Economista británico cuyas teorías han
tenido una notable influencia en la política económica de ambos lados
del Atlántico. Nació en Cambridge, condado de Cambridgeshire. Estudió en
su ciudad natal matemáticas, historia, filosofía y economía, siguiendo
las indicaciones de su padre (John Neville Keynes, profesor de la
Universidad, había escrito El alcance y método de la economía política),
y de Alfred Marshall; formó parte del denominado 'Grupo de Bloomsbury'.
En la Universidad de Cambridge fue profesor de economía; trabajó como consejero del Tesoro del Reino Unido en las dos guerras mundiales, y dirigió durante 30 años el Economic Journal.
Keynes
trató fundamentalmente de subsanar algunos de los problemas del sistema
capitalista, al que defiende y considera el más apropiado. Sus teorías
no sólo revolucionaron muchos de los conceptos vigentes hasta entonces,
sino que aportó soluciones a corto plazo, por ejemplo, en materia de
desempleo, una de sus mayores preocupaciones. Otras de sus aportaciones
se sitúan en el campo del consumo y de la inversión.
Partidario de
la intervención del Estado en materia económica, se aparta de la
concepción liberal de la fiscalidad. Sus puntos de vista fueron
aplicados por el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, en
su programa económico denominado 'New Deal'.
Las crisis
económicas surgidas tras la Primera Guerra Mundial y los consecuentes
problemas de empleo inspiraron sus grandes trabajos: Las consecuencias económicas de la paz, 1919; Revisión del Tratado, 1922; Estudio sobre la reforma monetaria,1923; y Teoría general del empleo, el interés y el dinero, 1930, considerada su obra más importante. Fue ennoblecido en 1942, con el título de Barón de Tilton.
Hacia principios de los años 30 del siglo pasado el mundo entraba en
una crisis muy profunda, los niveles de desempleo y marginación se
extendieron por la debacle conocida como la “Gran Depresión”
que, iniciada en Estados Unidos, se dilató a todo el mundo capitalista.
Por aquel entonces reinaba en el mundo académico económico las teorías
de los denominados clásicos, expresión que Karl Marx
usó para envolver las ideas de economistas como Adam Smith y David
Ricardo; a los que Keynes sumará los nombres de John S. Mill, Francis
Edgeworth, Alfred Marshall y Arthur Pigou.
Los pensadores clásicos cuponían pleno empleo para todos los factores
de la producción, si bien hay momentos de la vida económica en que esto
no sucede así, afirmaban que hay una clara tendencia a su cumplimiento.
Si la economía demora en llegar a su equilibrio, esto sucede por la
existencia de intervenciones por parte del gobierno o de poderes
monopólicos que impiden el correcto funcionamiento de la competencia.
Sólo admitían la existencia de paro voluntario, es decir, los individuos que deciden por propia voluntad no ofrecer sus servicios en el mercado laboral al salario vigente; y paro friccional,
que incluye los individuos que cambian de trabajo y al hacerlo
transcurre un tiempo desde el cese de la última ocupación hasta el
comienzo de la nueva.
Entonces la teoría clásica intentaba explicar cómo asignar los
recursos productivos, el desempleo no era un problema a resolver y como
los mercados son autorregulables, los niveles de desempleo pronto serían
reducidos por las mismas fuerzas que operan en el mercado, evitando así
un gran desempleo. Estos economistas pronto caen en descrédito puesto
que se hace casi imposible sostener dichas teorías ante la abrumadora
realidad de la crisis de 1929.
Es en este contexto donde aparece en la escena de la teoría
keynesiana. Keynes fue un economista inglés que impuso una nueva forma
de pensar la economía capitalista instaurando un marco teórico que
traería aparejadas renovadas políticas. Realmente nació un paradigma
diferente que dominó la escena político-económica desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial y hasta principios de los 70, período que algunos
llaman “la edad de oro del capitalismo”, pues la economía global
experimentó un crecimiento sin precedentes en la historia.
La obra cumbre de Keynes editada en 1936 titulada “The General Theory
of Employment, Interest and Money” constituye la esencia de su
contribución a la teoría económica en general y es donde a partir de la
cual, junto con otros estudios previos, se conforma lo que hoy
conocemos como la macroeconomía. Resaltaba el término “general”
por entender que las ideas clásicas sólo eran aplicables a un caso
particular y ésta dejaba de lado todo un cúmulo de situaciones que
necesitaban ser explicadas. Con ella ataca principalmente el supuesto de
pleno empleo, intentando demostrar que el capitalismo se desarrolla en
condiciones fluctuantes de la actividad económica y que dicho pleno
empleo es sólo un caso específico. Además la teoría es general porque
apunta a explicar el funcionamiento del sistema económico en su
totalidad y no analizar sólo el ámbito de un mercado como lo hacía hasta
entonces la teoría clásica.
Hipótesis subyacentes de la Teoría Keynesiana
Inflexibilidad de salarios: El mercado por sí solo no es
autorregulable al menos con la rapidez necesaria, el hecho de que por un
tiempo considerable no siempre los mercados están correctamente
equilibrados se da por la existencia de rigideces en los precios,
especialmente si hablamos de salarios nominales en el mercado laboral.
La teoría clásica falla al esperar que el mismo exceso de oferta en el
mercado laboral, léase desempleo, sea el propulsor de una baja en el
salario que logre eliminar tal desequilibrio; pues, siguiendo a Keynes,
los clásicos no están considerando la existencia y actuación de las
asociaciones obreras y la legislación de protección social que son parte
integrante de la escena económico-política1.
Teoría de la demanda efectiva: Para la teoría keynesiana, el
empleo total depende de la demanda total y el paro es el resultado de
una falta de demanda total. La demanda efectiva se manifiesta en el
gasto de la renta, si aumenta la renta de una comunidad también
aumentará su consumo, pero éste menos que aquella. Por lo tanto, para
que haya una demanda suficiente para mantener el nivel de empleo, se
debe verificar un nivel de inversión equivalente a la diferencia entre
la renta y el consumo. Por ello podemos decir que la inflexibilidad de
salarios no es el único factor que desencadena el desempleo, aún cuando
exista competencia perfecta en los mercados y todos los precios
milagrosamente se ajustaran instantáneamente, las decisiones de los
inversores influirán sobre la demanda efectiva y por último en el nivel
de empleo.
Por otro lado, no sólo el desempleo, también la inflación depende del
volumen de demanda efectiva; cuando la demanda es deficiente se produce
el desempleo y cuando la demanda es excesiva se produce la inflación.
Keynes acepta la conclusión tradicional de que los aumentos de la
cantidad de dinero llevarán a aumentos en el nivel de precios, pero
difiere en el proceso causal. El impacto inicial del aumento en la
cantidad de dinero disminuye los tipos de interés, lo que aumenta la
demanda efectiva por inversión, asociada a un aumento de la renta, del
empleo y de la producción. Es a causa del incremento en el costo de la
mano de obra que los precios también comienzan a subir.
El interés como premio por no atesorar dinero: En la teoría
keynesiana, el dinero desempeña las funciones de ser unidad de cambio,
medida de cuenta y reserva de valor. Considerando esta última función,
los que poseen más renta de la que consumen tienen como alternativas
atesorar dinero, prestarlo a una determinada tasa de interés o invertir
en una actividad que brinde cierto beneficio. Si las personas deciden
acumular riqueza en forma estéril, debe haber un por qué al tomar esta
decisión. Para Keynes cada individuo posee una preferencia por la liquidez que
combinada con la cantidad de dinero determina la tasa real de interés
en un momento dado. Es decir, la gente atesora dinero porque existe
incertidumbre acerca de la evolución de las variables económicas y con
ello “los poseedores de dinero tienen un tipo de seguridad del que no gozan los poseedores de otras especies de riqueza.”2
Consideraciones del ciclo económico: La demanda agregada
privada se compone de consumo privado e inversión privada, esta última
es la fuente principal de impulsos que desencadenan fluctuaciones
económicas; las decisiones de inversión dependen a su vez de las
expectativas sobre la rentabilidad futura, las cuales tienden a ser
inestables. Los cambios en el optimismo o pesimismo de los inversores
Keynes los denominó “animals spirits” y los señaló como los
causantes de desplazamientos en la demanda agregada y, a través de ella,
en el producto agregado y en los niveles de desempleo.
Como los mercados no son autorregulables, se hace necesaria la
aplicación por parte de las autoridades económicas de políticas fiscales
y/o monetarias para contrarrestar el ciclo, esto es medidas expansivas
en el presupuesto público y en la oferta monetaria durante los períodos
de estancamiento del producto. Pues si existe desempleo, esto es por una
demanda efectiva deficiente, ésta a su vez se da por un nivel bajo de
inversión; ante ello caben dos acciones por parte del gobierno: una es
la política fiscal a través de la expansión en inversión pública que
suplante a la privada y otra es la política monetaria a través de la
variación en la cantidad de dinero que modifique la tasa de interés3 y haga atractivas nuevas inversiones por parte de los privados.
Resumen de la “teoría general”
Ayudados por el siguiente esquema tomado de Dillard (1962) podremos
formarnos una idea más acabada de la teoría general del empleo:
Ya vimos que en la teoría keynesiana, la demanda agregada se
compone de consumo e inversión. A su vez, el consumo es función de las
características psicológicas de una sociedad que Keynes llamó propensión al consumo
y del ingreso global o volumen de la renta. El gasto en inversión juega
un papel fundamental, pues la propensión al consumo es bastante
estable. Esta inversión depende de la tasa de interés y la eficacia
marginal del capital. A su vez, la tasa de interés es el premio por no
atesorar dinero y depende de la preferencia por liquidez del público y
del volumen de dinero, este último es controlable por la autoridad
monetaria. Por otro lado, cabe destacar que la eficacia marginal del
capital, a la cual Keynes le atribuye importancia capital en la
generación de los ciclos, depende de la previsión de beneficios que es
una variable inestable, encontrándose influida por la confianza
comercial, por el “animal spirit”.
Crisis de la Teoría Keynesiana y contribución neo-keynesiana
Hacia principios de la década del 70 el mundo experimentó una nueva
crisis conocida como estanflación, es decir estancamiento del producto
conjuntamente con inflación de precios, que puso en tela de juicio e
hizo caer en descreimiento al paradigma de la teoría keynesiana. Las
ideas de política del gran economista del 30 resultaban en un embrollo
frente al gran problema económico mundial, llegando muchos a culpar de
tal crisis a las políticas inspiradas en las propuestas formuladas por
Keynes.
Se entendía, siguiendo el modelo keynesiano, que un exceso de demanda
efectiva podía provocar inflación y una demanda efectiva deficiente el
desempleo, pero no era considerada la posibilidad de ocurrencia de ambos
problemas a la vez.
Esto dio lugar, por un lado, al surgimiento a nuevas teorías que
atacaban los postulados keynesianos y, por otro, a principios de los
años 80 una nueva generación de economistas hiciera una revisión de las
ideas keynesianas originarias, sobre todo en el Instituto Tecnológico de
Masachusset (MIT) y en la universidad de Harvard, los que pasaron a
denominarse neo-keynesianos.
Entre sus ideas podemos destacar: Las explicaciones de fondo de las
causas por las cuales ocurre la rigidez de precios introduciendo la
competencia imperfecta en los mercados, por una parte. Y por otra la
enumeración de más factores que originan el ciclo económico como la
existencia de fallos de mercado, fricciones nominales en la demanda o
rigideces reales en los precios, además de reconocer que las
oscilaciones en la oferta monetaria provocan fluctuaciones y generan
ciclos, de forma que el dinero no es neutral.
FRASES DE JOHN KEYNES...
Al mismo tiempo que mejora la organización de los mercados de inversión, aumentan, sin embargo, los riesgos del predominio de la especulación. Los especuladores podrían no resultar perjudiciales si fueran como burbujas dentro de una corriente empresarial estable; lo grave se produce cuando es la empresa la que se convierte en una burbuja en medio del desorden especulativo
Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia
Tras cualquier acción de un político se puede encontrar algo dicho por un intelectual quince años atrás
Cuando el desarrollo del capital de un país se convierte en un
subproducto de las actividades de un casino, es probable que el trabajo
se haya hecho mal
Cuando la acumulación de riqueza no tenga importancia para tener un alto
nivel social, habrá un gran cambio en los códigos morales
http://www.frasecelebre.net/profesiones/economistas/john_m._keynes_2.html
http://www.zonaeconomica.com/teoria-keynesiana
http://www.enciclonet.com/articulo/keynes-john-maynard/
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