrece una copa de vino al ciclope Polyphemus, en una sala del palacio
A pesar de su sólida estructura, las humedades han actuado como dinamita en el interior del recinto. Paredes y techos fueron resquebrajándose, y los colores perdieron intensidad, brillo, vida. La historia se evaporaba en una olla exprés.
Como indiqué antes,pronto los jóvenes artistas de Roma empezaron a estudiar los frescos, y su efecto entre los artistas del Renacimiento fue inmediato y profundo como puede verse en la decoración de las estancias de Rafael Sanzio en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano.



Los restos encontrados en las posteriores excavaciones muestran un relativo estado de conservación, y sus pinturas son particularmente bellas. Sin embargo, limitaciones presupuestarias han impedido durante décadas la conservación adecuada del conjunto, que ha sufrido grietas y humedades que hacían peligrar su sustentación y que desaconsejaban el acceso del público. A raíz de dichas grietas y de la filtración del agua, el 30 de marzo de 2010 parte del techo de una de las galerías del complejo, alrededor de 60 metros², se vino abajo.  


En 1480 se descubrieron en Roma, bajo el monte Oppio, frente al Coliseo, algunos inmensos corredores y cámaras. No hay información precisa sobre el modo exacto en que se produjo el hallazgo ni las circunstancias exactas, pero quizá sucedió durante la extracción de materiales antiguos que hacían los obreros empleados en la construcción de las nuevas villas renacentistas que se levantaron en aquella zona.
Nadie lo sabía entonces, pero habían dado con los restos de la Domus Aurea, la fabulosa residencia imperial de Nerón, que había quedado totalmente enterrada a principios del siglo II d.C., cuando el emperador Trajano, con el fin de crear un espacio en el centro de la Urbe donde levantar la basílica Ulpia y el mayor de los foros imperiales, hizo eliminar un monte entero y usar sus tierras para colmatar y enterrar por completo el pabellón septentrional de la Domus Aurea, devastado por el incendio. Sin embargo, inicialmente el lugar se confundió con las termas de Tito.

Para visitar las estancias había que penetrar a través de estrechos agujeros excavados entre las ruinas de las termas de Trajano y la Domus Aurea. Luego se caminaba sobre varios metros de tierra acumulada sobre el suelo de las cámaras, y gracias a ello se podía admirar a corta distancia, a la luz de las antorchas, el principal atractivo del palacio: su refinada decoración de motivos fantásticos que cubría las bóvedas. No es extraño, por tanto, que enseguida empezaran a desfilar por las salas los principales artistas del Renacimiento, intrigados por aquellas muestras de la pintura romana milagrosamente resucitadas. La concurrencia era tal que un autor anónimo escribía, en torno a 1500: "Todo está lleno de pintores" 


Aunque se conocían algunos restos de pintura imperial romana, aparecidos en el Coliseo y en la Villa de Adriano en Tívoli, "la frescura, belleza y calidad" de los frescos de la Domus Aurea (en palabras de Vasari) causaron tal furor a lo largo del siglo XVI que acabó dando lugar a un nuevo estilo pictórico: los grutescos. Se llamaron así, cuenta Benvenuto Cellini en su Vita, porque "los estudiosos habían hallado este tipo de pinturas en lugares cavernosos, y grotte es la palabra que define esos lugares subterráneos en Roma". Las salas a las que tuvieron acceso fueron relativamente escasas, pero su identificación ha sido fundamental para determinar las primeras pinturas que los artistas del Renacimiento copiaron y estudiaron. Ha sido posible reconstruir el recorrido de aquellos primeros exploradores por medio de las descripciones conservadas, los apuntes y las reproducciones de los frescos, así como de los grafitos grabados en las bóvedas o pintados con el tizne de las antorchas junto a los agujeros por los que penetraban.


En la parte oriental de la Domus Aurea, la llamada Sala de la Bóveda de los Estucos fue una de las más visitadas. En ella se situó erróneamente el hallazgo del Laocoonte, el gran conjunto escultórico helenístico que en realidad había aparecido en un viñedo próximo, junto a las ruinas de la cisterna de las termas de Trajano. Numerosos grafitos y diversas perforaciones en las bóvedas demuestran que también se visitó la Sala Octogonal, junto a las cinco habitaciones abiertas a ella, así como la sala de la Bóveda Dorada y el Criptopórtico. Mientras que la Bóveda de los Estucos destacaba por la geometría de su composición, subrayada por molduras de estuco, la Bóveda Dorada causaba admiración por sus dimensiones monumentales y su asombrosa policromía.



Desde finales del siglo XV se hicieron también incursiones en la parte occidental del palacio. Esta sección estaba decorada con un estilo más libre, con fondos de colores diversos sobre los que se disponían seres fantásticos y aves. En el Codex Escurialensis, un cuaderno de apuntes atribuido a un discípulo de Ghirlandaio, se conserva la reproducción de algunos detalles de la Bóveda de los Búhos, la Bóveda Amarilla y la Bóveda Negra.



Los artistas del Cinquecento copiaron motivos aislados de diferentes bóvedas del palacio neroniano y los utilizaron, en un principio, para la decoración de pilastras y frisos, sometiéndolos a las reglas del arte renacentista. El repertorio se fue enriqueciendo paulatinamente con la incorporación de grifos, centauros, tritones... inspirados en seres fantásticos, sugeridos con pinceladas rápidas y poco definidas sobre los frescos de las grutas.
A finales del siglo XVI, los subterráneos de la Domus Aurea quedaron prácticamente relegados al olvido. Casi dos siglos después, la reproducción de los frescos en magníficos grabados realizados por Vincenzo Brenna recuperó el gusto por los grutescos, que sirvieron de nuevo de inspiración para decorar los más refinados palacios neoclásicos de Europa.




Actualmente, los visitantes de la Domus Aurea pueden revivir parte de las sensaciones del emperador gracias al recorrido multimedia con gafas de realidad virtual que se ofrece.
La instalación multimedia se encuentra en la sala "Volta Dorata", y por medio de las gafas de realidad virtual los visitantes pueden observar y "recorrer" la sala por completo, tal y como fue concebida, además de la manera en la que se redescubrió en el Renacimiento, sepultada bajo tierra.
La tecnología permite ver cómo se derrumba el actual muro que tapa la sala y en su lugar aparecen las columnas que preceden la entrada en el jardín, pero antes los visitantes pueden pararse a observar los suntuosos frescos y mármoles coloreados de la estancia.

La luz que proviene del exterior conduce hacia el ostentoso jardín en el que Nerón gozaba de unas vistas privilegiadas, aunque no del Coliseo como en la actualidad, ya que fue construido pocos años después, sino del lago artificial que había en su momento.

https://www.rome-museum.com/es/domus-aurea.php
https://es.wikipedia.org/wiki/Domus_Aurea
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/palacio-neron-museo-oculto-pintura-romana_9441
https://elpais.com/cultura/2017/03/17/actualidad/1489775733_758018.html
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