domingo, 5 de abril de 2020

LOS BIZANTINOS Y LAS CARRERAS DE CARROS


Constantinopla disponía de un gran hipódromo en el que se celebraban carreras de cuadrigas que causaban furor.
Si pensamos en carreras de de carros en la Antigüedad, enseguida nos viene a la mente Charlton Heston en Ben-Hur,una película ambientada en el siglo I d.C.,en la época de Jesús y Tiberio,en la que se pueden ver miles de personas rugiendo con pasión en el hipódromo de Jerusalén ante una carrera de cuadrigas.En efecto,estas competiciones fuero el principal espectáculo de masas de todo el Imperio, y Roma albergó el mayor hipódromo del mundo romano : el Circo Máximo,que podía acoger hasta 250.000 espectadores. Constantinopla,la ciudad mas importante del Imperio en Oriente tampoco se sustrajo al fervor por un deporte que, como el fútbol de ahora,atraía a decenas de miles de seguidores,para quienes los aurigas eran los "cracks" de su tiempo.
Cuando Septimo Severo reconstruyó Bizancio hacia el año 203 d.C.,tras la guerra civil que lo aupó al poder, ordenó construir un gran hipódromo para carreras de carros.Un siglo después,Constantino hizo de Bizancio su nueva capital,a la que dio el nombre de Constantinopla, y remodeló el hipódromo para convertirlo en uno de los cuatro edificios que enmarcaban la gran plaza central de la ciudad,junto al Senado el palacio imperial y la catedral cristiana.Esos edifícos encarnaban las cuatro instituciones mas importantes del que fue el Imperio romano de Oriente; el poder legislativo,el ejecutivo,el religioso y el popular.Porque en el circo quien mandaba era el pueblo,que tenia en las facciones de los diferentes equipos su mas sólida representación institucional.



El hipódromo de Constantinopla era una construcción enorme con capacidad para unos 100.000 espectadores. Una serie de edificios anexos albergaban los animales usados en los diferentes espectáculos (caballos y fieras) y viviendas para los innumerables trabajadores del circo.Porque en los primeros siglos de su existencia no solo hubo carreras de carros o caballos,sino también espectáculos de mimo,acróbatas,volatineros y luchas con bestias salvajes.De todos modos ese personal adscrito al hipódromo salieron incluso emperatrices: Teodora,esposa del emperador Justininao,era hija de uno de los domadores de osos,Acacio, y ella misma habia sido actriz en su juventud.
Las carreras de caballos y los combates de fieras eran la afición principal del pueblo de Constantinopla.Los dias de fiesta todo se paralizaba; el pueblo ocupaba las gradas y dormía en ellas para para no perder el sitio que tanto esfuerzo le había costado ocupar. Los aficionados tenían sus corredores favoritos y se organizaban en facciones. Al principio hubo cuatro de estos bandos,que pronto quedaron reducidos a dos: los azules y los verdes. Estas facciones se articulaban como milicias urbanas y por concesión de los emperadores llegaron a representar al pueblo de Constantinopla. Las disputas a gritos entre las "bancadas" de los azules y los verdes solían acabar con algo mas que palabras. Al principio,los emperadores permitieron esa rivalidad como una válvula de escape necesaria para relajar las tensiones sociales en el recién creado Imperio de Oriente.Pero,además, usaron a las facciones para reforzar las labores de policía,reparar las murallas o defenderlas en caso de asedio. Como dice una fuente de la época de Justiniano,"el interés de la facción tiene primacía sobre sobre el de la familia.la casa,la patria y la ley". Hay que decir que ni siquiera a los primeros emperadores bizantinos se sustrajeron a la locura de las facciones y apoyaron a "su" facción, provocando el resentimiento y el odio de la contraria. Asi,Anastasio I perteneció a los verdes y Justino I, a los azules.
  


Los aurigas del siglo V y VI eran los ídolos del pueblo. Se conocen incluso sus nombres,como el de Porfirio,que vivió en tiempos de Anastasio. Se les erigían estatuas o se les concedían privilegios especiales. No faltaban las maniobras para favorecer a unos u otros,algunas de las cuales afectaron tan profundamente al Imperio como los rumores sobre los escándalos sexuales de la emperatriz Teodora. Además de las intrigas se recurría a encantamientos y hechizos: pocos se resistían al poder de los amuletos o de la magia para conseguir la victoria.En Roma se han conservado numerosas tablillas de plomo con maldiciones para los aurigas enemigos, en las que se invocaba a dioses extranjeros como los egipcios Osiris o Seth, e incluso a santos y arcángeles,por lo que podemos intuir que tales prácticas también se realizaron en Constantinopla.
Los juegos en el hipódromo se convirtieron en un asunto de Estado.Pasaron a ser gratuitos,financiados por el poder imperial, y por esa razón el emperador y su familia solían asistir regularmente a los espectáculos desde el palco reservado para ellos,el "Kathisma", al cual se accedía directamente desde el palacio por un corredor abovedado.
Las carreras de caballos se regían por un reglamento muy preciso y unas normas que regulaban tanto la presencia del soberano en el "Kathisma" como las propias carreras o la entrega de premios. Cada carrera duraba unos quince minutos y consistía en una veinte vueltas a la espina central del hipódromo,recorriendo unos 370 metros.El momento mas peligroso era el giro en cada extremo de la esquina,que se hacía a una velocidad de hasta 30 kilómetros por hora.
Debido tanto al aforo del hipódromo como a la seguridad que proporcionaba el "Kathísma"al emperador,el circo se convirtió en los primeros siglos de su existencia en el único lugar donde el soberano podía relacionarse directamente con el pueblo o hacer anuncios públicos. Aquí ponía su bota púrpura sobre la cabeza de los generales enemigos derrotados,impartía justicia o presenciaba las paradas militares en su honor. Por su parte,también el pueblo usaba el hipódromo para reunirse por medio de las diferentes facciones,celebrar las fiestas principales y aclamar a cada nuevo emperador. Sin embargo,quizás debido al peligro que suponía reunir a tantas personas en el mismo lugar, a partir del siglo X los soberanos comparecían ante su pueblo en la gran plaza situada enfrente del palacio,uno de cuyos lados seguía presidido por la entrada principal al hipódromo. Fue en esa plaza,por ejemplo, donde Constantino VII Porfirogeneto fue proclamado emperador en el año 944.



Desde el siglo IX,el hipódromo perdió parte de su popularidad.Los aurigas profesionales dejaron paso a los aficionados,como Basilio el Macedonio o Filoreo. Este último hizo las delicias del público en el siglo X por azañas como galopar sosteniéndose en pie sobre su caballo mientras manejaba su espada con las dos manos.A partir del siglo XII se pudieron ver en este espacio justas de caballeros siguiendo la moda occidental importada por el emperador Manuel Comneno en época de la cruzadas.Sin embargo, las destrucciones provocadas por la cuarta Cruzada en 1204 (que acabó con la conquista y saqueo de la ciudad por los cruzados) y las guerras de los siglos XIII y XIV hicieron que el hipódromo se abandonara y solo se usara su enorme foso para juegos de polo y cabalgatas de nobles ociosos.

Bibliografia:
Juan Luis Posada ( doctor en Historia Antigua)
Historia de Bizancio (Juan Luis Posada)  
N.Geographic.    

         
                  

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